Hacia noviembre del 2005 el precio del oro estaba a punto de perforar el techo de los 500 dólares por onza, el acontecimiento hizo sonar numerosas alarmas. Keith Rabin y Scott MacDonald, dos especialistas prestigiados en el mundo de la especulación financiera, señalaron en ese momento que «con el oro acercándose a los 500 dólares […]
Hacia noviembre del 2005 el precio del oro estaba a punto de perforar el techo de los 500 dólares por onza, el acontecimiento hizo sonar numerosas alarmas. Keith Rabin y Scott MacDonald, dos especialistas prestigiados en el mundo de la especulación financiera, señalaron en ese momento que «con el oro acercándose a los 500 dólares aparece la tendencia a suponer que el tan esperado «final de juego» se encuentra ahora delante de nosotros» (1). El acontecimiento no tardo mucho en producirse, el 2 de diciembre la cotización trepó a 504 dólares, el 31 de diciembre se despedía del año viejo a 513 dólares y el 3 de enero de 2006 saludaba al nuevo año con una cotización de 520 dólares, para el 1 de marzo ya llegaba a los 562 dólares. Pero el «final de juego», es decir la crisis general del sistema monetario vigente y el ingreso en un período de alta turbulencia no se ha producido (todavía). El 18 de abril alcanzaba los 616 dólares y el 17 de mayo 713 para bajar a mediados de Junio a algo menos de 600 dólares en un ambiente donde se multiplicaban los pronósticos de próximas subas. Ahora la pregunta clave es cuando será perforado el techo mágico de los 1000 dólares y en que contexto, ¿podrán en ese caso los bancos centrales de las grandes potencias seguir manteniendo bajo control al esquema monetario global?, ¿comenzará en ese momento la caída vertiginosa del dólar o por el contrario seguirá estirándose la cuerda un poco (o mucho) más?, ¿asistiremos entonces a la emergencia hegemónica del euro o este será también arrastrado por el desorden general?. Y finalmente: ¿cual es el limite superior del precio del oro?, ¿cual será el ritmo de su ascenso?. Si recorremos las paginas web especializadas en el tema veremos aparecer cifras por ahora «asombrosas», Dana Samuelson en el sitio de «American Gold Exchange» señala lo siguiente: «Considero que nos encontramos en un período de crecimiento explosivo del precio del oro que puede llegar al doble de su anterior precio superior de 850 dólares (durante la breve euforia de 1980)… el estudio del ciclo del mercado y de la coyuntura económica actual (la deuda pública de los Estados Unidos, la burbuja de créditos, la super expansión de la oferta monetaria, la precariedad del dólar, etc.) me llevan a pronosticar 1700 dólares la onza (2).
Esos interrogantes están cargados de mitos; se trata del oro, símbolo de riqueza, de lujo, pero también de tiempos difíciles, es lo que nos ha enseñado el siglo XX donde las sucesivas corridas hacia el metal precioso eran en realidad huidas desde sistemas monetarios en crisis. Un especialista europeo señalaba recientemente que «afortunadamente disponemos de un barómetro que, al menos en el corto plazo, ha funcionado con bastante eficiencia en el pasado: el oro. Como todos sabemos, los barómetros avisan de tormenta cuando luce en el cielo un sol espléndido» (3). En realidad el cielo ya está cargado de nubes.
El ascenso
El ascenso del precio no comenzó hace unos pocos meses, tiene una antigüedad de casi cinco años (ver el gráfico: «Oro, precios diarios, dólares por Onza Troy, 2000-2006»), no se expresó solo con relación al dólar sino también respecto del resto de monedas globales (euro, yen franco suizo, libra esterlina, etc.). En 1999 los bancos centrales europeos decidieron limitar sus ventas de oro durante los próximos cinco años sin provocar la suba inmediata del precio ya que la euforia de las bolsas ofrecía atractivos alucinantes a los especuladores, pero refutando los pronósticos hiper optimistas, que apostaban a una prolongada suba de las acciones, al comenzar el milenio el globo bursátil dejó de crecer. Y entre abril y mayo de 2001 se produjo el despegue del oro, primero tímidamente pero muy pronto de manera clara, no fue un alza brusca sino gradual, persistente, a través de una larga sucesión de subas y bajas. En un primer momento muy pocos se preocupaban por el fenómeno pero hacia el 2004 empezó a llamar la atención el alza continua del precio, y aunque la burbuja bursátil era ya parte del pasado habían aparecido nuevos y vigorosos negocios de reemplazo, en primer lugar la mega burbuja inmobiliaria que en poco tiempo superó en volumen a la que habían generado las bolsas.
