Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens, revisado por Horacio Garetto
«Hay una guerra de clases, es verdad, pero mi clase es la que gana.» Magnate inversionista, Warren Buffett.
El mercado inmobiliario [en USA] se derrumba más rápido de lo que nadie había anticipado. Los precios de la vivienda han caído en 17 de las 20 mayores ciudades de USA y las líneas de tendencia indican que lo peor aún está por venir. Las ventas de casas nuevas en marzo cayeron en picada por un récord de un 23,5% (de un año a otro) eliminando toda esperanza de una recuperación rápida. Los problemas en los préstamos subprime (categoría de alto riesgo) y Alt-A proliferan en mercados considerados previamente como «calientes» lo que ha llevado a una cantidad de ejecuciones judiciales sin precedentes. Los incumplimientos de pagos han reducido la demanda de casas nuevas y aumentado la demasía de casas que ya están en el mercado. Esto provoca una presión descendiente adicional sobre los precios y los beneficios. Más y más constructoras tienen dificultades para mantenerse a flote. Ya no se trata de nuestra «corrección» típica del tipo de los años ochenta; es un ciclón inmobiliario hecho y derecho que destruye todo lo que encuentra a su paso.
Los temblores del terremoto inmobiliario no se limitarán a la vivienda – retumbarán en todas las áreas de la economía, incluyendo el mercado bursátil, el sector financiero y el comercio de divisas. Simplemente no hay modo de minimizar los efectos del estallido de una burbuja de valores de 4,5 billones de dólares.
Es probable que la próxima víctima sea el mercado bursátil que sigue volando alto por los aumentos en el suministro de dinero. La Reserva Federal ha impreso suficiente dinero por autorización para mantener los valores saltando de alegría a precios inflados durante unos meses más. Pero no durará. La burbuja crediticia de Wall Street es aún mayor que la burbuja inmobiliaria – un monstruoso dirigible torpe que va hacia un aterrizaje forzoso. El Dow es como un borracho sobre un acantilado de 13.000 puntos, embriagado con el licor de «bajos intereses» de la Reserva Federal. Un paso equivocado y se caerá de cabeza al vacío.
Las porristas del mercado de valores se deshacen en aplausos y alabanzas ante la subida del Dow a los 13.000, pero no es más que un engaño. Wall Street sólo goza de los últimos vestigios del helio a bajo interés de Greenspan que se arremolina en la mayor burbuja crediticia de la historia. Pero vienen grandes cambios. En realidad, las nubes de tormenta ya están formadas sobre el mercado inmobiliario. El albatros de los créditos de alto riesgo se ha desatado sobre todo en la economía – arrastrando consigo la confianza de los consumidores, el PIB y también (en última instancia) el mercado bursátil. El verdadero daño recién se comienza a materializar.
¿Por qué entonces sigue el mercado de valores alcanzando nuevas alturas?
¿Es porque los inversionistas extranjeros creen que los valores estadounidenses seguirán dando buenos resultados a pesar de que el mercado inmobiliario se derrumba y el PIB se ha encogido al tamaño de una pasa de California? ¿O es porque los accionistas no se han dado cuenta que los billetes verdes son apaleados a diario en los mercados de divisas? ¿O, tal vez, los inversionistas sólo expresan su confianza en la manera como USA está dirigiendo el sistema económico global?
¿Será que admiran la sabiduría de pedir prestados 2.500 millones de dólares por día de prestamistas extranjeras sólo para impedir que el barco del Estado haga agua?
