La crisis económica global no es, únicamente, una crisis más grave que la de 1929 sino que, en apariencia, es una crisis del sistema productivo capitalista mundial o, lo que es lo mismo, una crisis de la civilización occidental -o judeo cristiana- portadora de una escala de valores que permitió y alentó el desarrollo de […]
La crisis económica global no es, únicamente, una crisis más grave que la de 1929 sino que, en apariencia, es una crisis del sistema productivo capitalista mundial o, lo que es lo mismo, una crisis de la civilización occidental -o judeo cristiana- portadora de una escala de valores que permitió y alentó el desarrollo de formas de producción cuyo objetivo no es satisfacer necesidades humanas, sino producir ganancias a como dé lugar.
La actual crisis económica mundial se está profundizando día a día y muchos pretenden solucionarla con parches, pese a que ya se hace evidente que no es una simple recesión, sino que será una franca depresión que durará mucho tiempo.
Pero, antes de entrar en el tema de la crisis económica, conviene aclarar que no sólo será una crisis económica, producto de décadas de ambición desmedida, de avaricia, de egoísmo y despreocupación social, sino que terminará siendo una crisis laboral, alimentaria, ecológica, energética, cultural y, en definitiva, una crisis social de proporciones planetarias.
Las hipotecas «NINJA» de Estados Unidos como detonante de la crisis global
Algún analista, con sentido del humor, definió como «hipotecas NINJA» a las hipotecas de alto riesgo, técnicamente conocidas como «SUBPRIME», concedidas a personas que, en inglés, eran No Income, No Job or Assets (sin ingresos, sin trabajo ni propiedades) o, en otras palabras, «hipotecas para pobres».
Estas hipotecas fueron puestas en marcha (y luego imitadas en muchos países) por las instituciones financieras de Estados Unidos por dos razones básicas:
La primera razón fue compensar la disminución de ganancias provocada por las tasas de interés -excepcionalmente bajas- impuestas al sistema financiero mundial a raíz de los atentados de las Torres Gemelas. Con esa disminución en el costo del dinero, la Reserva Federal de Estados Unidos buscaba propiciar el consumo y reactivar una economía deprimida por la desconfianza después de esos atentados.
La segunda razón fue el pinchazo de la burbuja tecnológica, ocurrida a principios del siglo XXI, lo que llevó a los inversores institucionales y al ahorro familiar a trasladar su dinero hacia los bienes raíces.
El sistema funcionó bien mientras las tasas de interés se mantuvieron bajas y el costo de las viviendas crecía sin cesar.
Sin embargo, a partir de 2004, la Reserva Federal USAmericana comenzó a subir los tipos de interés -con la «excusa formal» de que se quería controlar la inflación- llevándolos del 1% al 5,25% en sólo dos años.
El alza de los intereses, el consiguiente aumento de los pagos mensuales y las dificultades de los deudores hipotecarios fueron soslayados, al principio, ofreciendo a los «Ninjas hipotecarios» una segunda hipoteca para refinanciar la primera, asegurándoles que el constante aumento en el valor de la vivienda seguiría haciendo ventajosa la operación.
Sin embargo, el desempleo crecía en Estados Unidos debido a la deslocalización de empresas que, progresivamente, habían trasladado sus fábricas a Asia, despidiendo a sus empleados y obreros norteamericanos.
Esto hizo que esos desempleados no pudieran afrontar sus deudas y el tinglado se vino abajo cuando el número de morosos y de ejecuciones hipotecarias comenzó a deprimir el costo de la vivienda en USA.
Así, cuando decenas de miles de «Ninjas» advirtieron que había bajado el valor de su casa, mientras el monto de sus cuotas no se reducía, decidieron pasarse al bando de los morosos, abandonando la vivienda y llevándose todo lo que había en ella (muebles y electrodomésticos) para que no fueran embargados.
Por tal razón, los bancos que habían prestado dinero a «Ninjas» comenzaron a no poder devolver el dinero a sus depositantes y la desconfianza en el sistema bancario y financiero se disparó cuando los bancos comenzaron a vender esas viviendas ejecutadas judicialmente.
Porque, en ese momento, se descubrió que con esas subastas no podían recuperar el dinero tomado de sus depositantes y prestado en «Hipotecas Ninja».
