Escenario Previo Desde la revolución industrial la contradicción fundamental de nuestras sociedades paso por la propiedad privada o pública de los bienes de producción. Hasta la caída de la Unión Soviética se visualizaban en el planeta dos grandes conjuntos económicos respondiendo a cada postura. Los capitalistas, a los efectos de mantener el liderazgo en su […]
Escenario Previo
Desde la revolución industrial la contradicción fundamental de nuestras sociedades paso por la propiedad privada o pública de los bienes de producción. Hasta la caída de la Unión Soviética se visualizaban en el planeta dos grandes conjuntos económicos respondiendo a cada postura.
Los capitalistas, a los efectos de mantener el liderazgo en su sector, y frenar el avance comunista, a partir de la segunda guerra mundial , ademas de la guerra cultural, la guerra fría, y otros, crearon en Europa una «Economía del Bienestar». Construyeron una fuerte clase media mediante el acuerdo de los trabajadores y capitalistas europeos. Consistente en mantener en el gobierno a partidos que no podían ser mas izquierdistas que los social-demócratas y en garantizar un nivel de vida razonable a los trabajadores. Para sostenerlo, se explotaría al tercer mundo, bajando el precio de sus productos artificialmente con subsidios al agro europeo y globalizando el libre comercio de los bienes industriales. Terminaba o se marginalizaba así en Europa la idea de «proletarios del mundo uníos». Los trabajadores e intelectuales europeos vivían bien y permitían con su voto el saqueo del tercer mundo. La sociología presentada cual «ciencia» certificaba la situación.
Cambios
Varios sucesos indican la necesidad de alterar esta política:
La caída del sistema soviético lograda mediante la baja del precio del petroleo, la resistencia islamita en Afganistan y sus propios problemas internos. Ya no era necesario mantener el acuerdo en Europa. Se podía eliminar a estas clases medias, junto a su enorme consumo, y así se elevaría la tasa de ganancias nuevamente.
La reciente crisis energética, los limites al crecimiento, el tan discutido cambio climático, y el consumo desenfrenado en Europa imposible de expander al este. Crisis que ponía en riesgo la globalización, aumentaba la fuerza de la política frente al capital.
La saturación del capital en numerosas economías y las consecuentes crisis de superproducción, llevando a la caída de la tasa de ganancia. Junto al creciente robotismo y disminución de la necesidad de trabajo. Una buen parte de la maquinaria económica ya tiene demasiado capital incorporado y simultaneamente casi no necesita de gente.
Las amenazas provocadas por la libre circulación del conocimiento digitalizado. La nueva «propiedad», la intelectual, que se reproduce digitalmente sin costos en la red, generando una renta potencialmente infinita que permite adquirir bienes escasos. Solo un país en el mundo: EEUU, tiene flujos positivos de rentas, licencias, royalties, etc. por este rubro.
El comienzo de la creación de una clase media china -potencialmente llamada a reemplazar a la URSS, que en los 70 cumplió sus promesas procurando casa, comida, salud, educación y trabajo para todos, comprometían la capacidad del planeta de proveer recursos para sostenerlo.
Ensayos previos y sus consecuencias.
Luego de la caída de la URSS, se ensayaron en Latino-américa y otros bloques tercermundistas políticas como el Consenso de Washington, y similares dedicadas a eliminar las pocas clases medias existentes en estos países e impedir toda posibilidad de su surgimiento.
El resultado, mas allá de los recortes logrados, fue el surgimiento de una alternativa consciente de resistencia continental encabezada por Chavez, Evo Morales, Correa, y otros, estimulada por la siempre atenta Cuba, y con la simpatía de Lula, Kirchner y otros dirigentes, todos ellos identificando a sus respectivos movimientos sociales.
En paralelo, se observaron varios fenómenos de resistencia global:
Resistencia a entregar recursos baratos, escenificada en la no firma de los últimos acuerdos de Libre Comercio: ALCA, Doha, etc. .
