En El Capital Marx observó que «… con el desarrollo de la gran industria, el capital dinerario, en la medida en que aparece en el mercado, resulta cada vez más representado no por el capitalista individual, por el propietario de tal o cual fracción del capital que se encuentra en el mercado, sino que se […]
En El Capital Marx observó que «… con el desarrollo de la gran industria, el capital dinerario, en la medida en que aparece en el mercado, resulta cada vez más representado no por el capitalista individual, por el propietario de tal o cual fracción del capital que se encuentra en el mercado, sino que se manifiesta como una masa concentrada y organizada, situada, en forma muy diferente a la producción real, bajo el control de los banqueros que representan el capital social» (p. 470, vol. 3, edición Siglo XXI). Y un poco antes señalaba que «en el mercado del dinero el capital dinerario posee realmente la figura en la cual se distribuye como elemento colectivo, indiferentemente con respecto a su aplicación particular, entre las diferentes esferas, entre la clase de los capitalistas, según las necesidades de producción de cada esfera particular» (ibid).
Estas líneas cobran actualidad cuando examinamos la forma en que grandes sumas de capital dinerario aparecen como una masa «concentrada y organizada», o «elemento colectivo», relativamente indiferente ante sus aplicaciones particulares. Aunque no se trata solo, ni principalmente, de los depósitos bancarios, como ocurría en el siglo XIX, sino de los fondos -provenientes de empresas, fondos de pensión, hedge funds, compañías de seguros, etcétera- que concentran grandes administradoras como BlackRock o Vanguard. Estas canalizan los flujos que reciben hacia los mercados monetarios (donde se invierte en obligaciones de corto plazo emitidas por empresas u organismos estatales). Por ejemplo, BlackRock posee un fondo de mercado monetario, BR Money Market Fund. Las administradoras también invierten en títulos de renta fija de largo plazo; en acciones (por ejemplo, iShares ETF es subsidiaria de BlackRock, e invierte en acciones siguiendo principalmente índices); o en derivados, tales como swaps, opciones, futuros. A partir de la crisis financiera y el retroceso de los bancos de inversión, se incrementó el rol de estas administradoras. Por ejemplo, antes de la crisis los inventarios de bonos de empresas mantenidos por los bancos en EEUU alcanzaban los 200.000 millones de dólares; en 2012 era 45.000 millones de dólares. Parte de esta operatoria fue captada por las administradoras.