El asunto es, por supuesto, mucho más complejo ya que la mayoría de los banqueros son, como es sabido, codiciosos.
Los bancos ya habían ganado mucho dinero con las primeras «Hipotecas Ninja», pero querían seguir ganando dinero, ofreciendo más hipotecas.
El problema consistía en que ya habían prestado todo el dinero de sus depositantes y las normas les impedían vender las hipotecas -buenas o malas- que tenían en sus carteras, porque las hipotecas eran activos no negociables.
Entonces, esos banqueros codiciosos, con la complicidad de los gobiernos -que desregularon la normativa bancaria en casi todo el mundo- y de las «Calificadoras de Riesgo», inventaron lo que ellos llamaron «sofisticados instrumentos financieros» como la Titulización y los Derivados.
Por medio de la Titulización los banqueros «empaquetaban» «Hipotecas Ninja» mezclándolas con hipotecas de buena calidad en un título negociable y las vendían cono «Derivados de Crédito» o CDO (Collateralized Debt Obligations – obligaciones con garantía colateral) que, teóricamente, eran de buena calidad.
He dicho, «con la complicidad de los gobiernos» porque estos «Derivados» se podían vender sin límite y, así, los bancos podían hacerse con fondos frescos de inmediato.
Pero esa venta sin límite equivalía a que los bancos, al titulizar hipotecas y vender esas titulizaciones podían -y efectivamente lo hicieron- deshacerse de todos los activos basura de las hipotecas Ninja, embaucando a inversores ignorantes o descuidados.
Y he dicho «con la complicidad de las calificadoras de riesgo» -entre las que cabe citar a Standard&Poors, Moody’s Investors Service y Fitch Ratings (las tres principales calificadoras de Wall Street)- porque fueron ellas las que concedieron excelentes calificaciones a esos paquetes de «Hipotecas Titulizadas», llenas de «Hipotecas Ninja».
Esas buenas calificaciones indujeron a ingenuos o ignorantes administradores de inversiones de todo el mundo a adquirir esos paquetes «contaminados».
Además, los gobiernos autorizaron a los bancos a que los activos titulizados no estuvieran respaldados por un capital mínimo (encajes bancarios).
De tal manera, los bancos pudieron transformar en «Derivados» todas sus hipotecas sin necesidad de proteger el dinero de sus depositantes manteniendo en sus depósitos «dinero de verdad» (estamos hablando de dinero del bolsillo de los banqueros o dinero fresco depositado por nuevos ahorristas).
Esto les permitió a estas instituciones prestar fondos sin límite alguno con lo que, en realidad, estaban emitiendo moneda o, en buen romance, «falsificando dinero».
Inicialmente, las hipotecas, buenas y malas, se revendieron dentro de Estados Unidos a las ya tristemente conocidas FANNIE MAE y FREDDIE MAC (N. de A. 1), que hoy están técnicamente en quiebra por tener sus carteras llenas de «Hipotecas Ninja» incobrables y que tuvieron que ser rescatadas por el gobierno de Bush, mediante una masiva aportación de capital. En estos días, el gobierno de Obama estudia renacionalizarlas porque, en sus activos, se encuentra la mitad de todo el mercado hipotecario de Estados Unidos.
Pero, con la «Titulización» y los «Derivados», las «Hipotecas Ninja» comenzaron a circular por todo el mundo, vendiéndose, sobre todo, en los países industrializados como Alemania, Japón, Francia, Inglaterra, Italia y España así como en los principales mercados bursátiles.
De esa manera, esos activos envenenados fueron desparramados globalmente y adquiridos, no sólo por inversionistas de riesgo (Hedge Funds), sino por fondos de pensión y, aún, por gobiernos estatales y municipales.
Por tal razón, la seguridad futura de los ancianos que dependen de esas inversiones y los salarios de los empleados de esos gobiernos están seriamente comprometidos en todo el mundo.
En este contexto y aunque se originó muchos años antes, la crisis de las «Hipotecas Subprime» estalló en agosto de 2007 y se considera el detonante de la crisis financiera y económica mundial de 2008.
