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Cuando los sueños están ausentes, prevalecen las pesadillas

Fuentes: Rebelión [Imagen: Agentes de la policía retirando el cuerpo del autor del atentado en la plaza de los Tres Poderes Brasilia el 13 de noviembre. Créditos: Fabio Rodrigues Possebom/Agência Brasil

En este artículo el autor, además de analizar el atentado terrorista perpetrado por un bolsonarista contra la democracia brasileña el 13 de noviembre de 2024, reflexiona sobre la penetración de la ideología de extrema derecha entre grupos de personas que nada tienen que ver con los intereses de las clases dominantes.


Fue con mucha consternación que recibimos la noticia de que el pasado miércoles, 13 de noviembre, la acción terrorista llevada a cabo por un partidario de Bolsonaro resultó en su propia autoexplosión y muerte, cuando se vio acorralado por agentes de seguridad que custodiaban las instalaciones del STF.

El sentimiento de tristeza proviene del hecho de que la persona que protagonizó y sufrió las consecuencias más graves de su acto criminal podría ser clasificada como un ciudadano común, sin nada que nos permitiera racionalmente asociarlo con las clases dominantes y el imperialismo, en cuyos intereses inconscientemente actuaba.

No cabe duda de que, en general, los seres humanos no aceptan vivir exclusivamente a base de los bienes materiales que poseen. A diferencia del resto de los animales, el hombre y la mujer también necesitan tener otras necesidades satisfechas, además de lo que podríamos catalogar como factores económicos.

Por lo tanto, idealizar, predecir y luchar por un futuro que coincida con nuestras expectativas es algo intrínseco a la humanidad en su conjunto. Incluso podríamos decir que el hecho de que haya personas que no tengan este tipo de preocupaciones es lo que se debería considerar como una excepción a la regla. Es debido a esta alta valoración de tales factores subjetivos que los seres humanos en varias ocasiones están dispuestos a dar su propia vida con tal de afirmar la fuerza de sus ideales.

Hemos aprendido desde muy temprano a valorar a nuestros mártires, a aquellos que abdican de su propia vida en defensa de propuestas de las que personalmente no podrían beneficiarse, ya que no seguirían vivos para disfrutarlas. Y en este sentido, en los dos últimos siglos de la historia, ningún grupo humano ha producido más mártires que las fuerzas políticas de izquierda, es decir, las que luchan por las causas de las mayorías populares con el objetivo de ponerle fin a su explotación por parte de las clases dominantes.

En razón de lo que mencionamos en el párrafo anterior, es muy difícil aceptar la posibilidad de que pueda haber mártires vinculados a grupos de extrema derecha. ¿Cómo entender que alguien que no es parte de las clases dominantes esté dispuesto a inmolarse a favor de las causas de los más nefastos explotadores del pueblo? Si tal cosa ha sucedido, necesitamos hacer una profunda reflexión al respecto y tratar de descubrir en qué hemos fallado. Sí, es cierto, no debemos eximirnos de responsabilidad en la tragedia cometida y sufrida por el terrorista bolsonarista del caso actual, ni de otros que ya han ocurrido y los que todavía pueden ocurrir.

Es importante que reconozcamos que estamos perdiendo al no debatir con nuestro pueblo cuestiones esenciales para su existencia como seres humanos en sociedad. Estamos fallando al no hacer explícita la visión del mundo futuro a la que aspiramos. Sabemos que nunca tendremos condiciones de llevar nuestros mensajes a todos los que necesitan saber lo que pensamos y anhelamos para nuestra sociedad, para nuestros hijos y para las generaciones del porvenir. Pero, jamás deberíamos aferrarnos al argumento de la dificultad para justificar nuestra falta de empeño. Lamentablemente, no nos hemos dedicado a cultivar en nuestro pueblo la esperanza de un mundo diferente al actual, un mundo en el que la injusticia y los privilegios de los sectores explotadores ya no predominen sobre las necesidades de la población en su conjunto.

Hace mucho tiempo que no practicamos la política en su sentido más noble y justo de servir como instrumento de transformación social, hace mucho que no hablamos más de ponerle fin al capitalismo y construir el socialismo. Hay que decirle claramente a nuestro pueblo que no tenemos la intención tan solo de remendar el sistema en el que estamos insertos. También hace mucho tiempo que no hablamos con nuestra gente sobre nuestros sueños. Por eso, muchos de los que tendrían todas las razones del mundo para estar con nosotros han sido arrastrados hacia el lado de los opresores, inducidos por ideologías totalmente contrarias a su propia existencia como parte del pueblo explotado.

Para darles sentido a sus vidas, los seres humanos sienten la necesidad de depositar sus esperanzas y guiarse por sus sueños. Sin embargo, cuando los sueños están ausentes, las pesadillas acaban por prevalecer. El caso específico del hombre-bomba bolsonarista al que nos hemos referido fue un ejemplo evidente que revela cómo la pesadilla ha ocupado el espacio reservado a los sueños. Con efecto, nos corresponde a los que somos verdaderamente de izquierda hacer que nuestro pueblo vuelva a soñar.

Publicado originalmente en portugués en: https://desacato.info/quando-os-sonhos-estao-ausentes-prevalecem-os-pesadelos-por-jair-de-souza/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.