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Darwin vuelve a Río de Janeiro

Fuentes: IPS

El naturalista británico Charles Darwin (1809-1882) volvió a desembarcar en Brasil, 175 años después de su famoso viaje por el mundo a bordo del Beagle, para explicar a las nuevas generaciones por qué sus teorías sobre el origen y la evolución de las especies cambiaron la historia de la ciencia.

«Por la mañana desembarqué con Earl en las escaleras del Palacio (antigua sede de los emperadores portugueses). Entonces caminamos por las calles, admirando su apariencia alegre y poblada… los colores alegres de las casas, adornadas por balcones, por las numerosas iglesias y conventos, por tantas personas con prisa en las calles…»

Ése uno de los pasajes del diario de Darwin, relatando sus impresiones sobre Río de Janeiro, ciudad que visitó en 1832, durante un trecho de su viaje en el Beagle. Fue recorrido por el mundo de cinco años, de los cuales tres fueron por América del Sur.

Aspectos de este viaje clave en la posterior elaboración de sus teorías, así como otros muchos otros momentos en su vida, son recatados en la exposición «Darwin: descubra al hombre y la teoría revolucionaria que cambió el mundo», que comenzó el 23 de este mes y se desarrollará hasta el 13 de abril en el Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro.

Organizada por el Instituto Sangari, representante oficial del Museo de Historia de Nueva York en Brasil, la exposición que en Sao Paulo atrajo más de 175.000 visitantes, está dividida en ocho secciones, que retratan la trayectoria de la vida de Darwin, la expedición del Beagle, el descubrimiento de especies y el desarrollo de la teoría de la evolución por selección natural.

Pero más allá de aspectos científicos, la exposición intenta rescatar el lado humano del científico, que con sus teorías causó escándalo en su época y el horror de la Iglesia, según explicó a IPS el presidente del Instituto Sangari, Ben Sangari.

Se incluyen aspectos de la vida de un hombre muchas veces descrito como obsesivo y perfeccionista, «defectos» gracias a los cuales pudo ir más allá de su capacidad de observación y desarrollar la complejidad de sus teorías.

Un hombre del que se suelen describir los más variados síntomas de una enfermedad nunca especificada pero de la que sufrió toda su vida, según sus propios relatos.

Una de las secciones más visitadas de la exposición es en la que se representa el cuarto de su residencia en los alrededores de Londres, donde nació su famoso libro «El origen de las especies». Allí está la silla donde solía escribir, cubierto con una manta y sobre una tabla, con su perra Polly sentada a sus pies.

«Él nos dejó 12 millones de palabras escritas en muchos documentos que tenemos aquí en la exposición», destacó el presidente de la Fundación Sangari, con sede en Sao Paulo, cuyo objetivo es mejorar la calidad de la educación por medio de la ciencia.

«Creo que es muy importante, especialmente para los jóvenes, entender que Darwin fue una persona común y que hizo sus descubrimientos sin usar ningún material sofisticado. Su principal instrumento fue una lupa. Hizo todos los descubrimientos que cambiaron la historia de nuestro mundo con una lupa y obviamente con su poder de observación», subrayó Sangari, empresario, físico y educador británico.

Esa lupa está en la exposición junto a otros objetos preciosos como una página original del manuscrito, de puño y letra de Darwin, sobre su teoría del origen de las especies, publicado en 1859.

Esa página es una de las únicas 28 del manuscrito que existen en el mundo.

Pero también tienen un espacio importante en la muestra, organizada por el curador y paleontólogo estadounidense Niles Eldredge, la representación de la diversidad de vida encontrada por Darwin en lugares como Brasil, Argentina e Islas Galápagos.

A lo largo de la muestra, los visitantes se sorprenden con ejemplos vivos de animales y plantas, como dos jabutis («quelonios terrestres»), dos iguanas exóticas, cinco tortugas acuáticas, y orquídeas y plantas carnívoras, de las muchas especies que sorprendieron a Darwin por estas tierras.

Sangari recuerda que la primera vez que Darwin tuvo contacto con una biodiversidad tan compleja y rica, ¬retratada escenográficamente en la exposición, fue precisamente en Río de Janeiro.

«Cuando desembarcó del Beagle y entró por primera vez a la selva la Mata Atlántica, fue su primera experiencia con tal número de plantas, animales e insectos. Por ejemplo, en un metro cuadrado, observó mas especies que en un bosque entero de Europa», ilustró

Estas fueron experiencias que según el organizador de la muestra constituyeron «un momento central en su experiencia científica».

«Fue ahí que comenzó a pensar cómo sería posible que hubiera tal número de especies», explicó Sangari.

«Fue en Galápagos, finalmente, donde encontró en islas diferentes especies similares, con las que pudo dar la prueba que todo el mundo estaba esperando para confirmar que la teoría de la evolución era una realidad», explicó.

La exposición lleva también al visitante a recorrer diversas secciones interactivas, como una en la es incentivado a tocar varios objetos expuestos. Desde fósiles gigantes como el Gliptodonte (mamífero prehistórico ancestral de los tatúes) hasta réplicas de huesos de varios vertebrados como murciélagos, sapos y hasta de seres humanos.

A través de esos recursos, los organizadores buscan que el público verifique personalmente cómo especies que tienen funciones y formas aparentemente tan diferentes presentan sin embargo similar estructura ósea, reforzando la idea defendida por Darwin de que los seres vivos descienden de un ancestro común.

Asimismo, la muestra explica a los visitantes la teoría de la evolución humana desarrollada por el científico, a través de muchas piezas, vídeos y documentos y un gran panel con el árbol genealógico del Homo Sapiens, detallando cómo el hombre comparte un ancestro común con los monos.

Fueron teorías que ni Darwin se atrevió a exponer públicamente durante casi 20 años, y que escandalizaron a religiosos e incluso a otros científicos de su época.

«Creo que se trató de un malentendido», consideró Sangari.

«El nunca dijo que Dios no existía. La teoría de la evolución puede existir y Dios también. Podemos también pensar que Dios es el Creador de la teoría de la evolución», reflexionó.

La muestra, que estuvo además en Estados Unidos y Canadá, recorrerá otras ciudades brasileñas como Brasilia, Goiania, Curitiba, Porto Alegre y Belo Horizonte.

La idea es que el nuevo «viaje de Darwin», finalice en 2009 en Londres, para coincidir con su bicentenario. Y si encuentra patrocinadores, Sangari intentará llevarla a otros países sudamericanos como Argentina