Hasta este momento, esta crisis ha provocado numerosas quiebras y fusiones financieras y bancarias, así como nacionalizaciones e intervenciones de los Bancos Centrales de las principales economías desarrolladas. También ha provocado una debacle en el campo bursátil, todo lo cual ha dado origen a una recesión que afecta a todas las economías y, en especial a las más industrializadas. .
Y, ante la previsible quiebra de las más importantes entidades financieras y bancarias, así como de las aseguradoras, la mayoría de los gobiernos de las economías desarrolladas dispusieron transferir cientos de miles de millones de dólares -de manera prácticamente incondicional- a dichas instituciones responsables de la crisis.
De este modo, esos gobiernos les han permitido a los banqueros mantener sus ganancias, mientras que las pérdidas están siendo absorbidas por los Estados, es decir, por toda la población, con lo que se socializan las pérdidas mientras se mantienen privatizadas las ganancias.
Adicionalmente a lo señalado, esta conducta de los gobiernos alentará nuevas y peores conductas irresponsables por parte de los directivos de las sociedades financieras y bancarias que, ahora, saben que ser irresponsable no supone castigo alguno sino, por el contrario, el premio de ser salvado de la quiebra para la mayoría de ellos.
Otra acción del sistema capitalista responsable de esta crisis, fue buscar y encontrar unos cuantos chivos expiatorios a los que cargar con el mochuelo para, de esa manera, distraer la atención del mundo sobre lo que, realmente, está ocurriendo en los entretelones del poder político, financiero y militar mundial.
El escándalo Madoff en Estados Unidos
Así fue como estalló el escándalo Madoff en los Estados Unidos.
Bernard Madoff, el administrador de BMIS (Bernard L. Madoff Investment Securities), aprovechó las ventajas de la normativa gubernamental para inversionistas – sometida a escasas regulaciones- para montar una estafa que supondrá unas pérdidas para sus clientes del orden de los 50.000 millones de dólares.
Madoff puso en marcha un sistema fraudulento por el que pagaba elevados dividendos a sus inversores.
Sin embargo, esos dividendos no provenían de ingresos genuinos por la gestión acertada del dinero que se le confiaba.
Madoff aprovechaba la ingenuidad de muchos de sus inversores que, avariciosos, no retiraban sus inexistentes ganancias y, en cambio, recomendaban a sus amigos invertir en BMIS con lo que, al disponer de un flujo constante de dinero fresco, podía hacer frente a eventuales y pequeñas devoluciones de dinero a sus ahorristas.
Este sistema de estafa piramidal (conocido como el Método Ponzi, por un famoso estafador ítalo norteamericano que lo perfeccionó en los Estados Unidos) le permitió a Madoff seguir contando con la confianza de sus inversores y, aún, le sobró para llevar una vida fastuosa mientras hacía desaparecer en paraísos fiscales el resto del dinero recibido. Aunque hay fundadas sospechas de que una parte sustancial de ese dinero estafado fue derivado al Estado de Israel para auxiliar las crónicamente deficitarias finanzas de ese país que necesitan, constantemente, los aportes de dinero de judíos sionistas del todo el mundo como lo es Madoff y, también, para apoyar a políticos israelíes amigos pero, fundamentalmente, para lavar ese dinero, hoy perdido para quienes confiaron en la honestidad del financista.
La estafa Madoff ha supuesto pérdidas a inversores de todo el mundo ya que numerosas entidades bancarias de importancia en la mayoría de los países desarrollados y emergentes confiaron en Madoff, por lo que ahora deben soportar elevadas pérdidas.
Uno de ellos es el BBVA que afronta complicaciones por un monto estimado de 300 millones de Euros, lo que ha llevado a sus directivos a deshacerse de todas sus operaciones con Hedge Funds.
De parecida manera, el Banco Santander habría invertido en Madoff unos 2.330 millones de euros, la Union Bancaire Privee (UBP) 1000 millones de francos suizos, el BNP Paribas 350 millones de Euros y el estadounidense Fairfield Greenwich Group, el más afectado por haber colocado la mitad de sus activos, 7.500 millones de dólares, en los fondos de Madoff.
Madoff pudo llevar a cabo una estafa tan cuantiosa debido a la voracidad y comodidad de millones de inversores que querían ganar dinero sin trabajar, es decir, sin producir bienes o servicios reales que satisficieran necesidades de las personas que los consumían y que, al mismo tiempo, dieran empleo a los obreros y empleados necesarios para la producción de esos bienes y servicios.
