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Elementos a tener en cuenta a partir de la teoría de Marx

¿Cuál es el valor del arte?

Fuentes: Rebelión

El arte tal y como se entiende hoy, es elemento que forma parte de las condiciones de reproducción de los seres humanos. Uno de los temas debatidos alrededor de este, en épocas de financierización y especulación, es su valor, tanto de forma general como de la singularidad de una obra. Para reflexionar sobre este tema, […]

El arte tal y como se entiende hoy, es elemento que forma parte de las condiciones de reproducción de los seres humanos. Uno de los temas debatidos alrededor de este, en épocas de financierización y especulación, es su valor, tanto de forma general como de la singularidad de una obra. Para reflexionar sobre este tema, la pregunta es, ¿cuál es el valor del arte en la sociedad actual?

A partir de una serie de artículos publicados, donde expongo algunos esclarecimientos sobre la teoría del valor de Marx, pude entenderse el valor del arte desde esa teoría, y como parte del proceso de purificar a Marx, apartar de las valoraciones hechas del arte los conceptos economicistas que las envuelven.

Para empezar a abordar la cuestión, debe tenerse presente que muchos de los economistas tienen la mala costumbre de «economizar» todo. Para ellos, todo hay que pasarlo por un balance de relación entre costos e ingresos. Tanto es así, que esa lógica ha terminado aplicándose al mundo del arte.

¿Cómo es posible que las obras de arte cuesten tan caras cuando solo se necesitan para hacerlas algo de materia prima? Sin dudas, ellos le han llamado a esto especulación (tono despectivo) o cosas aún peores. ¿Cómo es posible que eso pueda valer tanto?, dicen. Si fueran solo los economistas los que piensan así todo estaría bien. Esta visión, ha penetrado en la sociedad. Siendo este, un criterio predominante respecto al arte en muchos círculos.

Aclaro que mi intención es defender el valor del arte. Imagino que a muchos artistas, no les sea muy fructífero pensar que su éxito e ingresos es solo un «globo inflado» y que no merecen lo que tienen. Claro que esto es discriminatorio, y condena a un status dudoso al arte. Se puedo ver como la racionalidad económica (de la economía neoclásica en adelante) lleva a estos criterios, pero, ¿a dónde nos lleva el pensamiento de Marx para enjuiciar el arte?

Antes de continuar, me gustaría agregar – y es válido-, el hecho de que la concepción de arte es muy amplia. En la que asumo aquí, me ahorro esas antiguas e innecesarias divisiones entre artistas y escritores, sino que hablo de un abanico muy abierto de actividad humano con características de consumo y disfrute diferentes al bien clásico de los economistas.

Regresando al marxismo, hay que partir de que la ciencia soviética de economía política sirvió de complemente a la discriminación del arte e iba de la mano de las lógicas economicistas mencionadas al inicio.

Desgraciadamente, los investigadores y académicos del arte en la URSS, cosa que pueden corroborar los filólogos, usaban métodos muy extraños para valorar el arte. Incluso, se llego a pensar, que como no respondía a la teoría del valor de Marx, el arte no tenía valor. ¿Es eso cierto?

Pudiera afirmarse que todo eso tiene su origen en las interpretaciones engelsianas del valor (que ya me he cuestionado anteriormente en otros artículos). A partir de esta, donde el valor no es más que una media social del tiempo de producir una mercancía, es decir, el costo promedio (en tiempo) de una mercancía, una obra de arte es algo de poco tiempo de creación, no promediable, por lo que no tiene precisamente mucho valor.

Para caracterizar la evolución de ese criterio, comparto criterio con Lefebvre: «La economía burguesa, en su conjunto, ha venido estafando a la economía marxista.» (1) Una de las muestras de eso, es que además de poseer la interpretación errónea mencionada, a las provocaciones de las primeras críticas de las escuelas marginalistas a Marx, el marxismo se lanzó a defender una crítica a una teoría que no era precisamente la de Marx, pero que era precisamente la que muchos habían entendido.

