La adquisición de lácteos «Los Andes» por el gobierno nacional ha vuelto a poner de nuevo en actualidad la cuestión de los consejos de trabajadores en la revolución bolivariana y cual debe ser la actitud de los revolucionarios y de la clase trabajadora ante ellos. En su visita a Mérida tras la compra de esta […]
La adquisición de lácteos «Los Andes» por el gobierno nacional ha vuelto a poner de nuevo en actualidad la cuestión de los consejos de trabajadores en la revolución bolivariana y cual debe ser la actitud de los revolucionarios y de la clase trabajadora ante ellos. En su visita a Mérida tras la compra de esta planta en su discurso en el poliedro a los voceros del PSUV Chávez el pasado 29 de marzo señaló que: «Hay que crear consejos obreros, socialistas, para transformar la fábrica por dentro,.. Los trabajadores deben conocer lo que pasa en la empresa, participar en la toma de decisiones de la empresa», para luego finalizar diciendo que: «la clase obrera y el pueblo deben ser los protagonistas de este proceso social» . Esta no es la primera vez que Chávez hace un llamado para que la clase obrera se ponga al frente de la revolución, y no debería ser dejada a un lado por los dirigentes sindicales revolucionarios de la clase obrera. Por todo ello es importante una posición correcta respecto a los consejos de trabajadores propuestos hace tiempo por el ministro del trabajo Rivero y ahora de nuevo por el Presidente Chávez.
La UNT ( Unión Nacional de Trabajadores) y el conjunto del movimiento revolucionario de los trabajadores debe tener una postura correcta y sobre todo, llevar a cabo las acciones para implementar los consejos de trabajadores desde la base , tanto en las empresas ocupadas por trabajadores como en las que todavía están bajo control de capitalistas, así como en la empresa pública. Ello es fundamental de cara a las tareas que debe acometer la clase trabajadora venezolana para conducir la revolución venezolana hacia el socialismo, es decir hacia la expropiación de los medios de producción, las fábricas, los grandes monopolios, la banca y la tierra a los capitalistas y la destrucción de aparato estatal heredado de la IV república y la sustitución por un estado o semiestado auténticamente revolucionario.
Para los marxistas, la clase obrera venezolana es el único sector que puede organizar un estado revolucionario alternativo al estado burgués. Esa es uno de los puntos fundamentales que distinguen a los marxistas del resto de corrientes dentro de la izquierda. El campesinado, los sectores populares, la pequeña burguesía por sí sola es incapaz de organizar estructuras estables: es necesario la participación de la clase obrera de un modo organizado con sus órganos, sus estructuras de poder estatal que coordinada, (y no al margen o contraponiendo) con los sectores populares, los campesinos y las capas medias para que se pueda organizar ese estado revolucionario que demanda la revolución bolivariana. Esta es la causa fundamental de los consejos comunales basados en las comunidades, pese a todos los esfuerzos y avances que ha habido, hayan sido incapaces de organizar una alternativa al estado burgués en todos estos años de revolución, pese a la cantidad de recursos económicos que ha destinado el estado venezolano.
Las comunidades en Venezuela tienen una composición social muy heterogénea en donde predomina la dispersión, aunque en su seno hay revolucionarios muy comprometidos y su lucha es digna de admiración. Sin embargo, desafortunadamente se puede construir un estado revolucionario exclusivamente sobre la base de las comunidades. La única posibilidad es que la clase obrera construya sus propios órganos de poder y estos se coordinen con los consejos comunales. No la margen e independientemente si no entrelazos, coordinados con ellos. Del mismo modo que las comunidades por si solas no pueden organizar el nuevo estado revolucionario, la clase trabajadora no puede por sí sola tomar el poder si no es capaz de ganarse el oído, el apoyo, la solidaridad de los sectores populares. Por ello es fundamental que la clase trabajadora incluya entre sus reclamos los de las comunidades y en todas sus luchas trate de vincularse a las mismas que suponen posiblemente más del 50% de la población de Venezuela.
La propuesta de los consejos de trabajadores
Los primeros consejos de trabajadores se conformaron en la fábrica INVEVAL y en durante la lucha de Sanitarios Maracay y en la empresa INAF en Cagua a iniciativa de la CMR y FRETECO en Venezuela. Desafortunadamente ninguna otra organización política en Venezuela en ninguna lucha impulsó la existencia de estos organismos de control obrero de la producción que sean auténticos órganos de control democrático de la producción y gestión de una empresa por parte de los trabajadores.
