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Corte de tasas, confesión de debilidad

Fuentes: IPS Noticias

Con su último recorte de tasas de interés, la Reserva Federal (Fed, banco central) de Estados Unidos admitió ante todo el planeta que la mayor economía mundial está peor de lo que estaba dispuesta a admitir hace apenas un mes. El Comité de Mercado Abierto, el órgano de la Reserva Federal a cargo de la […]

Con su último recorte de tasas de interés, la Reserva Federal (Fed, banco central) de Estados Unidos admitió ante todo el planeta que la mayor economía mundial está peor de lo que estaba dispuesta a admitir hace apenas un mes.

El Comité de Mercado Abierto, el órgano de la Reserva Federal a cargo de la política monitaria, fundamentó su decisión sobre el riesgo que representa un cada vez más probable colapso del mercado inmobiliario.

Este cuerpo redujo medio punto porcentual la tasa de interés de los fondos de la Fed, que opera como tasa interbancaria para préstamos pagaderos en 24 horas («overnight»), a 4,75 por ciento. Fue el primer recorte en cuatro años.

«El crecimiento económico fue moderado en el primer semestre del año, pero el endurecimiento de las condiciones de crédito tiene el potencial de intensificar la corrección en el mercado inmobiliario y de restringir el crecimiento económico de modo más generalizado», indicó en su comunicado del martes el Comité de Mercado Abierto.

«La acción de hoy (por el martes) tiene la intención de ayudar a prevenir algunos de los efectos más adversos en la economía, que podrían surgir, de otro modo, perturbaciones en los mercados financieros», agregó.

La Fed «actuará como sea necesario para alentar la estabilidad de precios y el creicmiento económico sustentable», concluye el comunicado.

Parecen muy posibles nuevos recortes de tasas. Los operadores del mercado consideran que la tasa de la Fed, que se ubicaba en 5,25 por ciento desde 2006, caiga medio punto porcentual antes de fines de año.

En su última reunión, el 7 de agosto, el Comité de Mercados Abiertos declaró que la inflación era la ame3naza «predominante». Dos días después, admitió «riesgos» para la economía estadounidense.

Y el martes superó las expectativas de muchos economistas, al recortar la tasa medio punto, y no un cuarto, como se preveía.

Desde entonces, de todos modos, los datos oficiales sugieren que los problemas se diseminan por toda la actividad económica. El crecimiento del empleo se ha enlentecido en los últimos meses, y en agosto los patronos recortaron 4.000 puestos de trabajo.

Fue la primera contracción del mercado laboral en cuatro años, y muy sorpresiva: los economistas esperaban la creación de 100.000 empleos, la cantidad que debe surgir cada mes para mantener el ritmo de crecimiento de la población en edad de trabajar.

Al mismo tiempo, las ventas minoristas cayeron mucho más allá de lo previsto.

La Fed también redujo el martes la tasa de descuento, la que cobra cuando le presta directamente a los bancos, medio punto porcentual, a 5,25 por ciento. Fue el segundo recorte de esta tasa en un mes.

Estas medidas tienen el propósito de estabilizar los mercados financieros e inspirar confianza los inversores a pesar de la consecuencia normal de las bajas en las tasas de interés: inflación.

El recorte de tasas impide la iliquidez, pues abarata el crédito interbancario y los préstamos de la Fed a los bancos.

Los operadores bursátiles clamaban desde Wall Street recortes de tasas. Las reacciones iniciales del mercado fueron positivas: las acciones y la cotización de la energía y los metales preciosos subieron tras el anuncio de la Fed.

Pero aún está por verse el resultado de la medida en las próximas semanas y en los meses venideros.

Tampoco son previsibles las consecuencias políticas. Las elecciones presidenciales y legislativas se celebrarán en noviembre de 2008, y expertos prevén que para entonces hasta un millón de estadounidenses afronten la posibilidad de desalojos a causa de las crisis inmobiliaria.

El recorte de tasas «deja en evidencia la inseguridad económica que ha sentido desde hace mucho tiempo la clase media estadounidense».

Alrededor de 550.000 tomadores de crédito para la compra de viviendas las perdieron el año pasado, según la Asociación de Bancos Hipotecarios. Estos se debió porque las instituciones acreedoras no pudieron mantener sus tasas de interés, inicialmente bajas, pero variables.

Al mismo tiempo, los precios inmobiliarios se estancaron o comenzaron a caer, socavando lo que para la mayor parte de los propietarios era su bien más valioso y su principal fuente de deuda.

Una preocupación especial merecen los denominados préstamos subprime, concedidos a deudores «inconvenientes», que tienen un riesgo superior al usual, mayores intereses y mayores comisiones bancarias.

Estas hipotecas asignadas a promitentes propietarios con ingresos modestos y débil capacidad de crédito, lo cual los obliga a aceptar préstamos en términos punitivos.

Quienes se oponen a estas operaciones consideran que las instituciones financieras imponen, deliberadamente, condiciones que los deudores nunca podrán cumplir, y que lo único seguro en esta modalidad de crédito es la mora y la ejecución hipotecaria.

Las sospechas y quejas sobre préstamos predatorios se refuerzan con el recrudecimiento de las ejecuciones hipotecarias, el aumento de las tasas de interés y la caída de los precios inmobiliarios.

La crisis del crédito pasó de los préstamos subprime a los de menor riesgo, e incluso se propagó por los mercados financieros de todo el mundo.

Mientras los propietarios pudieran mantener el pago de sus hipotecas, el sistema de créditos funcionaba bien. Pero con los ceses de pagos, las compañías comenzaron a hallar difícil la obtención de préstamos y los inversores huyeron.

Unas 15 instituciones de crédito se presentaron a la bancarrota desde diciembre. El mes pasado, Lehman Brothers Holdings Inc., el mayor tenedor de bonos del Tesoro de Estados Unidos con respaldo hipotecario, anunció el posible cierre de su división de préstamos subprime y el despido de unos 1.200 empleados.

La turbulencia continuará poniendo a prueba los mercados mundiales.

«Las tensiones financieras no llegaron a su punto máximo, pero se espera cierta moderación en el crecimiento (económico) mundial para el año próximo», dijo el lunes el número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI), John Lipsky.

«Las actuales turbulencias en los mercados financieros son una prueba importante, pero no deberían socavar el impulso positivo de la economía mundial», agregó Lipsky, en un discurso en la Asociación de Cámaras de Comercio Estados Unidos-América Latina.