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Darth Vader como alter ego de John Bolton

Fuentes: Rebelión

John Bolton mostraba recientemente su alter ego con una metáfora que ilustra a la perfección los intereses estadounidenses en la región. En una declaración a Univisión señaló que las sanciones contra Venezuela tienen como objetivo provocar un efecto «continuo y acumulativo», utilizando el símil de sus tácticas de guerra con una película ya clásica como […]

John Bolton mostraba recientemente su alter ego con una metáfora que ilustra a la perfección los intereses estadounidenses en la región. En una declaración a Univisión señaló que las sanciones contra Venezuela tienen como objetivo provocar un efecto «continuo y acumulativo», utilizando el símil de sus tácticas de guerra con una película ya clásica como es «Star Wars», remarcando: «Es como en ‘Star Wars’, cuando Darth Vader ahorca a alguien, eso es lo que estamos haciendo económicamente con el régimen».

Con el uso de esta metáfora, no pueden pasarse por alto dos cuestiones centrales para entender la manera en la que Estados Unidos concibe su posición respecto de Venezuela, y por extensión también al resto de América Latina. Por un lado se coloca desde una posición en la que se auto reconoce con la potestad de «ahogar» una economía con el esperado fin de hacerla sucumbir a sus designios. Poco deben de haber aprendido del bloqueo que desde hace décadas sostienen con el mismo objetivo en Cuba, pero que no ha conseguido tal propósito. Por otro lado, se coloca también en una posición paternalista con la propia oposición venezolana, y es aquí donde no deja de ser curioso el personaje cinematográfico que emplea para referirse a su estrategia de guerra. John Bolton elige a Darth Vader, el mundialmente conocido por su frase «yo soy tu padre». Estados Unidos está guiando en todo momento los pasos que ha de tomar la oposición venezolana y es que es precisamente ese halcón del norte quien tiene mayor interés en que Venezuela tome la vía de la expoliación del propio pueblo, para beneficio de intereses privados.

Estados Unidos no solo se siente legitimado como para decir barbaridades, como su intención de ahogar económicamente al país o amenazar con que los días de Maduro «están contados» como hacía Mike Pompeo, sino que incluso no se preocupan en preparar argumentos sólidos. Recordemos la comparecencia de prensa de Elliott Abrams hace apenas unos días, quien ni siquiera podía explicar el papel exacto que desempeñaba Guiadó 1 , haciendo un galimatías de ideas que mostraban la incomodidad y falta de recursos para defender su postura de reconocerlo como presidente interino. Ya Robert Palladino, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos a principio de marzo se quedaba también sin argumentos al querer defender a Juan Guaidó como «presidente interino». No se sienten en la obligación de dar explicaciones, no comprenden tan siquiera la lógica de tener que rendir cuentas con argumentos que se salgan de sus afirmaciones vacías, que solo complementan con pruebas falsas (como aquel supuesto ataque de los camiones de «ayuda humanitaria» por parte del Gobierno venezolano), afirmaciones que pretenden crear falsos positivos, lugares comunes alentados por las fake news .

Las guerras que Estados Unidos pretenden desarrollar hoy en día no son solo guerras que se dirimen en buena medida en los medios de comunicación, sino que se nutren además de una estructura comunicativa en la que imponen interpretaciones de los hechos dadas como verdades absolutas. El ataque a los camiones de la «ayuda humanitaria» hizo correr ríos de tinta pretendiendo tiranizar a un gobierno que no había tenido nada que ver con estos hechos, pero nada parecía deslegitimar la matriz de interpretación que se quería imponer. En ese juego de argumentos simplones, nos encontramos con la estrategia de generar mayorías bombardeadas con eslóganes sencillos.

Parece que la actual administración de Estados Unidos ya no se anda con florituras a la hora de exponer sus propósitos, abiertamente hablan de la intención de acabar con la economía de un país, flirteando incluso con la posibilidad de un magnicidio, como hiciera en este caso Anthony J. Tata, general de Brigada estadounidense. En este circo del disparate quien sostiene la obscenidad mayor parece que gana cuota mediática, así es como los «Darth Vader» de la vida real juegan sus cartas en un escenario de amenaza constante.

1 https://www.youtube.com/watch?v=oH2dkmuqpBs

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.