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Crisis es oportunidad para crecer con base en la economía nacional

Fuentes: Hora do Povo

Es necesario dar prioridad, en las compras del Estado y de las estatales, a las empresas nacionales

 

Los números sobre la economía brasileña divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, IBGE, el martes, día 10, resumidamente, son los siguientes: el PIB disminuyó 0,8% en el primer trimestre en relación al anterior, en el cual ya había disminuido 3,7%; las inversiones disminuyeron 12,6%; la producción industrial dimsinuyó 3,1% y en el trimestre anterior había disminuido 9,3%; la producción del sector de máquinas y equipamientos cayó 22,6% de enero a abril, comparado con igual período del año pasado y, en el caso de las máquinas para la industria, 31,9%; las exportaciones disminuyeron 16%.

¿ Qué es lo que muestran esos números?

En primer lugar, muestran que el gobierno no puede confiar en las estimativas del Banco Central, BC, y de los especuladores del mal llamado mercado financiero, según las cuales la caída del PIB sería de hasta 3,5%.

En segundo lugar, muestran que quedarse acoplado a las economías de los países centrales es el camino más directo para que la crisis detone el país. Pues la cuestión no es que nuestra economía cayó menos que la economía de los países centrales, porque es obvio que la crisis actual es de las economías centrales. La cuestión es que podíamos haber crecido, y no crecimos. Es verdad que medidas tomadas por el gobierno – en el campo del aumento de renta de la población, como también del aumento de gastos públicos con obras y facilitación del crédito a través de bancos públicos, impidieron una caída mayor.

Sin embargo, es insuficiente colocar dinero en la economía. El problema a resolver es dónde colocar ese dinero, lo que es, evidentemente, una opción de política económica.

Nítidamente, lo que arrastró a la economía para abajo fue el desempeño de la industria – en especial, de las exportaciones, que disminuyeron 16%. Durante algún tiempo, fueron las exportaciones que impulsaron el crecimiento, teniendo, inclusive, efecto en el mercado interno – pero ese efecto no transformó a la producción dirigida para el mercado interno en motor de la economía. Sin embargo, en un momento en que las ventas en el exterior se retraen, es exactamente eso que la economía necesita para crecer.

En ese sentido, es totalmente inútil tratar empresas extranjeras de la misma forma que a las nacionales. Es evidente que las filiales de multinacionales retraen sus inversiones cuando hay una crisis que afecta su matriz, y fue lo que ocurrió. Nótese que la Petrobrás, por ejemplo, hizo el movimiento inverso, aumentando, con suceso, sus inversiones. Sin embargo, las multinacionales no hacen lo mismo, aún con exenciones tributarias y dinero de los bancos públicos a su disposición.

La razón es simple: las empresas extranjeras obedecen a la dinámica (o falta de dinámica) de las economías de que hacen parte. Y antes que se diga que las filiales de empresas extranjeras hacen parte da nuestra economía, recordaremos que ellas solamente hacen parte de nuestra economía en cuanto filiales de una matriz que pertenece a otra economía, a una economía externa. A rigor, ellas son una extensión de esa economía externa para dentro de la nuestra. Naturalmente, el país puede, en cierta medida, convivir con eso. Pero, si esas filiales se tornan el principal sector, entonces la economía deja de ser «nuestra» para volverse una economía filial de economías externas. Lo que, en las crisis, es un desastre.

Por lo tanto, nuestro problema – la solución de él – es invertir principalmente en las empresas que obedecen a la dinámica de la economía brasileña, en aquellas que dependen del mercado interno, y no en aquellas que vuelven el mercado interno dependiente de ellas, o sea, dependiente de las economías de que hacen parte.

Eso explica porque la Petrobrás puede actuar – y, efectivamente, actúa – de forma diferente de las multinacionales. Hasta la dictadura, que no era el régimen más brillante que ya tuvimos, sabía de eso – y sacó al país de una crisis, en la década del 70, orientando a las inversiones para empresas nacionales de determinados sectores, en una situación mucho peor, en que no teníamos ni auto-suficiencia petrolífera.

Sin duda, hoy, para eso, es preciso bajar más los intereses, que, a través de la deuda interna, chupan parte de la capacidad del Estado de invertir. Segundo, es preciso no desperdiciar los recursos ya existentes.

 

IBGE

 

Por ejemplo: ¿ tiene sentido que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, BNDES, [banco estatal] financie a la Cargill, la Fiat, al Carrefour, la Ford, la Mahle y otras multinacionales? Pues es exactamente lo que está haciendo – como el lector puede conferir en el último informe de «operaciones directas» en el área industrial, que está en el site del banco. Los entreguistas siempre dijeron que las multinacionales eran indispensables, porque nos faltan recursos y ellas irían a traerlos para el país. Sin embargo, ellas vienen para acá a buscar una plata en el BNDES, fundado para mitigar los problemas de inversión de la industria nacional…

Al mismo tiempo, entre mayo de 2008 y mayo de 2009, los pedidos de préstamos al BNDES del sector de máquinas y equipamientos (sector en que 80% de las empresas son nacionales) diminuyeron 50%. En los cuatro primeros meses de este año, los préstamos del BNDES a ese sector se redujeron en 3,4%.

La explicación – proporcionada por un director del BNDES – de que las empresas nacionales de máquinas y equipamientos no están tomando préstamos porque no están vendiendo debido a la crisis, no explica nada – y, sobre todo, no corresponde a la realidad. La situación del sector ya era mala mucho antes de Wall Street entrar en pánico – véanse las sucesivas propuestas y declaraciones de la Asociación Brasileña de Máquinas y Equipamientos (Abimaq), o, por ejemplo, el interesante artículo de Alberto Mawakdiye sobre el asunto, publicado en «Problemas Brasileños», setiembre de 2006.

El problema de esas empresas es mercado – o sea, a quien vender las máquinas y equipamientos que producen. Las multinacionales no compran de las empresas nacionales. Prefieren importar. Además, las bajas tarifas y el cambio favorecen la importación predatoria de máquinas que son producidas por empresas nacionales – inyectoras de plástico, telares, tornos, centros de usinas. La Romi, por ejemplo, que fabricaba CNCs (comandos numéricos computadorizados – un componente esencial, hoy, de los equipamientos mecánicos) abandonó la producción y pasó a importar CNCs para su propio uso.

El Estado puede no obligar a las empresas extranjeras a comprar máquinas y equipamientos de empresas nacionales (aunque Juscelino Kubistchek haya hecho eso, con suceso, en la industria automotriz). Pero es necesario dar prioridad, en las encomiendas del Estado y de las estatales, a las empresas nacionales. No se trata de ningún privilegio. Se trata de no quedarse dependiente de los precios, de la tecnología – y de la crisis externa.

Hacer el país crecer durante la crisis de los países centrales es, además de deseable, posible, desde que ese crecimiento sea cimentado en el mercado interno y en la industria nacional. Para eso, sucintamente, se necesita dirigir el financiamiento para los sectores que pueden y quieren crecer – y garantizar mercado interno para ellos. Es, inclusive, lo que los americanos están haciendo con el «buy american», o sea, «compre lo que es americano». Solamente que, para ellos, con un incendio ocurriendo en el sistema financiero, por ahora es mucho más difícil que para el Brasil.

Oportunidades, evidentemente, no se quedan flotando en el aire. Mucho menos para la eternidad. O hacemos eso ahora, o será más difícil, cuando los EUA y otros países salgan de la crisis, recuperar nuestro atraso en relación a ellos.

 

 

El autor es director del periódico Hora do Povo – Brasil

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