Resulta sumamente importante que Cuba, la pequeña isla del Caribe que ha sabido defender su independencia y soberanía sin claudicar frente al bloqueo económico, comercial y financiero más largo de la historia impuesto por las administraciones estadounidenses, presida a partir de este enero, el Grupo de los 77 + China.
El Grupo se fundó en 1964 dentro del seno del Movimiento de los Países No Alineados (NMOAL) al finalizar en Ginebra la primera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) con el explícito objetivo de incrementar los intereses económicos de sus miembros y fomentar la negociación conjunta en todos los organismos e instituciones de la ONU.
De esa forma, según datos aportados por la enciclopedia Ecured, el organismo cuenta con oficinas de enlace en Ginebra (UNCTAD), Nairobi (PNUMA), París (UNESCO), Roma (FAO/FIDA), Viena (ONUDI), y el Grupo de los 24 (G-24) en Washington, D.C. (FMI y Banco Mundial).
El bloque lo integraron inicialmente 77 países en desarrollo y ha mantenido el nombre pese a que al paso de los años se fueron incorporando otras naciones hasta alcanzar los actuales 134 miembros.
Está considerado como el organismo de concertación más grande y diverso en el ámbito multilateral, al acoger a los dos tercios de los miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el 80 % de la población mundial. China, que participa y colabora de forma externa, se sumó al bloque en 1992.
En 2022 Pakistán estuvo al frente del G-77 + China durante el cual realizó, según los especialistas, un trabajo de integración encomiable y en septiembre de ese año Cuba resultó electa para el período de 2023.
Aunque entre sus participantes existen diferencias económicas, culturales y geográficas, han mantenido el principio del multilateralismo como estrategia de cooperación a la par que proporciona los medios para que los países del Sur puedan articular y promover sus intereses económicos colectivos y mejorar su capacidad de negociación conjunta sobre temas económicos internacionales.
Entre sus acciones aparecen la de elaborar declaraciones, programas de acción y acuerdos conjuntos sobre temas específicos; patrocinar y negociar resoluciones y decisiones sobre temas relacionados con la cooperación económica internacional y el desarrollo en conferencias mundiales y otras reuniones celebradas bajo la égida de las Naciones Unidas que se ocupan de la cooperación económica internacional y el desarrollo, así como la reforma de las Naciones Unidas.
Aunque por primera ocasión Cuba presidirá este grupo negociador, no es menos cierto que cuenta con una larga historia de acciones dentro de los organismos internacionales, además de haber sido la sede de la Cumbre del Sur I (del 10 al 14 de abril de 2000) en la cual participaron por primera vez Jefes de Estado o de Gobierno y se tomaron decisiones al más alto exponente político, similar a la Cumbre Sur II ocurrida en 2005 en Doha, Qatar.
El ministro de Relaciones Exteriores de la Isla, Bruno Rodríguez Parrilla significó que entre los propósitos de Cuba, al frente del cónclave, están el impulso mediante acciones concretas de los objetivos de la Agenda 2030; fomentar la solidaridad y la cooperación internacionales en apoyo a la recuperación pospandemia de las naciones en desarrollo, así como convertir la cooperación sur-sur y triangular en un instrumento más eficaz.
Indicó Rodríguez Parrilla que durante la presidencia cubana, se promoverá el cumplimiento cabal de la responsabilidad de los países industrializados en el apoyo, mediante la cooperación norte-sur; incentivará el avance de las posiciones comunes entre los miembros, preservará y consolidará la unidad del grupo, y hará sentir su voz en los múltiples y relevantes procesos multilaterales que tendrán lugar en 2023.
Cuba apoyará, además, el sistema de comercio multilateral basado en normas, transparente, no discriminatorio, abierto e inclusivo, y defenderá el acceso universal a la educación y a la salud de calidad.
Por su parte, el Presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel Bermúdez en un videomensaje durante la ceremonia de traspaso efectuada en la sede de la ONU en Nueva York, señaló que “nuestras naciones continúan estando en la retaguardia del desarrollo global, mientras cargan sobre sus hombros las consecuencias de las múltiples crisis y las desigualdades derivadas del injusto orden internacional vigente.
La historia, agregó, nos ha confirmado el valor de la unidad. A ella apostamos desde la primera Conferencia de la UNCTAD, la Declaración sobre un Nuevo Orden Económico Internacional, pasando por la Cumbre de Río, el trato especial y diferenciado, la meta de Ayuda Oficial al Desarrollo, hasta la Agenda de Acción de Addis Abeba y los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Sur ha sido la piedra angular de las negociaciones multilaterales en materia de desarrollo.
Hablamos, dijo, de un orden profundamente antidemocrático concebido para perpetuar el desequilibrio que, a despecho de las demandas históricas de los países de este Grupo, sostiene la riqueza de unos pocos a costa del empobrecimiento de las mayorías, manteniendo a los pueblos en desventaja económica y social permanentemente condenados al subdesarrollo, la pobreza y el hambre.
Por último Díaz Canel enfatizó: Cuenten con Cuba y con su compromiso invariable de trabajar sin descanso, junto a todos los miembros de esta imprescindible agrupación, en la defensa de los intereses supremos de nuestras naciones.
Arduo trabajo le espera a Cuba durante la presidencia del Grupo pero en la mayoría de sus miembros está la certeza de que será un año de adelanto en la unión y en la lucha por un mundo más justo y promisorio que el actual.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.
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