El paso dado por el gobierno el 5 de agosto es la ratificación de su rumbo de ruptura con el proceso bolivariano. La firma de los convenios con la minera canadiense Gold Reserve, consolida un camino de adaptación al capital financiero internacional. Al contrario de lo que sostienen sus defensores, el proyecto ecocida y depredador […]
El paso dado por el gobierno el 5 de agosto es la ratificación de su rumbo de ruptura con el proceso bolivariano. La firma de los convenios con la minera canadiense Gold Reserve, consolida un camino de adaptación al capital financiero internacional. Al contrario de lo que sostienen sus defensores, el proyecto ecocida y depredador conocido como Arco Minero del Orinoco (AMO) pasará a la historia de nuestro país como el emblema de la entrega, el abandono y la traición por parte del gobierno de Maduro al proceso de lucha que con Chávez de la mano, cruzo el país durante las últimas dos décadas.
El AMO es el símbolo más contundente de la capitulación de la cúpula del PSUV y el gobierno, pero no es el único. Visto desde hoy, se puede verificar cómo, paso a paso, por más de tres años el gobierno fue construyendo un camino de contrarreformas reaccionarias con las que se avanza en desmontar el proyecto de Chávez y sobre todo, los derechos y conquistas obtenidos por nuestro pueblo en todos los terrenos: en el económico, en el político, en el social.
No se trata de errores o desviaciones más o menos graves en el marco de un proyecto nacional de independencia, soberanía y justicia. De esos errores hubo y muchos en el periodo del presidente Chávez, lo debatimos públicamente en su momento y es necesario seguir identificándolos en la actualidad. Pero, en este caso, por el contrario, se trata de un giro de 180º, con un plan elaborado que pone la proa hacia la adaptación completa al patrón mafioso de acumulación de esta etapa senil del capital financiero. Para Venezuela significa: vuelta a la sumisión, a la dependencia grosera de los grandes centros mundiales del poder imperial, ampliación feroz de la frontera extractivista y un retorno a la abierta dependencia económica.
Se trata de una involución totalitaria y represiva, de violación de derechos constitucionales, bonapartista, para imponer esa política. De la vuelta a la distribución, elitista, excluyente de las grandes mayorías trabajadoras de la renta nacional. Se trata en fin de la demolición, paso a paso, del proyecto bolivariano de Chávez. Y eso es lo que nos lleva a deslindarnos del gobierno de Nicolás Maduro.
Sin abundar en datos daremos solo algunos ejemplos de este rumbo:
a) Desde el punto de vista económico. En medio de la crisis más brutal que se recuerde en el país, la decisión ha sido privilegiar los intereses del gran capital contra los del pueblo trabajador, ejemplos: Pago puntualísimo de una Deuda Externa sospechada de ilegítima. Permitir el Desfalco a la Nación sin intentar ninguna acción que lleve a recuperar los dólares fugados o estafados, cuya cifra superan 9 años de importaciones del país a niveles de 2012, ni castigar a los verdaderos responsables. Organizar una gran extensión del territorio nacional en Zonas Económicas Especiales liberadas al capital internacional, que no pagaría impuestos, donde no regirían las leyes de protección social y del Trabajo, y donde se anulan los derechos sociales y políticos a la organización y la protesta social… Zonas donde estos capitales serán protegidos militarmente por la FANB.
b) En lo que hace al nivel de vida del pueblo que vive de su trabajo . Se reducen importaciones hasta un nivel del 70% en comparación con el año 2013 lo que provoca gran parte del desabastecimiento que sufre la población y empeora la crisis alimentaria y de medicinas acercándonos a una verdadera catástrofe humana. Se libera de hecho los precios de los productos esenciales para el consumo popular, eliminando los subsidios a los alimentos y medicinas y autorizando aumentos a través del Consejo Económico, de manera consistente con las exigencias de los empresarios. Se pulveriza el poder de compra del salario, ubicando el ingreso de los trabajadores en menos de un dólar diario, uno de los más bajos de América latina. Se desfinancian la Misiones Sociales y los servicios de Salud y Educación Pública… Y se concentra «la política social» en una ayuda de supervivencia limitada a 50 mil familias, de acuerdo al modelo del Banco Mundial (Tarjeta «Hogares de la Patria»). Se crean mecanismos de distribución de alimentos clientelares y con claros visos de control social a través de los CLAP que, por cierto, son completamente insuficientes.