Casi nadie se alarmó porque el mercado internacional del oro seguía aparentemente bajo control gracias a las manipulaciones de los grandes bancos centrales, sus ventas dosificadas les permitían intervenir cada vez que la demanda se calentaba. Pero esas nuevas restricciones de la oferta señalaban también que dichas instituciones no estaban dispuestas a vender cantidades ilimitadas de oro… tal vez porque ya no podían hacerlo. Ahora casi nadie pone en duda que el precio de 800 dólares por onza puede ser alcanzados en alguna próxima «suba fuerte» ; entre el 1 de septiembre de 2005 y el 1 de marzo de 2006 creció casi un 30 %, el mercado se hace cada día más atractivo para toda clase de especuladores que buscan refugio cargados con inmensas masas de papeles (dólares, acciones, bonos de deuda pública, etc.). Es evidente que los bancos centrales no cuentan con un volumen de oro capaz de calmar las tormentas que se avecinan. Uno de los motores de la suba del metal precioso es la fragilidad estratégica del dólar, como lo señala Adam Hamilton «nacida en el año 2001 la evolución de la burbuja del oro es altamente dependiente de los avatares de las fortunas monetizadas en dólares. Como en la imagen invertida de un espejo, el oro sube cuando el dólar baja y viceversa: El oro compite con el dólar, aunque hasta el presente la demanda global de los inversores no ha conseguido despegar al oro de la hegemonía del dólar»(4), cuando ese despegue se produzca el alza del oro no tendrá más contrapesos. John Taylor, de «Gold and Technology Stocks», agrega a esto que «ante los temores frente al futuro del dólar observamos el incremento del número de países que buscan diversificar sus tenencias de divisas comprando euros o yens pero con especial discreción y determinación cada vez más oro. Algunos países como China alientan a sus ciudadanos hacia esas compras»(5). Rápidamente se extiende por el mundo la idea de que los banqueros centrales ya vendieron buena parte de su oro y que en el futuro restringirán aún más las ventas… y que la producción del metal será cada vez más insuficiente frente al aumento de la demanda (5).
Las tres etapas
Comparar la situación actual con anteriores corridas hacia el oro resulta inevitable, la más cercana es la de los años 1970. Los analistas insisten en señalar lo que según ellos constituyen sucesos similares en ambas épocas, en primer lugar la suba del precio del petróleo, luego el desarrollo en los Estados Unidos de una política monetaria expansiva vinculada a los déficits fiscales y los aumentos de los gastos militares. Además, como lo hacen notar las expertas Mary Anne y Panela Aden, «actualmente los países industrializados deben soportar la competencia desorganizadora de China e India, en los años 1970 existía una situación similar con Corea del Sur y Japón… China e India ejercen hoy una fuerte presión sobre los mercados internacionales de materias primas debido al crecimiento de sus demandas. Aunque más adelante es posible que sufran efectos inflacionarios y reduzcan sus tasas de crecimiento lo que aumentará el apetito general por el oro» (6).
Recordemos que a comienzos de los años 1970 un factor decisivo fue la decisión del presidente Nixon (1971) de no entregar más oro a cambio de dólares (la cotización era de 35 dólares la onza), a mediados de 1975 el precio alcanzó los 100 dólares, la carrera se acentuó y a principios de 1980 estalló el pánico y el precio trepó a 850 dólares, luego comenzó una larga caída.
El estudio de esa euforia y su comparación con algunas anteriores llevó a algunos especialistas a diseñar un modelo de burbuja que les permite prever su repetición en esta década (7). Se trata de un proceso en tres etapas de aproximadamente diez años de tendencia alcista (ver el gráfico: «Las tres etapas de la burbuja del oro»), la primera fase es la de compras baratas y gradualmente crecientes, el precio sube poco a poco, de manera continua, recuperándose del período depresivo que la precedió. La lentitud de la corriente, la aparición de algunas caídas momentáneas, llevan a subestimar lo que está ocurriendo casi hasta el final de la etapa. Es lo que ocurrió entre aproximadamente 1971 y 1974 y repetido entre 2001 y finales de 2005 cuando según Hamilton (8) y otros defensores de este enfoque empezamos a ingresar en la fase número dos.
La segunda etapa es la de la expansión del mercado que pasa a ser uno de los centros de la especulación mundial, los grandes inversores intervienen cada vez más activamente, el precio sube ahora a mayor velocidad, pero existe todavía una opinión mayoritaria afirmada en la creencia de que la situación esta bajo control, es lo que no cesan de repetir las autoridades monetarias y los grandes banqueros. Así fue entre 1974 y 1978, pero al final del período la incertidumbre se extiende porque los supuestos controles muestran cada vez más su ineficacia y porque el contexto de turbulencia económica de la burbuja tiende a agravarse. El paso a la tercera etapa es veloz y entonces comienza la manía especulativa que integra a vastos sectores sociales, ya no son solo los grandes inversores los que participan de la euforia sino también una inmensa multitud de pequeños y medianos especuladores… en cierto momento, a causa de factores «inesperados» (económicos, políticos u otros) cunde el pánico y el precio sube alocadamente, fuera de todo control (fue lo que sucedió a principios de 1980). Hasta la última crisis, de hace algo más de tres décadas, después del delirio el precio bajaba para llegar a niveles razonables coincidentes con la restauración de la gobernabilidad financiera: Hasta ahora ocurrió así… ¿seguirá ocurriendo lo mismo en el futuro?
Notas: 1) Keith W Rabin and Scott B MacDonald, «Waiting for the sky to fall: Asia and gold at $500», Asia Times, Nov 24, 2005. 2) Dana Samuelson, «Gold at $1700 an ounce? You Better Believe it!», American Gold Exchange. 3) oroyfinanzas.com, «El oro: entre el mercado secular y la manía secular», noviembre 2005. 4) Adam Hamilton, «Gold Bull Stage Two 2», 18 November 2005, Gold Eagle… 5) J. Taylor’s Gold and Technology Stocks, «Is a New World Order Evolving? . A Shift From Dollars to Euros & Gold Will Impact You (http://www.howestreet.com/articles/index.php?article_id=2096). 6) Mary Anne and Pamela Aden, «Back to the 1970s», January 19, 2005, American Gold Exchange… 7) Adam Hamilton, «Gold Bulls’ Three Stages», Zeal, September 3, 2004, (http://www.zealllc.com/2004/au3stage.htm) 8) ibid.