Tampoco son ajenas a dicha estafa la lenidad, negligencia, imprudencia o, directamente, la actitud fraudulenta de las entidades bancarias que administraban el dinero de sus clientes invirtiéndolo en el BMIS de Madoff.
Y, en la base de todo, Madoff pudo concretar un estafa de 50.000 millones de dólares porque el neoliberalismo, impuesto en casi todo el planeta luego de la caída de la Unión Soviética, exigió la anulación de la mayoría de las regulaciones del Estado sobre la actividad bancaria y financiera.
Pero no debemos dejarnos engañar por la caída en desgracia de Bernie Madoff -y de otros financistas como él- ya que hay cientos de miles de millones de dólares en todo el mundo que están en situación muy parecida a la de los dineros estafados por Madoff.
Una estafa similar en España
Aunque en menor escala, tenemos en España un equivalente del caso Madoff con lo ocurrido con Afinsa Bienes Tangibles S.A. y Forum Filatélico S.A.
En el año 2006 la policía española allanó sus oficinas bajo la acusación de haber levantado un esquema piramidal tipo Ponzi, con 340.000 inversores españoles (casi el 1% de la población total del país ibérico) lo que representaría uno de los mayores fraudes en la historia de España. Contra ambas entidades se han presentado, por parte de la Fiscalía Anticorrupción, dos querellas por los presuntos delitos de estafa, falsedad documental, blanqueo de capitales, insolvencia punible, administración desleal y fraude contra la Hacienda Pública.
Mientras el asunto funcionó, los ahorristas depositaban dinero a manos llenas -como con Madoff- y a los pocos que querían hacer retiros se les pagaba con el dinero recién ingresado.
El negociado se destapó cuando la aseguradora Lloyds rechazó otorgar una póliza por 1.200 millones de Euros a favor de los sellos de Afinsa por considerar que no valían lo que la empresa declaraba.
La burbuja inmobiliaria
Pero las pérdidas de los inversores españoles estafados con los sellos postales son moneditas si se comparan con las pérdidas (que recién ahora comienzan a advertirse) de los que invirtieron en el mercado inmobiliario español, convencidos de que la «burbuja inmobiliaria» era un negocio seguro.
Esta «burbuja» comenzó allá por 1998 y creció sin inconvenientes gracias al dinero barato conseguido en el exterior de España y ofrecido irresponsablemente por la banca española, alentando a familias y a empresas constructoras a endeudarse en una actitud que, en ese momento y con ese bajo costo del dinero, parecía razonable (N. de A. 2).
A esto se sumó que, en pocos años, llegaron a España 4 millones de inmigrantes y de extranjeros comunitarios, generando una espectacular demanda de vivienda
Como en Estados Unidos, ese boom inmobiliario -financiado a tasas bajas- llevó a un incremento inflacionario de los valores de las viviendas españolas (que estuvo en el orden promedio del 10% anual y en algún momento llegó al 30% anual), lo que alentó a los ahorristas a invertir en el mercado inmobiliario, sin comprender que se estaba generando una cantidad inmensa de viviendas, muchas de ellas de lujo y fuera del alcance de las necesidades de la mayoría de esos recién llegados.
Además, un número importante de esas viviendas no fueron construidas para ser habitadas sino sólo como especulación y a la espera de que su precio subiera lo suficiente para revenderlas con una ganancia apreciable.
Finalmente, cuando la crisis de las hipotecas en Estados Unidos comenzó a mostrarse en toda su crudeza y el costo del dinero tomado por bancos españoles en el exterior comenzó a subir, subió también el costo de los pagos que debían hacerse por esas viviendas y una significativa cantidad de propietarios o especuladores españoles comenzaron a desprenderse de ellas, al precio que fuera, para salir de deudas
Muchos, especialmente quienes gobernaban, se habían engolosinado con los rápidos resultados del boom inmobiliario que, además, movilizaba a muchos otros sectores de la economía, sin percatarse de que la vivienda es un bien no perecedero y que los cientos de miles de viviendas deshabitadas y los también cientos de miles de viviendas sin vender tardarán muchísimos años en degradarse y desaparecer, por lo que ya se pueden despedir los españoles de la vivienda como motor del desarrollo de su país.
