En medio de la convulsión de la pandemia, que impacta ferozmente en Brasil, y en gran medida a causa de su “desgobierno”, no puede atribuirse su permanencia al frente del país hermano a naturales causas políticas. Si le prestamos atención a Bolsonaro es porque estamos discutiendo sobre el modelo de sociedad que sobrevendrá a la salida de la “cuarentena social y política” en que viven nuestras naciones desde el arribo del virus Covid-19.
Algunos ya lo dan como un muerto político, es más se repiten como “crónicas de una muerte anunciada”. Es cierto que no es necesario aplicarle ningún test para comprobar su ineptitud. Y también estoy dispuesto a confesar que me agradaría su rápida e inmediata caída, aún a costa de no saber en manos de quién recaerá el gobierno ya que no el poder. Sin embargo… más vale seguir analizando las causas de la existencia de un Bolsonaro, mientras esperamos la noticia.
Veamos:
a) En Bolsonaro se corporiza el intento más claro del neoliberalismo de liquidar a la gran potencia industrial latinoamericana surgida en gran medida con el régimen militar instalado en el 1964 y que el modelo social del PT logró democratizar y consolidar, proyectándolo en el marco de la Unasur y la Celac, hacia un papel geopolítico estelar. La primer letra de los BRICS.
La globalización moldeada por los norteamericanos necesitaba un Brasil reprimarizado. Con una Argentina ídem. Ese es aún, el sueño de Donald Trump, aunque desflecado por el coronavirus.
Es su visión del “patio trasero” una vez desarticulado el multilateralismo. Ni soñar con el modelo populista de Lula y Dilma, encaminado a construir la Patria Grande. Para la concepción retrógrada del actual mandatario norteamericano, ni siquiera hay lugar para un Brasil desarrollista y moderno, aunque desigual y elitista como el de Enrique Cardozo. Por eso éste brama contra Jair Bolsonaro y se une al resto de la oposición pidiendo el impeachmemt que conduzca a su destitución.
b) Aunque no pueda en voz alta decirse desde la diplomacia, que termine un régimen como el de Bolsonaro es vital para imaginar un modelo alternativo exitoso en Argentina. Necesitamos contar con un socio fundamental y confiable para la reconstrucción del bloque sudamericano con dimensión y densidad suficiente para tallar en el mundo que se viene. El escenario geopolítico del futuro se comienza a construir ya y Brasil no puede ni debe quedarse pegado al derrumbe norteamericano. Lo que pasó con la entrega de Embraer a Boeing es demostrativa de sus consecuencias.
c) La naturaleza primitiva y fascistoidea del gobierno de Bolsonaro se corresponde con la magnitud de la regresión económica y política emprendida contra el otrora gigante sudamericano. Liquidar el pulmón amazónico a favor del agronegocio, arrasar con las poblaciones indígenas, abjurar del ambientalismo y la ecología no son tan sólo características de un excéntrico personaje político, un oscuro capitanejo del ejército, sino los rasgos necesarios que debía tener quien tuviese a cargo la tarea de desmembrar y desarticular a esa gran potencia en ciernes. Irresponsabilidad ética e imprudencia provocadora suplen la razonabilidad en los actos de gobierno.
d) La incertidumbre que la pandemia le imprime al futuro de Brasil y el miedo a los desconocidos cambios que pueden sobrevenir, amortiguan la anarquía producida por la ausencia de un proyecto viable y una conducción unificada sobre la marcha del país y ralentizan la embestida de los disconformes. Por otro lado, la burguesía brasileña está bastante unificada en el rechazo a la experiencia de la izquierda “populista” y al menos por ahora no puede ofrecer una alternativa ganadora. Bolsonaro apunta a fortalecer su papel mesiánico de “salvador” ante las garras del comunismo.
e) Hay un límite. Siempre hay un límite. Esta vez es que la crisis económica de la globalización pronorteamericana y la marcha arrasadora de la pandemia torne insostenible el débil equilibrio que sostiene a este personaje en la medida que mude de farsesco a trágico. Es posible que la historia del Brasil registre su paso por el gobierno como un episodio insólito e irrepetible.