c) En cuanto a derechos constitucionales. No solo se vulneran garantías esenciales como la obligación de asegurar alimentación y salud. También se limita al extremo el derecho a la organización y la protesta social y política de la población. Se persigue, se procede a retaliaciones y, en el caso de Marea Socialista por ejemplo, se traba su legalización electoral, se allana su sede nacional y se despide y/o persigue a sus militantes. Se amedrenta a los trabajadores que dependen del patrono estado y gran parte de las empresas públicas están militarizadas. Se eliminan las garantías constitucionales indiscriminadamente a partir de la sanción del Decreto de Excepción. Se convierten en letra muerta los derechos consagrados como por ejemplo la Ley Orgánica del Trabajo. Se maneja de acuerdo a los avances del pacto con la derecha de la MUD y los enviados estadounidenses como Shannon, las elecciones de gobernadores y se manipula el derecho al Referendo Revocatorio de la misma manera. La cúpula permite y los principales voceros del gobierno alientan desde los medios públicos, todo tipo de abuso, maltrato policial y represión…
La MUD, del triunfo electoral al fracaso político
La cúpula de la MUD ha hecho una lectura equivocada sobre el resultado del «Sacudón» electoral del 6 de diciembre. Luego de casi veinte años de fracasos, todas las fracciones de esta cúpula creyeron, encandilados por su éxito electoral, que había llegado el momento de recuperar el poder. Como si la experiencia del proceso bolivariano no hubiera sucedido. Como si el sujeto político que llevó a Chávez al gobierno y lo mantuvo por 13 años no hubiera aprendido nada. Como si las conquistas de este periodo no se hubieran construido sobre la base de las claves con las que se construyó la ruptura con el viejo orden. Está cúpula, más allá de sus históricas aspiraciones golpistas, hoy choca con esa realidad y queda al desnudo su impotencia.
Dividida en camarillas que defienden su propio protagonismo y aspiraciones. Sin proyecto nacional superador que despierte la esperanza o emocione a las masas que confiaron en un camino de emancipación hace años, la MUD, sobre todo su cúpula, no es una dirección política que pueda resolver esta crisis brutal que hoy vivimos. Por el contrario es un amontonamiento de dirigentes y grupos que buscan no perder la que creen es su última oportunidad.
Su fracaso, su incapacidad para lograr sus objetivos mínimos, tiene varias razones. En primer lugar todas sus acciones muestran sin maquillaje el carácter neoliberal de sus iniciativas políticas. En segundo término, no pueden ocultar los pactos, con los que van construyendo junto a la cúpula de gobierno y el PSUV el desmontaje de las principales características populares del proceso bolivariano. Y además, limitan su oferta de solución a la crisis a la salida de Maduro, sin presentar un plan alternativo. Ni están unidos, ni buscan una solución para los padecimientos populares, sólo intentan ser parte fundamental como en el pasado, de la administración de la Renta y de los privilegios que esa administración otorga.
No sería extraño que la supuesta unidad que aparentan hacia la sociedad salte en pedazos, una vez que un sector de ellos logre anudar el pacto que hoy mismo están negociando con el gobierno en la oscuridad.
Es por todo esto que ratificamos que las cúpulas no nos representan . Ni la usurpadora cúpula del PSUV, ni la pusilánime, fracasada y neoliberal oposición de derecha agrupada en la MUD.
En la nueva etapa: Construir desde chavismo una oposición de izquierda a las cúpulas
Desde nuestro punto de vista, con la muerte del comandante Chávez se ha abierto una nueva etapa en el largo recorrido que conocemos como Proceso de la Revolución Bolivariana. Durante un periodo apostamos, como gran parte de la base social de ese Proceso, que el equipo de dirigentes que asumió el liderazgo, continuara con la orientación general de independencia y soberanía.
Pero a más de 3 años hemos constatado que la actual cúpula ha elegido otro camino, ha dilapidado el capital político acumulado en dos décadas de lucha, escogió un rumbo de ruptura radical con las claves fundamentales del Proceso, que ha provocado: a) la liquidación del proyecto nacional. b) una adaptación que lleva a la subordinación al capital financiero. c) la ruptura de la alianza con el pueblo que vive de su trabajo y la construcción de nuevas alianzas económicas y políticas con parte de los sectores políticos y económicos representantes del capital, algunos hoy en la MUD y otros presentes al interior de la cúpula del gobierno y el PSUV.
Nuestro llamado parte de ese hecho y de él se desprenden dos tareas para nosotros esenciales: a) reconstruir el proyecto nacional para recuperar el marco de independencia, soberanía y justicia social. b) construir una nueva referencia política que se prepare para reiniciar el camino de un anticapitalismo emancipador con horizonte socialista.
En ese sentido hemos acompañado, impulsado y ayudado a la articulación de plataformas de lucha por puntos esenciales del proyecto por el que luchamos estos años. La Plataforma Por la Auditoria Pública y Ciudadana para luchar contra la corrupción y la impunidad; la Plataforma contra el Arco Minero del Orinoco, para luchar contra la entrega de nuestros recursos a las transnacionales y para enfrentar el ecocidio que ese proyecto representa; la Plataforma del pueblo en lucha y el chavismo crítico, que lucha por el derecho a la alimentación y a las medicinas; y la Plataforma por la Defensa de la Constitución.
Hoy llamamos a profundizar esas tareas y a dar un nuevo paso en el mismo sentido. Avanzar, partiendo del reagrupamiento del chavismo crítico y abierto al conjunto del pueblo que vive de su trabajo, en la reconstrucción del proyecto nacional de los excluidos, los marginados y los oprimidos. Y construir una verdadera oposición desde la izquierda, poniendo en pie un nuevo instrumento político plural y democrático entre todos los que reivindicamos la lucha por la emancipación, y por la superación de la perversa lógica del sistema del capital.
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