Intervención del Diputado Osvaldo Martínez, Presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional, sobre los temas del Plan de la Economía Nacional y el Presupuesto del Estado.
Compañero Comandante en Jefe Fidel Castro, Presidente del Consejo de Estado y de Ministros;
Compañero Ricardo Alarcón, Presidente de la Asamblea Nacional;
Compañeras y compañeros diputados:
El año que termina no ha sido un año cualquiera en lo que a economía se refiere. Ha sido un año de profundo significado porque en él se combinaron fuertes adversidades como fueron tres huracanes, la sequía más intensa en un siglo y las interrupciones eléctricas, con la puesta en práctica de nuevas y revolucionarias ideas sobre el desarrollo socioeconómico, con la continuidad y maduración de importantes programas de la Batalla de Ideas y con el crecimiento económico más elevado y medido con mayor justeza que se haya registrado desde 1959.
Recordaremos al 2005 como un año de impresionantes resultados obtenido frente a formidables desafíos planteados por el gobierno de Estados Unidos, por la naturaleza y por la permanente necesidad de desarrollar un pensamiento creativo para romper los esquemas que en economía, pretenden presentar la construcción del socialismo como una ciencia exacta e inmutable.
En el 2005 el medio natural fue riguroso y desfavorable. Alcanzó su máxima intensidad la mayor sequía en el último siglo: el agua embalsada disminuyó hasta el 26,7% de la capacidad total y obligó a llevar agua con pipas, en una complicada y costosa operación, a unos 2,6 millones de personas. Provocó pérdidas estimadas en 1, 350 millones de dólares.
La temporada ciclónica fue excepcionalmente activa y tres huracanes causaron cuantiosas pérdidas. Uno de ellos, el Dennis afectó 10 provincias, destruyó 28,082 viviendas y afectó a 175,615.
No obstante, los resultados económicos y sociales han sido de alto calibre y podrían sintetizarse -con los riesgos que implica la síntesis– en la terminación de unas 700 obras de la Batalla de Ideas, en una profundización de la justicia social mediante la elevación del salario mínimo, de las pensiones y prestaciones de la asistencia social que beneficiaron directamente a 5 millones 111 mil 267 compatriotas; en la rápida puesta en práctica de nuevas concepciones sobre el desarrollo del sistema electroenergético basadas en el ahorro y la eficiencia; en una batida frontal contra la corrupción y el delito apoyada en los valores éticos y morales sembrados por la Revolución; en un crecimiento económico de 11,8% del PIB que, tratándose de Cuba y medido en la forma adecuada a nuestra realidad, expresa verdadero desarrollo volcado hacia el pueblo y no un simple crecimiento de cualquier tipo de transacciones mercantiles.
Los resultados alcanzados tienen estrecha relación con decisiones de política económica tomados en este año y en el anterior, que crearon una base general favorable e introdujeron una correcta centralización en el manejo de las divisas y eliminaron la dispersión e ineficacia asociados a la acción de entidades que anteriormente tomaban decisiones sobre su uso.
El control de cambios, la consolidación del peso convertible y la expulsión del dólar de la circulación han sido pasos de gran importancia dados por la Revolución, a los que se unió en este año la revaluación del peso cubano y la devaluación del dólar.
Estas decisiones de política monetaria fortalecieron la soberanía del país, le quitaron al gobierno de Estados Unidos instrumentos para hacernos la guerra económica y contribuyeron a lograr un funcionamiento de la economía acorde a los intereses estratégicos de la nación.
El rumbo acertado de la política monetaria y la mejoría en el desempeño general de la economía, en unión con el cumplimiento riguroso de los compromisos financieros externos, ha ampliado la capacidad crediticia del país, permitiendo que el 73% de los financiamientos sean ahora a largo y mediano plazo. Las decisiones de carácter estratégico tomadas centralmente y con sentido de país, van demostrando que solo así es posible avanzar en la construcción del socialismo.
En este año el sistema electroenergético ha sido protagonista de molestias a la población y costos para la economía causados por las interrupciones, pero también sus problemas han servido para generar una verdadera revolución en la forma de producir electricidad, así como en las vías para su ahorro y uso eficiente con una mayor calidad en los medios empleados para lograrlo, que a su vez mejoran la calidad de vida de la población.
