Las posturas de algunas potencias de Occidente sobre el proteccionismo, asumidas en el Foro Económico Mundial que sesiona en Davos, confirman hoy una vez más su tradicional doble moral en estos eventos. Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y otras naciones industrializadas critican públicamente esa práctica, pero al actuar en privado la defienden a ultranza, […]
Las posturas de algunas potencias de Occidente sobre el proteccionismo, asumidas en el Foro Económico Mundial que sesiona en Davos, confirman hoy una vez más su tradicional doble moral en estos eventos.
Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y otras naciones industrializadas critican públicamente esa práctica, pero al actuar en privado la defienden a ultranza, como ocurre ahora en los debates en esta ocasión, a los que asisten jefes de Estado y más de dos mil empresarios, financistas, hombres de negocios y directivos.
El primer ministro británico, Gordon Brown, se pronunció ayer contra lo que llamó una nueva forma de proteccionismo, un alejamiento de la globalización y una reducción del comercio y la actividad transfronteriza, sostuvo.
Estados Unidos, que en todas las cumbres de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se comprometió a reducir los subsidios a productos agrícolas, y otros, en realidad los fortalece.
Ese es, precisamente, uno de los principales retos que tiene ante sí la Ronda de Doha para terminar con éxito.
Es así que el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, propugnó en Davos la cláusula «Buy America» (Compre productos estadounidenses) para la adquisición de acero, lo que despertó irritación entre socios de Washington.
Esa nación incluyó en su paquete de rescate una medida claramente proteccionista, que prohíbe la compra de hierro o acero extranjero para los proyectos de infraestructuras financiados con un nuevo plan de estímulos.
En la reunión del G-20, efectuada hace sólo varios meses en Washington, ese país y otros estados ricos censuraron esa práctica -la cual afecta en mayor medida a las naciones del Sur-, pero en realidad lo siguen apoyando.
Un análisis sobre las posiciones de las potencias comerciales sobre ese tema a lo largo de más de tres décadas, revela su hipocresía al respecto, pues esa política persiste y tiende a aumentar en variadas esferas.
En una cumbre realizada en 1975 dijeron en una declaración final: «Los países que ceden al proteccionismo comercial quedan expuestos a un deterioro de su posición competitiva, el vigor de sus economías puede ser afectado».
Posteriormente, en 1997, en otra reunión similar acordaron: Rechazamos esa práctica porque puede fomentar el desempleo, incrementar la inflación y minar el bienestar de nuestros pueblos.
Retóricas muy similares han utilizado Washington y Bruselas sobre el asunto en todas las reuniones globales realizadas posteriormente, hasta la que se desarrolla actualmente en Davos.
En contraste, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, afirmó que su país no va a recurrir al aislacionismo y al egoísmo.
Recordó los compromisos antiproteccionistas asumidos por las grandes economías mundiales durante el encuentro en noviembre en Washington del G20 ( las siete economías más ricas y las emergentes).
También el titular indio de Comercio, Kamal Nath, utilizó en el centro de esquís de los alpes suizos, donde sesiona la cumbre, términos duros contra las actitudes individualistas de repliegue.
Expertos coinciden en que históricamente el proteccionismo ha sido contraproducente y nada bueno para la economía mundial.