Escribo este artículo para la columna DIGIMUNDO de Cubarte, cuando ya está muy próxima a alcanzar las cien entregas, utilizando una «vieja» máquina computadora de escritorio… que aunque Ud. no lo crea, se trata de una de las conocidas como 486, aquellas que eran la última palabra en computación allá por 1995. Si aplicamos las […]
Escribo este artículo para la columna DIGIMUNDO de Cubarte, cuando ya está muy próxima a alcanzar las cien entregas, utilizando una «vieja» máquina computadora de escritorio… que aunque Ud. no lo crea, se trata de una de las conocidas como 486, aquellas que eran la última palabra en computación allá por 1995.
Si aplicamos las matemáticas elementales, y hacemos una operación de resta, veremos que la maquinita con 64 megabytes de Memoria de Acceso Aleatorio (RAM) y un disco duro de 1 Gigabyte, está cumpliendo por estos días nada menos que 16 años.
Si fuera un ser humano, la clasificaríamos como una adolescente, pero como se trata de una computadora digital de escritorio IBM compatible, entonces podemos afirmar que resulta maravillosa su extraordinaria longevidad, es de hecho un caso geriátrico.
La 486 en la que escribo tuvo instalados los sistemas operativos de Microsoft conocidos como MS-DOS en sus versiones desde la 3.30 hasta la 6.22, y después se le instaló la tremendamente inestable versión de WINDOWS 95.
Finalizó sus encuentros con los engendros de Bill Gates cuando estuvo un tiempo operando con el también conflictivo WINDOWS 98, aquel más conocido entre sus usuarios como el «Terror Azul», pues ese era el color de la pantalla que salía cuando WINDOWS 98 se «congelaba» sin otra posible solución que apagar la máquina y empezar todo de nuevo, perdiendo en no pocas ocasiones horas y horas de trabajo.
Estoy seguro que se preguntarán ¿cuáles han sido los artilugios mágicos que han hecho posible a esta 486 prolongar su vida útil durante tan largos años?, considerando entre otros factores la famosa Ley de Moore, que afirma enfáticamente el incremento de la velocidad de los microprocesadores cada X años, ley que ya está a punto de dejarse de cumplir.
Primer secreto: Mantenimiento preventivo de rutina, al menos 3 veces al año
Desde que reuní todos los elementos para armarla y finalmente se «despertó», mi querida 486 puedo afirmar que ha recibido muy buen trato. Le aplicó un mantenimiento preventivo de rutina cada 4 meses, el cual incluye limpieza total, extracción de todo el polvo acumulado, revisión de todas las conexiones, y en la última de cada año, incluso, saco el microprocesador y le aplico una nueva fina capa de la pasta que aumenta la transferencia de calor hacia el disipador. Pero no solo me preocupo por el «hardware».
Al final de la sesión de mantenimiento le paso varios programas de diagnóstico, lo cual desde hace ya 4 años, pertenecen a la amplia gama de software creado especialmente para los sistemas operativos de software libre y códigos fuente abiertos, pues un buen día de 2007 hube de formatear el disco duro e instalar una versión de Puppy Linux, cuyas prestaciones son realmente impresionantes a pesar del poco espacio que necesita en el disco duro.
Segundo Secreto: Protección contra transientes del sistema eléctrico y disciplina en la utilización
Desde que salió en la pantalla por primera vez el «set up» de la tarjeta madre, la 486 estuvo protegida contra los súbitos aumentos y descensos de la tensión de línea… esos que los ingenieros eléctricos llaman «transientes», por un dispositivo fabricado en Cuba, el cual recomiendo adquirir para conectar al mismo cualquier computadora.
Se trata del llamado Protector de Línea, específicamente el que se vende para ser usado con los refrigeradores domésticos… Y MUCHO OJO, no utilizar jamás el que anuncian para la protección de los equipos electrónicos, como reproductores de sonido, televisores etc. El que SÍ SIRVE para las computadoras es el de los refrigeradores, pues el tiempo de restablecimiento que tiene establecido es superior siempre a los tres minutos una vez que se restaura el servicio eléctrico.
