Recomiendo:
0

Contra el tsunami social de África

Fuentes: IPS

«Todos lloramos por el desastre del tsunami en Asia, pero cada día, en el silencio y la indiferencia absoluta, ocurren cosas igualmente grandes y dolorosas», dijo el alcalde de Roma, Walter Veltroni, organizador de un simposio sobre África y los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El encuentro «La emergencia africana y las Metas de Desarrollo del Milenio – El compromiso europeo, el rol de las ciudades y la comunicación», contó también con la organización de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service).

Diplomáticos, funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), delegados de grupos de la sociedad civil, gobernantes, científicos y 25 periodistas, la mayoría africanos, debatieron el jueves acerca de expectativas de África y Europa respecto del cumplimiento de las Metas del Milenio y del papel de los medios de comunicación en la divulgación de esa campaña.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron adoptados por la ONU en 2000 como una plataforma para reducir la pobreza y la desigualdad en todo el mundo, con un horizonte establecido en 2015.

África es el continente que más necesita del cumplimiento de las metas. Sin embargo, la mayoría de los países están lejos de cumplir los objetivos más importantes.

La primera de las ocho metas es llegar a 2015 habiendo abatido a la mitad la proporción de población que vivía en la indigencia y el hambre en 1990.

«África es el único continente donde la expectativa de vida sigue menguando. El promedio de los países africanos es de 46 años, el de los demás es de 67,5» y las 23 naciones con menor esperanza de vida son africanas, dijo el presidente del 59 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, el gabonés Jean Ping.

Veltroni afirmó que cuando empezó el nuevo milenio, «nos comprometimos por un mundo mejor, sosteniendo las políticas de las Metas del Milenio. Pero todavía nada cambió». Seguir esperando para frenar la pobreza «es inmoral», dijo.

El camino de los países hacia la democracia «necesita más progresos, en términos de buen gobierno, respeto de los derechos humanos y lucha a la corrupción, pero ya empezó. Los dirigentes piden colaboración para crear las condiciones necesarias para aprovechar mejor las ayudas. África pide que se le ayude a ayudarse», añadió.

El ayuntamiento de Roma desarrolla iniciativas humanitarias y de cooperación internacional con algunas ciudades africanas, como Kigali (Ruanda), construyendo escuelas o excavando pozos para obtener agua potable. «Con pequeños pasos se puede llegar lejos», dijo Veltroni.

Pero nada será suficiente «si la comunidad internacional y los grandes de la tierra no toman medidas nuevas y valiosas», apuntó.

En Nigeria, país de 130 millones de habitantes, mueren cada mes 60.000 niños debido a diversas enfermedades, como el sida, el paludismo y la desnutrición.

Se necesitan soluciones como el destino efectivo «del 0,7 por ciento del producto interno bruto (PIB) de cada país rico a la ayuda al desarrollo (un compromiso asumido hace décadas por el Norte industrial), recursos para combatir el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y el paludismo y la cancelación de deuda de los naciones más pobres, agregó el alcalde.

Nigeria, por ejemplo, tiene una deuda externa de 34.000 millones de dólares. El pago de intereses le insumen «1.700 millones de dólares por año, tres veces lo que el gobierno destina a la educación, y nueve veces lo que destina a la salud pública», sostuvo el alcalde.

No se necesita estudiar ni analizar nada. «Hay que pasar a la acción», dijo Veltroni.

«Esta generación, la nuestra, podrá ser recordada no sólo como la de Internet», sino también «como la que liberó al mundo de la pobreza y del hambre» y la que sentó las bases para «garantizar universalmente la educación primaria, abatir las grandes enfermedades del momento, y emprender el camino de la sostenibilidad ambiental».

La holandesa Eveline Herfkens, coordinadora ejecutiva de la Campaña de la ONU para las Metas del Desarrollo del Milenio, afirmó que «los estados deben mantener sus promesas».Europa declaró, sin cumplir, que destinaría 0,7 por ciento del PIB en programas de desarrollo, especialmente dirigidos a Africa, recordó.

«Después de 30 años de promesas, de palabras, palabras, palabras, Italia sigue dando nada más que el 0,15 por ciento de su PIB, el porcentaje más bajo del mundo» en asistencia al desarrollo.

«Una visión que no se implementa no es más que una alucinación», sentenció Herfkens.

A los que propugnaban la prioridad que debería tener la toma de conciencia de parte de los africanos, la funcionaria replicó que «la gente de África no puede comerse la conciencia».

El consejero de Cultura de la provincia de Roma, Vincenzo Vita, subrayó que el desigual acceso a la informática y las telecomunicaciones (conocida como brecha digital) sigue frenando al desarrollo sobre todo de las comunicaciones.

«Más de 90 por ciento de las conexiones a Internet están localizadas en los países desarrollados» y «Nueva York tiene más líneas de teléfono que todo el continente africano», ejemplificó.

El representante del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza Africa (GCAP, por sus siglas en inglés), Njeri Merwan Kinyoho, dijo que «los países ricos tienen tres obligaciones respecto de Africa».

Ellas son cancelar la deuda externa, a cuyo pago los países más pobres destinan entre 30 y 40 por ciento de sus PIB, gestionar mejor los recursos de ayudas («no sólo hay que gastar más, sino también mejor en proyectos mejor organizados»), y «simplemente comerciar», abrir el comercio, en lugar de «comerciar de forma solidaria», recomendó.

El jefe de la oficina italiana ante el Parlamento Europeo, Giovanni Salimbeni, abogó por el bloqueo a la venta de armas desde el mundo rico.

A los optimistas que citaron datos de la 38 sesión de la Conferencia Africana de Ministros de Finanzas (celebrada el 14 de mayo en Nigeria), según los cuales los PIB de más de 23 países africanos están creciendo a tasas superiores a cinco por ciento anual, Salimbeni replicó que «el cinco por ciento de cero es cero».

El director del diario en francés La Nouvelle Tribune, Vincent Foly, de Benín, sostuvo que «África debe desarrollar a África». Siendo el mundo cada vez más una aldea global, es lógico «que los problemas de África afecten también al resto del mundo» y sobre todo a los europeos, que son «los que más hablan» de ese continente.

Pero toca «a la población africana interesarse más en promover su desarrollo», sostuvo.

Foly culpó a los gobernantes por la corrupción y las privatizaciones, calificándolas de inútiles. Criticó a los líderes de los países pobres por ser incapaces de tratar «los problemas con las poblaciones». Y llamó a los africanos a sus responsabilidades, afirmando que para progresar hay que trabajar duramente.

Si bien se manifestó de acuerdo en la necesidad de reducir o cancelar la deuda externa, subrayó la responsabilidad de las clases dirigentes. Si «(la cancelación de la deuda) sirve a los gobernantes corruptos» para «enriquecerse más aún, entonces es mejor dejar las cosas como están», dijo Foly.

En cambio, la científica Rita Levi Montalcini, de 96 años y ganadora en 1986 del premio Nobel de Medicina, instó a una urgente anulación de la deuda. «Hay que cancelarla. Ya, y no hay más que hablar», dijo Montalcini, empeñada desde hace años en la lucha contra el analfabetismo en países africanos.

Acerca del papel de los medios de comunicación en la difusión de estos asuntos, Foly distinguió diferentes grados de libertad en África.

En Benín «la prensa es libre de buscar, tratar y transmitir informaciones como quiera», pero esta libertad se ve acotada por la falta de recursos y por la «debilidad económica de los medios», afirmó.

En algunos casos falta dinero «para pagar a los periodistas y para comprar máquinas impresoras», relató.