Posteriormente los consejos de trabajadores fueron impulsados verbalmente por el actual ministro del trabajo Rivero a partir de enero de 2007 al llegar a su cartera como ministro de trabajo. Hasta ahora, no se ha aprobado ninguna medida, ni ley efectiva para implementarlos o que señalen claramente, cual es su función dentro de las empresas. La derrota en el referéndum constitucional del 2 de diciembre impidió que en el texto vinieran recogido los consejos de trabajadores como órganos de poder popular. De aprobarse la reforma, entre otros aspectos, hubiera significado un enorme impulso a la creación de los consejos de trabajadores. Desde la corriente sindical de la que proviene el ministro del trabajo la FSBT no se ha tomado desde entonces ninguna medida efectiva por implementar ni legislativamente, ni desde la base en la lucha en las fábricas los consejos de trabajadores. No es de extrañar puesto que la dirección de la FSBT es el sector sindical más ligado a la burocracia reformista de la revolución bolivariana.
La propuesta del ministro del trabajo fue rechaza por otros sectores del movimiento sindical, en concreto por parte de Orlando Chirinos uno de los dirigentes más destacados de la UNT. Chirinos no tan sólo se opuso a los consejos de los trabajadores si no también a la reforma constitucional. Eso fue un grave error. El argumento fundamental de Chirinos para oponerse a los consejos de trabajadores fue que los mismos eran y son una maniobra de la burocracia reformista del gobierno para suplantar y debilitar el movimiento sindical en Venezuela y destruir a la UNT. «Sería muy importante si las organizaciones sindicales llegaran a acuerdos con los consejos de trabajadores, pero los lineamientos de estos estarán planteados desde el Estado. Los consejos de trabajadores deben tener autonomía y lo que estamos viendo es que intentan controlar a los trabajadores y a sus organizaciones sindicales… Lo que sí te digo abiertamente es que la intención es minimizar la acción del movimiento sindical. Hoy, lamentablemente, vemos una conducta del Gobierno muy peligrosa que actúa desde el Ministerio del Trabajo contra la libertad sindical y contra su autonomía…»Entrevista a Orlando Chirinos, coordinador nacional de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete). El Universal, 14 de Octubre de 2007. Es conocido el enfrentamiento del Chirinos con el ala derechista de la FSBT y con el ministro del trabajo. Las divisiones entre Chirinos, Marcela Maspero y La FSBT han llevado a la parálisis a la UNT como organización nacional y con ello a la parálisis de la clase trabajadora para acometer sus tareas revolucionarias.
Ante este panorama muchos trabajadores están confundidos y más cuando desde sectores de la FSBT se plantea que efectivamente los sindicatos son algo desfasado inventado por los capitalistas y que hay que formar únicamente consejos de trabajadores. Esta es una postura reaccionaria ya que los sindicatos son instrumentos de lucha de la clase trabajadora para la defensa de sus intereses creados con un enorme sacrificio. Que en determinadas condiciones la dirección de los sindicatos se puedan corromper y hacerse patronales es consecuencia de concebir el sindicalismo y en general la lucha de la clase obrera desde un punto de vista estrictamente reivindicativo y no entrelazar la lucha de los trabajadores con la lucha por el socialismo y contra el capitalismo. Pero eso no es responsabilidad de los sindicatos en sí, ni de los trabajadores que los conforman, si no de los dirigentes sindicales reformistas y necesariamente patronales que en determinadas ocasiones tiene que calarse la clase obrera. Los marxistas defendemos los sindicatos y luchamos en ellos por una política combativa y revolucionaria. Pero no nos quedamos allí y planteamos que las tareas de los sindicatos en una revolución deben ir más allá y transformarse en instrumentos para la toma del poder por parte de los trabajadores, esa es la tarea central de la UNT. Por ello es fundamental que los trabajadores de los sindicatos revolucionarios tengan una posición correcta respecto a los consejos de trabajadores. ¿Cuál debe ser la postura de los sindicalistas venezolanos ante los consejos de trabajadores? ¿Deben estar a favor o en contra de los mismos?. ¿Sindicatos o consejos obreros?
Los consejos de trabajadores base del estado revolucionario alternativo al estado burgués.
La experiencia de la revolución rusa de 1917 y la revolución alemana de 1923.
