Heinz Dieterich Una de las revelaciones más trascendentes de la Segunda Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones, en Cochabamba, Bolivia, fue la aparición de un grupo de estadistas criollos de nivel mundial. Se trata de un acontecimiento mundial. Las condiciones objetivas que permiten romper la Doctrina Monroe, se complementan ahora con la necesaria condición […]
Una de las revelaciones más trascendentes de la Segunda Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones, en Cochabamba, Bolivia, fue la aparición de un grupo de estadistas criollos de nivel mundial. Se trata de un acontecimiento mundial. Las condiciones objetivas que permiten romper la Doctrina Monroe, se complementan ahora con la necesaria condición subjetiva: un equipo de transformación presidencial, capaz de imponer la Patria Grande.
1. ¿Quiénes forman la vanguardia estadista criolla?
Hugo Chávez ha sido el protagonista dinamizador de la integración latinoamericana durante los últimos años. En este largo proceso se ha convertido de un coronel militar en un mariscal de campo de la política mundial. «Lula», después de su reelección, combina la tradicional habilidad de la política exterior brasileña con una nueva autoconfianza, que lo convierte en un elemento de conciliación y serenidad necesario de la política latinoamericana y un interlocutor mundial.
Evo Morales y su vicepresidente Álvaro García Linera son dos nuevos pesos pesados de la política latinoamericana. La firmeza de Evo, su sencillez, su vinculación con lo nacional, lo popular, lo campesino e indígena, inserta en la política de la integración latinoamericana un componente democratizador que es un antídoto vital contra el eurocentrismo y racismo de las elites criollas.
Su vicepresidente Álvaro García Linera, matemático y científico social, presidiario político por aspiraciones guerrilleras durante cuatro años, aporta una extraordinaria capacidad científica-política-carismática a ese equipo conductor del Bloque Regional de Poder (BRP). Se trata de una combinación cartesiana-bolivariana-andina, que hace recordar al canciller cubano Felipe Pérez Róque, sin los rasgos específicos, por supuesto, de la escuela política cubana creada por Fidel y Raúl.
Evo y Álvaro juntos son vitales para la sobrevivencia de la Revolución boliviana y elementos estratégicos en la construcción de una Patria Grande caracterizada por dos dinámicas integradoras, la burguesa-desarrollista y la popular-socialista. Todo intento de dividir a esos dos revolucionarios, sea desde la derecha o de ciertos círculos de izquierda, es un atentado contra el proceso de liberación de Nuestra América.
Un último talento de extraordinario talante estratégico-revolucionario es el General Raúl Isaías Baduell. Su actual cargo de Ministro de Defensa venezolano limita el pleno ejercicio de este talento en los procesos constitutivos hemisféricos. Sin embargo, si esta naciente vanguardia de Hugo Chávez, Lula, Evo Morales, Felipe Pérez Roque, Álvaro García Linares y, quizás, en el futuro Rafael Correa, se consolida como el sujeto conductor estatal de la Patria Grande, no va a poder prescindir de este gran estratega venezolano.
2. La Cumbre, dentro del avance de la subversión boliviana
La quinta columna de Washington y de las transnacionales aprovechó la Cumbre para avanzar la desestabilización del gobierno de Evo. En el centro de la subversión, Santa Cruz, los facciosos quemaron la oficina de Derechos Humanos y destrozaron y ocuparon una oficina de recaudación fiscal. En los últimos días se han balaceado la Pastoral Social de Santa Cruz, el Centro de Estudios Jurídicos y Sociales, la casa de un líder estudiantil y el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, quien es una de las cabezas de la subversión estadounidense.
Los atentados, organizados por grupos paramilitares cruceñas, por ejemplo la Unión Juvenil Cruceñista, en contubernio con aparatos de seguridad bolivianos, la inteligencia militar chilena y la CIA, siguen el clásico patrón de la guerra sucia estadounidense: amedentrar o matar a los líderes populares y golpear a la iglesia, para levantar los católicos reaccionarios contra el gobierno. Preocupa en este contexto la falta de una respuesta enérgica del Estado y los lazos entre los militares chilenos y la Octava División del Ejército, estacionada en Santa Cruz.
Paralelamente, la derecha (Podemos) ha bloqueado las sesiones del Congreso, mantiene una huelga de hambre nacional con centenares de personas, realiza manifestaciones y está pasando del conflicto sobre el quórum de votación en la Asamblea Constituyente (51 por ciento o dos tercios de los votos) a la demanda de la autonomía departamental. Según un manifiesto de los cuatro departamentos (estados o provincias) controlados por la derecha, los dos tercios de los votos ya no son suficientes. De lo que se trata ahora, es constituir la «región autonómica de Bolivia».
3. Vanguardia criolla y correlación de fuerzas estatales latinoamericanas
La correlación de fuerzas estatales latinoamericanas en la cual se realiza la Cumbre, tiene el siguiente perfil. Las fuerzas dominantes son Venezuela, con un poder estatal consolidado, de gran influencia y de clara perspectiva anti-Monroeista; y Brasil, bajo Lula, con un poder consolidado, con indudable vocación integrista, cautelosa posición anti-estadounidense y transparente orientación hacia la hegemonía industrial en el Bloque Regional de Poder (BRP).
El gobierno de Néstor Kirchner es un poder que se desvanece acceleradamente bajo una metodología de microgolpes de la oligarquía: a) la desaparición de Julio López, con la cual la oligarquía le demostró a la nación que Kirchner no puede proteger a nadie que ella decide matar; b) la balacera en el traslado del cadáver de Perón que demostró a la nación que Kirchner pierde rápidamente la única base social organizada que tiene, la CGT del «Negro» Moyano; c) el paro de la oligarquía rural que es el inicio de la transición hacia los gobiernos de la derecha.
Ecuador, un poder estatal naciente, que está obligado a escoger con mucha serenidad y claridad estratégica los campos de batalla, donde puede triunfar en la necesaria acumulación de poder. Perú, un gobierno fraudulento tambaleante que busca afianzarse en la dinámica integracionista. El Estado colombiano, debilitado estructuralmente por la derrota de Bush; sus relaciones orgánicas con los narcos y paramilitares y la derrota de la ofensiva militar de Uribe. Chile, un gobierno controlado por la derecha, en el cual Michelle Bachellet no es más que una fachada. Daniel Ortega, con más poder de lo que revelan sus escaños parlamentarios y apoyando, con la cautela de su legendario olfato de realpolitik, la dinámica bolivariana.
Con la ausencia de Fidel, quien siempre había sido un sol con luz propia en todo encuentro internacional, fue dolorosa la casi imperceptible presencia de Cuba en la Cumbre. Cuba es un poder estatal consolidado, pero en transición. Ojalá, que un sol fidelista, inevitablemente más tenue que el primero y único, pero, al menos visible, vuelva a brillar pronto en la integración latinoamericana. Esta vez, no existía.
Este es el campo de batalla en el cual la nueva vanguardia burguesa y popular de la clase política criolla tiene que triunfar. Sólo lo logrará si sabrá tejer la alianza estratégica con los pueblos de la Patria Grande.