Es por eso, que el tema del valor del arte, como incongruencia de la teoría del valor, fue un ataque hecho por los economistas mencionados, a lo que el marxismo, aún o acepta como crítica cierta o simplemente rechaza, terminando por denigrar el valor del arte.

Si todo eso era y es, precisamente una aplicación de una teoría equivocada, ¿cómo sería correcto entonces la definición del valor del arte?

Siendo consecuentes, hay que empezar por recordar a qué Marx define por valor. Si bien Machado en un verso dice la falta de juicio que es confundir valor con precio, yo agregaría que solo alguien así confundiría valor con costo. Esa ha sido la necedad que los economistas marxistas han compartido con los que no lo son.

Por eso, hay que acabar de separar costo, expresión monetaria de las proporciones y elementos necesarios para iniciar un proceso, y el valor. Hay que asumir que para Marx el valor no es más que la relación de reconocimiento que se le da socialmente a algo, en ese caso, a una mercancía. Ese reconocimiento del resultado de la actividad humana, es por tanto, el reconocimiento de su actividad creadora y es figurado (toma cuerpo) en dinero, su precio. ¿Es esta lógica es válida en las obras de arte?

Antes de responder, eso, se debe romper la mística de si estas son o no una mercancía. Para Marx, las mercancías son valores de uso sociales, es decir, valores de uso validados por la sociedad, porque le son útiles a un segmento de esta. El valor de uso, es esa utilidad, no es más que la capacidad de satisfacción de cierta necesidad, y estas dependen de cada sociedad y condiciones. Por ejemplo, en mi Cuba tropical, de seguro no sería (en condiciones normales) una mercancía, patines de hielo, por las condiciones materiales y las subjetividades existentes.

Por la misma razón, si una obra de arte, en determinada sociedad adquiere un grado de utilidad, que puede ser incluso la simple necesidad espiritual de sentirse dueño, se convierte en un valor de uso social. Esto nos lleva a la generalidad del arte, que tiene determinada utilidad en relación con las necesidades del hombre.

Entonces, si adquiere connotación de valor de uso social, es mercancía, por tanto, tiene valor. ¿Cuál sería este?

La respuesta a esa pregunta, sería la misma que se puede decir del enunciado de la teoría del valor. El valor del arte, es la relación de reconocimiento que los hombres le dan en una sociedad dada. Ese reconocimiento, es su identidad dentro de esa estructura social, es decir, su poder en esta.

Ese poder, toma cuerpo en el precio. Así, el precio de una obra de arte, esta figurando el valor de esta. Como ese valor es condicionado, este puede variar. Por lo que, si de manera irracional el precio de tal pintura, es muy elevado, y aun así, comprada en el mercado, ese precio habla de su valor. Gusto o no, es el reconocimiento que socialmente se le está dando.

Eso nos lleva a la generalización del arte como manifestación, donde su papel en las satisfacción de necesidades, le dan un determinado reconocimiento (valor) en cada sociedad.

Desde aquí, la teoría del valor de Marx (exorcizada de todas las interpretaciones de manuales), destruye la idea del valor del arte asociada a su costo, y atribuyéndosela lo que realmente es: la connotación que adquiere en determinada sociedad.

Evidentemente ese valor no es espontáneo, como toda actividad racional está a manipulaciones que se dan desde las construcciones ideológicas de la clase dominante, pero que sin dudas, adquieren un carácter objetivo.

Concluyendo así, que gústenos o no, muchos precios elevados, están sirviendo para darle determinado valor al arte. Si por principios, quisiera hacerse más accesible y asequible determinadas formas de este a las personas, debería no centrarse en su costo, sino en que el valor del arte, es un elemento sujeto a la lucha de clases, y por tanto, parte de esta. Donde cambiar sus connotaciones, es cambiar también las formas de producción y apropiación de la realidad (en sentido hegeliano).

Bibliografía

1. Lefebvre, Henri. La producción del espacio.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.