Hablamos del proceso de acumulación de capital en relación con la definición de Carlos Marx, es decir, con dos dinámicas en particular: concentración y centralización. Primero, la concentración de capital: los capitales aumentan de tamaño en la medida que aumenta su proceso de reinversión de plusvalía.
Centralización del capital: los capitales aumentan de tamaño como resultado de las compras o fusiones de otros capitales existentes.Ambos procesos impulsados por el incremento de la competencia y la productividad del trabajo.
La primera idea que quiero desarrollar tiene que ver con el hecho de que existe un grupo de empresas tecnológicas que han impulsado el despliegue de lo que llamamos la cuarta revolución industrial y son punta de lanza del crecimiento económico en Estados Unidos. La vinculación de los países con este grupo de empresas, en adelante los “líderes” tecnológicos, supone una dependencia en términos de valor y tecnología para todos los países del mundo, en particular América Latina. En el mundo pre COVID-19 cada líder ha explotado la oportunidad tecnológica en su rama o el sector sobre los vectores de la tercera revolución industrial: la manufactura liviana, flexible y adaptativa tanto al entorno macro como a las preferencias de los consumidores “en tiempo real” o incluso a predecir las preferencias. Lo cual ha representado una ganancia extraordinaria por su innovación y disrrupción.
Esta ventaja inicial que se expresa en los abultados reportes de ganancia, trimestre a trimestre, se ha venido acortando en el tiempo del COVID-19. Esta disminución no es por la tecnología per se, sino por el modelo de negocios que se funda sobre la tecnología, esto es lo que parece estar topando: Facebook es una empresa tecnológica pero que obtiene ingresos casi 100% de sus anuncios; el mismo caso con Google; Apple es una empresa que ha sufrido un estancamiento tecnológico grave y su cadena de eficiencia se ha visto comprometida por su dependencia con China, su modelo de negocios se sostiene sobre el ecosistema APPLE- IOS y el Iphone; Netflix tiene la suscripción sobre uso de nube y streaming en tiempo real.
Cada uno de los líderes enfrenta competidores fuertes en sus ramas, lo que los obliga a comprar a su competencia o integrar sus servicios (Apple y Facebook, o bien Facebook e Instagram, o bien, Facebook y Whatsapp. De igual forma, Apple enfrenta a HUAWEI y Samsung, y el ecosistema ANDROID de Alphabet; Netflix ahora enfrenta a Disney+, Amazon Prime, Apple TV, etc. Lo que tienen todos estos, y que los diferencia del resto de gigantes industriales, es su capacidad de dar el salto tecnológico a una nueva era de disrrupción volcada sobre la inteligencia artificial y el machine learning para explotar el Big Data que crean sus usuarios. Uno de los líderes de este proceso de nueva acumulación de capital es Amazon, dado que es quien más ha hecho honor al proceso al reinvertir sus ganancias para permanecer líder y es disrruptor debido a su comportamiento emprendedor (destructor creativo) en los proyectos de Jeff Bezos.
El caso de Amazon prime, por ejemplo, ha acelerado el uso de la robotización, los planes de uso de drones y en general el uso de inteligencia artificial para logística de forma autónoma. El uso de la nube o el llamado Amazon Web Services (AWS) para subsumir el patrón tecnológico de los nuevos emprendimientos también es un elemento que ha cambiado las reglas y que es influenciado por otros modelos flexibles como el Market place de tres entradas de Uber. La aplicación de la inteligencia artificial como medio de reemplazo de la fuerza laboral humana, ha sido una cuestión retrasada sólo por la maduración de la tecnología requerida, pero que, en el contexto del COVID se ha visto como una necesidad inevitable para Amazon: justamente por su atención a lograr eficiencia y resiliencia.
En el proceso de acumulación de capital de Amazon, en el contexto del COVID, la fuerza de trabajo ha sido el eslabón más débil debido a la posibilidad de interrupción por contagio masivo de las personas o huelga de trabajadores. Esto ha demostrado a Amazon que su logística sigue siendo vulnerable mientras siga dependiendo de los humanos para realizar la labor de bodegaje y entrega.
De vuelta a los líderes, debido a la posibilidad de control de cadenas de forma remota y lo intangible de sus activos, el resultado combinado de su comportamiento -de los llamados FAANG- en el mundo COVID-19, es una mayor concentración del capital a una escala sin precedentes. En el año 2000 las top 5 del Fortune 500 eran industrias relacionadas con la producción o comercialización convencional y ligadas al consumo de masas pero bajo una lógica fordista (General Motors Corporation, Wal-Mart Stores, Inc., Exxon Mobil Corporation, Ford Motor Company, General Electric Company), todas ellas muy relacionadas con la revolución industrial de la petroquímica y automotriz. Actualmente el top 5 refleja la presencia de empresas siempre ligadas a ese tipo de consumo, pero íntimamente relacionadas a la electrónica informática como mecanismo coordinador. Las “cinco grandes”, Facebook, Amazon, Apple, Microsoft y Google representan un cuarto de la capitalización global del mercado de las 500 empresas más ricas del mundo.
Asimismo, de lo que hemos visto, la capitalización en bolsa de estas compañías ha sido responsable de al menos entre el 20% y el 24% de la recuperación de la bolsa de Estados Unidos, medido por el SP500 (Standard and Poors 500). La resiliencia de estas empresas ante el evento de cisne negro del COVID-19 prácticamente ha sido el rebote que ha permitido al mercado de valores una capitalización orgánica en medio de la pandemia, es decir, orgánico referido al ciclo normal de negocios, porque la otra mitad de la recuperación ha sido acción de los bancos centrales, en especial la Reserva Federal de Estados Unidos.
Hemos partido de la idea que muchas de estas tendencias estaban en movimiento, el COVID ha acelerado el paso de los líderes y ha forzado el paso de los baby boomers en la transición hacia un nuevo paradigma tecnoeconómico. Este nuevo paradigma será liderado por un grupo reducido de empresas, en su mayoría ligadas al control y manipulación de datos de las personas, que vienen con un discurso y una narrativa hegemónica a escala planetaria difícil de cuestionar y por lo mismo aterradora en su dinámica de control. Basta observar cómo los gobiernos del mundo se suman voluntariamente al proceso de acumulación de capital global.
Por ejemplo, en muchos países de manera proactiva y entusiasta se ha abierto libremente el acceso del grupo Alphabet a la producción de pedagogía en El Salvador mediante el Google Classroom. ¿Es esto algo negativo? No, al contrario, para la continuidad educativa en tiempos de la pandemia ha sido una herramienta vital. Sin embargo, una advertencia al atento: esto es parte de un proceso lento e implacable, con precisión clínica si se quiere, de mapear en tareas toda la labor docente. De alimentar con datos en tiempo real los algoritmos de inteligencia artificial que en un futuro no muy lejano podrán replicar acuciosamente -primero- algunas tareas aburridas y rutinarias del profesor, como calificar o proponer actividades a los estudiantes, pero que, con la consecuente acumulación de datos podría llegar a reemplazar la labor docente como tal. Esta es la naturaleza de la concentración y centralización operando en tiempo real durante la pandemia, “…el que quiera mirar que mire…”
José E. Montoya es economista salvadoreño y profesor de la Escuela de Economía de la Universidad de El Salvador.