A ello se sumarán las pérdidas por los inflados costes de la construcción en tiempos de bonanza que, de ahora en adelante, deberán enfrentar un exceso de oferta y una demanda disminuida por la crisis económica, lo que se traducirá en ventas a pérdida. (N. de A. 3)
Adicionalmente, el aumento en los montos de las cuotas hipotecarias supondrá porcentajes cada vez más grandes de unos ingresos familiares españoles estancados o mermados por la ausencia de horas extras. Por tal razón, otros gastos del consumo familiar -como comida y vestido- deberán reducirse y el desastre de la burbuja inmobiliaria afectará indirectamente a otros sectores vitales de la economía de España..
En el sustrato de todo esto se encuentra el sistema capitalista de la sociedad occidental que, por su propia e ineluctable dinámica, llevó al mundo a lo que se llama una crisis de sobreproducción.
Es decir, que los empresarios (y quienes tienen ahorros y con esos ahorros financian a los empresarios) no producen lo que el mundo realmente necesita, sino que se dedican a producir bienes y servicios en su mayoría innecesarios, para seguir ganando más y más dinero (N. de A. 4)
Para ello y gracias a la publicidad, han convertido a toda esa producción superflua en cosas aparentemente imprescindibles para unos pocos cientos de millones de consumidores.
Mientras que miles de millones de seres humanos padecen hambre y necesidades porque los recursos del planeta se dedican a producir esos bienes y servicios prescindibles.
Y, al mismo tiempo, se han dilapidado en pocas décadas recursos naturales como los hidrocarburos (que la naturaleza tardó millones de años en transformar) para la producción y el disfrute de esos bienes y servicios superfluos, creando, además, problemas gravísimos como el calentamiento global y sus consecuencias en la meteorología del planeta que provocan sequías en zonas fértiles, inundaciones incontrolables e incendios forestales inmanejables como los de California y Australia
Como escribió Jorge Beinstein, la crisis no fue producto de «… una red de especuladores autistas lanzados a una suerte de autodesarrollo suicida sino la expresión radicalmente irracional de una civilización en decadencia (tanto a nivel productivo como político, cultural, ambiental, energético, etc).
Desde hace más de cuatro décadas el capitalismo global con eje en los países centrales soporta una crisis crónica de sobreproducción, acumulando sobrecapacidad productiva ante una demanda global que crecía pero cada vez menos.
La droga financiera fue su tabla de salvación mejorando beneficios e impulsando el consumo en los países ricos, aunque a largo plazo envenenó por completo al sistema.»
También señala Beinstein: «…Existe un proceso que (….) se ha desarrollado en el capitalismo al igual que en civilizaciones anteriores a la modernidad: se trata de la hipertrofia parasitaria, del predominio aplastante de formas sociales parasitarias que depredan a las fuerzas productivas hasta un punto tal en que el conjunto del sistema queda paralizado, no puede reproducirse más y finalmente muere ahogado en su propia podredumbre. A lo largo del siglo XX el capitalismo impulsó estructuras parasitarias como el militarismo y sobre todo las deformaciones financieras que marcaron su cultura, su desarrollo tecnológico, sus sistemas de poder. Las tres últimas décadas presenciaron la aceleración de proceso adornado con el discurso de la reconversión neoliberal, del reinado absoluto del mercado. Tal vez su punto más alto fue alcanzado durante el último lustro del siglo XX, en plena expansión de las burbujas bursátiles y cuando el poder militar de estados unidos aparentaba ser imbatible».
Las verdaderos y ocultas causas de esta crisis
Ya se ha dicho que en todo el desarrollo de esta crisis, la mayoría de los gobiernos han desembolsado sumas gigantescas para mantener a salvo a un sistema financiero y bancario que es el verdadero causante de esta coyuntura por sus conductas especulativas que, en muchos casos, fueron directamente fraudulentas.
Y esas monstruosas inyecciones de dinero en el sistema bancario han llevado a muchos a preguntarse las razones de esos costosísimos desembolsos que se financiaron con emisión de deuda pública o con emisión lisa y llana de papel moneda.
