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¿Crisis del servicio eléctrico en el país con la mayor reserva de energía del planeta? … qué raro

Fuentes: Rebelión

¡Qué gran paradoja! ¿Cómo se puede explicar que el país que posee la mayor reserva de energía del planeta sufra una crisis tanto en su servicio eléctrico como en la producción de gas y petróleo, y que además no se vislumbre una solución ni tan siquiera a mediano plazo? La respuesta es reiterativa y se […]


¡Qué gran paradoja! ¿Cómo se puede explicar que el país que posee la mayor reserva de energía del planeta sufra una crisis tanto en su servicio eléctrico como en la producción de gas y petróleo, y que además no se vislumbre una solución ni tan siquiera a mediano plazo?

La respuesta es reiterativa y se aplica a todas y cada uno de los sectores que integran la estructura social venezolana: tenemos un problema de percepción de la crisis debido, fundamentalmente, a la carencia de un Moderno Proyecto Nacional y su modelo territorial, lo cual trae como consecuencia que tengamos una visión de nuestro sector eléctrico ajena a la realidad; es un enfoque lineal, desarrollista, disyuntivo y presa de oscuros intereses que no permiten mirar el pasado para analizarlo y corregir los errores cometidos.

Es cierto que Venezuela tiene la mayor reserva de hidrocarburos del planeta, pero no es verdad que toda ella es de petróleos comercializables en el ámbito del trasporte, el llamado mercado petrolero. La mayoría de esos hidrocarburos son extrapesados y viscosos, cuyo costo de pre-refinación para colocarlos en las refinerías que procesan petróleos convencionales los hace excesivamente costosos, y por tanto poco competitivos, tanto en el actual mercado petrolero mundial deprimido como en el previsible a mediano plazo. Esto no es una novedad. Se sabe hace mucho tiempo y así se estableció en el Modelo Energético Nacional presentado y aprobado por el Presidente Chávez en 2001. En ese Plan energético se establecía que la energía primaria fundamental para generar electricidad eran los hidrocarburos extrapesados y viscosos (en esa época llamados bitumen o sencilla y coloquialmente orimulsión) y que podíamos así tener un sistema totalmente endógeno, autosuficiente y totalmente sembrado en nuestro territorio, es decir, construido por nuestra industria metalmecánica, apoyado en la red de transmisión eléctrica históricamente existente y con tecnología venezolana.

Es bueno recordar que la orimulsión es solo un proceso o mecanismo que permite trasportar los crudos extrapesados por ductos; no se trata, como algunos lo quieren hacer ver, de las características de la comercialización o del negocio con los crudos pesados y extrapesados, es sencillamente un proceso que permite el traslado y almacenamiento de la materia prima. Es un invento venezolano debidamente patentado por Intevep del cual nos debemos sentir orgullosos. El termino bitumen se refiere a la calificación de un hidrocarburo extrapesado y de alta viscosidad como un producto diferente al petróleo que se comercializa en el mercado mundial, y fue por eso que se logró que no se computara dentro de la cuota OPEP. La discusión aquí es de política y estrategia petrolera dentro del marco geopolítico: si queremos jugar en bolsa de valores apoyados en la cuantía de las reservas es propio hablar de petróleo, pero si queremos producir electricidad con nuestros hidrocarburos extrapesados e independizarnos de la constricción OPEP que comanda el Capital, es deseable definirlos como bitumen, porque con ello tendríamos un producto que cotiza entre el carbón y los derivados del petróleo (diesel y fueloil) que son más caros que el petróleo y nos darían la posibilidad de constituir un oligopolio en el mercado eléctrico, tanto en el nacional como en el internacional, con potencial suficiente para extenderlo en la Región Latinoamericana y otros territorios como China e Italia.

Si ese modelo para el sector eléctrico se hubiese aplicado (como lo aprobó Chávez en 2001) no tendríamos crisis, seriamos no solo autosuficientes, estaríamos asociados en la generación eléctrica de muchos países, incluyendo nada más y nada menos que a China e Italia. Pero la historia no discurrió de esa manera y el saco de alacranes sobre el cual se sentaba el comandante Chávez, según afirmó el General Müller Rojas, actuó desplazando a la vicepresidenta Adina Bastidas y a todos cuantos propulsábamos ese proyecto. Se impuso la apuesta por el gas costa afuera, que era el proyecto bandera de la vieja PDVSA (recuérdese el Proyecto Cristóbal Colon), y allí nos hundimos en un mar de inversiones con empresas trasnacionales, cuestión, que en buena medida explica la situación financiera en que nos encontramos.

