Rolando Astarita escribe una serie de artículos sobre Cuba parte de cuyo contenido comparto y otra no lo hago en lo absoluto. Estoy trabajando en un artículo de fondo sobre el tema que tal vez publique pronto. De todas formas, y a cuenta de mayor cantidad creo imprescindible aclarar un mito básico sobre la economía […]
Rolando Astarita escribe una serie de artículos sobre Cuba parte de cuyo contenido comparto y otra no lo hago en lo absoluto. Estoy trabajando en un artículo de fondo sobre el tema que tal vez publique pronto. De todas formas, y a cuenta de mayor cantidad creo imprescindible aclarar un mito básico sobre la economía cubana de hoy y sobre su relación con Venezuela.
Como no conozco la cantidad de profesionales cubanos de otras ramas que prestan servicio en Venezuela, y no sólo en las áreas militar y de seguridad como afirma Astarita, sino también, por lo menos en la de la educación me limito en estos cálculos aproximativos y preliminares al área que es, hasta donde yo se, más conocida.
Afirma Astarita:
«En lo que respecto al subsidio de Venezuela, consiste en la entrega de 100.000 barriles diarios de petróleo con financiamiento muy ventajoso: Cuba paga a los 90 días el 50% y el otro 50% a 25 años, con dos de gracia y una tasa de interés del 1%.
A cambio, la isla envía médicos (según Granma, habría unos 30.000 médicos cubanos en Venezuela), y también personal de seguridad y militar. Sin embargo, la venta de estos «servicios» no refleja los costos reales, ya que su precio está atado al precio del petróleo. Según The Economist, en 2012, y contabilizando 115.000 barriles diarios enviados a Cuba, el subsidio rondaría los 3500 millones de dólares anuales; algunos economistas elevan esa cifra hasta 8000 o 9000 millones, lo que equivaldría al 20% del PBI de la isla. Los montos son difíciles de calcular, debido a la falta de información; pero se reconoce, incluso oficialmente, que el corte de ese flujo podría ser un golpe muy duro para Cuba».
Hagamos, pues, algunos números basándonos en los datos que él suministra:
1) ¿cuánto vale el trabajo de un médico de cualquier país en Venezuela? Partimos de la base de que los profesionales locales no están dispuestos a trabajar en los lugares y condiciones (barrios pobres, dedicación total) que son necesarias para mejorar la situación sanitaria de la clase obrera venezolana. Si comparamos con lo que informa un sitio especializado en el robo de trabajadores médicos cubanos acerca del ingreso de los médicos en EEUU éste asciende, para los «médicos de familia» a 211.083 dólares anuales. Por supuesto esto no significa que un médico yanki estuviera dispuesto a ir a trabajar a un barrio pobre (y violento) en Venezuela por esa plata.
Comparando lo que le costarían a Venezuela 30.000 médicos con ese ingreso, con el petróleo que ésta le vende anualmente a Cuba (tomando como base el dato de 100.000 barriles diarios al precio de la canasta petrolera venezolana, 95 dólares el barril, que predominó en 2014 y sin considerar la reciente caída abrupta de dichos precios) el resultado es que Cuba, SUBSIDIARÍA A VENEZUELA POR UNA CIFRA DEL ORDEN DE 2.864.990.000 DÓLARES POR AÑO.
Claro, se puede argüir que el salario de los médicos de familia yankis (aclaremos, estamos hablando de los «más baratos» por especialidad, ya que un ginecólogo gana más de 312.000 dólares al año) no es un indicador fiable del «valor de mercado» del trabajo médico internacional. Por ejemplo, Brasil inició un programa para llevar médicos extranjeros a las zonas apartadas de su geografía para paliar el déficit de servicios en ellas. Ofreció pagar 4.000 dólares mensuales. Según la información que disponemos sólo consiguió médicos cubanos y muy pocos de países limítrofes. De Uruguay, en particular la oferta fue anecdótica, poquísimos colegas se ofrecieron.
¿Cuánto debería pagar Venezuela por médicos que cumplieran el trabajo que hacen los cubanos a «precios de mercado»? Es difícil saberlo con exactitud. Con la información que disponemos es improbable que dicho precio estuviera debajo de los 10.000 dólares anuales.
Si comparamos el valor de mercado del crudo que Venezuela suministra a Cuba antes de la caída de los precios de éste con el del trabajo de los médicos surge un «precio de equilibrio» para éste: 115.000 dólares anuales o 9.600 mensuales.
Como dudamos que Venezuela pudiera conseguir 30.000 médicos a un precio inferior a éste nos permitimos concluir que con muy alto grado de certeza se puede afirmar que VENEZUELA NO ESTÁ SUBSIDIANDO A CUBA A TRAVÉS DEL SUMINISTRO DE PETRÓLEO A CAMBIO DE TRABAJO MÉDICO.
Por supuesto, esto no significa negar que esta particular relación económica (vale la pena recalcar que hace ya muchos años que Cuba vende servicios médicos a países petroleros, recordamos Irak y Libia ya en la década de los 70) tenga mucha relevancia para la economía cubana y que la pérdida de ese mercado, al igual que la pérdida de cualquier mercado grande de exportación para cualquier país del mundo implicaría un golpe a su economía.
Resta por último resaltar la importancia económica, social y política de la decisión de la dirección de la Revolución Cubana hacia mediados de los 70 de transformar al país en lo que Fidel llamó «una potencia médica mundial». Esta decisión de política, únicamente posible en un país de economía planificada y socialista, rompió los moldes y esquemas del desarrollo económico orientado a la producción de bienes, especialmente en el área de la industria pesada y particularmente militar vigente en el pensamiento del campo socialista. De esta heterodoxia notable de la política económica cubana se habla poco y nada y se tiende a afirmar que Cuba fue una especie de copiadora del «esquema soviético».
De la misma forma, y ya que hablamos de «subsidios» habría que contextualizar los supuestamente recibidos por Cuba de la URSS. En aquella época ambas partes se referían al fenómeno como «intercambio justo». ¿porqué? Pues precisamente porque dejaba de lado los precios injustos del mercado mundial de petróleo y azúcar y establecía el intercambio sobre la base de la ley del valor. O sea el costo de producción o tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlos. Quienes, por tanto, su suman a la teoría del «subsidio» están respaldando el sistema imperialista de fijación de precios de los productos que se transan en el mercado mundial. En el intercambio de Cuba con el consejo de ayuda mutua económica (asociación económica de los países del socialismo real) hubo seguramente situaciones de subsidio. En primer lugar, hasta donde yo se, las armas de la URSS Cuba las recibió en forma gratuita. Pero utilizar las teorías de «subsidio» para minusvalorar los reales y efectivos logros de la economía cubana es un recurso, siendo generosos, erróneo.
Veo, en general, en los análisis sobre la política y la economía de Cuba que han proliferado a raíz de los recientes anuncios acerca de las relaciones con EEUU un elevado nivel de ignorancia de la realidad y esto referido, por supuesto a aquellos en que no cabe inferir una clara intención contra revolucionaria. Los que así escriben harían bien en informarse mejor.
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