No, no es eso. El motivo por el que el mercado de valores vuela alto es porque la Reserva Federal amaña el suministro de dinero para impedir una fusión del tipo de Chernobyl. Todo ese nuevo dinero que no vale nada tiene que ir a alguna parte, así que un montón termina en el mercado bursátil. Chuck Butler de Evergreen Bank explica el proceso en el Daily Pfennig del jueves:
«La Reserva Federal podrá haber dejado de publicar los datos del M3 [[Incluye el efectivo en circulación y los depósitos a la vista ,los depósitos a plazo de hasta dos años, las cesiones temporales de dinero, las participaciones en fondos del mercado monetario y los valores que no sean acciones y tengan una vida no superior a dos años, dinero que sale fuera del país en forma de prestamos, inversiones, depósitos extranjeros, eurodólares etc.,N.d.T.], pero sigue publicando todos los datos que entran en el cálculo y nuestros amigos en Estadística Fantasma del Gobierno tienen una tabla que demuestra porqué la Reserva Federal decidió mantener oculto el M3. ¡Una mirada a la planilla muestra que la Reserva Federal está bombeando un amplio suministro de dinero a una tasa sorprendente de un 11,8% por año! Todo este rápido crecimiento en el suministro de dinero se refleja en un aumento de los precios de los valores. El mercado bursátil tiene que aumentar sólo para mantenerse al paso con todo esté dinero recién creado. Mientras la Reserva Federal no haga olas con otro aumento de las tasas o cerrando el grifo del dinero que fluye a los mercados, los mercados de valores seguirán su carrera.»
¡Vaya! Así que la Reserva Federal inyecta a la fuerza el suministro de dinero, las acciones suben, y todos tan contentos – ¿verdad?
Error. El crecimiento en el suministro de dinero debiera equiparar (de cerca) el crecimiento en la economía en general. De manera que si el PIB se encoge (lo que sucede actualmente) y el suministro de dinero aumenta, entonces – ¡Voilà! – inflación. («11,8%» para ser precisos).
Desde luego la inflación no afecta a la clase inversionista o a sus compinches-pillos en la Reserva Federal – mientras más dinero flota por los mercados, tanto mejor para ellos. Es todo lo contrario para el pensionista con ingresos fijos o el esclavo asalariado que recibe un aumento de salario de 15 centavos una vez por milenio. Terminan por ser despojados con cada nuevo billete verde que se imprime.
Pero, desde luego, ese es el plan – transferir incontables millones de una clase a otra mediante masivas burbujas de valores. Todo lo que se requiere son tasas de interés artificialmente bajas y una lata de lubricante para que las máquinas impresoras sigan girando. Es tan simple que no le rendiré honores llamándolo una «conspiración.» Es sólo una estafa, pura y simple. Pero nunca falla.
Cada vez que la Reserva Federal imprime otra partida de billetes fresquitos de 100 dólares, está confiscando los ahorros ganados con esfuerzo por gente de la clase trabajadora y los jubilados. Y, ya que el dólar ha caído aproximadamente un 40% desde que Bush llegó al poder en 2000, el gobierno se ha escapado con un 40% de nuestros ahorros de toda la vida.
Esa es la verdad sobre la inflación; es impuesto disimulado, pero no lo verás en las estadísticas del gobierno. En realidad, el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) deja de lado la alimentación y la energía de manera que el trabajador no puede ver como la Reserva Federal le está robando. La única manera como puede estimar sus pérdidas es yendo al almacén o a la gasolinera. Es cuando puede ver por sí mismo que el dinero por el que trabaja tan duro pierde continuamente su poder adquisitivo.
La gran pregunta ahora es cuánto tardará antes de que los acreedores extranjeros se despierten y vean que al extenuado consumidor estadounidense se le acaba el aire. En cuanto los gastos de los consumidores aflojen el paso en USA; la inversión extranjera se detendrá y los valores se derrumbarán. China y Japón ya han disminuido o detenido sus compras de Valores del Tesoro de USA y China ha declarado que planifica la diversificación futura de su billón de dólares estadounidenses. Esto ha reducido la demanda de dólares y su valor en relación con otras monedas. (El dólar llevó a un nuevo punto bajo la semana pasada a 1,36 por euro).
Una reducción de los gastos de consumo es el toque de despedida para el dólar. Será el momento en el que habrá una estampida hacia las salidas como nunca hemos visto – cuando cada uno de los bancos centrales del mundo lance sus billetes verdes sin valor al Jet Stream como si fuera confeti de Año Nuevo. Según el Washington Post del lunes ese momento puede haber llegado. Como dice Martin Crutsinger del Post: «El gasto de consumo aumentó al ritmo más lento en cinco meses en marzo, mientras la actividad en la construcción logró sólo un leve aumento, moderado por más debilidad en el negocio inmobiliario.»