El sistema electroenergético correspondiente a la época del petróleo barato; basado en termoeléctricas gastadoras de combustible que concentra en pocas unidades porcentajes muy elevados de la generación total, demostró ser no solo ineficiente, sino altamente vulnerable.
Las acciones para enfrentar la debilidad del sistema eléctrico apuntan a una solución integral del problema, que coloca al país en una situación superior en términos de eficiencia, de seguridad en el servicio y de seguridad para la defensa y la vitalidad del país.
El precio promedio del barril de petróleo en este año ha sido de 56,5 dólares. Fue de 31 dólares en el 2003 y el próximo año se espera que esté por encima de los 60 dólares. Estos altísimos precios ya no son coyunturales como lo fueron en el pasado, sino que continuarán siendo altos porque obedecen ya no a oscilaciones de corto plazo en la oferta y demanda, sino a una escasez real de petróleo combinada con el inmenso derroche que se deriva del voraz consumismo de los países desarrollados. El agotamiento del petróleo en un plazo de unos 30 años, a los actuales ritmos de consumo despilfarrador, no es una profecía catastrofista, sino una realidad cercana.
Con esos altísimos precios del petróleo el país gasta 3 millones 800 mil toneladas de combustible para generar electricidad en el vulnerable e ineficiente sistema eléctrico que tiene un aprovechamiento de apenas el 60% de su capacidad.
A partir de esas realidades el ahorro es la fórmula básica y la única vía adecuada para enfrentar el desafío energético.
En la carrera demencial hacia el rápido agotamiento del petróleo, en la cual Estados Unidos marcha como puntero en el derroche y la contaminación, acompañado por los países ricos y –como triste paradoja– por gran cantidad de países pobres atrapados en el modelo consumista y sin advertir siquiera que lo están, el ejemplo de Cuba brilla con luz propia.
Ante el dilema energético que al mundo plantea el agotamiento del petróleo, la política de ahorro trazada por el compañero Fidel aparece como el camino más racional para extender el plazo que permita adoptar y estabilizar fuentes alternativas de energía.
Éste es un modelo energético al que inevitablemente tendrán que prestar atención los países pobres e incluso los países ricos a los que la crisis del modo de funcionamiento basado en el petróleo impacta con creciente fuerza.
El transporte ha tenido severas limitaciones en los años de período especial y por eso, son buenas noticias que la transportación ferroviaria esté siendo recuperada con la reparación de locomotoras y vagones, el ingreso de nuevas locomotoras y otros equipos, así como la próxima reparación de las vías, la integración del ferrocarril del MINAZ en una sola estructura y la reparación de sus equipos que reforzarán la capacidad del sistema.
Ha mejorado la actividad portuaria recibiendo algunos nuevos medios. No puede dejar de destacarse la operación para extraer la elevada cantidad de mercancías, especialmente alimentos, almacenados en los puertos, que dirigida por el MINFAR, debe culminar el año con la transportación de más de 1,6 millones de toneladas en los últimos meses.
En esta operación se ha puesto de manifiesto que la correcta organización, la disciplina y el control son más determinantes que la incorporación de recursos para aumentar la eficiencia del transporte de carga.
Se ha comenzado a mejorar el transporte interprovincial de pasajeros con la compra de 1,000 nuevos ómnibus, de los cuales hay ya más de 200 trabajando desde hace meses en importantes tareas de la Revolución.
El alto crecimiento del 11,8% del PIB de Cuba en este año es el mayor registrado desde 1959.
Para calcular nuestro PIB se aplicó en el 2004 y en este año un método que reduce la desventaja en que nos colocaba el sistema aplicado internacionalmente y que está concebido para reflejar el desempeño de economías capitalistas donde las transacciones de mercado –con independencia de la naturaleza y el sentido social de ellas–, aumentan el PIB.
