La democracia «representativa» vigente en Brasil se manifiesta en una alianza de la ultraderecha ruralista, la «centroderecha» del PMDB, la «centroizquierda» de partidos envilecidos menores como el PCdoB, y la «izquierda» del PT, juntos en un gobierno de coalición para aplicar un programa anti-popular impuesto por la dictadura del mercado. Cualquier semejanza del PT actual […]
La democracia «representativa» vigente en Brasil se manifiesta en una alianza de la ultraderecha ruralista, la «centroderecha» del PMDB, la «centroizquierda» de partidos envilecidos menores como el PCdoB, y la «izquierda» del PT, juntos en un gobierno de coalición para aplicar un programa anti-popular impuesto por la dictadura del mercado. Cualquier semejanza del PT actual con el que protagonizó las luchas sindicales y anti dictatoriales, es pura fantasía.
Una respuesta muy oportuna
Era tal el convencimiento que el gobierno tenía de que habían desarticulado y desmovilizado a los movimientos populares por medio del consumismo, del clientelismo electoral y el asistencialismo social, que ante el levantamiento multitudinario se declararon «atónitos» y «perplejos».
En el presupuesto para 2013 el gobierno destinó al pago de intereses y amortizaciones de la deuda pública -con que lucra el capital financiero- 12 veces más que a la Educación, 10 veces lo concedido a la Salud, 40 veces más que a «Bolsa Familia» que alimenta a más de 4 millones de hogares y 180 veces lo otorgado a la reforma agraria. Desde 2011 vienen frenando las expropiaciones para la reforma agraria y centenares de miles de familias esperan sobreviviendo bajo cubiertas negras de plástico, el postergado otorgamiento de tierras. Este año detuvieron la demarcación de tierras indígenas y pretenden extender la minería a cielo abierto a toda la Amazonia. Ningunearon a los servidores públicos de la Salud y la Enseñanza que pedían aumentos y más recursos para sus sectores. Dejaron deteriorarse el transporte colectivo, cedieron a la avidez de los empresarios del sector subiendo el boleto, mientras incentivaban la compra de automóviles. Luego de aumento tras aumento en los alimentos y el transporte, Dilma anunció que el segundo semestre de este año haría un «festival de licitaciones» para represas, autopistas, puertos y otras obras de infraestructura que enriquecen empresas constructoras y que atropellan, tierras indígenas, campesinos pobres, pescadores ribereños y quilombolas. El «festival» comenzó en el primer semestre, adjudicando en mayo a las multinacionales, bloques de explotación petrolera en el territorio de 76 asentamientos de la reforma agraria y comunidades quilombolas, en el nordeste del país. El gobierno da un impulso descarado a la minería multinacional, a la agroindustria y la transgenia agrícola /1 en el camino de una contra-reforma agraria provocando múltiples conflictos con pequeños productores, pobladores y trabajadores rurales y ambientalistas. En las grandes ciudades, con la coartada de los mega-eventos deportivos, en favelas y barrios periféricos han lanzado una contra-reforma urbana favorable a la especulación inmobiliaria y destructora de las organizaciones comunitarias. Y el Congreso amenazaba con una enmienda constitucional que impediría a la fiscalía investigar la corrupción (PEC 37) y con otra que pondría freno definitivo a la demarcación de tierras indígenas (PEC 215). Y todo esto en medio de un «festival» de coimas y sobornos en las obras de los mega-eventos deportivos.
La sorpresa para los tres poderes de la institucionalidad es que Brasil no tiene tradición de «violencia revolucionaria» y no obstante ocupó pacífico las calles, creciendo en cantidad y descontento, resistió los ataques y las provocaciones de la policía militar, que de inmediato pasó a ser el símbolo de la brutalidad anti-democrática. La Policía Militar no tenía en el manual que su enfrentamiento a las enormes movilizaciones populares no podía equipararse al vandalismo impune con que actúan hace décadas contra las protestas puntuales en la periferia y la brutalidad con que tratan a los pobres, los indigentes y excluidos.
