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Danos hoy nuestro Versus de cada día

Fuentes:

Traducido por Àlex Tarradellas

El proyecto que originó esta antología empezó a nacer a finales de los años 90, cuando conocí a un firmante de Versus en la frontera de Brasil con Bolivia, en los márgenes del río Guaporé, en Rondônia, donde viví en una hacienda aislada del mundo de las noticias por muchos años. Él formaba parte de un grupo de consultores del Banco Mundial que recorría el área en busca de modelos de sustentabilidad para las actividades económicas de la región. Al presentarme como periodista y comentar que había sido editor de Versus en los años 70, dijo: «Leí y coleccioné Versus durante mucho tiempo. En la época, fue el periódico que más me ayudó en mi formación política y me hizo ver América Latina de forma diferente».

Después de despedirnos, pensé si sería posible sintetizar en una nueva publicación el resultado de la actividad frenética y de la inquietud cultural que siempre marcaron la redacción de Versus, en São Paulo. Versus fue una experiencia única de periodismo alternativo, que surgió de la mente inventiva de Marcos Faerman, Marcão, para quien tuvo la felicidad de conocerlo y aprender con él, uno de los más brillantes reporteros y editores brasileños de todos los tiempos.

Faerman solía decir que Versus había nacido bajo el signo de la tristeza provocada por la muerte del periodista Vladimir Herzog en los sótanos de la dictadura, hecho que horrorizó el país en 1975. El drama de Herzog en la prisión concluyó con la impresión de la primera edición del periódico, en torno de 12 mil ejemplares, formato tabloide, 52 páginas. Distribuido precariamente de mano en mano, en quiscos de São Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre y otras pocas ciudades, y financiado, en parte, por un salario anual extra de Faerman, Versus caló hondo en la sensibilidad de los lectores e iría más lejos de lo esperado.

En poco tiempo, el grupo inicial de colaboradores se amplió, con la adhesión voluntaria de periodistas, escritores, poetas, profesores, cineastas, sociólogos, ilustradores, caricaturistas, además de los propios lectores, que enviaban sus colaboraciones desde Brasil y el exterior. En la redacción solíamos decir que el cartero era nuestro mejor reportero, porque traía las materias que necesitábamos para cerrar cada edición, y que completaban la pauta día a día. Fue un mutante que durante un buen tiempo practicó una severa autocensura para sobrevivir. Siempre carente de recursos, aun así resistió durante cuatro años a las presiones y límites estrechos establecidos por el régimen militar.

 

Versus también fue puerto seguro para «extraviados» latinoamericanos y brasileños, refugiados políticos y otros discriminados por la suerte. Hoy, se puede decir, sin miedo de exagerar, que la redacción era una especie de «Cruz Roja». No sólo recibía fugitivos extranjeros en busca de asilo, trabajo y documentos, sino que también daba guarida a cualquier brasileño con talento para registrar sus ideas, creencias o experiencias en un espacio de una hoja de periódico. Muchos iniciaron en Versus el oficio de escribir, hacer reportajes o dibujar. Era una casa caótica y de pocas reglas, pero siempre abierta, donde se respiraba el periodismo en su verdadera esencia casi artesanal.

De inmediato, el proyecto de construcción de Versus no estuvo inmune a las influencias exteriores. A medida que la distribución nacional se consolidó, la venta en quiscos creció y la tirada se multiplicó hasta alcanzar los 30 mil ejemplares, la influencia cultural y política de Versus pasó a ser mucho más grande de lo que imaginábamos o pretendíamos al inicio. Nuestro programa, hasta entonces, se resumía en una expresión-síntesis sobre la cual trabajábamos arduamente: «la cultura como forma de acción».

Entretanto, turbulencias en el escenario internacional, con los Estados Unidos pasando a retirar su apoyo a las dictaduras, y en el plano nacional, con la entrada en escena del movimiento estudiantil, provocaron cambios en nuestra línea editorial. También se pasaron a manifestar las diferentes posiciones políticas existentes en la redacción, algo natural en un periódico alternativo, en que muchos editores y colaboradores militaban en organizaciones clandestinas, en la oposición institucional, o incluso simpatizaban con tendencias estudiantiles en las universidades. La erupción del movimiento obrero en el ABC paulista [1], las huelgas de los metalúrgicos y, después, en los sindicatos de clase media, alteraron definitivamente el rumbo de Versus.

El lector de esta obra entenderá las transformaciones como resultado de la politización de la redacción, que, paso a paso, abandonó el discurso original -literario, poético y épico de la historia de América Latina- a cambio de una visión más cruel, sociológica e inmediata de nuestra realidad, no sólo la brasileña, sino también la del continente. La metáfora literaria cedió espacio a la política, y eso no sólo se expresaba en los reportajes, ensayos y entrevistas, sino también en el propio grafismo de Versus, en las caricaturas, en las ilustraciones y, en fin, en la organización editorial en su conjunto.

En el proceso se perdieron las amistades y las alianzas se rompieron. El tiempo, como siempre, se encargó de los resentimientos. Después de treinta años, no podía ser de otra manera. Independientemente de las divergencias del pasado, que hoy son pueriles, el fin del camino para Versus fue, en último análisis, el mismo que el de toda la prensa alternativa. Los «nanicos» [«enanos»], como éramos llamados peyorativamente, desaparecieron uno a uno en el compás de la reconquista democrática, de la libertad de expresión, de las crisis económicas, y del curso de monopolización de la información por los grandes y tradicionales medios de comunicación. Éramos más de 100 periódicos, leí en alguna estadística, pero hacíamos el ruido de mil. Sin embargo, en algún punto del camino, dejamos de ser necesarios.

En cuanto a mí, constaté que, de todos los editores y asistentes que pasaron por Versus en sus cuatro años de historia, fui el que más tiempo vivió la aventura de hacerlo, de noviembre de 1975 a octubre de 1979, desde que dejé Porto Alegre y me mudé a São Paulo con el objetivo de donar mi tiempo y existencia al periódico. En días más recientes, el hecho de detener la memoria de aquel periodo hizo que investigadores, profesores y estudiantes pasaran a buscarme en la Web para que les respondiera preguntas acerca de los caminos de Versus, lo que reforzó la idea de que había llegado la hora de editar esta antología.

Mientras Versus vivió, imprimimos 33 ediciones normales, tres extras de tiras cómicas y otras que huían del calendario, pero estaban relacionadas con movilizaciones políticas, como las ediciones especiales dedicadas a los aniversarios del golpe de Chile y del 1 de mayo en el ABC paulista. Además de ellas, editamos con éxito otros nueve libros y cuadernos. VersusPáginas de la Utopía guarda parte de nuestra historia, así como la del periodismo que practicamos. A continuación, vendrán otras dos antologías.

[1] El ABC paulista, también llamado Región del Gran ABC o ABCD es una región insdustrial formada por siete municipios de la región metropolitana de São Paulo: Santo André (A), São Bernardo do Campo (B), São Caetano do Sul (C); Diadema (D); Mauá ; Ribeirão Pires y Rio Grande da Serra. (NdT)


Fuente: VersusPáginas da Utopia

Artículo original publicado en noviembre de 2007

Sobre el autor

Àlex Tarradellas es miembro de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a sus autores y la fuente.

URL de este artículo en Tlaxcala: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=4270&lg=es