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De la economía de «Foxilandia» a la realidad

Fuentes: Argenpress

‘Hoy, gracias al esfuerzo de todas y de todos los mexicanos, estamos de regreso en el camino del crecimiento económico. En el segundo trimestre de este año, el producto interno bruto (PIB) creció 3.9 por ciento; en junio la actividad económica se expandió 5.1 por ciento y esperamos terminar el año 2004 con un incremento […]

‘Hoy, gracias al esfuerzo de todas y de todos los mexicanos, estamos de regreso en el camino del crecimiento económico. En el segundo trimestre de este año, el producto interno bruto (PIB) creció 3.9 por ciento; en junio la actividad económica se expandió 5.1 por ciento y esperamos terminar el año 2004 con un incremento de 4 por ciento’.

Lo anterior es un fragmento de las cuentas que con motivo de su IV Informe de Gobierno, Vicente Fox Quesada ensalzara y, dijera entre otras que, en los primeros siete meses del presente año, 281 mil mexicanos se incorporaron al sector formal de la economía, pero que sólo se podrán crear como máximo 400 mil nuevas fuentes de trabajo en 2004.

‘Ciertamente’ tales pronunciamientos del Ejecutivo federal son una interpretación sesgada de la realidad económica y social que millones de mexicanos perciben cotidianamente, ya que tan sólo la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo, según estudios de la Universidad Obrera de México (UOM), fue del 9.17 por ciento de diciembre de 2000 a noviembre de 2002.

Desempleo y economía

Y qué decir de un desempleo cada vez más galopante, que de 1982 a la fecha el crecimiento de la población económicamente activa (PEA) es de 23 millones 280 mil 743 personas y sólo se crearon 7 millones 438 mil 641 empleos, mientras que en el presente sexenio la demanda creció en 3 millones 96 mil 743 y que lejos de recuperar fuentes de trabajo, fueron despedidas más de 411 mil personas. Así, el desempleo acumulado es de 15 millones 842 mil 102 mexicanos sin un ingreso formal ni seguridad social y de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en los próximos 10 años se incorporarán 11.4 millones de personas al mercado laboral del país.

Aunque el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), afirma que de los 103 millones 667 mil 242 habitantes del país, poco más de 11 millones se encuentran desempleados, la UOM asegura que son más de 20 millones, en razón de que toda persona aunque tenga ingresos en la economía informal, al no contar con seguridad social, estabilidad en el empleo y aguinaldo, entre otros beneficios, está desempleada, ‘y el INEGI, incluye a vendedores ambulantes y a quienes se encuentran en la economía subterránea’.

Pero en México, la problemática económica no es un hecho aislado ni sexenal, coinciden investigadores y académicos, al caracterizarse por un desempleo estructural en el tiempo, sinónimo de la incapacidad del sistema capitalista de generar fuentes de trabajo y la adopción del modelo secundario exportador, que surge como respuesta a la crisis del patrón sustitutivo de importaciones y abandona el crecimiento interno.

Economía abierta y endeudada

Para Adrián Sotelo Valencia, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la economía mexicana se encuentra altamente endeudada y dependiente del exterior en materia monetaria y financiera. El medio laboral recibe todo tipo de presiones para adoptar los ‘modelos’ que vienen del exterior en materia de organización del trabajo: gestión sindical, creación de empleos, salarios y formas de explotación.

‘La deuda global en 2002 fue de 410 mil 296.2 millones de dólares, según el Banco de México (Banxico) y el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), equivalente al 64 por ciento del PIB del país y en México como en América Latina, la deuda externa constituye un mecanismo de dominación del gran capital, de las empresas trasnacionales y de los Estados del capitalismo central’.

Las transnacionales en México

Por su parte, Laura Juárez Sánchez, investigadora y académica de la UOM, dijo a Forum que ‘la política económica neoliberal impuesta desde el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, abrió la economía a las grandes empresas trasnacionales (GET) que tienen la libertad de contratar a trabajadores de manera eventual, a destajo, por horas, por carga de trabajo, a domicilio y sin seguridad social, con lo cual ahorran costos de producción e incrementan la productividad; sin embargo, con los bajos salarios, los trabajadores dejan de ser potencialmente consumidores de sus productos’.

Ejemplificó con Wal Mart como la GET en México y número uno en cuanto a volumen de ventas, número de empleados y utilidades, ‘está absorbiendo a medianas y pequeñas empresas, monopolizando el mercado interno con una política industrial, basada en ciencia y tecnología de punta, soporte crediticio y excepcionales facilidades fiscales en nuestro país’.

La empresa que opera en México como Wal Mart Supercenter, avanza en la comercialización de alimentos del mercado nacional (en 2000 sus ventas de alimentos representaron 90% de las ventas totales del consorcio), gracias a que del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), su capítulo de inversión extranjera directa (IED), le permite ampliar su dominio en forma de fusiones y adquisiciones de empresas mexicanas, es decir, reemplazar a la inversión nacional por la estadounidense.

Así, la cadena comercial más grande del mundo adquirió la cadena de tiendas Aurrerá, Superama, Sam´s Club, Suburbia, la red de restaurantes Vips, El Portón, Ragazzi y, contempla la posibilidad de adquirir las cadenas Soriana, Chedraui y San Francisco de Asís. En 2001 sus ventas fueron por 93 mil 93 millones de pesos, semejante a la suma de sus tres próximos competidores: Comercial Mexicana, que vendió 33 mil 100 millones de pesos; Gigante, que vendió 30 mil 341 millones de pesos y Soriana, que vendió 29 mil 719 millones de pesos.