Las intensas movilizaciones en más de 400 ciudades ya tienen en su haber un freno total a los aumentos del transporte y en Porto Alegre se impuso una «tarifa cero» parcial. El martes 25/06 la cámara de diputados asustada enterró la PEC 37 que intentaba preservar la corrupción impidiendo investigaciones de la fiscalía (Ministerio Público). Pero mantiene la amenaza de la PEC 215 que permitiría el avance sin límites del agro-negocio y la minería en las tierras indígenas, para presionar sobre la promesa que les hizo el PT en mayo pasado, de detener la demarcación. Ahí la mordida de plusvalía es demasiado grande como para renunciar a ella de inmediato. De cualquier forma estamos frente a grandes victorias de la movilización que la imponen como la forma legítima y efectiva de alcanzar demandas populares.
Las propuestas de Dilma
Las cinco propuestas de la presidente Dilma para responder a las demandas de la calle son en verdad un truco para ganar tiempo sin dar en efectivo nada. El gobierno intenta desmovilizar y apaciguar el movimiento. Es sintomático que la primera propuesta reitera la subordinación de su gobierno a la Responsabilidad Fiscal. Éste es un mensaje dirigido al capital financiero y al imperialismo. La disciplina presupuestaria a la que adhiere la Ley de Responsabilidad Fiscal es la primera obligación de un Estado sumiso al Consenso de Washington, un programa económico de USA para esquilmar al continente.
La Cámara de diputados sabía que algo debía otorgar a la rebelión callejera que exigía más recursos para los gastos sociales y aprobó en la madrugada del 26/06 destinar el 75% de los royalties del petróleo del Pre-sal para Educación y el 25% para Salud. Se distribuye «con generosidad» algo que todavía está a 6 kilómetros de profundidad en el océano. Pero además los royalties que obtendría el Estado brasileño es apenas el 8% de la renta petrolera, el 92% restante va para las transnacionales que se apropian del crudo brasileño en las licitaciones.
Los recursos que le faltan a los servicios sociales, se los lleva la Deuda Pública que absorbe el 42% del presupuesto en 2013, un mecanismo para enriquecer al capital financiero y a rentistas nacionales y extranjeros. Sólo revocando la Ley de Responsabilidad Fiscal, eliminando la generación de mega-superávits primarios que funcionan como variable de ajuste de las cuentas públicas e iniciando una auditoría para rechazar toda la deuda ilegítima, se estaría actuando con soberanía nacional respecto a los recursos públicos y a favor de las necesidades sociales de la población brasileña.
La propuesta de una Constituyente para debatir la reforma política fue el primer globo que se pinchó. El sistema judicial fue quien de inmediato saltó en contra, nada de soberanía popular, la conducción del Estado es privativa de la élite oligárquica. Enseguida el PMDB, aliado de «centro-derecha» del PT rechazó cualquier posibilidad de una Constituyente. Con las experiencias de Venezuela, Bolivia y Ecuador al respecto, la Constituyente se transformó en el leviatán para la burguesía y el imperialismo en América Latina. La Constituyente entonces fue rebajada a un referéndum o plebiscito con 3 preguntas. Para Correio da Cidadanía «separada de cambios sustanciales en el pacto de poder existente»…»cualquier reforma política es pura perfumería.» Y concluyen: «En el pronunciamiento de la presidente Dilma, de concreto y palpable apenas la reafirmación de los compromisos de mantener la austeridad fiscal. Puesto contra la pared por la población, el gobierno del PT se esmeró en tranquilizar al gran capital y al gran hermano del norte: aquí en las tierras de Brasil todo continuará como antes.» /2
Otra las propuestas de Dilma era catalogar a la corrupción como crimen hediondo. La votación aprobatoria del Congreso no significa gran cosa. La corrupción es un aspecto inseparable y un fundamento básico del sistema capitalista. Y los integrantes de la Institucionalidad siempre encuentran mecanismos de evasión de ese tipo de leyes e incluso cuentan con la complicidad de la justicia burguesa para defender su impunidad.
