Novias y directivos corruptos, selección de funcionarios para nada democrática. Esas son algunas perlitas del instituto internacional de crédito en manos de EE.UU. y de los bancos. Antes de ser presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, fue lo que realmente es desde siempre, un cuadro político de la ultraderecha estadounidense. En esas funciones tuvo […]
Novias y directivos corruptos, selección de funcionarios para nada democrática. Esas son algunas perlitas del instituto internacional de crédito en manos de EE.UU. y de los bancos.
Antes de ser presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, fue lo que realmente es desde siempre, un cuadro político de la ultraderecha estadounidense. En esas funciones tuvo a su cargo, con otros colegas, el diseño de la genocida invasión que aún sufre Irak. El ex jefe de la Central estadounidense de Inteligencia (CIA), George Tenet, acaba de ratificarlo en un libro recién aparecido en Nueva York.
Pero además, la posibilidad de que Paul Wolfowitz abandone la presidencia del Banco Mundial (BM) ha desatado un acalorado debate sobre si Estados Unidos debería ser el que siga eligiendo al responsable del organismo multilateral, informó el fin de semana pasado la agencia de noticias EFE y otros medios europeos.
Washington ha sido el encargado de seleccionar a los diez presidentes del BM desde el nacimiento de la institución, hace algo más de seis décadas, en un pacto de caballeros que deja la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI) en manos europeas.
Pero un número creciente de expertos considera necesario revisar ese acuerdo tácito.
«Es un procedimiento obsoleto que refleja la visión del mundo imperante tras el final de la II Guerra Mundial», cuando se crearon el BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI), explicó a Efe Colin Bradford, un analista del centro de estudios «Brookings Institution» y asesor en temas de desarrollo durante la presidencia de Bill Clinton.
Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del FMI, también está a favor de que «la arcaica práctica llegue a su fin» si, como muchos adelantan, Wolfowitz cede a la sofocante presión para que dimita ante el escándalo de favoritismo que lo rodea.
«Los países en desarrollo deberían de sublevarse si Estados Unidos. insiste en mantener la práctica», dijo Rogoff.
Un grupo de casi medio centenar de organizaciones no gubernamentales (ONGs) ha hecho también un llamamiento para que los países en desarrollo tengan más voz y voto en el Banco Mundial y otros organismos similares a través de la página web del «Bank Information Center» (www.bicusa.org).
Para algunos, como Nancy Birdsall, presidenta del «Center for Global Development», un influyente centro de estudios especializado en temas de desarrollo, si Wolfowitz hubiese sido elegido a través de un proceso abierto habría gozado de la legitimidad y el apoyo del que careció desde un principio.
En ese sentido, Charles Kupchan, profesor de la Universidad de Georgetown, recordó a Efe que «Wolfowitz es el símbolo de la guerra en Irak y del unilateralismo de la actual administración estadounidense», lo que le ganó muchas enemistades dentro del Banco desde que asumió el timón de la institución en junio del 2005.
Wolfowitz, a quien se le acusa de nepotismo por decretar una generosa subida de sueldo para su compañera sentimental, Shaha Ali Riza, ha insistido en que no tirará la toalla.
La Casa Blanca, por su parte, ha reiterado su confianza en el ex número dos del Pentágono.
Esa determinación no ha impedido que tanto altos funcionarios del Banco, como el Parlamento Europeo, y periódicos como el Finantial Times o el conservador rotativo estadounidense Washington Times pidan su cabeza.
A esos llamamientos se suma un artículo publicado el domingo por el diario The Washington Post, según el cual el panel que investiga la conducta de Wolfowitz debate si pedir explícitamente su dimisión tras concluir que éste violó las normas éticas del Banco.
Esa sucesión de acontecimientos ha hecho aumentar las expectativas de que Wolfowitz, quien comparece mañana ante el Consejo Ejecutivo del BM para ofrecer su versión de los hechos, dimita, y ha alimentado el mencionado debate sobre su sustitución.
En tanto, el diario español El Periódico comentó el domingo último que el comité del Banco Mundial encargado de investigar la actuación del presidente, Paul Wolfowitz, acusado de dar un trato de favor a su novia, ultima un informe que determina que el mandatario rompió varias normas éticas de la institución que vela por armonizar el desarrollo entre países.
El comité investigador tenía aún pendiente de decidir si recomienda la dimisión del alto ejecutivo, que propició la salida del banco de su novia y compañera en la institución, Shaha Riza, con un generoso aumento salarial.
Riza, aún funcionaria del banco, está destinada en el Departamento de Estado, con un sueldo mayor que el de la máxima responsable, Condoleezza Rice. La mujer tuvo que dejar su puesto de trabajo porque el Banco Mundial impide que las parejas sean subordinadas.
El informe del comité ético, sin embargo, asegura –según el diario– que Wolfowitz rompió las reglas del banco y los patrones éticos de su propio contrato al utilizar la autorización que tenía únicamente para fines particulares, y que no era extensible a otras personas.