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Vídeo digital

Cuando el futuro nos alcanza

Fuentes: Ladinamo

La materialización de proyectos tan singulares como Hay Motivo o 200 km -documental sobre las marchas de los trabajadores de Sintel realizado por estudiantes de cine-, ha puesto otra vez en evidencia que la implantación del vídeo digital está produciendo pequeñas mutaciones dentro de la rígida industria cinematográfica. Gracias al vídeo digital (VD) los costes […]


La materialización de proyectos tan singulares como Hay Motivo o 200 km -documental sobre las marchas de los trabajadores de Sintel realizado por estudiantes de cine-, ha puesto otra vez en evidencia que la implantación del vídeo digital está produciendo pequeñas mutaciones dentro de la rígida industria cinematográfica. Gracias al vídeo digital (VD) los costes de producción han caído en picado y las herramientas para hacer películas están al alcance de cualquiera. Con todo, el sistema de distribución y exhibición no parece estar aún preparado para asimilar estos cambios. Hemos preguntado a algunas personas vinculadas al mundo del cine acerca de las transformaciones que ha traído consigo el VD, las posibilidades que abre de abordar temáticas tradicionalmente marginadas y el problema que supone la distribución y la exhibición.

CAMBIOS

Cabeza Borradora, colectivo y fanzine de cine: El cine ya no puede desentenderse del vídeo. Las reglas del avance tecnológico conducidas por el mercado marcan la desaparición del uso industrial del celuloide. En cuanto la proyección digital en sala se normalice y los estándares del VD de alta definición se consideren suficientes para la factura de películas comerciales, el celuloide será desplazado para sobrevivir tan sólo como materia del cine artesanal. Entonces seguiremos diciendo cine cuando la tecnología será sólo vídeo.

Javier Corcuera, documentalista: El VD ha democratizado la producción audiovisual ampliando enormemente las posibilidades de acceso al medio. Hoy en día con poco dinero se puede producir un producto audiovisual, sobre todo si se trata de un documental. También ha influido en el lenguaje, hay más posibilidades a la hora de montar y ha condicionado técnicamente los métodos de trabajo.

Ángel Quintana, crítico de cine: El VD ha puesto en crisis una idea clave del cine: su capacidad de reproducción. Lo que caracterizaba al cine respecto a las otras artes era que, en vez de representar la realidad, la estaba reproduciendo. Al convertir la imagen en unidades informativas fácilmente manipulables, el VD ha creado una nueva fenomenología en la que la imagen es reproducida, escaneada y transformada. Este hecho puede dar lugar a una concepción de la imagen espectacular que permita crear mundos imposibles, tal como ha hecho determinado cine espectáculo, pero también ha permitido pensar el cine de otra forma, a partir de la ligereza del formato y a partir de la idea de que actualmente montar una película no es sólo unir planos sino trabajar el encuadre.

Carlos Losilla, crítico de cine: Como todas las nuevas tecnologías que aparecen en un momento determinado de la historia del cine, el VD ha inventado nuevos estilos. Del mismo modo en que el color o la pantalla ancha variaron las formas, el VD ha señalado dos direcciones: por un lado, hacia la realidad, sea ésta lo que sea; por otro, hacia la estilización. Es la misma diferencia que existe entre la utilización del scope por parte de Nicholas Ray o de Vincent Minnelli. Más que de una revolución, yo hablaría de una «imagen de la época», en el sentido de que igual que hoy día se conocen los años cincuenta por el color y el scope, o los sesenta por la sensibilidad de las nuevas películas, en el futuro se conocerá esta época por ese «grano» especial (o «granos») del VD. No sé nada de tecnología, pero creo que va por ahí. No tiene más importancia. Otra cosa es la mayor facilidad que ha aportado para hacer películas, lo cual no es ni bueno ni malo: depende de quién las haga.

¿NUEVOS TEMAS?

