Cuando en la negrura más hostil suena un canto casi imperceptible, la negrura calla ¿Será la memoria atávica que sitúa el susurro de los brazos maternos como límite del mundo, los talismanes musicales, que fueron los primeros pájaros, como los únicos conocedores del retorno al paraíso?… Todo queda en suspenso… a mitad de carrera…. a […]
Cuando en la negrura más hostil suena un canto casi imperceptible, la negrura calla ¿Será la memoria atávica que sitúa el susurro de los brazos maternos como límite del mundo, los talismanes musicales, que fueron los primeros pájaros, como los únicos conocedores del retorno al paraíso?… Todo queda en suspenso… a mitad de carrera…. a mitad de sentencia…. a mitad de vuelo.
El núcleo que canta, que brilla, que salta, entre las sombras: sirve de corazón… por unos instantes: tenemos el tic-tac, el color y la duda de que vuelva a ser posible, de que lo haya sido.
Vuelve la negrura en la recolección de las palabras, las razones y los pensamientos porque no sabemos mantener el canto que pudimos rescatar, ni siquiera para hablar de sueños desde las aulas tapiadas, desde las inercias de seriedades pactadas, de funerarios balances pactados, de cadavéricas composturas finales.
No hay futuro, no hay presente, en las aulas pasmadas: exclusivamente amarillento pasado. Antiguas inercias «como calaveras de plomo» dictan contenidos para un mañana que aspira, con todas sus fuerzas, a un mullido ayer ¿Hablar de sueños decía usted? Y de cantos en las clases de derecho y de pájaros en las de matemáticas, y de derecho en las de poesía. Es más, antes que nada y en cada una de ellas, de albañilería y de piqueta: derribar las mamposterías que tapian las ventanas y fotografiarnos las bocas abiertas ante el inesperado paisaje: el tiempo discurriendo vertiginosamente para ponerse al día.
¿A quién le importa quién escribió antes el artículo de Montevideo, el correcto orden de los sucesivos plagios? Tiempo habrá para averiguarlo, pero si realmente queremos contar las manos levantadas para responder, quizá descubramos a tiempo que la petición de palabra es sobre otra cosa, incluso desde otros parámetros y muy probablemente desde otras latitudes. ¿Que hacemos con los sueños, con los poéticos, con los utópicos, con los científicos, con los que rastrean luz en el cansancio? ¿En que facultad se está analizando que ya no soñamos solos, solas?
¿Después de la solidaridad, es la imaginación lo que más cotizan los nuevos patronos de la universidad? Va a depender enteramente de la fecha: antes o después de destapiar las ventanas, cuando el aula de física reunió a la gente para cantar en una de las habituales jornadas de puertas abiertas.
Universidad pública siempre debió significar lo mismo: universidad de todos y de todas para compartir la posibilidad de descubrirse descubriendo, en cualquier latitud: y difundirlo. Descubrirse descubriendo una gigantesca mentira y construir un virus devorador de gigantescas mentiras: difundirlo en las nubes.
La universidad es una fiesta, ahora que ha descubierto la fuente de la eterna juventud: importar un carajo las arrugas del rostro, retirar las vendas-mordazas de los programas momificados, de los conceptos momificados de puertas afuera y puertas adentro. Desde que el yo es nosotros una arquitectura poética, se reinventa como parte inescindible de una sociología de la insumisión
No es cuestión de saltar al abismo sino desde él. Fuimos arrastrados, mientras dormíamos, a abismos de incoherencia y para cegar los vértigos tapiamos las ventanas y seguimos hablando, hablando… unidireccionalmente.
¡Arquitecturas de sentido, lenguajes de sentido, nuestras vidas no se pueden rescatar con las palabras y las leyes de quienes nos secuestran! Reinventarnos es el lenguaje común de las universidades y las calles, reinventar los espacios comunes, las referencias y estructuras del pensamiento. El aula de astrofísica es una plaza pública donde se debate sobre la elasticidad de las nuevas constelaciones, sobre su vertiginoso crecimiento y sin embargo casi milagrosa sincronía. Porque hay pasos críticos, de no retorno, tras los cuales ya nada vuelve a ser igual.
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