Porque hoy se ha hecho evidente que, pese a las tremendas sumas entregadas, la crisis sigue profundizándose y el crédito -interbancario y a las empresas- brilla por su ausencia con lo que, previsiblemente, el desempleo aumentará y el consumo seguirá bajando.
Y la pregunta es: ¿Si los bancos reciben dinero del estado, por qué no lo prestan?
Una respuesta a esto, «políticamente correcta», la dio un economista que comparaba al sistema bancario mundial con un viajero sediento en medio del desierto que, desfalleciente, llega a unos pozos de agua fresca y cristalina pero encuentra un aviso que dice: «Cuidado, uno de estos pozos tiene envenenada el agua».
Es comprensible que, pese a la sed, el viajero se abstenga de beber de ninguno de esos pozos y espere que llegue otro viajero más sediento y se arriesgue.
Así, todos los bancos que «estarían deseosos» de prestar los fondos recibidos, se abstendrían de hacerlo y preferirían reducir su personal y cerrar filiales antes que arriesgarse a prestar dinero a empresas u otros bancos cuyos activos pudieran estar envenenados con valores basura.
Pero, además de esa atendible excusa, hay otra razón de fondo por la que los gobiernos de los países industrializados les entregan dinero a los bancos, pero estos no convierten ese dinero en préstamos a las empresas y a los consumidores lo que dinamizaría la economía, saliendo así de esta crisis.
El indicio más claro de esta oculta y verdadera razón para el extraño comportamiento del sistema financiero mundial lo podemos ver en lo que le ocurre a la General Motors de Estados Unidos, empresa emblemática de la industria norteamericana de la que, cuando yo era niño, se afirmaba que «lo que es bueno para General Motors, es bueno para Estados Unidos».
General Motors está teniendo enormes dificultades para obtener asistencia gubernamental por una cifra que no llega a los 30.000 millones de dólares, mientras que los bancos, las financieras y las aseguradoras han recibido ya aportes por cientos de miles de millones de dólares.
La razón de la reticencia gubernamental -que responde dócilmente a lo que le ordena Wall Street- la encontramos en el hecho de que esta crisis está siendo profundizada a propósito por el sistema financiero mundial para apoderarse, por muy poco dinero, de todas las empresas existentes en todo el mundo, una vez que entren en quiebra y sus acciones no valgan más que unos pocos centavos.
Para expresar todo este proceso de manera sintética:
- El sistema financiero global impuso tasas bajísimas de interés desde la Reserva Federal de Estados Unidos provocando, primero, la creación de la «Burbuja Inmobiliaria» estadounidense y, después, una «burbuja» equivalente a nivel mundial, con lo que todas las actividades financieras se expandieron y los bancos y las financieras ganaron fortunas en esas operaciones
- Una vez creada y desarrollada la Burbuja Inmobiliaria, la misma Reserva Federal subió el tipo de interés del 1% al 5,25% en menos de dos años, con lo que llevó el sistema al borde del colapso.
- Al aproximarse a la quiebra el sistema bancario e industrial de todo el mundo, aquellos que controlan el mundo de las finanzas y los bancos centrales le ordenaron a los gobiernos que presten a sus banqueros amigos cifras fabulosas y volvieron a recortar los tipos de interés (nuevamente, están en el 1% aproximadamente) con lo que tener inmovilizados esos fondos no les cuesta demasiado. Sin embargo, a los bancos que no eran amigos los adquirieron (el Bearn Sterns) o los dejaron ir a la quiebra (el Lehman Brothers y otros 25 bancos más -hasta ahora- en Estados Unidos, que están siendo investigados por el FBI como le ocurrió a Madoff, ya que fueron elegidos como «chivos emisarios»)
- Y así como hay una extrema facilidad para salvar a los banqueros amigos en todo el mundo, hay una extrema dificultad para salvar a las industrias y empresas productoras de servicios y se calcula que las quiebras empresarias mundiales de este año superaran todos los records establecidos (N. de A. 5)
- Porque a los «amos del mundo» -el Grupo Bilderberg– (N.de A. 6) no les interesa resolver esta crisis ni disminuir el sufrimiento de todos aquellos que se quedarán sin trabajo. Su único objetivo es apropiarse de toda la riqueza existente en el planeta.