Los consejos de trabajadores históricamente surgen cuando la lucha de clases llega a un punto donde se pone en cuestión la propiedad y el control de los capitalistas por las empresas. Los trabajadores empiezan a tomar las empresas y se implementa el control obrero de la producción. La aparición de consejos de trabajadores muestra la profundidad de la crisis revolucionaria y la posibilidad de que la clase trabajadora se organiza como clase dominante y forme sus propios órganos de poder. Los consejos de trabajadores han sido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia la base del estado revolucionario.
La experiencia de la revolución Rusa de 1917 es elocuente al respecto: los soviets obreros (Consejos) surgieron como comités de huelga ampliados que coordinaban diferentes fábricas y que se extendieron a todo el país desde los barrios obreros a todo la ciudad y de allí a regiones enteras y a todo el país. Como parte de de los órganos de control obrero estaban también los consejos de fábrica que llevaban el control obrero de la producción siendo la dirección obrera da las empresas elegida por los mismos obreros. Los soviets fueron los órganos del naciente estado obrero sin embargo los bolcheviques no se ataron a la forma de los soviets, también pensaban que en un momento dado los consejos de fábrica, incluso los sindicatos podrían jugar ese papel. Los bolcheviques en 1917 no tan sólo no se opusieron a los consejos de fábrica, si no que los impulsaron por todo el país. Aún más, en julio de 1917, Lenin tras las «jornadas de julio» en que la burocracia reformista de la revolución rusa se lanzo a reprimir a los trabajadores y a los bolcheviques, ante la resistencia de la burocracia reformista en los soviets, propuso que la clase obrera tomara el poder no a través de los soviets, si no a través de los consejos de fábrica.
Como señala Trotsky en la historia de la revolución Rusa «La cuestión de saber qué organización de masas debía servir al partido para dirigir conforme a ella la insurrección no permitía una resolución a priori ni, con mayor motivo, categórica. Podían convertirse en órganos de insurrección los comités de fábrica y los sindicatos, que se hallaban ya bajo la dirección de los bolcheviques, y asimismo, en algunos casos, los soviets, en la medida en que alcanzasen a sacudir el yugo de los conciliadores (reformistas). Lenin, por ejemplo, decía a Ordjonikidze: «Hemos de trasladar el centro de gravedad a los comités de fábrica». Sin embargo los soviets en agosto de 1917 se revitalizaron y el «centro de gravedad» se traslado de nuevo hacia los soviets donde los bolcheviques ganaron democráticamente la mayoría y con ello la dirección de los mismos. Poco después los obreros organizados en su nueva organización estatal revolucionaria, los soviets, a cuyo frente estaban los bolcheviques tomaron el poder y destruyeron los restos del aparato del estado burgués.
En la revolución alemana de 1923 el papel de los consejos de fábrica fue fundamental. Esta revolución fue abortada, desafortunadamente, por los errores de la dirección del partido comunista alemán asesorada por los dirigentes bolcheviques Zinoviev y Stalin. Las causas de la derrota son motivo de otro artículo. De entre las causas de la derrota de la revolución cabe resaltar la incapacidad de la dirección del partido comunista alemán de apreciar el papel revolucionario de los consejos de fábrica y creer que el poder solamente se podía formar únicamente a través de los soviets. Como señala Trotsky en su texto Lecciones de octubre escrito en 1924 :»En nuestro país, tanto en 1905 como en 1917, los Soviets de diputados obreros surgieron del movimiento mismo como su forma de organización natural a un cierto nivel de lucha. Pero los partidos jóvenes europeos que han aceptado más o menos los Soviets como «doctrina», como «principio», estarán siempre expuestos al peligro de un concepto fetichista de los mismos en el sentido de factores autónomos de la Revolución. Porque, a pesar de la inmensa ventaja que ofrecen como organismo de lucha por el Poder, es perfectamente posible que se desarrolle la insurrección sobre la base de otra forma orgánica (comités de fábricas, sindicatos) y que no surjan los Soviets como órgano del Poder sino en el momento de la insurrección o aún después de la victoria. Desde este punto de vista, resulta muy instructiva la lucha que emprendió Lenin contra el fetichismo sovietista luego de las jornadas de Julio. Como en julio se tornaron los Soviets, dirigidos por socialistas revolucionarios y mencheviques, en organismos que impulsaban francamente a los soldados a la ofensiva y perseguían a los bolcheviques, podía y debía buscarse otros caminos al movimiento revolucionario de las masas obreras. Lenin indicaba los comités de fábricas como organismos de la lucha por el Poder. (Ver, por ejemplo, las memorias de Orjonikije*). Es muy probable que el movimiento hubiera seguido esta línea de conducta sin la sublevación de Kornilov, la cual obligó a los Soviets conciliadores a defenderse por sí y permitió a los bolcheviques insuflarles de nuevo el espíritu revolucionario, ligándolos bien a las masas por mediación de su izquierda, o sea del bolchevismo.