Carlos Losilla: Evidentemente, con el VD un tema difícil tendrá más posibilidades de ser llevado al cine porque ya no necesitará tanta parafernalia como hasta ahora. Pero esta es un arma de doble filo. No me interesan los temas, sino la forma en que se abordan. Y eso no depende del VD, sino de los individuos.

Ángel Quintana: La ligereza del VD abre una vía nueva en el uso de la técnica documental, disminuye los lazos entre el creador y la industria permitiendo la creación de un modelo no institucional. Este hecho es importante porque alimenta el viejo sueño de un cine pobre cuya materia prima sea la realidad y por otra parte permite la destrucción de las clásicas fronteras entre documental y ficción. Actualmente el VD permite explorar otros territorios como el ensayo fílmico. Debemos tener en cuenta que la relación entre la ligereza del dispositivo y el surgimiento de nuevas escrituras no es patrimonio exclusivo del vídeo digital -aunque es cierto que lo ha estimulado- ya que, a finales de los años cincuenta, con la aparición de las cámaras de 16 mm y de los nagra que permitían capturar el sonido directo, se llevó a cabo una incipiente revolución formal hacia la que los ensayos fílmicos actuales no cesan de remitir.

Javier Corcuera: Obviamente, la democratización del acceso a la producción de audiovisuales conlleva la posibilidad de abordar libremente todo tipo de temáticas. El problema es la restricción y el control de la distribución y exhibición de esos materiales.

DISTRIBUCIÓN Y EXHIBICIÓN

Javier Corcuera: El problema de la distribución y exhibición en salas comerciales es enorme, porque depende de multinacionales y grandes distribuidoras. Creo que hay tres caminos a explorar para construir una alternativa en este sentido. Por un lado, la creación de un circuito alternativo de distribución y exhibición paralelo al comercial, a través de pequeñas salas. Por otro lado, una presión para conquistar espacio de emisión en la televisión pública, una movilización para lograr una legislación que establezca cuotas fijas de emisión televisiva. En tercer lugar, se trataría de explorar la distribución y circulación de materiales a través de Internet, un medio que con el tiempo seguramente irá ofreciendo cada vez mejores posibilidades.

David Reznak, cineasta y encargado del cine La Enana Marrón: Los problemas de exhibición y distribución son los mismos de siempre. No hay espacios que den salida a trabajos no comerciales y las televisiones se empeñan en comprar un producto muy concreto, con un acabado caro y comercial. Los caminos siguen estando igual de cerrados. Las alternativas consisten en hacer trabajos sencillos de bajo presupuesto, controlando uno mismo todo el proceso, con otros valores que los meramente técnicos; sorprender y participar en festivales. Si uno aguanta, crece.

Ángel Quintana: El problema de los realizadores es que continúan pensando en el binomio cine/sala de exhibición. Actualmente, los canales de distribución y exhibición están atravesando un importante proceso de transformación. Hasta hace poco había una barrera firmemente establecida entre el mundo del arte y el mundo del cine. Los vídeo-artistas exponían en las galerías y los cineastas en las salas de exhibición. El VD permite romper con esta división, explorar otros territorios como Internet o los centros culturales. Dos ejemplos recientes me parecen significativos. El primero es la película Hay motivo: rodada por un colectivo de cineastas, su exhibición se realizó en circuitos alternativos -centros culturales, páginas web, televisiones locales- y fue, sin lugar a dudas, la película más vista en España el pasado mes de marzo. El segundo ejemplo es el del cineasta Abbas Kiarostami que en sus últimos trabajos rodados en digital está pensando en romper con la sala, entrar en la galería y buscar nuevos públicos y nuevas percepciones. Él mismo reconoce que, al rodar películas de bajo coste, es más fácil amortizar los gastos, un factor que le permite jugar con una audiencia más reducida pero más implicada.

