La economía cubana creció 1,1 por ciento en la primera mitad del año, una señal de aliento después del retroceso de 2016.
Recorte en la importación de combustible venezolano forzó la importación petrolera más costosa desde otros mercados. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
La economía cubana volvió en el primer semestre a la senda de crecimiento pero con indicador más cercano al estancamiento y con la confirmación de presiones vinculadas con la política de disciplina financiera externa. También se reiteraron los conflictos derivados de la inestabilidad en Venezuela y asomaron, a la par, señales de sectores que apuntan a liderar la marcha general de la economía.
El ministro de Economía Ricardo Cabrisas informó a los diputados en la pasada sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral), a inicios de julio, que el producto interno bruto (PIB) creció un estimado de 1,1 por ciento en el primer semestre, reacción mínima pero alentadora después de retroceder un 0,9 por ciento en 2016.
El dato «denota un cambio en el signo de la economía en comparación con el año anterior», declaró el presidente Raúl Castro ante el parlamento. Las autoridades, sin embargo, reconocieron que persisten tensiones de años anteriores en la disponibilidad de divisas y de combustibles, el endeudamiento y la sequía.
Con el agravamiento de la inestabilidad política en Venezuela, se repitieron este año incumplimientos del suministro de petróleo desde ese país, lo que obligó a Cuba a gastar 99,6 millones de dólares en combustibles adicionales al plan, según Cabrisas. El daño se agravó por el incumplimiento de los ingresos externos del país en 417 millones de dólares, informó Cabrisas.
El ministro de Economía, Ricardo Cabrisas, informó de la persistencia de limitaciones en moneda dura. Foto: Tomada de ACN
En contraste, Cuba dejó de importar 1.500 millones de dólares por deficiencias en el empleo de créditos, limitaciones de liquidez y otras fallas del sistema financiero. Los ministerios y demás organismos gubernamentales solo habían utilizado al cierre de mayo 40,8 por ciento de los créditos comerciales programados y preveían ejecutar 85 por ciento al finalizar el año.
El gobierno central aplica desde hace varios años una política rigurosa de renegociación de deudas, en función de lo cual pagó débitos este año por valor de 2.306 millones de dólares, informó Cabrisas. A pesar de estas erogaciones y los incumplimientos de importaciones y exportaciones, la balanza comercial del semestre cerró con saldo positivo de 1.980 millones de dólares.
Las limitaciones financieras y en el consumo energético no han frenado la labor inversionista. Aunque las autoridades aspiran a cumplir solo 85 por ciento del plan, proyectan incrementar en 21 por ciento la ejecución del año anterior, con prioridad de programas estratégicos, como las construcciones para el turismo, las inversiones extranjeras en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, la industria alimentaria, el desarrollo de capacidades de almacenamiento de combustibles y la recuperación de viales afectados por el Huracán Matthew en el oriente cubano, entre otras.
También han hecho fuertes inversiones para renovar el parque de transporte de la economía (1.422 camiones y remolques) y ampliar la Termoeléctrica del Mariel.
El ministro de Economía, en cambio, reconoció atrasos en otras obras del frente energético, como la termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, de Holguín, y el programa de fuentes renovables de energía. Igualmente demoran más de lo previsto la recuperación de capacidades de frigoríficos y congelación y la modernización de la industria Antillana de Acero.
El incremento acelerado en la recepción de visitantes extranjeros ha desatado una fuerte labor de inversión y construcción de hoteles. Ambas actividades, turismo y construcción, dieron sostén al resultado general la economía en el primer semestre. Foto: Jorge Luis Baños_IPS
La construcción -de hoteles y otras múltiples obras- se encuentra entre las actividades de mejor rendimiento. También contribuyeron con el crecimiento general de la economía, la agricultura, la producción de azúcar -que aumentó sobre la zafra anterior, pese a incumplir el plan-, las actividades del transporte y las comunicaciones, la exportación de servicios y, por supuesto, el turismo.
El arribo de visitantes internacionales creció en el primer semestre 22,5 por ciento en comparación con igual etapa de 2016.
En opinión de Cabrisas, el grupo de transformaciones iniciadas en el país «ha permitido atenuar el impacto desfavorable a la economía en este primer semestre, agravada como se ha expresado, por la inestabilidad marcada en el suministro de combustibles e insuficiente disponibilidad de divisas». Aunque el ministro espera que las medidas que se vienen adoptando le den mayor vitalidad a la economía y a los servicios básicos a la población, admite que los problemas acumulados no podrán resolverse en toda su magnitud en el corto plazo. (2017)