Tiene tal cuestión una inmensa importancia internacional, según lo ha demostrado la reciente experiencia de Alemania. En este país se crearon varias veces Soviets como órganos de la insurrección, del Poder… sin poder. Se dio el resultado de que en 1923 comenzara el movimiento de las masas proletarias y semiproletarias a agruparse alrededor de los comités de fábricas, que en el fondo ejecutaban las mismas funciones que las que entre nosotros incumbían a los Soviets en el período anterior a la lucha directa por el Poder. Sin embargo, en agosto y septiembre, propusieron algunos compañeros proceder inmediatamente a la creación de Soviets en Alemania. Tras de largos y ardientes debates se rechazó su propuesta, y con razón. Como ya se habían convertido los comités de fábricas en puntos efectivos de concentración de las masas revolucionarias, los Soviets habrían desempeñado en el período preparatorio un papel paralelo al de estos comités y no tendrían sino una forma sin contenido. Así, pues, no habrían hecho más que desviar el pensamiento de las tareas materiales de la insurrección (ejército, policía, centurias, ferrocarriles, etcétera) para volver a fijarlo en una forma de organización autónoma.
Trotsky insiste en este escrito sobre todo en la idea de que no se puede hacer un fetiche de los soviets, que hay que ser flexibles, que los órganos para la toma del poder de la clase trabajadora pueden ser no tan sólo soviets, sino también los consejos de fábrica y los sindicatos. La lección, el aspecto más destacable para la revolución venezolana de la experiencia del pasado es que los consejos de fábrica, cómo los sindicatos en otras revoluciones jugaron un papel cómo órganos del nuevo estado de los trabajadores incluso como órganos para la toma del poder. Y por ello también pueden jugar un papel revolucionario clave en Venezuela.
Es necesario que los trabajadores se organicen para tomar las empresas y ponerlas a producir bajo su control en toda Venezuela.
La propuesta del ministro del trabajo y ahora del presidente Chávez de formar consejos de trabajadores debería ser tomada por el conjunto del movimiento obrero y sindical revolucionario para ser llevado a la práctica. Si se extendieran consejos de fábrica en toda Venezuela o al menos en las fábricas más importantes estos serian la base junto a los sindicatos del futuro estado revolucionario que necesita la revolución. No hay contradicción entre los sindicatos y los consejos de trabajadores o de fábrica, ambos se complementan. La experiencia de la lucha de los trabajadores de Sanitarios Maracay es elocuente. Mientras duró la toma de la empresa fueron los directivos del sindicato revolucionario junto a un grupo de trabajadores elegido en asamblea junto a los directivos los que conformaron el consejo de fábrica, que era un órgano más amplio y flexible que la estructura del sindicato. Los máximos dirigentes del sindicato, lo eran también del consejo de fábrica. Los miembros del consejo de fábrica fueron elegidos en asamblea por los propios trabajadores y podían ser revocables por la misma.
¿En qué país del mundo el presidente de un gobierno plantea la necesidad de formar consejos de trabajadores?. En ninguno, por que el consejo de trabajadores, o de fábrica plantea inmediatamente la cuestión del control obrero de la producción y esto está en contradicción con la propiedad en manos de la burguesía de los medios de producción y con la existencia del estado burgués. Por eso el movimiento obrero revolucionario venezolano debe tomar esa iniciativa y desarrollarla por la base sin esperar a que el gobierno la implemente. Los sectores reformistas de la FBT, con el ministro del trabajo al frente pueden querer plantear esos consejos de trabajadores de un modo burocrático con el fin de hacerse con una base entre los trabajadores y luchar contra la organización sindical revolucionaria sobre todo en su pelea contra otros sectores de la UNT. Debemos estar vigilantes ante cualquier tentativa de transformar los consejos de trabajadores en consejos de la burocracia reformista con los patronos en contra del movimiento sindical. Pero sería una estupidez por parte de los trabajadores, no tomar esa propuesta y llevarla a acabo no de un modo burocrático, no por motivos sectarios, si no para generar el instrumento organizativo de control obrero de la producción y el embrión del estado obrero.
La revolución española del 31-37 y la revolución bolivariana.
