El mapa político venezolano no sufrió grandes transformaciones. La Venezuela que lidera Chávez sigue en buen estado. Sin embargo, existen denuncias de planes conspirativos pensados por la oposición de derecha.
El 23 de noviembre los venezolanos volvieron a las urnas para elegir alcaldes, gobernadores y miembros de los consejos legislativos. Ese día dos proyectos políticos confrontaron y el gobierno encabezado por Hugo Chávez hizo una muy buena elección -17 de 22 estados-, a pesar de haber perdido lo que muchos llaman «zonas estratégicas».
Si se compara con los comicios regionales de octubre de 2004, donde el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo 20 de las 22 gobernaciones, puede decirse que Chávez perdió terreno. Sin embargo, es absurdo hablar de una «estrepitosa derrota», tal como aseguraron algunos medios estadounidense, fundamentalmente porque el contexto actual no es el mismo que hace 4 años atrás.
Un análisis realizado por el sociólogo estadounidense James Petras, destaca la importancia del triunfo socialista, ya que a «tenido lugar en un momento de medidas económicas radicales, incluida la nacionalización de importantes monopolios capitalistas privados del cemento, el acero, las finanzas y otros».
Además sostiene que el gobierno de Chávez ha ganado «a pesar de la caída del 70 por ciento en el precio del petróleo, la fuente principal de ingresos del país (desde 140 a 52 dólares el barril) y si lo han hecho es porque el gobierno ha mantenido la mayoría de las subvenciones de sus programas sociales».
Para hablar de los resultados y de posibles fracasos oficialistas, es importante también, tener en cuenta los resultados de las elecciones de 2007 (cuando fue derrotada su propuesta de reforma constitucional).
El presidente afirmó que en comparación con aquellos comicios, el 23 de noviembre el oficialismo aumentó 20 por ciento sus votos, mientras que la oposición bajó su caudal cerca de 10 por ciento. (Ver: «El oficialismo reafirmó su liderazgo». APM 23/11/2008)
Es importante tener presente que la oposición, en el referéndum de 2007, había conseguido 8 estados, mientras que en las elecciones regionales pasadas, tan sólo consiguió 5.
Por esa razón, tanto el presidente, como la Embajada venezolana en Estados Unidos, negaron rotundamente que el gobierno haya sufrido un retroceso en las elecciones regionales. Al respecto, en una conferencia de prensa, el mandatario venezolano aseguró que no está contra la pared, ya que el resultado de las elecciones regionales no es sinónimo de que su Gobierno «comienza a estar rodeado».
Los resultados que arrojaron los últimos comicios no configuran un nuevo mapa político. Si bien han comenzado a aparecer nuevos caras en la oposición, que se presentan como la «renovación política», el oficialismo se mantiene a la cabeza.
Los grupos opositores pudieron «conquistar» nuevos espacios, gracias a los continuos fracasos. Es otras palabras, «aprendieron» que no podían seguir ignorando a las clases más bajas y populares, por lo que -de alguna manera- intentaron copiar el discurso bolivariano de Chávez.
Utilizando las palabras del documentalista David Segarra -publicadas en su blog personal- «Las elites criollas se pasean de la mano de los que hasta hace poco tildaban de chusma marginal. La derecha se viste de izquierda».
No se puede negar, que muchos venezolanos utilizaron su voto, como un «voto castigo», pero no contra Chávez, sino contra figuras ineficaces o alejadas del sentimiento popular. Es decir, utilizando el poder cívico hicieron tangible su disgusto hacia la inoperancia de algunos gobernadores del oficialismo.
Esa insatisfacción fue muy bien aprovechada por la oposición, que ni lerda ni perezosa capitalizó el descontento ciudadano y llamó al pueblo a votar. Si se tiene en cuenta que en el 2004 llamó a la abstención, hay que destacar que en estos comicios la derecha se mostró «respetuosa» del juego electoral democrático (por lo menos en lo aparente).
Es por eso, que la oposición «vuelve a estar dentro del aparato del Estado», según afirma el sociólogo Tulio Hernández.
Las elecciones regionales han significado un triunfo democrático de todo el pueblo venezolano, ya que, por primera vez en la historia, se registró una participación que alcanza el 65,45 por ciento.
Al conocerse el triunfo del PSUV en 17 de los 22 estados, la oposición -no sólo nacional- inmediatamente comenzó a acusar a Chávez y al oficialismo de haber desarrollado elecciones fraudulentas. Acusación que casualmente se ha vuelto moneda corriente, cuando los que triunfan no representan los intereses de Estados Unidos y los sectores más concretados y reaccionarios de la sociedad.
Hugo Chávez aseguró que el sistema electoral «es uno de los más transparentes y confiables del mundo», ya que incluye «auditorias previas, in situ, y posteriores», así como también testigos de mesa de los «más variopintos partidos» y observadores internacionales.
Por su parte los veedores que fiscalizaron los comicios, constataron la transparencia de los mismos. Al respecto, el observador enviado por Francia, Germán Sarmiento, expresó que el sistema automatizado que utiliza Venezuela en sus elecciones -desde 2005- es inviolable.