La realidad cubana, en la que sectores tan importantes y de tanto peso en el empleo como la educación, la salud, la cultura, el deporte, no tienen en la compra-venta de sus actividades la base de su existencia, como ocurre en las economías de mercado, no encaja en el molde del PIB tradicional. Como en Cuba estos servicios básicos no se mueven por la compra-venta de salud, de educación, de cultura o deporte, el PIB tradicional solo sumaba en ellos los gastos incurridos, por lo que quedaba subvalorado el valor agregado generado en estos servicios de fundamental significado social y humano.
Nuestro método actual ha mejorado el cálculo del valor agregado que se genera por estos servicios, a pesar de que aun se aplican tarifas muy por debajo de las normas internacionales.
En las economías capitalistas el crecimiento del PIB no implica necesariamente que crezcan actividades de progreso y utilidad social, ni tampoco expresa equidad en la distribución de ingresos entre las clases sociales.
En Cuba el crecimiento del 11,8% del PIB es real y no se apoya en la producción de armas, en el tráfico de drogas, en la construcción masiva de cárceles, en el lucro privado de la salud, la educación u otras actividades mercantiles que incrementan el PIB de Estados Unidos.
Alguien poco sospechoso de ser marxista o favorecer al socialismo, como Robert Kennedy, describió en 1968 las limitaciones del PIB, refiriéndose al de Estados Unidos en los siguientes términos: «nuestro producto interno bruto suma la contaminación del aire y la publicidad de cigarrillos y las ambulancias que limpian las carreteras de la carnicería. Suma las cerraduras especiales para nuestras puertas y las cárceles para quienes las violan. Suma el napalm y el costo de una cabeza nuclear y los vehículos blindados que se enfrentan a los disturbios en nuestras calles. Sin embargo el producto interno bruto no incluye la salud de nuestros hijos, la calidad de su educación o la alegría de sus juegos. No mide nuestra inteligencia ni nuestro valor, ni nuestra sabiduría ni nuestro aprendizaje».
Nuestro crecimiento del PIB incluye, entre otras, las siguientes realidades:
§ En nuestro país, en este año 2005 finalizó la reparación capital de 129 policlínicos con todos los nuevos servicios incluidos. El programa de servicios de rehabilitación fue prácticamente concluido con la terminación de 452 instalaciones.
§ Las salas de terapia intensiva en los municipios alcanzan ya la cifra de 121, en las que el índice de sobrevivencia de los pacientes es de casi 98%.
§ Los servicios médicos ofrecidos por nuestro personal de salud en el exterior en más de 60 países.
§ El programa de remodelación y ampliación de hospitales de excelencia ya se extiende a 52 unidades e incluye equipamiento de alta tecnología.
§ La Operación Milagro con su profundo sentido solidario y humano para curar afecciones de la vista de nuestra población, de pacientes venezolanos y de otros pueblos que se incorporan a este servicio. En ella se han realizado 176 mil operaciones.
§ La producción de medicamentos de la industria farmacéutica crece más de 26%.
§ El turismo creció 12,3%, alcanzando a recibir 2,3 millones de turistas y registrando incremento en los ingresos y reducción en los gastos.
§ En la enseñanza primaria la cantidad promedio de alumnos por grupo es de 18,8. En la secundaria básica se desarrollan los nuevos métodos de enseñanza con los profesores generales integrales, se reduce la cantidad de estudiantes por grupo a 30 y se asegura la doble sesión y la merienda escolar. En el preuniversitario se reduce el tamaño de los grupos a 30 alumnos. En todos los niveles de enseñanza los estudiantes tienen acceso a la computación.
§ La universalización de la enseñanza superior alcanza la impresionante cifra de 500 mil estudiantes, de ellos 360 mil en 2,133 sedes en todos los municipios del país. Cuba se convierte en los que algunos analistas llaman un país-universidad, donde la enseñanza superior al alcance de todos no es retórica, sino realidad concreta.
§ Prestan servicios 6,318 instructores de arte.
§ Se publicaron 477 títulos de libros con un total de 4,4 millones de ejemplares.
§ La Universidad de Ciencias Informáticas alcanzó a tener ya 8 mil estudiantes.
§ El níquel se afianzó como el principal ingreso por exportación de bienes, alcanzando una producción similar a la del año anterior, y logrando precios superiores a los previstos.