Aparición de movimientos antiglobalizacion, como el del «Otro mundo es posible» en el Foro Social Mundial, etc.
Resistencia al intento de penalización y control automático de la copia digital libre en la red por nuevos colectivos, por las costumbres de los usuarios en la red y desde el Software Libre. Los desafíos de países emergentes en la auto producción de drogas contra el sida y otros.
El poder ensayo varias respuestas: las mini crisis como la del «terrorismo islámico», la invasión de Afganistan e Iraq, etc.. Para asegurar recursos, ajustar los mecanismos de acción, control, medidas represivas y establecer una fuerza militar global.
La crisis
Finalmente el escenario de recursos básicos caros con clases medias en ascenso y con poder político, sintomatizado por la espiral de los precios petroleros del los últimos años, es lo peor que le podía suceder al liderazgo capitalista del mundo. No parecía posible dominar a los trabajadores europeos con políticas explícitas o ajustes paulatinos. Había llegado el momento de terminar su experiencia de bienestar. Todos los platos estaban servidos para desatar las siete plagas sobre el esquema económico mundial. Solo una crisis amplia y global sumiría a las dirigencias políticas del mundo en el caos y otorgaría a los entes centrales de la económica global el poder de actuar, apoderarse de los recursos que pudiera y reorganizar un mundo sin clases medias y con todo el poder al capital.
El momento perfecto durante el fin de la presidencia Bush y antes de la subida de Obama. Una típica crisis de superproducción capitalista como el exceso de inmuebles creados para garantizar el trabajo de las clases medias y un ámbito más de especulación, fue inducida por la variación de las tasas de interés. El resto es presente conocido. Día a día caen puestos de trabajo, se inyectan enormes cantidades de dinero a los bancos, y el poder político se diluye día a día.
Resultados esperados
El fin de esta historia parece conocido. La desaparición de las clases medias europeas (y en el resto del mundo), sus sindicatos y la socialdemocracia. La elevación de la renta del capital y la tasa de ganancia, base de la explotación y reproducción capitalista. El mantenimiento de la extracción de recursos naturales bajo control por un buen tiempo. La disminución del peso específico de la democracia en la economía. La consolidación del liderazgo capitalista global y el freno al crecimiento de China.
Alternativas y respuestas posibles desde los «otros» sectores.
La única forma de controlar simultáneamente el consumo energético y mantener un buen nivel de vida sin extremos ofensivos, es retomar el control político del planeta mediante esquemas de «una persona, un voto». Pero para ello se necesita conciencia global y partidos políticos que planteen un programa consecuente.
Algunos han ensayado ideas en el marco del denominado eco-socialismo, como William Morris, Joel de Rosnay, Barry Commoner, Mary Mellor, Ariel Salleh, Rudolf Bahro, Alan Pepper, Michael Löwy y Joel Kovel.
Por otro lado los movimientos por el fin del copyright, el software libre, el libre compartir del p2p, las economías solidarias, el cooperativismo, las redes de intercambio o trueque digital, el prosumo, plantean otro debate: ¿Será necesario visualizar el papel de las tecnologías de la información y la «producción de pares» en la distribución del poder y los bienes y servicios en el planeta, dada la menor influencia del trabajo y la gran cantidad de capital acumulado, ademas de las restricciones ecológicas? ¿Será la hora de las economías y sociedades del conocimiento con sus contradicciones internas entre libertad o propiedad privada del conocimiento reemplazando la contradicción anterior, con la aparición de nuevas clases sociales, en el fin de la edad industrial y la revolución del conocimiento?
Así una reformulación de las ideas de Marx sobre el capitalismo, basada en los límites del crecimiento, l el robotismo y las tecnologías de la información, es imprescindible.
Habrá que esperar la reacción política de los perjudicados por la planeada crisis y su lucha en el marco del real abanico de posibilidades transformadoras de las estrategias que se den.