Pero no está todo dicho
A partir de este enfrentamiento de los movimientos que han tomado las calles ejerciendo la «democracia directa» contra los poderes del Estado y su vacía, elitista, corrupta, «democracia representativa», se abre una situación muy favorable para que la rebelión popular obtenga otras conquistas.
La gran incógnita es cuál será el camino para que estos movimientos multitudinarios no sean corroídos y terminen extinguiéndose sin pena ni gloria. O sean absorbidos por la institucionalidad burguesa, cercenando su potencial transformador. Por el momento hay un atributo alentador de los movimientos: su horizontalidad democrática y su tendencia al debate abierto. Estos movimientos, con sus debilidades e imprecisiones, son una superación respecto a rebeliones del pasado en el continente, con líderes mesiánicos y autoritarismo sustentado por burocracias siempre ineficientes, despóticas y a la larga, prostituidas.
¿Cómo articular a los componentes de esos movimientos para que puedan enfrentar con éxito a la actual «democracia representativa corrompida»? ¿En partidos y sindicatos? Con diferencias de región a región, hay una gran desconfianza hacia partidos y sindicatos porque en su mayoría, hasta ahora, han jugado la carta de la indiferencia frente al golpe de timón a la derecha que dio el gobierno del PT. Hay excepciones: en Florianópolis en la movilización del movimiento por el pase libre (MPL) el jueves 27/06 hubo presencia con banderas del Sindicato de los Trabajadores del Transporte Urbano (Sintraturb), una alianza esencial para el MPL.
Pero esa división impuesta por la socialdemocracia en el siglo XIX entre lo social y lo político es la razón principal de que la central única de trabajadores (CUT), que representa especialmente a la élite del movimiento obrero brasileño, y otras centrales menores se hayan mantenido al margen de las movilizaciones. Durante los gobiernos del PT han aceptado la subordinación a la institucionalidad burguesa y se han demostrado incapaces de defender los intereses populares. Los movilizados intentan superar esas instituciones imprimiéndole a los movimientos un carácter social-político indivisible: las reivindicaciones son defensivas, económicas, democráticas y también políticas. La realidad les ha mostrado que en esta nueva época, ni los sindicatos ni las centrales han defendido con firmeza sus derechos. Y los partidos supuestamente de «izquierda» han sido incapaces de resistir las tentaciones y privilegios de la institucionalidad capitalista. Las pocas excepciones confirman la regla.
En la agitación callejera, algunos abucheos o forcejeos contra los portadores de banderas del PT u otros partidos del gobierno como el PC do B, son explicables. Los petistas de inmediato responsabilizaron de la agresión a la derecha y los grandes medios por sus consignas contra la corrupción y la demanda de que el movimiento fuera «sin partidos». La Rede Globo -el gran partido político del capital que ya sufrió ataques de los movilizados en las semanas pasadas-, trata de desvirtuar las demandas y desviar el descontento hacia el anti-partidismo y el nacionalismo patriotero de derecha /3. Pero, el rechazo al PT de muchos jóvenes proviene sobre todo de su ejercicio del poder en alianza con ruralistas y otros personajes nefastos y aplicando una política que no pone en primer lugar las necesidades populares. Los petistas que se suman a las movilizaciones deben dejar la susceptibilidad a un lado e integrar el movimiento con humildad sin intentar aparatearlo. Es claro que muchos de ellos no apoyaban la derechización del partido y mantenían en alto su visión programática «socializante». Pero la desconfianza de algunos jóvenes con el PT es legítima y solo se diluirá cuando vean que sus activistas apoyan las demandas y sus militantes están codo con codo con quienes marchan en las calles por cambios radicales.