Por ello, si los gobiernos, en lugar de premiar a los bancos y a las financieras responsables de esta crisis con un auxilio de cientos de miles de millones de dólares, hubiera otorgado una reducida porción de esas fantásticas sumas directamente a los consumidores y a las empresas que producen bienes y servicios tangibles, la crisis se hubiera revertido ya que ese dinero se hubiera convertido, de inmediato, en la compra de esos bienes y servicios, con lo que el desempleo y sus consecuencias, la reducción del consumo, ya no serían una amenaza.
El desempleo
La hipertrofia parasitaria del complejo financiero industrial militar, de la que hablaba Beinstein, tiene una consecuencia que ya se está haciendo visible en todo el mundo: El desempleo y sus consecuencias sociales.
Las principales economías del mundo: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, España están entrando en recesión y, con ellas, arrastran al resto del mundo, lo que se advierte por los problemas que afrontan países como Islandia, Irlanda, Letonia, Estonia y Ucrania.
Los consumidores de todos los países industrializados han perdido confianza en el futuro y han reducido el consumo y, con ello, las industrias nacionales y la producción de servicios han tenido pérdidas apreciables.
De tal manera, sus directivos han comenzado con las suspensiones, las jubilaciones anticipadas, los despidos y, después, los cierres de fábricas y empresas de servicios cuando ya nada puede hacerse ante la cesación de pagos.
Al mismo tiempo, los países industrializados reducen las importaciones de las fábricas deslocalizadas en países del este de Europa y en Asia., así como las importaciones de materia prima de los países emergentes.
Por tal motivo, China -la gran fábrica del planeta- ha visto reducir la demanda de su producción y se estima que más de 20 millones de campesinos, que se habían trasladado a las ciudades para tener una vida más decente en el sector fabril, se encuentran sin empleo.
Por su parte la OIT considera que, a nivel mundial, el desempleo en el 2009 podría trepar a los 52 millones de nuevos parados, siendo las mujeres trabajadoras las que llevarán la peor parte, no solo como desempleadas, sino como empleadas en la economía sumergida y que los trabajadores pobres, con un ingreso inferior a 2 Euros diarios, serán casi la mitad de la población activa del planeta, por lo que el consumo disminuirá aún más, agravando la crisis actual.
En España, informaciones confiables señalan que la cifra de parados sobrepasa los 3,3 millones de personas y que en el 2009 se prevé que caerán en el paro más de 800.000 trabajadores, con lo que el número de parados de ese país llegará a superar los 4 millones.
Este cuadro de situación agravará aún más la situación económica de España por el descenso en el consumo y, al mismo tiempo, agudizará los conflictos con los inmigrantes, ya que los parados percibirán a esos inmigrantes como una amenaza a sus posibilidades de recuperar algún tipo de trabajo.
Al mismo tiempo, se volverán a plantear en todo el mundo medidas proteccionistas en lo económico y medidas aduaneras, arancelarias y para arancelarias, todo lo cual complicará más aun el panorama general de la economía global.
Pero, sobre todo, se multiplicarán las protestas sociales y los disturbios en todo el mundo por la ira del hombre de a pie ante la incapacidad de los gobiernos para protegerlos de la rapacidad de quienes siguen beneficiándose con apoyos estatales mientras el mundo se desploma.
Notas del autor
Nota 1: FANNIE MAE (Federal National Mortgage Association), fundada en 1938 y FREDDIE MAC (Federal Home Loan Mortgage Corporation), fundada en 1970, como bancos hipotecarios semipúblicos, tenían como misión encontrar dinero para la construcción de viviendas en Estados Unidos, el que luego era proporcionado a los bancos locales y regionales de ese país.
Ambas instituciones hipotecarias eran teóricamente privadas (en su inicio Fannie Mae había sido estatal y Fredie Mac fue fundada por el Gobierno Estadounidense para quitarle el monopolio del crédito hipotecario a la primera) pero en realidad se encontraban en un limbo jurídico llamado «Government-Sponsored Entities» (Entidades de Patrocinio Público) por el que tenían las ventajas estatales de algunas desgravaciones impositivas y de la implícita garantía del Estado en caso de quiebra y. asimismo, las ventajas de ofrecer a sus directivos y accionistas las ganancias de una empresa privada.
