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¿Cómo perfilar una política económica antiimperialista?

Fuentes: Rebelión / Escuela de Cuadros

En un panorama nacional en que se asoma la amenaza imperialista -definida no solo por la posibilidad de la intervención directa o tipo carta democrática, sino también por la amenaza de entrega por vía de la conciliación- hay que preguntarse, ¿cuáles serían las políticas económicas antiimperialistas y soberanas adecuadas para la coyuntura? ¿qué plan económico […]

En un panorama nacional en que se asoma la amenaza imperialista -definida no solo por la posibilidad de la intervención directa o tipo carta democrática, sino también por la amenaza de entrega por vía de la conciliación- hay que preguntarse, ¿cuáles serían las políticas económicas antiimperialistas y soberanas adecuadas para la coyuntura? ¿qué plan económico debe acompañar las tareas de carácter político y militar, de preparación y denuncia en la palestra mundial?

El marxismo nos muestra que si bien es cierto que la política -el accionar político y su dirección- no deriva de forma mecánica ni unilateral de la economía, una línea política sin base económica coherente será poco duradera. Por eso tenemos la necesidad urgente de encontrar un plan coherente para gestionar la economía que sea antiimperialista y conducente a la soberanía nacional.

Ahora bien, para afinar la pregunta sobre los rasgos esenciales de una política económica antiimperialista, es necesario comenzar analizando qué clase social estaría dispuesta a aguantar y resistir un ataque imperialista. ¿Serán las clases medias, sean estas históricas o nuevas ( » la clase media de origen popular » según Álvaro García Linera) con sus aspiraciones fijadas en alcanzar el patrón de consumo del Norte Global ? ¿Se mostraría esta clase capaz de aguantar un bloqueo imperialista, por no hablar de una ofensiva?

Al hacer la pregunta se evidencia que la clase media no es ni será el sujeto histórico. En verdad, la única clase resteada con un proyecto antiimperialista -porque el imperialismo no tiene nada que ofrecerle- es el pueblo llano de Venezuela. Ese es un bloque que, lejos de preguntarse por el riesgo país y la calificación de Venezuela de Standard & Poor’s, se preocupa por conseguir la próxima comida y mantener el cuerpo y el espíritu intacto pese a la crisis…

Sigue que una política económica que no favorezca el mantenimiento y apoyo de este bloque, que se preocupe más por perfilar un país «decente» y «serio» en el plano internacional, es potencialmente, precisamente por eso, amena al imperialismo y sus simpatizantes locales. Así se vislumbra el problema y la posible incoherencia de declararse antiimperialista y, simultáneamente, volcar la economía en aras de cumplir con la agenda de pagos impuesta por el Norte Global, sacrificando así el bienestar del pueblo llano.

Un debate silencioso en el chavismo

La deuda soberana de Venezuela ronda los 140 mil millones de dólares y «requiere» de pagos que sobrepasan los 14 mil millones en el 2016. No todos los analistas están de acuerdo con el pago de dicha deuda o aceptar los plazos de pago. Entre los funcionarios y asesores chavistas que se perfilan a favor del impago o la renegociación se encuentran tanto el asesor andaluz Alfredo Serrano Mancilla como el exministro Luis Salas.

Serrano Mancilla, autor de El pensamiento económico de Hugo Chávez (2014) , plantea que un elemento importante del pensamiento económico del Comandante fue no olvidar el corto plazo, porque el presente inmediato constituye la realidad existencial de la gente. Serrano resalta que Chávez mantuvo que «sin satisfacer las necesidades más básicas, rápida e integralmente, no se podía pensar en etapas posteriores». Según estos criterios, sacrificar la vida actual del pueblo para mejorar el riesgo país sería profundamente antichavista.

Se supone que otro partidario de renegociar la deuda es Luis Salas, cuya salida del tren ejecutivo frente al bloque de Marco Torres y Pérez Abad parecería apuntar a las líneas antiliberales de algunas de sus propuestas y la apuesta del ejecutivo por las posiciones del bloque contrario. En la coyuntura actual todo indica que este bloque liberal está comprometido con el cumplimiento en el pago de la deuda sin renegociar plazos. Sus argumentos se basan en el » realismo » : los peligros de embargo de activos de PDVSA en el exterior, la pérdida de mercados internacionales, el bloqueo financiero, etc. Para este bloque la «normalización de la economía» y la inversión del capital extranjero orientada al «nuevo modelo productivo» son cuestiones de primer orden.

No debemos olvidar la mayor suma de felicidad

Si el bloque liberal enarbola el » realismo » , ¿implica esto que sus contrincantes cayeron en el romanticismo? Hay argumentos que apuntan a lo contrario. En primer lugar, la expropiación de activos de PDVSA aplica solo al impago de la deuda de la petrolera[1]; pero son los vencimientos e intereses de la deuda soberana (diferenciada de los bonos de PDVSA) los que representan el grueso de los pagos programados en los próximos años. En segundo lugar, Ricardo Hausmann y Miguel Angel Santos, economistas de Harvard de pocas simpatías con el socialismo, plantearon que en el caso venezolano -dado el desabastecimiento de medicamentos y alimentos-, el default no es solo posible sino correcto… ¡y eso lo escribieron en 2014[2]!

En tercer lugar, de llegar la oposición al poder, ésta entraría en default y renegociaría a favor de Estados Unidos a perjuicio de China. Siendo así las cosas, ¿por qué no hacemos lo contrario, rompiendo los acuerdos con el Norte Global y favoreciendo el pago de la deuda con China, potencial inversor en la construcción de una economía productiva en Venezuela?

Somos conscientes de que la situación requiere no solo de voluntad antiimperialista sino también de astucia y creatividad. Sin embargo, en nombre de la coherencia y la racionalidad (por no hablar del humanismo) opinamos que un proyecto que favorece el riesgo país y diezma a la clase obrera no es antiimperialista ni chavista, dado que el Comandante pensaba que » La justicia social y la inclusión social no pueden esperar, deben ser resueltas ahora, si se desea luego seguir transitando a una etapa superior, de largo plazo, con grandes transformaciones estructurales » [3].

Sin apostar por la autarquía -que no es camino viable al socialismo-, es perentorio cortar este nudo gordiano favoreciendo a las mayorías sociales. Al viejo dicho sin socialistas no habrá socialismo podemos añadir otro: sin antiimperialistas no habrá antiimperialismo .

NOTAS
[1] Es preciso apuntar que, incluso en lo que atañe PDVSA, hay un caso reciente de arbitración internacional en el que los tribunales defendieron el «impago» de nuestra petrolera frente a la trasnacional Exxon.
[2] Ricardo Hausmann y Miguel Angel Santos, «Should Venezuela Default?» in Project Syndicate , octubre 2014. [3] Alfredo Serrano Mancilla, El pensamiento económico de Hugo Chávez, Vadell Hermanos, 2014, pág. 159.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.