Una visión utópica
La Comuna de Paris no abandonó ni el sistema democrático representativo ni el sufragio universal. La diferencia fundamental con las elecciones parlamentarias burguesas era el carácter de revocables en todo momento de los representantes. Es decir no se los elegía por un plazo de años y durante ese plazo eran inamovibles. La revocabilidad indicaba que la democracia representativa estaba subordinada a la voluntad de la mayoría y si no se cumplía su mandato el representante era destituido. Además de esa revocabilidad en todo momento de los delegados o representantes se estipuló que todos ellos se hallarían obligados por el mandat impératif, (mandato imperativo) es decir instrucciones precisas de sus electores que no podrían cambiar o modificar. Lo opuesto a lo que rige en la democracia burguesa, donde los parlamentarios pueden desvirtuar o contradecir los deseos de sus electores en sus decisiones, con total impunidad.
Lejos de perder validez, las lecciones que nos legaron los comuneros a través de los textos de Marx y Engels /4, siguen siendo un horizonte democrático de la humanidad, totalmente vigente.
Por ahora la única tendencia definida, entonces, es que los jóvenes se nuclearon alrededor de una serie de consignas que son social-políticas y democráticas pero aún no se tiene una clara definición programática.
Las movilizaciones en Brasil todavía no alcanzaron a formular un programa que dé sustento a una visión utópica. Según David Harvey: «Hay varias maneras de construir una visión utópica. Creo que siempre existe la necesidad de tener en mente una visión utópica, de una manera u otra, un lugar al que deseamos llegar, aunque al final no lleguemos, en cierto sentido no importa mucho si se llega o no. Si se tiene una visión, tratando de cambiar las cosas, estas se mueven en una dirección u otra»…»Y creo que necesitamos un modo de construcción por la negación. Si se comprenden los aspectos del capitalismo que no nos gustan, ¿qué rechazaríamos?, cómo sería una sociedad que ya no funcionara sobre la base del valor de cambio, sino sobre la base del valor de uso…» /5
No obstante no esté formulada aún una visión utópica los movimientos ya aplicaron un modo de construcción por la negación (no al aumento del transporte, no a la obras de los mega eventos, no a la impunidad de la corrupción, etc.) del cual se desprende un esbozo de programa. Para los activistas sociales y políticos independientes o partidarios no es el momento de centrarse en el derecho a portar banderas, aunque eso sea una justa reivindicación democrática. Es tiempo de intervenir en las movilizaciones junto a los jóvenes, colaborar en su organización y defensa, ganar su confianza y -con humildad y sin preconceptos- ayudar a formular una visión utópica nacional del movimiento en base a sus consignas movilizadoras.
Notas
1/ Brasil es el segundo mayor productor de Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) del mundo, perdiendo solamente para Estados Unidos. Un estudio realizado por la Céleres, consultoría enfocada en agro-negocios, divulgó que Brasil posee 37,1 millones de hectáreas destinados a la plantación de transgénicos. Esa cantidad representa más de la mitad del territorio destinado a actividades agrícolas que, según o IBGE, representa 67,7 millones de hectáreas en 2013. En Brasil, el producto que mas posee variedades transgénicas es la soja. A Céleres analizó también que 88,8% del cultivo total de soja para la zafra 2012/13 es genéticamente modificado.
2/ Dilma o povo não está para brincadeiras. Correio da Cidadanía 25 06 2013 http://www.
3/ El miércoles 26/06 los movimientos que defienden la democratización de los medios de comunicación citaron un acto frente a la Rede Globo en Sao Paulo para el miércoles 03/07 y es posible que el rechazo al monopolio informativo de Globo se intensifique.
4/ Karl Marx, La Guerra Civil en Francia 1871 y Federico Engels, Introducción a La Guerra Civil en Francia, Edición de 1891.
5/ David Harvey, Spaces of hope (Espacios de esperanza) (California Studies in Critical Human Geography) Apéndices. University of California Press, 2000.
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