La conexión entre la vivienda y el gasto de consumo es crítica. La vivienda ha sido el principal motor de crecimiento en USA en los últimos 5 años, representando 2 de cada 5 nuevos puestos de trabajo y cientos de miles de millones de dólares en gastos adicionales mediante extracciones de apreciación inmobiliaria. Una reducción en el gasto de consumo significa que los inversionistas extranjeros tendrán que buscar mercados más prometedores en el extranjero, lo que provocará una aguda reducción en la cantidad de crédito barato que llega al país a través del déficit comercial de 800.000 millones de dólares. Esto reducirá el crecimiento en USA mientras debilita aún más el dólar.
¿Se puede hablar de inflación acompañada del estancamiento de la economía (stagflación)?
Las actuales crisis monetaria y económica fueron producidas por las reducciones de impuestos sin financiamiento de Bush, los déficit comerciales insostenibles, y la política monetaria hiperinflacionaria de la Reserva Federal. Estas políticas fueron ejecutadas simultáneamente para lograr el máximo efecto. Fueron enteramente premeditadas. Mucha gente cree ahora que el gobierno de Bush y la Reserva Federal están creando intencionalmente una «crisis al estilo argentino» para poder privatizar bienes de propiedad estatal y marcar el comienzo de la Unión Norteamericana – la futura alianza en «un Estado» de Canadá, México y USA – junto con la nueva moneda regional – el amero.
Manténgase informado.
Sin embargo, la política monetaria no es el único motivo por el que el mercado bursátil va hacia una caída. También tenemos el fárrago de engaños y estafas que han sido legalizados bajo la rúbrica de «desregulación.» Nuevas reglas permiten a Wall Street que se hagan deudas personales y deudas corporativas y que sean vueltas a embalar como preciosas gemas para la subasta pública. Es el mayor chanchullo de todos los tiempos.
Consideremos por ejemplo el fondo de alto riesgo promedio. El fondo puede haberse originado con 10.000 millones de dólares de su propio efectivo y haberse hinchado a 50.000 millones mediante crédito (fácilmente adquirido). El gerente del fondo pasa luego a crear una cartera de inversiones que incluye CDO (obligaciones de deuda colateralizada) y MBS (Valores respaldados por hipotecas) hasta llegar a 160.000 millones de dólares. La mayor parte de estos «activos» no son otra cosa que préstamos de alto riesgo tambaleantes de propietarios de inmuebles en dificultades que no tienen la posibilidad de cumplir con sus pagos. En otras palabras, la deuda de otro individuo es mágicamente transformada en un producto básico de Wall Street. (Imagine si usted, querido lector, pudiera vender su deuda de 35.000 dólares de su tarjeta de crédito a su yerno borracho como si fuera una barra de oro o un Ferrari de colección. Ese, créalo o no, es el engaño con el que prosperan los comerciantes de certificados de inversión).
De manera que: el fondo está apalancado, los activos están apalancados y (adivine qué) los inversionistas también están apalancados – sea comprando acciones con dinero prestado, o usando montones de crédito barato a bajo interés de Japón para maximizar su potencial de beneficios.
Hay que ver el cuadro: deuda x deuda x deuda = máximo beneficio y precios de acciones que suben por las nubes. Es el motivo por el que el valor nominal de los valores del mercado excede de lejos el PIB agregado del mundo. Todo es un inmenso Zeppelin de deudas y viene cayendo rápidamente sobre el planeta Tierra.
KaBooM!
La desregulación funciona como una maravilla para los gángsteres que manejan el sistema. Después de todo, ¿por qué iban a querer reglas? No piensan en inversiones de capital, productividad o infraestructura. No están construyendo una economía que sirva las necesidades básicas de la sociedad. Esperan la próxima inmensa mega-fusión en la que dos corporaciones monolíticas, llevadas al límite, se unen en dicha conyugal y crean una montaña de nuevo crédito. Ahí es donde se encuentra el verdadero dinero.