Carlos Losilla: La distribución y la exhibición en este país han llegado a una situación muy clara. En estos momentos se estrenan películas para dos tipos de masas, aunque unas sean más «masivas» que otras: la marabunta del domingo por la tarde y las palomitas, y los adictos al «arte y ensayo». Eso condiciona también dos estéticas, con sus leyes y sus normas. Quien se salta las reglas de uno u otro tipo de espectáculo ya no tiene nada que hacer. El reto es encontrar dónde encajar esas propuestas que van por libre. Quizá el futuro del cine esté en los museos o en un nuevo tipo de salas que se acuerden de ese «otro cine». Y en eso no tiene nada que ver el VD.

Aún es pronto para saber si el vídeo digital democratizará la industria cinematográfica o si Hollywood simplemente lo adaptará y absorberá como ya hizo antes con el sonido, el color, la televisión y el vídeo.

Tim Burr, Entertaiment Weekly

Tienes que tener más preparación para hacer una película en vídeo digital que para hacerla en 35mm. De hecho, tienes que estar más preparado que si fueras a hacer una película de cincuenta millones de dólares. Tienes que ser más disciplinado porque el vídeo digital te da más libertad.

Gary Winick, cineasta y fundador de la productora de cine digital Independent Digital Entertainment

TV: de analogia a digitalia

Ángel Luis Lara

La televisión tal y como la hemos conocido hasta ahora se muere irremediablemente. El apagón analógico ha sido decretado ya en nuestro país a través de la ley que regula la televisión digital terrestre (Real Decreto 279/1999): tras una supuesta implantación escalonada que pretende llegar al 95% de cobertura nacional, todas las señales televisivas deberán ser digitales en el año 2012.

Pero este escenario de transformaciones aparece en nuestro país teñido de grises y oscuros. Apenas se ha iniciado el camino y ya hemos asistido a los primeros fracasos relevantes, como la quiebra del canal Quiero TV, la fusión de Vía Digital y Canal Satélite Digital o los enormes problemas que están atravesando las operadoras de cable. Por lo demás, las plataformas digitales de televisión no han conseguido, ni mucho menos, el número de abonados previsto. Para colmo, las operadoras de telecomunicaciones están viviendo una época de crisis tras la etapa de burbuja económico-financiera de finales de los noventa. No es solamente que el proceso de digitalización se esté conduciendo descaradamente por la senda del negocio puro y duro, abandonando definitivamente los enfoques de servicio público y social del medio televisivo, es que el propio negocio hace aguas y las cuentas no cuadran.

La digitalización de la televisión tal y como está siendo dirigida por los señores del dinero intensificará los problemas y patologías que afectan al medio. Probablemente el más importante de ellos sea la hiperconcentración: unas pocas empresas ligadas a multinacionales y grandes capitales dominan el sector e imponen su ley. En el caso español, el nacimiento de Digital +, fruto de la fusión de Vía Digital y Canal Satélite Digital, ilustra claramente la tendencia a la concentración de los medios de comunicación en unas pocas manos conectadas con grandes grupos económicos (PRISA o Telefónica, por ejemplo) relacionados directamente con el PSOE y el PP.

En el caso europeo, el proceso de digitalización de la televisión se encuentra dominado por dos magnates todopoderosos de carácter nada limpio: Berlusconi en la comunicación terrestre con Mediaset y Murdoch en la comunicación por satélite con la operadora SKY. Ambos se reparten el pastel y persiguen el mismo objetivo: masificar el gusto y aumentar las audiencias a través del monopolio de la infoesfera. Para ello no dudan en fabricar un codificador que impide el acceso a las plataformas públicas o en recurrir a la piratería para debilitar financieramente a las empresas que luego absorben, al mismo tiempo que atacan el uso social libre de la producción audiovisual mediante la aplicación del NDS, un sistema antipiratería diseñado por el ejército israelí.

Una cierta mirada al cine digital

Pablo Useros

El cine ha sido siempre el arte más prostituido. Sus altos costes obligaban a alcanzar grandes beneficios y si no se esperaba ganar dinero con una película, simplemente no se hacía. Más que películas se hacían inversiones. Pero las cosas han cambiado: los nuevos formatos digitales nos acercan el sueño de un cine verdaderamente independiente. Ya no hay que pertenecer a la industria para hacer películas. Si antes hacer un cortometraje en cine, siendo austeros, valía dos millones de pesetas, ahora con ese dinero podríamos realizar un largometraje en vídeo y aún nos sobraría dinero. Con esos dos millones se puede comprar todo el equipamiento necesario no sólo para esa película, sino para toda una vida artística.

