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Comunismo ideal o comunismo material

Fuentes: Kaos en la Red

Anarquía político-productiva o centralismo democrático. Los movimientos de base, desde su complejidad, son formas incipientes de poder alternativo al del estado burgués.

El diario Publico el pasado 10 de octubre de 2009 publicó una interesante entrevista realizada a Roland Denis escritor y militante político venezolano, que fue entre 2002 y 2003 viceministro de Planificación y Desarrollo del gobierno Chávez. Reproducido también en la página Sin Permiso y Rebelión.

En ella se hace un análisis de la compleja situación que tiene lugar en Venezuela, con un líder como Hugo Chávez hasta ahora indiscutible entre la mayoría del pueblo venezolano, pero que a pesar del surgimiento de los consejos comunales, las parroquias, los consejos obreros, no se termina de comprender la naturaleza clasista del Estado proletario, de cómo la burguesía está organiza como clase dominante, y como lo hacen los trabajadores, cómo desde esa realidad popular surgida por abajo en actual Estado burgués venezolano se debe organizar una estructura de poder hacia arriba, que en su desarrollo mande al basurero de la historia a la caduca maquinaria estatal burguesa capitalista.

Denis como otros revolucionarios críticos con el proceso venezolano, destaca cómo debido a la existencia de la actual maquinaria estatal burguesa es posible que gentes (una derecha endógena dentro del gobierno) que se autotitulan chavistas, que se ponen la gorra chavista en aras de conseguir sus prebendas personales, poniendo pegas y dificultando el movimiento popular surgido desde abajo, lo que se traduce en que muchos revolucionarios terminen abandonando los movimientos de base o cayendo en un izquierdismo antichavista.

Estas frases que se reproducen en negrita a continuación sintetizan el problema de fondo que hay en el chavismo y en la izquierda al no comprender la función histórica del Estado y la Democracia. Cómo la clase social minoritaria que es la burguesía necesita de delegados políticos organizados a través de los partidos políticos para que administren sus intereses, y como deben organizarse los trabajadores con una democracia directa y permanente de abajo arriba, liberándose del trabajo enajenado capitalista y ejerciendo el poder de forma permanente como nos destacan Marx y Lenin con la experiencia de la Comuna de París, controlando y revocando en todo momento a los mandatarios.

«Lo que ocurre en Venezuela no se puede entender si, más allá de la figura de Hugo Chávez, no se ve ni se valora el papel jugado por un movimiento de base sumamente rico y complejo, siempre en una relación problemática con el Estado.

«…la revolución bolivariana es una programática profundamente libertaria, de ahí que aquí se hable abiertamente de la necesidad del desarrollo de otro poder completamente distinto, que tenga como base la capacidad de autogestión y autogobierno del pueblo como tal.»

Los movimientos de base, desde su complejidad, son formas incipientes de poder alternativo al del estado burgués. No es que tengan una relación problemática con el Estado, sino que se oponen a esa forma de Estado que les explota y que les impide la verdadera democracia participativa de forma directa y permanente con la que poder resolver los múltiples problemas a los que el pueblo diariamente se enfrenta.

El fallo de la revolución «soviética» y los fallos existentes que el propio Fidel denuncia sobre el peligro interior de la revolución en Cuba, siguen sin comprenderse. Aunque en la letra de la Internacional Comunista se diga que «ni en dioses ni tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor» de alguna forma se induce a la esperanza del dios salvador en vez del pueblo como protagonista organizado de su propia liberación, y como los grandes autores, sobre todo Lenin en su obra «El Estado y la Revolución y La Revolución proletaria y el renegado Kautsky» destacan de que no es cuestión de intentar perfeccionar la maquinaria estatal burguesa, pretender hacerla «más democrática», sino destruirla y sustituirla por la de los trabajadores organizados como clase dominante.

No se trata de perfeccionar una maquinaria clasista y obsoleta con líderes salvadores que pretendan hacer convivir el capitalismo y el socialismo, pretendiendo que el socialismo «democráticamente triunfe».

Desde una maquinaría, que sigue dividiendo al pueblo mediante el trabajo enajenado en sociedad civil-productiva y en clase política, por muchos intentos de perfeccionarla nunca logrará liberarse, lo único que se conseguirá es retornar al capitalismo duro y puro como sucedió con el llamado «Socialismo Real», donde nunca se destruyó la estructura de poder burguesa con su falsa división de poderes: parlamentario, administrativo y judicial.

Lo único que se sustituyó fue a los partidos burgueses, administradores del orden capitalista por los aparatichis de los partidos comunistas, generando entre los propios aparatichis la nueva burguesía para que, como dijo Lenin sobre el carácter burocrático del aparato burgués capitalista aquel socialismo burocrático retornara a la esencia del burocratismo que es el capitalismo, ya sin pegas burocráticas socialistas para conseguir el pleno desarrollo capitalista.

En el socialismo el nuevo ser liberado del trabajo enajenado puede y debe realizarse en toda su plenitud y dimensión creativa político-productiva, administrando los centros producción y ejerciendo todo el poder político en cada nivel de organización, empresarial, local, regional, nacional e incluso internacional cuando la revolución mundial triunfe.

La Comuna de París fue el intento de la forma espontanea del pueblo organizado como clase dominante. Marx, en La Guerra Civil en Francia lo explica: «La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera…»

«La comuna no había de ser una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo… En vez de decidir una vez cada tres o seis años que miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo en el parlamento, el sufragio universal había de servir al pueblo, organizado en comunas, para encontrar obreros, inspectores y contables con destino a su empresa, de igual modo que el sufragio individual sirve a cualquier patrono para el mismo fin.»