Wall Street genera montones de ciberdinero con cada fusión. Esto hace subir los precios de las acciones, más y más. La desregulación ha convertido de Wall Street en el mayor productor de un flujo continuo de fondos, el mayor generador de crédito de todos los tiempos – desovando incontables millones mediante una expansión aparentemente ilimitada de la deuda. Estos dólares virtuales nunca fueron autorizados por la Reserva Federal o el Tesoro de USA – emergen del tenebroso total de súper transacciones sobre- apalancadas y del mundo mágico del comercio de derivados. Forman parte vital de la casa de los espejos de Wall Street en la que cada dólar es aumentado por un factor de 50 a 1 en cuanto entra al sistema. Los activos son inflados, la deuda es convertida en riqueza, y la realidad fiscal se vaporizada en el gas tóxico de la codicia humana.
Doug Noland en Prudent Bear.com lo explica como sigue:
«Hemos entrado a una fase eufórica de capitalismo de arbitraje con parecido aire a pirámide de Ponzi, un timo de pirámides de tinglados de créditos rotativos y de juegos de porcentaje diferencial totalmente apartados de toda realidad de actividad fructífera. El motivo ya ni siquiera lo llamamos «dinero» por su antiguo nombre, precisamente porque a algún nivel semi-consciente nos damos cuenta de que «liquidez» no es realmente dinero. Liquidez es un flujo de excedente alucinado de riqueza. Mientras fluya en una dirección, hacia los mercados financieros, los que controlan las válvulas a lo largo de la tubería, como Goldman Sachs, Citibank, o los fondos de alto riesgo, pueden extraer miles de millones de cubos de liquidez. El problema ocurre cuando el flujo se detiene – ¡o se invierte! Será el momento en el que redescubriremos que liquidez es en realidad algo diferente de dinero, y si realmente no tenemos suerte descubriremos que nuestro dinero (el dólar estadounidense) es en realidad diferente de la verdadera riqueza».
Noland tiene razón. El mercado es «un de pirámides de tinglados de créditos rotativos y de juegos de porcentaje diferencial» y nadie sabe realmente qué esperar si el flujo de liquidez se desacelera o se «invierte.»
¿Habrá una caída de la bolsa de acciones?
Depende de los efectos resultantes de la catástrofe de los créditos de alto riesgo. El no pago de las hipotecas existentes es sólo una parte del problema. El verdadero tema es cómo el mercado de valores «dependiente del crédito» reaccionará ante la restricción de los estándares para empréstitos. Al agotarse la liquidez en el mercado inmobiliario, sufrirán todas las áreas de la economía. (Ya hemos visto una baja en el gasto de consumo). Wall Street es adicto al crédito barato y ha inventado una miríada de instrumentos abstrusos de deuda para conseguir su dosis. ¿Pero qué sucederá cuando la inversión simplemente se atrofie?
Según Jerome Corsi de WorldNetDaily.com esa pregunta fue parcialmente respondida en una carta del director ejecutivo de Carlyle Group, William Conway Jr. Conway confirma que el aumento en el mercado de valores se relaciona con «la disponibilidad de cantidades enormes de deuda barata.» Agrega que:
«Esa deuda barata ha estado disponible para casi todos los vencimientos, la mayoría de las industrias, la infraestructura, los bienes inmuebles y todos los niveles de la estructura del capital.» (Pero) «Este ambiente de liquidez no puede continuar eternamente. Mientras más dure, peor será cuando se acabe. Desde luego, cuando se acabe, la oportunidad de compras será la oportunidad de la vida.»
¡Ah!, ya está, ¿otra maravillosa «oportunidad de compras»?
Casi se puede sentir la brisa de los grandes pájaros que aletean sobre nuestras cabezas, mientras concentran su mirada en la carroña que hay debajo. Una vez que el mercado bursátil se derrumbe y el billete verde se pegue a la arena del desierto; habrá muchas caras sonrientes que se preparan para el festín.
Conway tiene razón, sin embargo, el mercado bursátil FLOTA sobre una nube de crédito barato creada por un déficit comercial enormemente grande, tasas de interés artificialmente bajas, y una expansión anual de un 10% del suministro de dinero. Como él dice: «No puede seguir para siempre.» Y no creemos que vaya a ser así.
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Mike Whitney vive en el Estado de Washington. Para contactos escriba a: [email protected]