Cámaras

Con las cámaras mini dv y la definitiva irrupción del ordenador como mesa de edición, los costes han bajado en picado. Se parte de la base de que comprando o alquilando ambas herramientas se tiene lo suficiente para contar una historia. Nadie tendrá que aprobar tu guión para que lo puedas realizar.

La revolución económica debe ir de la mano de otras pequeñas revoluciones más cotidianas. No es lo mismo rodar con materiales caros como el cine que con una cinta dv (cuatro euros la unidad). El rodaje cambia totalmente: se trabaja con la tranquilidad de que todo puede quedar como un mero experimento, se pueden rodar horas y horas e incluso se pueden rodar los ensayos y, tras analizarlos, decidir cómo rodar la película. Antes todo esto era impensable en una producción modesta.

La portabilidad de las mini dv hace que se pueda rodar de incógnito manteniendo unas condiciones de iluminación mínimas, una ventaja imprescindible muchas veces en un género como el documental. Su reducido tamaño contribuye también a que los actores se muestren menos acosados por la filmación. La portabilidad trae consigo espontaneidad.

PC/La red

Internet es el punto de encuentro y aprendizaje de los artistas digitales y proporciona la posibilidad de descentralizar los rodajes. Un ejemplo básico: estoy rodando un documental sobre la inmigración, necesito imágenes de diferentes fronteras europeas donde haya pateras y no tengo dinero para ir a Italia, a filmar la entrada de inmigrantes en Lecce. Puedo contactar con residentes de esa zona que tengan una cámara de vídeo similar a la mía para pedirles que me filmen ciertas escenas y me las envíen por Internet.

Con un ordenador decente se puede editar el material. Aunque hay muchos programas los más utilizados son Adobe Premiere y Avid para PC o Final Cut para Mac. Hay otros más sencillos tipo Pinnacle, Ulead o el infame Windows Movie Maker; no sirven para montar algo serio pero sí para ir conociendo poco a poco la edición no lineal. Una vez que se dominan los programas se descubre que hay muy poco que no se pueda hacer con ellos (incluyendo, ojo, efectismos patéticos).

Distribución

Una vez hecha la película llega el problema (más acuciante según para quién) de mostrarla a un público. Estamos hablando de una producción modesta así que ni siquiera nos vamos a plantear la posibilidad de pasar el vídeo a cine para poder comercializarlo en salas de cine.

La palabra mágica es DVD. Un DVD nacido de un rodaje en mini dv no tiene demasiado que envidiar a un celuloide deuvedizado. Los costes son casi nulos. Basta con descargar un programa de autoría DVD y la película ya está lista para ser emitida allí donde quieran verla. Otra posibilidad es pasar el material dv a Alta Definición. Volvemos a Internet, bajamos un programa llamado Photozoom y, tras un par de noches con el ordenador encendido, ya tienes tu película lista para ser emitida por un proyector de alta definición. Estos proyectores serán, en un futuro próximo, la primera concesión del mercado, de las salas de cine, que no podrán seguir obligando a la gente a gastarse una pasta en kinescopar (pasar a cine) sus películas.

Por lo demás, también puedes colgar tu película en Internet. Así es muy fácil que la gente pueda acceder a tu obra. Otra cosa es si quieres ganar dinero con ella.

Direcciones de interés

www.imagendv.com/tutoriales.htm (qué cámara u ordenador necesito)

www.otrocampo.com/5/cd-lequeret.html (el VD y sus posibilidades)

www.24p.com (información especializada en inglés)

www.linuxjournal.com/article.php?sid=6631 (cómo hacer películas digitales con Linux, en inglés)