Aquel sufragio universal, no era el sufragio burgués, pero si al no existir la asamblea permanente, de alguna forma tenía una semejanza al no unirse el poder político-productivo (desde los lugares naturales donde los trabajadores siempre están presentes), como se planteó treintaicuatro años después en la Rusia de 1905 a través de los soviets obreros surgidos desde las fábricas. Aunque tampoco aquel soviet llegó a desarrollarse tras la revolución de 1917 dados los condicionantes materiales, técnico-culturales que permitieran a los trabajadores dirigir directamente el proceso productivo y político. A lo sumo se consiguió, cada equis años, elegir los diputados obreros a un parlamento ajeno al control obrero desde el soviet de fábrica.

Pero como destaca Marx, desde aquellas limitaciones, se pretendía que en la Comuna se legislase y se ejecutase sin recurrir a la falsa división de poderes del Estado capitalista, donde el poder judicial puede condenar y el gobierno condonar según la condición social del condenado. Los consejeros municipales eran elegidos con un mandato al que tenían que rendir cuentas en todo momento. No como sucede en las elecciones parlamentarias, regionales o de los ayuntamientos capitalistas, donde son elegidos, no por un mandato sino por equis años para que hagan lo que les de la gana, y que como podemos comprobar, a pesar de sus implicaciones en el caso Gurtel, los peperos abandonan el grupo popular pero no renuncian al escaño y el pueblo que les eligió nada puede hacer para revocarlos.

Lenin en su obra «El Estado y la Revolución decía: «La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo.» Citando a Engels, «llama al sufragio instrumento de dominación de la burguesía.»

«Los demócratas pequeñoburgueses… todos los socialchovistas y oportunistas de Europa Occidental, esperan en efecto, más del sufragio universal… inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal es, en el Estado actual, un medio capaz de revelar realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores.»(…)»estos seudosocialistas que han sustituido la lucha de clases por sueños sobre la conciliación de clases, también se han imaginado la transformación socialista… no como el derrocamiento de la dominación de la clase explotadora, sino como la sumisión pacífica de la minoría a la mayoría.»

Hoy son muy diferentes a las condiciones que había en 1871 y 1917, los trabajadores no necesitan de empresarios para ejercer el poder productivo y político. Además hoy, dada la crisis sistémica del capitalismo ni se salvan los trabajadores del llamado «cuello blanco», los ingenieros y demás técnicos cualificados no se libran de ir a la puta calle. Los trabajadores de cada centro de producción o actividad social, si disponen de cierta formación y capacidad de organización, pueden elegir a los compañeros de mayor confianza encargados de la dirección empresarial y a los delegados políticos a los niveles superiores de gestión político-administrativa, en cada escalón de la compleja escalera gubernativa, local, regional o nacional, de forma que se resuelvan los problemas locales y los que son generales asciendan a la cúspide gubernativa y desde allí poder planificar las necesidades generales reales que previamente han sido subidos desde la base.

Es cierto que falta comprender cómo desde cada lugar, desde las condiciones de cada país, se pueden establecer esas formas de democracia directa, cómo estructurar la lucha por el poder desde los diversos centros de producción, desde ramas de producción o actividad social, cultural, educativa, etc., para que finalmente en su desarrollo se conviertan en formas de poder. Pero si tenemos en cuenta la experiencia del movimiento reivindicativo obrero, vecinal, estudiantil e intelectual durante la época franquista, si aquel movimiento espontáneo de los sectores populares le dotamos de contenido político estatal, llegaremos a la comprensión de cómo debe ser nuestra Comuna o Soviet del siglo XXI.

Tampoco es cuestión, como el izquierdismo pretende, tomando las calles por las vanguardias revolucionarias, lo que tenemos que hacer es prepararnos para educarnos cómo tomar los centros de producción y de actividad social, cultural, educativa, etc. La burguesía no podrá contar con tantos elementos represivos como hace contra las manifestaciones de calle con sus cuerpos especiales de represión. No dispondrán de suficientes elementos para reprimir a los trabajadores que toman esos bienes sociales existentes a lo largo y ancho del país, generados históricamente por los llamados a ser los verdaderos dueños, los hoy explotados trabajadores.

Estas palabras de Lenin, dirigidas a los revolucionarios de entonces, siguen siendo de máxima actualidad: «La fuerza de la clase obrera reside en la organización. Sin organización de las masas, el proletariado no es nada. Organizado, lo es todo».

«Vosotros debéis leer más, tenéis que formaros y formar a los otros… es necesario trabajar con todas las fuerzas. Tenéis que desarrollaros políticamente, y entonces el trabajo en los círculos será para vosotros un placer.»

«Un revolucionario blandengue, vacilante en las cuestiones teóricas, limitado en su horizonte, que justifica su inercia con la espontaneidad del movimiento de masas, más semejante a un secretario de tradeunión que a un tribuno popular, incapaz de presentar un plan audaz y de gran alcance que imponga respeto incluso a sus adversarios, inexperto e inhábil en su arte profesional no es, con perdón sea dicho, un revolucionario, sino un mísero artesano».

«Hay que ir a los obreros, para aportar a los obreros conocimientos políticos… Debemos ir a todas las clases de la población como teóricos, como propagandistas, como agitadores y como organizadores».

Fuente: http://www.kaosenlared.net/noticia/104891/comunismo-ideal-comunismo-material