Cabe destacar, que en varias oportunidades el sistema electoral electrónico ha sido elogiado por el Centro Carter y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Retomando el tema de la oposición, muchos analistas internacionales consideran que ésta obtuvo un triunfo, ya que consiguió las gobernaciones de los estados de Nueva Esparta, Zulia, Miranda, Carabobo y Táchira, así como el Distrito Metropolitano de Caracas. En estos espacios vive el 45 por ciento de la población y además representan el 70 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) del país.
Por esa razón el director de la firma encuestadora Datanálisis, Luis León, aseguró que «los símbolos conquistados por la oposición fueron mejores de lo que pudo esperarse, porque ganó en la capital y en estados que representan el corazón económico y político del país».
Sin embargo -y a pesar de los muchos titulares que niegan el triunfo- el PSUV sigue siendo el partido más votado, con una diferencia que superó el millón de votos.
Por eso, hablar de un fracaso oficialista es un gran error. No sólo porque en la mayoría de los Estados en los cuales la oposición ganó las elecciones a gobernador, el partido de Chávez se alzó con las alcaldías; sino porque además los candidatos oficialistas ganaron en regiones económicamente importantes.
Hay que destacar que los candidatos del PSUV se impusieron en zonas con poder hidroeléctrico, así como también en provincias del corredor industrial y agrícola del norte del país, el oriente petrolero, el sudeste minero -donde además se asientan industrias básicas-, y en las reservas gigantescas de la faja del Orinoco.
Estas referencias revelan que el partido que lidera Chávez también mantiene su influencia en zonas estratégicas. Un dato importante, que marca diferencia con la oposición, es que el PSUV sigue siendo el más fuerte y consolidado de Venezuela, mientras que la oposición aparece fuertemente fragmentada, dado que sus 5 gobernadores y un alcalde mayor, pertenecen nada más y nada menos que a 6 partidos diferentes.
Por otra parte, no es novedad que Estados Unidos -y sus fervientes seguidores- apunten constantemente contra Chávez, acusándolo de «autoritario» y «tirano». Pero no hay que olvidar que el pasado 23 de noviembre, en Venezuela se realizaron elecciones libres y limpias. ¿Dónde está el autoritarismo y la tiranía?
Con lo cual se desmiente que el gobierno venezolano sea antidemocrático, ya que en distintas oportunidades, Chávez se ha sometido al veredicto ciudadano.
No hay que olvidar que en diciembre del año pasado se llevó a cabo un referendo en el que el pueblo venezolano rechazó la reforma constitucional propuesta por el mandatario. (Ver: «Pese al NO aseguran más Revolución Bolivariana». APM 03/12/2007)
Como se sabe, las elecciones regionales no sólo tuvieron relevancia a nivel local, fundamentalmente por lo que significa Venezuela y el proceso bolivariano, en el escenario internacional.
Tengamos en cuenta que en Venezuela se confrontaron dos propuestas totalmente diferentes.
Tal como asegura uno de los principales miembros del PSUV, Alberto Muller Rojas, en las elecciones se enfrentaron » las fuerzas que luchan por la pluripolaridad y por un modelo nuevo de relaciones políticas, económicas y diplomáticas, contra las fuerzas que apoyan la unipolaridad, representada en la alianza atlántica que gira fundamentalmente en torno a Estados Unidos».
Justamente por esto, es que el resultado fue muy esperado en todo el continente. Si en lugar del Partido Socialista Unido de Venezuela, hubiese realmente triunfado la oposición, se habría producido un cambio contundente tanto dentro del país como en las relaciones internacionales.
La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, se mostró satisfecha con el «retroceso electoral de Chávez» (como ellos lo llaman). Lo cual deja en claro, que están dispuestos a apoyar a la oposición en todo emprendimiento contra el Gobierno.
Por su parte, y en completa oposición a lo antes citado, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, celebró el triunfo del oficialismo venezolano y aseguró que dicha victoria es un ejemplo para los pueblos latinoamericanos, ya que Venezuela -con esos resultados- demuestra que «no desea marchar a remolque de un imperio que los saquea».
Poco parece haber durado la disposición de los candidatos ganadores de la oposición -comprometidos a trabajar con el gobierno- ya que a una semana de efectuados los comicios, el presidente realizó una denuncia que los involucra directamente.
Hugo Chávez, plantea la existencia de un plan desestabilizador elaborado por la oposición, para derrotarlo antes de terminar su actual mandato, en 2013. El presidente no descarta la posibilidad de que la oposición venezolana y grupos de extrema derecha colombianos, estén reactivando planes secesionistas en estados fronterizos.
El mandatario se refirió en particular a los estados de Zulia y Táchira limítrofes con Colombia, y que fueron ganados por la oposición. «Desde esas gobernaciones y alcaldías tenemos la hipótesis que se comiencen a activar los planes para tratar de generar ingobernabilidad, alertó Chávez, quien además pidió al pueblo que defienda los logros de la Revolución Bolivariana.
Luego de las elecciones regionales el tablero político es el mismo, a pesar de algunos cambios de posiciones. Hugo Chávez sigue teniendo un fuerte respaldo popular y sus políticas no están ni desgastadas, ni han fracasado. Tanto es así que Venezuela -utilizando las palabras del mandatario- sigue en el camino de la «construcción del socialismo».