Tras su caída, se ha comprobado que, más que la calificación de Entidades de Patrocinio Público, por las conductas de sus directivos y sus consecuencias sobre los bolsillos de los contribuyentes norteamericanos, habría que calificarlas como Entidades de Latrocinio Público.
Nota 2 . Por ejemplo en Noviembre del 2004 la Pagina Web Noticias de Vivienda informaba: «Hace diez días el subgobernador del Banco de España expresaba su preocupación por el hecho de que algunas entidades financieras estaban siendo poco rigurosas en la financiación de vivienda, concediendo préstamos por un valor superior al 80% de la tasación.
Por esta razón llama la atención la noticia de hoy sobre que «la red de franquicias Best House, especializada en servicios inmobiliarios, ofrece hipotecas sin avales a 35 años y por hasta el 120% de valor de tasación del inmueble a financiar, se informó hoy «.
Sigue la noticia: «Best House ha alcanzado un acuerdo con BNP PARIBAS Y EL Grupo Santander para ofrecer la financiación, que no requerirá aval gracias a que la inmobiliaria cuenta con un seguro de General Electric, que se hace cargo de las pérdidas si ocurren. La franquicia permite además a sus clientes disponer de cinco años de carencia en sus préstamos, en los que sólo devolverán intereses y no capital».
Y hoy vemos que el Santander, pese al «seguro de General Electric», tuvo que establecer un «corralito» (al mejor estilo de la Argentina del 2001) y que deberá devolver el dinero a sus inversores inmobiliarios españoles en una larga serie de cuotas anuales.
Nota 3: La venta de propiedades a pérdida se ha tornado tan grave que muchas Cajas de Ahorro españolas se han unido para la creación de una sociedad que gestionará el creciente número de activos inmobiliarios recuperados de clientes que se han declarado insolventes por la crisis financiera. La sociedad, que se denomina Ahorro Corporación Soluciones Inmobiliarias (ACSI), cuenta ya con activos procedentes de 23 cajas por un valor global de 3.000 millones. Están invitadas a participar todas las cajas menos La Caixa y Caja Madrid. En Ahorro Corporación se estima que podrían venderse, a través de las oficinas de las cajas, «con descuentos del 25% sobre mercado».
Nota 4: La página WEB «elmundo.es« señalaba que la relatora especial de Naciones Unidas (ONU) por el derecho a la vivienda, Raquel Rotnik afirmó que «las políticas públicas (…) han priorizado la atracción de capitales internacionales y se han olvidado de regular el mercado de la vivienda (…) En vez de políticas de vivienda, se han dado políticas de capital financiero para los bancos», añadiendo que «VIVIR HA DEJADO DE SER UN DERECHO BÁSICO Y SE HA CONVERTIDO EN UNA INVERSIÓN FINANCIERA, EN UN BIEN DE CONSUMO», lamentó Rotnik. Esto ha hecho que grupos sociales con pocas posibilidades «se hayan visto obligados a adquirir una casa por encima de sus posibilidades» y el mercado financiero haya creado productos financieros como las hipotecas ‘subprime’ en Estados Unidos, «casi impuestos a la gente».
La relatora criticó las decisiones de los Estados porque «han dejado la responsabilidad de proveer la vivienda al mercado. El Estado sólo se ha preocupado de crear un marco financiero, lo que ha provocado un gran agujero entre ingresos y precios de las viviendas», precisó.
Nota 5: Los analistas calculan que las quiebras de empresas en España crecerán 20 por ciento este año, llegando a las 3.500, con lo que superarán el record del año 2008 con casi 2500 quiebras empresariales.
En Europa las quiebras aumentarán un 15 % este año, centrándose la mayor cantidad de en empresas fallidas en el Reino Unido..
Mientras que en Estados Unidos se estima un incremento en las quiebras del 50% en el 2009 que superará en 5 puntos el 45% verificado el año pasado.
Nota 6: El Grupo Bilderberg llamado así por el lujoso hotel de los Países Bajos donde se realizó la primera conferencia en el año 1954, es un selecto grupo de los principales dirigentes de las finanzas, de la industria, de las comunicaciones y de la política mundial occidental, que configura un verdadero gobierno supranacional en la sombra. Las decisiones que toman sus miembros determinan el rumbo de la civilización occidental y las consecuencias de ese rumbo en todo el mundo.