El Subsecretario de Integración Económica, Americana y Mercosur sostiene que hay avances para resolver las diferencias y estima que en la próxima cumbre se podría firmar un fondo de asociatividad pyme.
Superar las asimetrías constituye uno de los objetivos más urgentes para los países que integran el Mercado Común del Sur (Mercosur). Particularmente, desde Uruguay y Paraguay se han suscitado reiterados reclamos en este sentido y se argumenta que si no se emplea algún mecanismo que compense o equipare las diferencias entre las economías de la región será imposible avanzar e incluso que el acuerdo será contraproducente para el desarrollo industrial de esos países.
Entrevistado por APM, el Subsecretario de Integración Económica, Americana y Mercosur de la Cancillería Argentina, Eduardo Sigal, admitió la importancia de equilibrar las dificultades que se presentan por la disparidad de las economías del bloque, aunque consideró que actualmente «la discusión más fuerte y más productiva que se está dando es cómo generar las condiciones para el desarrollo».
Según Sigal, el primer paso hacia la resolución de las desigualdades «se dio en 2004 al reconocer que existen porque, hasta ese momento, el Mercosur partía de la base de que todos los socios que lo integraban tenían los mismos derechos y obligaciones».
En ese marco, destacó la importancia de la creación del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), una estrategia que se propuso identificar iniciativas y programas que promovieran la competitividad de los países del bloque y su convergencia estructural; además de la búsqueda de los mecanismos de financiamiento.
Los fondos del FOCEM, alrededor de 100 millones de dólares por año, «lo aportan un 70 por ciento Brasil; un 27 por ciento Argentina; un 2 por ciento Uruguay y un 1 por ciento Paraguay», precisó el funcionario argentino.
A su vez, Sigal reveló que los fondos se destinan a proyectos que atiendan, en primer término, a las economías menos desarrolladas, dividiéndose de la siguiente manera: a los proyectos presentados por Paraguay un 48 por ciento; a los de Uruguay un 32 por ciento; y un 10 por ciento para los de Argentina y Brasil.
«Esta es una medida concreta para resolver el tema de las asimetrías» indicó el subsecretario de Integración Económica, Americana y Mercosur. Al mismo tiempo, remarcó el hecho de que se trata de «fondos no reembolsables, que apuntan, básicamente, a generar desarrollo».
Asimismo, Sigal afirmó que «superar las asimetrías implica desarrollo, y desarrollo implica transferencia de tecnología y asociatividad entre las empresas, especialmente entre las pequeñas y medianas».
En ese sentido, hay expectativas que, en la próxima cumbre de los presidentes del Mercosur, que se llevará a cabo el 30 de junio y 1º de julio en Tucumán, Argentina, «se apruebe un fondo de asociatividad pyme, dirigida a las pequeñas y medianas empresas que estén dispuestas a asociarse y a generar tecnología para el desarrollo», anticipó el funcionario de la Cancillería argentina.
«El desarrollo científico tecnológico que se vive en las economías más importantes de la región está planteando que hay que poner más en consonancia todo lo que se hace en materia de investigación científico-tecnológica con el proceso productivo», enfatizó el entrevistado.
Ese aspecto está vinculado a la necesidad de agregar valor a las producciones locales. Por ejemplo -puntualizó Sigal- «Argentina es un fuerte productor de agroalimentos, que hoy tiene una intensa demanda en el mundo. Agregar valor a esos alimentos y no exportarlos en su calidad natural es importante porque eso contribuye no sólo al incremento de las divisas; sino también a la generación de empleos de calidad y a una mayor demanda de profesionales en los procesos productivos».
En otro ámbito, el subsecretario de Integración Económica, Americana y Mercosur se refirió a las actitudes de Colombia que ponen en peligro la estabilidad de la región. Para Sigal, el Mercosur no es solo un acuerdo comercial entre los países, sino que se trata de un proyecto político estratégico de cara a un mundo globalizado. Es por eso que las decisiones que toman, en forma unilateral los países de la región impactan de una manera u otra en la consolidación del proceso de integración.
En ese marco, el funcionario analiza el accionar del gobierno colombiano que encabeza Álvaro Uribe: «es una actitud que ha sido rechazada por todos los países que integran la Organización de Estados Americanos (exceptuando a Estados Unidos), en lo que se refiere a la agresión o a la situación de inestabilidad que genera en toda la región, al tener la teoría de la guerra preventiva».
Según Sigal, Colombia se ha mostrado incapaz «para resolver una situación de confrontación interna de tipo guerrillera (en alusión a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC-) y se ha ido expandiendo, con la intromisión de sus Fuerzas Armadas en territorios como el de Venezuela, que está en proceso de asociación al Mercosur; y en el de Ecuador, que también es un país asociado».
La «preocupación política» que existe en torno a Colombia «no se resuelve con expresiones amigables sino con hechos concretos: tenemos que respetar las fronteras de nuestros países si queremos un proceso de integración genuina».
Sin embargo, las decisiones de Colombia que han impactado en el Mercosur no giran solamente en torno a las FARC: «Si a eso le sumamos que ha firmado un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos», al resto de los estados «se nos plantea un nuevo escenario que va a requerir rediscutir el acuerdo de complementación económica que tiene el bloque con Bogotá».
En otro orden de cosas, Eduardo Sigal se refirió a la situación que afronta el presidente boliviano Evo Morales. Para Sigal, el tema es de una gravedad que requiere un serio y contundente pronunciamiento de los países que integran el Mercosur. Los sectores secesionistas que han surgido en ese país «apuntan a producir una división entre la zona rica y la zona más postergada, atentando contra la posibilidad de desarrollo y contra la integración sudamericana y regional», alertó.
Según la postura del funcionario, «tanto Argentina como el Mercosur se han expresado taxativamente porque se mantenga la unidad política; geográfica; productiva e identitaria de Bolivia tal cual está».
Por último, Sigal asegura a APM que Evo Morales, «haciendo una demostración profunda de su condición democrática, se presta a un plebiscito revocatorio de su mandato y se aviene a lo que decida su pueblo».
«Esa es una forma política de resolver un problema político, pero que tiene un trasfondo geopolítico y de fuertes intereses económicos», concluyó el Subsecretario de Integración Económica, Americana y Mercosur de la Cancillería Argentina.
(*) La autora de esta nota es alumna del Seminario «Periodismo en Escenarios Políticos Latinoamericanos» que se dicta en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.