A este respecto la experiencia de Venezuela es muy similar a la que en un momento dado vivió la revolución española, cuando en 1931 en su comienzo, el dirigente reformista del PSOE Largo Caballero llama a implementar consejos de trabajadores en las fábricas. Esa propuesta era una propuesta burocrática con el fin de controlar el movimiento obrero. Sin embargo la propuesta de Trotsky a los comunistas españoles no fue llamar a sabotear esos consejos por ser una maniobra de la burocracia reformista, sino tomar la propuesta de Caballero y llevarla a la práctica de un modo revolucionario. En su carta a Andrés Nin, revolucionario español titulada «los soviets y el problema de la balcanización», Trotsky señala: «Renunciar al control obrero sencillamente porque los reformistas se pronuncian por él aunque sólo de palabra sería una enorme estupidez. Por el contrario, precisamente por esto, debemos agitar esta consigna con tanto más vigor, y obligar a los obreros reformistas a ponerla en práctica por medio de un frente único con nosotros y, sobre la base de esta experiencia, presionarles para que abandonen a Caballero y a otros farsantes.
En Rusia tuvimos éxito al crear soviets porque no éramos nosotros solamente los que nos reclamábamos de ellos, sino también los mencheviques y los social revolucionarios, aunque evidentemente estos tenían otros objetivos. En España no podemos construir soviets precisamente porque no los quieren ni los socialistas ni los sindicalistas. Esto significa que no se puede hacer frente único ni unidad de acción con la mayoría de la clase obrera sobre esta consigna. Pero es el mismo Caballero quien, bajo presión de las masas, se ha visto obligado a adoptar esta consigna del control obrero, abriendo de esta forma las puertas a una política de frente único y de construcción de una organización que reúna a la mayoría de los trabajadores. Debemos agarrar el toro por los cuernos. Evidentemente Caballero intentará transformar el control obrero en control de los capitalistas sobre los obreros. Pero esta cuestión se relaciona con otro capítulo, la relación de fuerzas en el interior de la clase obrera. Si en la actual situación revolucionaria, conseguimos crear comités de fábrica en todo el país, el señor Caballero y compañía habrán perdido la batalla decisiva.» Estas palabras son plenamente válidas para la revolución venezolana y cual debería ser la actitud de los sindicalistas hacia los consejos de trabajadores.
Los sindicatos revolucionarios de UNT deberían tomar con las dos manos la formación de consejos de trabajadores en todas las empresas del país para introducir el control obrero de la producción en las empresas. Lanzar una campaña nacional reclamando al gobierno presidente Chávez la nacionalización de todas las empresas en crisis, cerradas ocupada y conflicto que están saboteando la economía y generando desabastecimiento, aprovechando además la reciente medida de nacionalizar las cementeras. Hacer asambleas y foros en todas las empresas posibles formando consejos y aprobando resoluciones a favor de los mismos. Se deberían organizar jornadas por la implementación de los consejos obreros por estado donde se debatan las tareas de la clase trabajadora en la construcción del socialismo y su papel en la revolución, cómo impulsar el control obrero y preparar una jornada de toma y ocupación de fábricas que sabotean la revolución o explotan y maltratan a los trabajadores. La UNT no debe esperar a que el gobierno nacional expropie estas empresas, deben ser ocupadas por los sindicatos de la UNT y puestas a producir: las fábricas deben estar bajo control de los trabajadores y las tierras a los campesinos. Este es el único camino para la construcción del socialismo en Venezuela. Todo esto que es válido para la empresa privada lo es para la empresa pública donde la burocracia estatal despilfarra y gestiona negligentemente los recursos de todos los venezolanos y es más necesario que nunca el control obrero.
Las tareas de los consejos de trabajadores sería realizar contraloría social, luchar contra el sabotaje y desabastecimiento, controlar la producción de cada empresa, revisar la contabilidad de la empresa, ver a que se destinan los beneficios, e ir acostumbrando y entrenando a los trabajadores en la gestión y control de las empresas, todo ello en la perspectiva del que los trabajadores tomen el control de las empresas y saquen de las mismas a los capitalistas y a los burócratas. De extender los consejos de trabajadores, coordinados e impulsados por los sindicatos de UNT en cada empresa ciudad o estado, trabajando junto a los consejos comunales se podría, dándole una coordinación estatal y nacional, generar la estructura del estado revolucionario, del estado obrero que junto a las comunidades organizadas sustituya al estado burgués heredado de la IV república y a la burocracia que amenaza mortalmente la revolución Venezolana. Esta es la única vía para construir el socialismo en Venezuela.