§ Las inversiones crecieron casi 39%, un crecimiento más de 5 veces superior al alcanzado en el año 2004.
§ Las exportaciones, de las cuales el 70% son servicios, crecieron 27,9%.
§ Fueron terminadas 39,261 viviendas como parte del Programa de la Vivienda presentado a la Asamblea Nacional el pasado 1 de septiembre. Esta cifra es 2,5 veces superior con relación a las viviendas terminadas en el año anterior.
La enumeración anterior no pretende incluir todos los factores que intervienen en el crecimiento del PIB, ni agotar el comentario que merecerían otros, teniendo en cuenta el dinamismo de nuestra economía en el año 2005 y las nuevas concepciones y métodos de trabajo que significan mayor control y eficiencia.
Lo mencionado hasta aquí demuestra que el crecimiento del PIB cubano está dirigido a la satisfacción de necesidades y a la superación de nuestro pueblo. Ese crecimiento no va a parar a manos de una élite privilegiada y ocurre en un país muy especial donde nadie está desamparado, todos tienen acceso a la salud, la educación, la cultura, no hay hambrientos y el desempleo es de 1,9%, lo que deja boquiabiertos de asombros a los latinoamericanos que padecen un promedio regional de desempleo de 9,3%.
Mientras para los cubanos transcurría el año 2005 con sus batallas contra las agresiones del imperio, contra el despilfarro y a favor del ahorro, por el avance de los programas de la Batalla de Ideas, en América Latina continuó acentuándose la crisis del neoliberalismo en un año donde la región alcanzó un crecimiento promedio de 4,3%. A éste crecimiento la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas (CEPAL) le llama «hecho sumamente positivo», aunque lamenta que la región esté creciendo menos que otras regiones del mundo.
En realidad, la mejoría es patética, pues aunque se informa de una reducción del número de pobres de 222 a 213 millones que representan el 40,6% de la población, su porcentaje respecto a la población total es todavía mayor que en 1980.
América Latina, con sus 3 décadas de política neoliberal a cuestas, sigue siendo la región del planeta con la más injusta distribución del ingreso, tiene en condición de indigencia a 41 millones de niños menores de 12 años y a 15 millones de adolescentes entre 13 y 19 años, padecen hambre 53 millones de sus habitantes y 42 millones de adultos son analfabetos.
La crisis del neoliberalismo se hizo más profunda y evidente en este año y se manifestó al menos en tres sucesos destacados: el fracaso de Bush y sus lacayos en el intento de revitalizar el ALCA en Mar del Plata y el contundente rechazo popular allí al Presidente de Estados Unidos, el apoyo a la Revolución Cubana y a la Revolución Bolivariana; el reciente ingreso de Venezuela al MERCOSUR y la amplia victoria electoral de Evo Morales en Bolivia, derrotando al candidato de la oligarquía neoliberal.
El neoliberalismo, que hace apenas una década dominaba en todos los países de América Latina, excepto en Cuba; que intentaba cercarnos armado de su aparente fortaleza frente a nuestras dificultades, y seducirnos dando consejos desde una supuesta ciencia económica infalible, no puede ocultar hoy su fracaso ni contener el repudio de los pueblos de América Latina y el Caribe.
Mientras el neoliberalismo se va debilitando en América Latina y el empantanamiento en Iraq se hace irreversible, el Presidente Bush declaró el 19 de diciembre que «nos dirigimos hacia el nuevo año con una economía que es la envidia del mundo».
Invocar un sentimiento tan bajo como la envidia para alardear de la supuesta bonanza de la economía de Estados Unidos, se corresponde exactamente con el nivel cultural y la catadura moral del personaje, pero algunas realidades norteamericanas poco envidiables, bastarían para destruir la arrogancia de tal afirmación.
No es muy envidiable tener un déficit fiscal y comercial crecientes que entre ambos suman más de 1 millón de millones de dólares, que provoca desconfianza hacia la economía norteamericana y amenaza con hundir al dólar.
No es envidiable contar con 36 millones pobres, 9 millones de desempleados, 6 millones con empleos precarios y 12 millones que sufren hambre crónica y malnutrición.
