Diecisiete años de experiencia, diecisiete años de acumulación de práctica política fueron expuestos con claridad desde Junio del 2013 hasta Junio del 2014. Cuando al fervor de las movilizaciones de Brasil en el año 2013, las calles eran disputadas entre sectores de la pequeña burguesía, estudiantes, trabajadores de servicios y académicos, que parecían haber despertado […]
Diecisiete años de experiencia, diecisiete años de acumulación de práctica política fueron expuestos con claridad desde Junio del 2013 hasta Junio del 2014. Cuando al fervor de las movilizaciones de Brasil en el año 2013, las calles eran disputadas entre sectores de la pequeña burguesía, estudiantes, trabajadores de servicios y académicos, que parecían haber despertado de un sueño de veinte años de abandono; los medios de comunicación junto con los sectores de derecha intentaban dar una embestida contra el gobierno del PT; los grupos neofascistas autodenominados integralistas que operaban en las marchas contra las banderas rojas de los partidos tradicionales de izquierda; los Anarquistas y Black Block haciendo lo mejor que saben hacer; y grupos de los barrios pobres reclutados por sectores del aparato del seguridad del estado para romper lo que estuviese a la frente de su paso.
En ese escenario los sindicatos del PT, los partidos encolumnados en las migajas que este deja mientras gobierna, y movimientos que en otros tiempos fueron gloriosos, en esta ocasión, brillaban por su ausencia. El fenómeno Anonymus también estuvo jugando un rol tan dudoso como su verdadero rostro en ese circo brasileño teñido de samba, vinagre, gases y balas de goma. Un circo que levantaba reivindicaciones tan especificas como los derechos fundamentales de cualquier sociedad, olvidados por el Palacio del Planalto durante los últimos 10 años.
En ese colage y desde Taboao da Serra se mostraban los diecisiete años de experiencia acumuladas por un movimiento que sin dudarlo iba de rojo. Una tras otra de las marchas, un movimiento que nunca dejo de denunciar los reiterados intentos de algunos sectores por generar discordia injustificada, pero que tampoco se dejo paralizar por la confusión. Un movimiento de construcción popular que transita los pasillos de la favelas y los senderos embarrados de los asentamientos urbanos modernos. Mientras los intelectuales de izquierda vacilaban, y en muchos casos se desmovilizaban a la convocatoria blanca promovida por Anonymus y los actos organizados por los Black Block, el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) no dudó en seguir su marcha, sus actos y sus reclamos, con construcción popular y participativa.
Fue a partir de junio del 2013 y después de la copa de la confederaciones que los distintos sectores comenzaron con una carrera en vista de la copa del mundo, pronto a comenzar. En esa carrera muchos partidos de izquierda no gubernamentales fueron atomizados mediante persecuciones y represiones selectivas e ilegales por parte de la Policía Militar. Movimientos y partidos autodenominados de izquierda del gobierno operaron por todas las vías posibles para desmoralizar la movilización popular o intimidar al pueblo con el fantasma del golpe. El objetivo era evitar a toda costa la movilización de las masas en la Copa del Mundo. Líderes de movimientos con referencia nacional plantearon absurdos como que en el Carnaval y la Copa del Mundo no deberían ser usados para la conquista de reivindicaciones sociales. Afortunadamente, tanto los Garis den Rio de Janeiro como el MTST en San Pablo no dejaron de perseguir un claro objetivo, usar una evento internacional para conseguir una victoria social y política.
Los Garis en el Carnal de Rio, dejaron de recolectar residuos y eso tubo como consecuencia una conquista salarial histórica. De igual manera el MSTS comenzó tan solo unos meses antes de la apertura del mundial con la ocupación de un predio urbano a tan solo dos kilometros del estadio de apertura de la desproporcionada Copa del Mundo. El asentamiento «Copa do Povo» se transformó así en la punta de lanza por la lucha de las reivindicaciones sociales tan postergadas por el PT con el pasar de los años. Marcha tras marcha, la acumulación popular aumentava, de 5 a 10 y 20 mil personas se movilizaron en tan solo un mes reclamando contra la especulación inmobiliaria en San Pablo, contra la Copa del Mundo y por vivienda diga. Ese poder popular, y no el poder burgués de los Palacio del Planalto, fue el que consiguió la segunda semana de junio una reivindicación social histórica. Un poder construido en la tierra de Taboao da Serra, el calor de San Pablo, la Paulista sin fin, bajo lluvia o lo que fuere. Un poder construido por los invisibles que frente a tan magnífico como desproporcionado evento se transformaron en visibles y marcaron la pauta. Siempre estuvieron ahi, siguen estando y lo estarán hasta que en Brasil se gobierne para el pueblo, pero esta vez y al menos por una vez, pueden saborear el sabor de una gran victoria que costo no solo diecisiete años de aprendizaje sino que también cientos de derrotas. Una victoria que le dará a miles de sin techo un lugar donde dormir y ya es histórica.
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