Desde la Gran Venezuela de Pérez I, la meta para la producción petrolera se ha fijado en 6.000.000 de b/d y por extraña razón no llegamos, después de 40 años, a los tres millones. Lo mismo sucede con el gas, se anuncian grandes proyectos y se adelantan grandes inversiones, pero el gas nuevo (costa afuera) se niega a aparecer y la mitad del gas asociado se continúa quemando en los históricos mechurrios. ¿No será que nos equivocamos en el pasado y lo continuamos haciendo en el presente? ¿Por qué actuamos bajo la misma cultura desarrollista y con la misma mente colonizada que hasta ahora nos ha perdido?

En medio de tantas medidas para salir de la crisis ¿Cómo es que no revisamos el plan energético de PDVSA y su modelo de gestión? ¿Qué proyectos deben continuarse y cuales deben revisarse e incluso cancelarse? ¿Lo mismo con las llamadas empresas básicas, que poco han contribuido al desarrollo sostenible y endógeno del país y que son, quizás, la más clara manifestación del rentismo guiado por la mente colonial?

Son preguntas fundamentales que deben responderse ante el país mediante un gran debate, donde el tercero excluido -la gran mayoría de los venezolanos no alienados a la ideología de los dirigentes de los partidos políticos dominantes- pueda manifestarse y participar mediante las nuevas formas de organización que están emergiendo y que debemos crear, usar y fortalecer.

Para más detalles sobre el tema energético sugiero ver en mi blog http://joseluispachecos.blogspot.com/,el tema Proyecto Nacional y Nuevo Modelo Territorial (págs. 31 a 34), donde detallamos el tema.

La coyuntura que estamos viviendo se ajusta a los ciclos/coyunturales que forman parte de la crisis estructural del Sistema Capitalista Mundial que ahora se desarrolla en su fase terminal. Son los procesos de flujo y reflujo de la actividad productiva real a nivel mundial y regional y que poco tienen que ver con el movimiento del PIB en razón de la influencia de los movimientos del campo financiero.

En Venezuela todo el proceso de crecimiento poblacional, ocupación indebida del territorio desde la colonia e incremento de la producción de bienes y servicios basada en una incompleta sustitución de importaciones propia de la IV Republica, basada en una alta dependencia de componentes importados, ha marcado una deriva donde la mayoría de la población ha venido disminuyendo su calidad de vida a medida que se desarrolla el proceso, razón por la cual hay un incremento de la aporía colectiva y una necesidad de que la situación cambie. Por eso, al igual que el planeta entero, el deseo de cambio siempre está presente.

Los ciclos coyunturales de crecimiento y depresión de la oferta y la demanda en el Sistema Capitalista Mundial, marcan el alza y baja de las materias primas en los países periféricos y por ende la naturaleza de los procesos políticos en esos estados territoriales. Si la materia prima que se produce permite crear un oligopolio se produce una renta cuantiosa y una cierta liberación de las mandantes redes sistémicas, permitiendo, entonces, que el estado territorial en cuestión diseñe en buena medida su modelo de desarrollo social.

Los ciclos coyunturales en Venezuela a partir de 1916, cuando el petróleo define la naturaleza y renta del Estado, así como las características culturales que lo determinan, define tres grandes periodos: el militarismo desde 1916 hasta 1958, el puntofijismo a partir de esa fecha hasta 1999 y el bolivarianísmo que se inicia allí y llega hasta el presente. Cada uno de estos ciclos se ha sustentado en la renta petrolera y tiene sus propias características y solapamientos con los adyacentes, así como sub-periodos bastante diferenciados que es pertinente analizar y caracterizar, pero todos han estado atados a la volatilidad de los precios del petróleo y a la cultura rentista/colonial que no ha permitido que un diseño realmente soberano y apoyado en las redes territoriales, se imponga como Proyecto Nacional.

