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Crisis en proceso

Fuentes: Rebelión

En la Venezuela bolivariana hay un nuevo enfrentamiento en plena gestación: de un lado los que conforman el aparato del Estado revolucionario y desde el otro, una ciudadanía que respaldando la acción patriótica de Hugo Chávez, se apresta a sacar los corruptos diseminados en los centros de poder. Un tercer elemento ha quedado relegado en […]

En la Venezuela bolivariana hay un nuevo enfrentamiento en plena gestación: de un lado los que conforman el aparato del Estado revolucionario y desde el otro, una ciudadanía que respaldando la acción patriótica de Hugo Chávez, se apresta a sacar los corruptos diseminados en los centros de poder. Un tercer elemento ha quedado relegado en las orillas de este campo de batalla: el de la clase media en resistencia que, por responder todavía básicamente a los defenestrados partidos tradicionales, ha perdido su opción opositora siendo desplazada por una nueva elite burocrática tan o más voraz que ella, ya enquistada en los mismísimos ámbitos dirigenciales del gobierno revolucionario.

En esta inminente confrontación siendo que el presidente queda excluido de los archi conocidos cuadros de corrupción gubernamental, la lucha entre los dos factores citados surge como elemento esencial para el libre avance del Proceso Revolucionario. Debe reventar en sus inicios, entre los enemigos internos insertos en los centros del poder, en menor o mayor grado participantes del gran saqueo; y del otro lado, una masa importante de gente conformada y coordinada por algunos valiosos sobrevivientes de la vieja y más sana izquierda, y organizada para su participación protagónica mediante una herramienta socio política alternativa y emergente: los llamados Consejos Comunales.

Pero.. ¿y Chávez? ¿con quién estarás tú compañero? …

No caben dudas; es de esperar que el presidente -como lo ha demostrado siempre- seguirá frente en alto, impecable e incansable en su accionar emancipador, comandando las mayorías, empujando el Poder Popular y cimentando los Consejos Comunales. Pero como nunca ha existido un Estado que renuncie a sus funciones de mando, un Estado que por propia iniciativa se rinda ante sus eventuales opositores; este que se ha venido fraguando en Venezuela, tan plagado de traidores y quintas columnas se valdrá para mantenerse hasta de los residuos partidistas cuarto republicanos donde aún prosperan toda clase de mafias mercenarias. Golpearía si pudiera atraer nuevamente algunos mandos militares aún flotantes, con tal de mantener el status alcanzado durante su programa de orgías seudo revolucionarias.

La construcción de un nuevo modelo de sociedad implica como mínimo, cuestionar la validez de la institucionalidad, sus formas de acción y relación, sus patrones culturales y en fin, dependerá de la efectividad en la tarea de cambiar las ideas imperantes dentro de la sociedad que se pretende cambiar.

La revolución bolivariana está inmersa en un proceso transformador que trascendió las fronteras nacionales. Nuestra República Bolivariana está definiendo su identidad dentro de un contexto internacional muy complejo, enfrentándose a enemigos harto poderosos y debe aliarse a socios estratégicos, aunque ellos no compartan necesariamente los mismos intereses económicos, sociales e ideológicos.

En lo interno, como vimos antes, la situación no es menos compleja. Se está llevando a cabo una revolución en democracia y se está definiendo un sistema neo socialista, adecuado a la realidad de nuestra época, con un porcentaje significativo de la población en contra y otro indiferente ante la propuesta revolucionaria. Una propuesta cuyo proceso se ha caracterizado por tener un solo líder: el Presidente de la República. Hugo Chávez, quien además de gobernar para todos los venezolanos dentro de un marco institucional incómodo, caduco e inoperante, se ha tenido que encargar de ilustrar al pueblo enseñándole los valores básicos para desarrollar una nueva ideología, de aglutinar organizadamente a quienes apoyan los cambios, de promover las organizaciones populares de base y de facilitar las nuevas relaciones entre esas comunidades y los centros tradicionales del poder.

La conformación de los Consejos Comunales habrá de constituirse en herramienta fundamental hacia la implementación y administración del constitucional Poder Popular Bolivariano.

Veamos algunos artículos determinantes de la citada ley:

Artículo 1. La presente Ley tiene por objeto crear, desarrollar y regular la conformación, integración, organización y funcionamiento de los consejos comunales; su relación con los órganos del Estado para la formulación, ejecución, control y evaluación de las políticas públicas.
Artículo 2. Los Consejos Comunales en el marco constitucional de la democracia participativa y protagónica, son instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo
organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades, en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social.
Artículo 3. La organización, funcionamiento y acción de los Consejos Comunales se rige conforme a los principios de corresponsabilidad, cooperación, solidaridad, transparencia, rendición de cuentas, honestidad, eficacia, eficiencia, responsabilidad social, control social, equidad, justicia e igualdad social y de género.

Los Consejos Comunales constituyen hoy, un intento supremo del líder presidente para consolidar su propuesta de cambios en el actual sistema de gobierno del país. Un cambio radical de las viejas estructuras establecidas; una transferencia real del poder camino al gobierno del pueblo, por y para el pueblo, enmarcado en el proyecto bolivariano socialista del siglo XXI.

Los Consejos Comunales no pueden ser un apéndice de las Gobernaciones ni de las Alcaldías como parecen haber «entendido» algunos nóveles ejecutivos en ejercicio de esos cargos. Los miembros de los Consejos Comunales no deben transformarse en empleados de Gobernadores y Alcaldes puesto que no están pensados ni razonados para mendigar recursos ante esos órganos locales del poder. El 15 de Mayo de 2006 el presidente de la República decretó ( N° 4485 ) el reglamento orgánico del Servicio Autónomo «Fondo Nacional de los Consejos Comunales» que norma y regula el funcionamiento autónomo para administrar sus propios recursos.

La deseada maduración de los Consejos Comunales radica en definir a tiempo su carácter de ente catalizador de la realidad que se ha vivido hasta el momento y la que se desea vivir. Tal toma de conciencia facilitará su rol como entes promotores y planificadores de la nueva estructura gubernamental en base al precepto Constitucional que define a la democracia bolivariana como participativa y protagónica.

La gestión revolucionaria de los Consejos Comunales constituye a nuestro entender, una postrera esperanza democrática en el marco de la legalidad constitucional bolivariana, para revolucionar firmemente hacia el socialismo del siglo XXI.

En síntesis diríamos que ante la generalizada impunidad con que se ha venido coronando tanta corrupción administrativa gubernamental, existe esta vía constitucional de los Consejos Comunales para iniciar el barrido de tantos corruptos traicioneros vende patrias.

El síndrome de la corrupción en las instancias de gobierno, constituye actualmente, el máximo elemento desestabilizador del Proceso Revolucionario Bolivariano en Venezuela.