Recomiendo:
0

España

Comparte nuestra fortuna

Fuentes: Quilombo

  Se acerca la Semana Santa y algunos diarios británicos comienzan a fijarse en Canarias, aunque no como desearía el gobierno de las islas. El diario liberal británico Financial Times publica un artículo sobre la economía canaria bajo el título, poco original, «Paraíso perdido para los parados canarios.» Desde Las Palmas de Gran Canaria, el […]

 

Se acerca la Semana Santa y algunos diarios británicos comienzan a fijarse en Canarias, aunque no como desearía el gobierno de las islas.

El diario liberal británico Financial Times publica un artículo sobre la economía canaria bajo el título, poco original, «Paraíso perdido para los parados canarios.» Desde Las Palmas de Gran Canaria, el periodista cuenta cómo la tasa de desempleo en el archipiélago alcanza el 27 %, y entre los menores de 25 años se llega al 50%. Los males de la periferia española se multiplican en la ultraperiferia canaria. El gráfico que publican es elocuente.

Según el periodista, estas elevadas tasas de desempleo se soportan gracias a la existencia una importante economía sumergida (que según datos del Gestha equivale al 28,7% del PIB canario), especialmente en sectores como la hostelería, el comercio, o el trabajo doméstico.

Lo que no menciona el FT es que en las últimas dos décadas en Canarias los índices de informalidad, de desempleo y pobreza han estado siempre por encima de la media española y europea, y ello a pesar de que el crecimiento económico de las islas también ha sido superior durante en el período 1995-2003 (4,3% frente a la media española del 3,88%). Esta aparente contradicción se explica por el fuerte crecimiento demográfico y sobre todo por un modelo de acumulación que se basa en un sector de la construcción hipertrofiado, altamente consumidor de energía y suelo. Además, el PIB no contabiliza las externalidades negativas de la degradación medioambiental ni permite hacernos una idea de la calidad de los servicios públicos.

De modo que cuando la patronal y el gobierno canario rezan para que haya una nueva burbuja turístico-inmobiliaria ocultan su insostenibilidad, como ha puesto de manifiesto la recesión económica y la crisis energética. A menos que se redoble la explotación laboral y el desastre ecológico. El desarrollo canario de las últimas décadas ha necesitado la recepción constante de millones de turistas (lo que sólo es posible con costes reducidos del transporte, con un fácil acceso al crédito de las clases medias y populares europeas, y la competencia feroz con otros destinos), sin que todo ello se haya traducido en un mejor reparto del ingreso. Más bien todo lo contrario. Cuando ahora se habla de «contrato alemán» para subvencionar la reducción de la jornada laboral, con el teórico objetivo de preservar empleos, se pretende transferir renta a unos empresarios que ya disfrutan de unas exenciones fiscales… inexistentes en Alemania. Lo cual no tiene nada que ver con ninguna fórmula de renta básica universal o con una política social digna de tal nombre.

Por su parte, el diario European Voice (del grupo The Economist) publica una columna firmada por un miembro de Human Rights Watch (accesible en la página de esta organización). En él denuncia la situación de 200 menores africanos no acompañados que permanecen en tres centros de internamiento para extranjeros en Canarias. La mitad se hacinan en penosas condiciones en el centro de La Esperanza, en el municipio de El Rosario. Este centro está situado en una zona boscosa a unos mil metros de altura, y aunque en invierno puede llegar a hacer bastante frío, según HRW no dispone de calefacción ni mantas suficientes. La comida también es muy pobre. HRW denuncia que el gobierno español está incumpliendo con sus obligaciones internacionales en la materia y pide una vez más el cierre de estos centros. La reducción del número de embarcaciones africanas que llegan a las islas ha ayudado a invisibilizar este asunto. Canarias tiene la competencia en materia protección de los menores residentes en su territorio, aunque en una iniciativa insólita el Parlamento canario pidiera el año pasado que fuera el Estado el que asumiera esta responsabilidad.

A poco que uno conozca la realidad política, económica y social canaria, las campañas de la consejería de turismo (como la de «No winter blues», dirigida a británicos y alemanes) acaban pareciendo una broma desagradable. Claro que, para recochineo, la campaña promocional que diseñaron el año pasado para el mercado peninsular: «Comparte nuestra fortuna». Un lema que sería más útil si muchos canarios la entendieran en su sentido literal y pidieran cuentas.

http://www.javierortiz.net/voz/samuel