No es envidiable que 135 mil niños lleven armas a las escuelas o que 6,6 millones de personas consuman regularmente drogas duras.
No es envidiable que 2 millones de personas se encuentren en prisión o que en un año sean asesinadas 23 mil y 85 mil sean heridas de bala.
La economía que Bush proclama como la envidia del mundo es la misma que apenas en el 2001 sufrió una crisis financiera que estremeció al sistema y que incuba ahora otra probable crisis en el sector inmobiliario donde ha surgido otra llamada burbuja especulativa similar a la que estalló en 2001 en el sector de la informática.
Compañeras y compañeros diputados:
Nos disponemos a iniciar el año 2006 contando con sólidas realidades a nuestro favor.
Tenemos una acertada estrategia para la transformación a fondo del sistema electroenergético que permitirá producir un ahorro sustancial de combustible, contar con un sistema seguro y eficiente y propiciar mayor bienestar a la población mediante la utilización de utensilios eléctricos de mayor calidad.
Después de 6 años de vida, la Batalla de Ideas aporta el decisivo caudal de solidaridad humana, cultura y conciencia, apoyada en programas cumplidos o en ejecución, que nos permite mirar con confianza hacia el próximo año y los siguientes.
Contamos con la irrenunciable decisión de derrotar al robo y la corrupción. Para triunfar en esa batalla tenemos las armas de la ética y la vergüenza que pueden ser despertadas y movilizadas en los humanos. Y contamos también con la fuerza preparada para cerrarle el paso a los bandidos, como lo demuestra la actuación de los trabajadores sociales en el control de la distribución y venta del combustible. La Revolución tiene la fuerza moral, la fuerza legal y en especial, la fuerza humana para derrotar a los ladrones y corruptos.
Nuestro sector de turismo crece con vigor y eleva su eficiencia. El níquel ha consolidado su papel como principal exportador de bienes.
Continúan desarrollándose las excelentes relaciones de intercambio y colaboración con la República Bolivariana de Venezuela y la República Popular China.
En el año que finaliza, el Presupuesto del Estado cumplió sus funciones respecto a la actividad presupuestada y apoyó los imprescindibles gastos derivados de huracanes y sequía, aumentos de salarios y pensiones y desarrollo de variados programas de beneficio social. El déficit de 4,2% con relación al PIB tiene una explicación clara en el informe que el Ministerio de Finanzas ha entregado a los diputados y la Comisión de Asuntos Económicos recomienda a la Asamblea Nacional su aprobación. De igual modo recomiendo a la Asamblea Nacional la aprobación de los Lineamientos para el Plan de la Economía Nacional y el Presupuesto del Estado para el año 2006.
Dentro de pocos días arribaremos al Aniversario 47 del triunfo de la Revolución que hizo de Cuba un lugar de excepción en el mundo.
Este mundo de principios del siglo XXI es aquel donde impera la explotación, el egoísmo, la injusticia. Aquel donde 10 millones de niños mueren cada año debido a la falta de medicamentos que cuestan centavos y que podrían salvarse si Estados Unidos y Europa destinaran a ellos sólo una pequeña parte de lo que gastan cada año en cosméticos o helados. El mundo en el cual el 80% de la población vive en el subdesarrollo, mientras se gasta un millón de millones de dólares en embrutecer y estafar a los consumidores con propaganda comercial.
En ese mundo en crisis, Cuba es la excepción, pues a nadie explota, agrede, invade, ni permite que la exploten. Sus acciones son curar, salvar, educar.
Cuenta Cuba con armas poderosas para defendernos. Sobre ellas el Comandante en Jefe expresó el pasado 17 de noviembre en el Aula Magna de la Universidad de La Habana: «Nosotros poseemos otro tipo de armas nucleares, son nuestras ideas; nosotros poseemos armas del poder de las nucleares, es la magnitud de la justicia por la cual luchamos; nosotros poseemos armas nucleares en virtud del poder invencible de las armas morales».
Ciudad de La Habana, 22 de diciembre de 2005.
«Año de la Alternativa Bolivariana para las Américas