La Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, comprometida con la paz, la soberanía de los pueblos y la construcción de una sociedad de justicia y de igualdad, rechaza categóricamente la infundada acusación emitida el pasado 22 de Julio por el Embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis […]
La Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, comprometida con la paz, la soberanía de los pueblos y la construcción de una sociedad de justicia y de igualdad, rechaza categóricamente la infundada acusación emitida el pasado 22 de Julio por el Embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Alfonso Hoyos, quien, en una proyección internacional de los ya acostumbrados «falsos positivos», pretendió responsabilizar a la República Bolivariana de Venezuela de una situación de conflicto estrictamente interno que afecta al pueblo colombiano desde hace más de 60 años, que ha cobrado la vida de decenas de miles de colombianos, así como el desplazamiento y la emigración de millones de personas, y que se mantiene hasta ahora irresoluble.
Esta conducta, que se inscribe claramente en una estrategia de hostigamiento contra la revolución bolivariana y de quebrantamiento de la unidad de los pueblos de Nuestra América, diseñada y dirigida desde el Departamento de Estado y de la cual Álvaro Uribe Vélez se ha hecho su agente principal, no sólo ofende la dignidad y atenta contra la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, sino que también pone en peligro el bienestar y la tranquilidad de los pueblos del continente.
Ante tal arremetida, respaldamos la decisión del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, de romper relaciones con el actual Gobierno de Colombia, al tiempo que llamamos a la comunidad internacional a juntar esfuerzos para poner fin a esta escalada de agresiones, así como a apoyar los esfuerzos por una solución política negociada del conflicto en Colombia, que ponga fin definitivamente a la violencia y al sufrimiento del pueblo colombiano, de los cuales el reciente hallazgo de 2000 cadáveres en la mayor fosa común jamás encontrada en nuestra América, no es sino la última de sus expresiones.
Tal conducta merece el rechazo absoluto de la comunidad internacional y obliga a los hombres y mujeres de conciencia, así como a los gobiernos libres del continente y del mundo a radicalizar su compromiso con la paz, la unidad y la definitiva emancipación de los pueblos respecto a toda expresión de dominio imperial.
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