Olvidemos el culto a la personalidad como crítica a los políticos. Los cultos que se forman en el entorno de sus personalidades nunca llegarán a los tobillos de los que se forman alrededor de las estrellas de la industria cultu ral. Sin embargo, lo que sí es preocupante es cuando los políticos rinden culto a […]
Olvidemos el culto a la personalidad como crítica a los políticos. Los cultos que se forman en el entorno de sus personalidades nunca llegarán a los tobillos de los que se forman alrededor de las estrellas de la industria cultu ral. Sin embargo, lo que sí es preocupante es cuando los políticos rinden culto a su propia personalidad. ¡Viva Chávez! declaró el Presidente desde el Balcón del Pueblo el 4 de julio, y la audiencia respondió, como de costumbre, ¡Viva!
Desde el balcón de Miraflores se confirmó que a partir de ahora el proyecto es principalmente Chávez. Es decir, no es que Chávez esté al servicio de un proyecto político de largo alcance, sino lo inverso. El mandatario recientemente operado,quien en verdad lideró una gran transformación del país hasta el 2007, esbozó en cadena nacional lo que estará en el centro del plan de la nación a partir de ahora: recuperar su salud. El proceso constará de varias etapas y una cadena de batallas que culminará en el 2021.
Para precisar sobre esta coyuntura hay que apoyarse en el concepto de sobredeterminación. Al parecer, la revolución en América Latina está pasando por un momento de retroceso, de derrotas parciales y decaimiento en los ánimos. Nuestra triste coyuntura está marcada por el golpe de Estado en Honduras, la ocupación militar de Haití, el retorno del pinochetismo en la figura de Sebastián Piñera, y las nuevas bases militares yanquis en Colombia, entre otros hechos preocupantes.
Es lógico en un momento así buscar un recodo, un espacio de espera y reagrupación. Tal es, se supone, la idea tras la Gran Misión Vivienda Venezuela y también (en los ojos de un Chávez confundido) el Pacto de Cartagena. En medio de todo esto llega la enfermedad. ¿Qué puede ser más lógico que plantear esta nueva batalla como proyecto de aglutinamiento policlasista y de unidad nacional? Añadamos una dosis fuerte de crucifijos e invocaciones a los espíritus de la sabana y consolidaremos así la unidad con la fuerza gravitacional de un agujero negro.
El problema es que, al igual que la Misión Vivienda y el Pacto de Cartagena, la salud-del-Presidente-como-
Por último, ¿no es la salud del Presidente, como la salud de cada uno de nosotros, un asunto político únicamente en la medida en que se subordina a un fin colectivo? Ahora (y con el camino paulatinamente abonado hacia la normalización de una idea tan extraña) es evidente que la vida de Chávez es el fin estratégico.
Cabe señalar que la práctica política que merece llamarse socialista ha de s er la que busca superar la racionalidad parcial y (en última instancia) suicida del capitalismo. Por lo tanto, a los comprometidos del continente nos incumbe reponer el fin estratégico, y pensar bien los pasos, tanto organizativos como formativos, que han de servir este fin.
Lo positivo de nuestra coyuntura es que -a la luz de los levantamientos en el Magreb, las manifestaciones en Grecia e Islandia, la apuesta por el socialismo científico en el Nepal, y los brotes de rebeldía en el Estado Español- estamos en mejores condiciones de pensar seriamente el camino que puede conducir a organizar tanto la producción como la política comunísticamente en nuestro heroico rincón del mundo.
Fuente: http://www.kaosenlared.net/