Ironías neoliberales

Una de las contradicciones del modelo económico -explica Juárez Sánchez-, es el débil crecimiento del mercado interno vía la contención de los salarios que inhibe la demanda de bienes y servicios, ‘desde 1982, los gobiernos neoliberales fijan los salarios de acuerdo a las expectativas inflacionarias, obtienen una nula estabilidad de precios, abaratan la mano de obra y, con la acentuada pérdida del poder adquisitivo existe una sobreproducción en las empresas y los niveles de inversión y empleo se ven afectados’.

En el estudio Globalización económica y migración, la UOM señala que la liberalización comercial y la falta de una política industrial y agrícola, lleva a México a la importación de bienes intermedios y de capital, ocasionando la desarticulación de las cadenas nacionales productivas, la quiebra de miles de micro, pequeñas y medianas empresas, y la pérdida de la autosuficiencia alimentaria.

Califica que las nuevas tecnologías ahorran mano de obra en ramas como la automotriz, química, alimenticia, farmacéutica, de energía y de los servicios financieros, mientras que la introducción de la flexibilidad del trabajo en las empresas, tiende a disminuir el empleo en función de las necesidades de producción y sirve como medida de presión en la baja de los salarios y derechos de los trabajadores.

Por su parte, Arturo Huerta, autor de La economía política del estancamiento, expone que si la economía nacional tuviese un ligero repunte ‘las exportaciones crecen, pero somos jalados por la dinámica de Estados Unidos y habría que sumar el alza del petróleo, así como la inversión privada por las bajas tasas de interés; pero también está el lavado de dinero que es de 24 mil millones de dólares anuales.

‘México creció de 1996 al 2000 un 5 por ciento anual, pero ese crecimiento no impactó a las familias del país, en el PIB participan todos los sectores y en los últimos años ha crecido más el del comercio y los servicios. Hay que considerar qué porcentaje es nacional y transnacional, pues las exportaciones son controladas en gran medida por transnacionales que transfieren a su país de origen todas las utilidades y sucede lo mismo en la banca que es controlada en un 90 por ciento por capitales extranjeros’.

Y aunque el presidente Fox reitera que México está en plena recuperación, los investigadores coinciden en que ‘el capital no tiene patria’, pues según Banxico, los empresarios mexicanos invierten tres veces más en compañías de Estados Unidos que en México: 3 mil 200 millones de dólares frente a 986 millones de dólares en empresas nacionales, ‘la economía nacional no está tan bien como afirma el titular del Ejecutivo’.

Exportación de mano de obra barata

Como el flujo de migrantes a Estados Unidos aumentó, Laura Juárez advierte que esta válvula de escape tiende a cerrarse por la reestructuración del capital en ambos lados de la frontera y la sobreoferta de mano de obra, al mismo tiempo que la economía informal y subterránea en México se saturan, ‘es paradójico que mientras México observa las tasas de desempleo abiertas más bajas del mundo, sea el primer exportador de mano de obra por motivos económicos’.

En toda democracia -agrega-, el Estado es responsable de las políticas de desarrollo social y, ante la globalización mundial y modelos económicos neoliberales, ‘también lo es de los estancamientos crónicos de la economía, al limitar sus funciones reguladoras, de conducción y promoción del desarrollo económico, reducir sus instituciones, recursos financieros y las empresas públicas, es decir, al restar capacidad de gestión al Estado sobre la economía’.

Los saldos de 22 años

En 1986, México se inscribe al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) y Estados Unidos impone que el gobierno mexicano facilite y libere el mercado para sus productos, transacciones económicas y flujos de capital directos, reduciendo hasta en un 20% sus aranceles.

Con todas las asimetrías económicas, México firma en 1994 el TLCAN, estableciendo un mercado bilateral con Estados Unidos y Canadá, pues más del 70% de las exportaciones e importaciones las realiza con el primero.

Contención de salarios, abrupta apertura comercial, introducción de nuevas tecnologías, imposición de la flexibilidad del trabajo en las empresas, el retiro del Estado en la conducción y fomento de la economía, y la sobrevaluación del peso son los problemas estructurales más importantes que tienen atrapada a la economía en recesiones recurrentes (1976, 1982 y 1994) y que limitan el crecimiento económico.

Privatizaciones y compactaciones del sector paraestatal dejaron como saldo que el gobierno perdiera 921 entidades propiedad de la nación y de los mexicanos. En efecto, las mil 155 entidades que tenía en 1982 se redujeron a sólo 185 en 1996 y de1980 a 1994 se desprendió de más dependencias y entidades, al pasar de 774 a sólo 152.

Con 27 años de erosión acumulada (78.4 % a precios de 1994), el salario mínimo se ubica en 45.24 pesos diarios y 28.3 millones de trabajadores ocupados no tienen acceso a una canasta básica indispensable de 40 productos de primera necesidad, pues requieren de cuatro ingresos para obtenerla.

Del 2000 a la fecha, la migración anual de trabajadores a Estados Unidos en busca de un trabajo, creció a por lo menos 400 mil mexicanos.

Las remesas enviadas por mexicanos que laboran en Estados Unidos en 2003, ascendieron a 13 mil 200 millones de dólares (mdd), cifra que superó a la inversión extranjera directa (11 mil 500 mdd), a los ingresos por turismo (9 mil 400 mdd) y es equivalente al 79% del valor de las exportaciones por petróleo crudo (16 mil 800 mdd).

Aunque oficialmente se crean 700 mil empleos al año, la demanda es de un millón 300 mil.

En cifras extraoficiales: 20 millones de mexicanos viven en pobreza extrema y 40 millones más, con salarios ínfimos como saldo de 10 años del TLCAN.