La muerte súbita de muchísimas computadoras, así como de un gran número de sus elementos y periféricos esta asociada a súbitas variaciones de la tensión de la línea de alimentación eléctrica, o sea en un lenguaje más asequible, los sube y baja de voltaje…
Al Protector de Línea debe conectarse la unidad de alimentación ininterrupible, ese accesorio que conocemos como «back up», aditamente imprescindible para garantizar de la mejor manera posible el funcionamiento de un sistema de computación…
Pero… si por razones $$$$, su computadora no cuenta con el «back up», entonces conecte los tomacorrientes de la máquina, el monitor y la impresora al Protector de Línea, el cual contribuirá muchísimo a preservar estos tres equipos de los problemas asociados a las fallas del sistema eléctrico .
Tercer y último secreto: Evitar a toda costa el sobrecalentamiento
Las altas temperaturas son enemigas de todos los equipos electrónicos en general, y las computadoras no son una excepción.
Los fabricantes han dotado a los programas básicos de entrada y salida de las tarjetas madres (motherboards) de un sistema de monitoreo de las temperaturas de operación del microprocesador, e incluso en las más recientes, se cuenta con termosensores en varios puntos de la máquina.
Hace unos momentos salvé lo que estaba escribiendo, no sólo al disco duro de la 486, sino también a una memoria flash USB y seguidamente apagué la máquina y al volver a ponerla en funcionamiento, entré en la configuración inicial, o sea eso que se conoce por «set up» en Inglés, y pude medir la temperatura, la cual para mi satisfacción estaba bien dentro de los parámetros establecidos.
Claro está que escribir un texto con el procesador Libre Office 3 consume muy pocos recursos de la máquina, que al no estar realizando tareas múltiples apenas si eleva la temperatura ligeramente sobre la reinante en el ambiente de la habitación donde estoy escribiendo.
Pero, y esto es muy importante, cuando se están efectuando tareas que si cargan al microprocesador y hay muchos accesos al disco duro, hay que tener esto en cuenta, por lo que la larga vida útil de mi 486 está también asociada a una regla del juego para su utilización: NO se usa cuando la temperatura ambiente es muy alta y no se cuenta con un ventilador que le sople aire a la caja del equipo y al monitor.
El uso del ventilador trae como consecuencia el ingreso de mucho polvo al equipo, pero es un precio que hay que pagar: no queda más remedio que abrir ambos, la computadora y el monitor periódicamente y someterlos a un exhaustivo proceso de limpieza de hasta la más mínima traza de polvo.
Componentes electrónicos críticos determinan la temida «baja técnica»
Hasta el momento la vida útil de una computadora digital tipo «de escritorio», está determinada por las razones expuestas en este artículo a las que hay que añadir el tiempo asignado por los fabricantes a la vida de ciertos componentes electrónicos, de los cuales los capacitores electrolíticos son los más críticos.
Si se sustituyen dichos capacitores en la tarjeta madre, el ciclo de vida del equipo puede extenderse a no menos de cinco años más.
Para los escépticos que dudan que se puede hacer hoy en día con una 486
El epílogo de este artículo me parece que va a responder a una interrogante que se han hecho ya la mayoría de los lectores…
Una 486 con poca memoria RAM y un disco duro IDE de reducida capacidad, si se le instala una distribución minimalista de LINUX, como el ya citado PUPPY LINUX, proporciona al usuario la posibilidad de contar con un buen procesador de textos, un cliente de correo electrónico, así como un navegador para las redes.
Estoy seguro que para muchas personas, estas tres prestaciones básicas son las más utilizadas en la vida diaria… por lo que hay que entrar a considerar cómo prolongar la vida de no sólo estas ancianas 486 que pueden estar todavía en servicio o arrimadas en un rincón, sino también de máquinas un poco más recientes como las Pentium II y III…