Solo el proceso bolivariano ha trabajado con sinceridad y sentido patriótico lo social, lo soberano y la integración Sur Americana/Caribe, pero las fuerzas proimperialistas lo han enfrentado para destruirlo desde su mismo inicio, y cada vez trabajan más unidas y en muchos frentes. En lo internacional todas las fuerzas imperiales actúan al unísono, porque cuanto más sobreviva y tenga éxito el proceso bolivariano, su ejemplo de ejercicio de la soberanía inspira a otros países. En lo interno las corrientes de la oposición, que representan elementos plutocráticos y racistas, cada vez están más ansiosos y desesperados. Pero el proceso bolivariano revolucionario también ha tenido y tiene enemigos a lo interno, representado fundamentalmente por el dogmatismo ideológico y la falta de planificación integral inspirada en un moderno Proyecto Nacional Territorial, que han impedido e impiden enfrentar y cambiar las malas decisiones tomadas anteriormente.

Para ello debería reasumir la desconcentración y descentralización territorial que propuso Hugo Chávez desde 1998 y en sus sucesivos planes de gobierno, así como un desarrollo industrioso que se finque en las redes humanas que existen en el territorio apoyando a los emprendedores y haciéndolos empresarios de nuevo tipo, diferentes a los tradicionales que se mueven en red con el sistema financiero tradicional centrando sus actividades principalmente en el sector comercio. Pensamos que poniendo la Producción y la Distribución bajo la egida de un sistema bancario público que funcione como banca de desarrollo sería un paso positivo. Hay que ir a las redes humanas que existen en el territorio y que practican un proceso industrioso basado fundamentalmente en el «valor de uso» y no invertir por sectores con visión de «valor de cambio» y acumulación de divisas en el exterior.

En lo referente al Sector Eléctrico deberíamos volver al Plan del 2001 y crear nuevos ingenios termoeléctricos a vapor alimentados con hidrocarburos extrapesados directamente sobre la Faja, aparte de modificar plantas como Ramón Lagua, Planta Centro, Las Morochas y otras para energizarlas con el mismo material. Estaríamos hablando de una transformación no tradicional de nuestros hidrocarburos extrapesados que apuntan a fortalecer un verdadero desarrollo nacional, soberano, autosustentable, que a la par, incorpora numerosos sectores productivos a un tejido industrioso endógeno. De esta manera tendríamos energía eléctrica barata, segura y en las cantidades necesarias para alimentar tanto la vida nacional en general como a múltiples sectores productivos en particular, puesto que sería el dinamizador de tejidos productivos que se retroalimentan y poseen arraigo en insumos y tecnologías claves para un verdadero desarrollo endógeno.

Este modelo eléctrico es, como antes dijimos, el mismo aprobado en 2001 y que luego, entre 2005 y 2006, se cambió por el proyecto gasífero costa afuera. Por cierto y en referencia al gas, es difícil comprender por qué invertimos costa afuera y no en usar la mitad del gas asociado al petróleo producido que continuamos venteando.

Estas son notas para el debate que estamos librando como consecuencia de la crisis, lo importante es permanecer al lado de los intereses nacionales, de la gente y no de los negocios, porque ese es el ámbito de la Revolución, un espacio que conquistamos y no debemos perder.

* José Luis Pacheco (Caracas, 1934). Ingeniero Civil, especializado en Desarrollo Territorial y Gerencia de Proyectos. En el proceso revolucionario bolivariano ha sido Director General del Ministerio de Infraestructura, de Planificación en el mismo ministerio y de Energía en el Ministerio de Energía y Minas; en ese período coordinó el Plan Territorial de Infraestructura y el Plan Energético. También ha sido Asesor de la Asamblea Nacional y del Ministerio de Planificación y Desarrollo, diputado electo a dicha Asamblea en 2005, Presidente de la Fundación Teatro Teresa Carreño y Vicepresidente de Grandes Obras del Metro de Caracas.

 

Entre sus publicaciones se encuentran sus libros Sistema Capitalista Mundial y Polo de Poder Latinoamericano, Editorial Question 2004 y Corpoandes 2006, y Un modelo energético para Nuestra América, Ediciones Desde Abajo 2011, ambos accesibles en su blog, http://joseluispachecos.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.