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Cuba, capital de la biotecnología latinoamericana

Fuentes: Rebelión

Cuba se convirtió del 13 al 16 de noviembre en la capital mundial de la biotecnología cuando en La Habana se reunieron representantes de más de 40 países para analizar los adelantos en esta importante rama y conocer los avances que la Isla ha alcanzado en los últimos años. Alrededor de 220 delegados extranjeros entre […]

Cuba se convirtió del 13 al 16 de noviembre en la capital mundial de la biotecnología cuando en La Habana se reunieron representantes de más de 40 países para analizar los adelantos en esta importante rama y conocer los avances que la Isla ha alcanzado en los últimos años.

Alrededor de 220 delegados extranjeros entre los que se encontraban investigadores, especialistas, hombres de negocio e inversionistas, confraternizaron con cerca de 450 participantes cubanos quienes intercambiaron sobre los avances de la biotecnología en la Isla aplicada a la salud humana.

El arduo trabajo realizado por los científicos cubanos desde hace aproximadamente dos décadas ha permitido que la biotecnología cubana disponga en estos momentos de 38 productos de probada calidad y eficacia que han tenido una aplicación favorable en la salud de su población y además hayan sido registrados y comercializados en más de 45 países.

Durante el evento, diferentes especialistas del Centro de Ingeniería Molecular (CIM) presentaron resultados de las aplicaciones en terapias para combatir enfermedades malignas como el cáncer de cabeza y cuello, casi todas inoperables, y el carcinoma de faringe. Ya esos productos muestran resultados halagüeños durante las pruebas de validación realizadas no solo en Cuba sino en otros países como India, China y Alemania.

También fueron presentados por el CIM los adelantos obtenidos con las vacunas terapéuticas para el tratamiento de cáncer de mama y de pulmón, los cuales se hallan en la última fase de ensayo clínico.

El director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), doctor Luis Herrera, informó que de las 13 vacunas incluidas en el Programa Nacional de Inmunización, 8 se producen totalmente en Cuba, entre las que se destaca la creada contra la hepatitis B, que permitió eliminar por completo esos casos en niños menores de 5 años.

Se realizan ensayos con un candidato vacunal terapéutico en pacientes con hepatitis C crónica, y en el evento se expusieron por primera vez ante delegados extranjeros el proceso de desarrollo y las bondades de la vacuna pentavalente cubana que protege contra cinco enfermedades a los infantes denominada Heperpenta.

Fueron innumerables los logros de la biotecnología cubana aplicados al bienestar de la salud de su población y que también se ha puesto al servicio de la salud mundial como una muestra más del principio cubano de ayudar a disminuir los grandes retos que enfrenta hoy la humanidad.

Cuba también labora en vacunas contra el VIH, un flagelo que se ha extendido con fuerza por diferentes regiones del mundo, y contra las cuatro cepas del dengue, una enfermedad que en los últimos tiempos ha afectado con fuerza a países de America Latina y el Caribe.

Los Polos Científicos Productivos (PCP) que actualmente suman 15 en toda la Isla, surgieron en el primer lustro de los años 90 del siglo pasado y fueron una consecuencia necesaria de la aplicación de la filosofía de desarrollar los proyectos científicos (que ya se estaban logrando) y de innovación tecnológica, siempre con una vocación social.

Estos PCP, expresó el doctor Julián Alvarez Blanco, director del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) y coordinador del Polo Científico del Oeste de La Habana, constituyen una forma de organización para vincular la ciencia y la producción de bienes y servicios.

Están integrados -territorialmente o por temáticas- por un grupo de entidades e instituciones que unen su capacidad profesional, financiera y de infraestructura, lo que permite integrar la comunidad científica al sistema empresarial y productivo.

Estos Polos tienen como antecedente la creación en los primeros años de la Revolución del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC) al que se integraron hombres y mujeres que acudieron al llamado hecho por la máxima dirección del país.

Posteriormente y mediante una intensa preparación realizada en diversos países europeos, y sin dejar de participar activamente en la solución de problemas de sanidad ocasionados por la guerra biológica lanzada desde Estados Unidos contra Cuba, como la fiebre porcina africana, enfermedades aviares o agresiones a la caña de azúcar o al tabaco, con este personal se crearon grupos de científicos con objetivos muy concretos, cuyos resultados resonaron en el campo internacional.

Así se fueron creando centros de investigación a cuya cabeza se encontraban personalidades como Rosa Elena Simeón, Lidia Tablada, José Luis Fernández Yero, Luis Herrera, Concepción Campa, Agustín Lage, entre otros, y en 1981 se constituyó el Frente Biológico, que después dio paso a los Polos Científicos Productivos, con el objetivo de que hubiera una mayor interacción entre estos, no solo para el análisis y la colaboración, sino para alcanzar una etapa superior que es la integración, o sea, coordinar funcionalmente proyectos de investigación, laboratorio, ensayos y producciones.

El Congreso de Biotecnología 2006 ha demostrado fehacientemente el enorme adelanto de Cuba en esta rama que ha estado dirigida a incrementar el bienestar de la salud pública del país.

Esa realidad fue óbice para que el Premio Nobel de Química (1988), Robert Huber, Presidente de Honor del Congreso, catalogara como impresionantes los resultados alcanzados en un país, que ha hecho un esfuerzo admirable en el desarrollo de las ciencias y la educación. El profesor alemán no solo indicó que las inversiones en biotecnología de Cuba ya empiezan a dar frutos, sino que anunció también su deseo de formar una compañía para el diseño de nuevos fármacos capaces de combatir enfermedades autoinmunes y adelantó su interés en realizar investigaciones conjuntas con científicos cubanos.

En conclusiones, Biotecnología 2006 ha marcado una pauta y ha demostrado que a principios del siglo XXI, Cuba aparece como el país de América Latina con más desarrollo biotecnológico, siempre con la mirada puesta en resolver no solo los problemas de su población sino también al servicio de la salud mundial.