Quito, 22, 23 y 24 de abril de 2008 Nosotros y nosotras, ciudadanos y ciudadanas del campo y la ciudad, de los países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), reunidos en Quito durante el «Encuentro de las campañas andinas contra los TLC», nuestro rechazo a cualquier acuerdo que implique otro […]
Quito, 22, 23 y 24 de abril de 2008
Nosotros y nosotras, ciudadanos y ciudadanas del campo y la ciudad, de los países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), reunidos en Quito durante el «Encuentro de las campañas andinas contra los TLC», nuestro rechazo a cualquier acuerdo que implique otro Tratado de Libre Comercio (TLC), a los cuales nos hemos opuesto con vehemencia y que hemos derrotado en algunos países.
Bajo el pretexto de la cooperación y el diálogo político, la Unión Europea (UE) en su más estricta lógica neoliberal pretende obtener beneficios comerciales, económicos y políticos para sus trasnacionales, en actividades que hemos sufrido desde la Colonia como la extracción de recursos naturales, apropiándose de la biodiversidad, controlando los servicios sociales y sanitarios básicos, queriendo adueñarse del agua, promoviendo el desarrollo de los agrocombustibles que atentan contra la soberanía alimentaria, y garantizando todos los privilegios a la inversión extranjera, incluida la especulación financiera.
La supuesta negociación en bloque se viene dando en momentos en que la CAN está completamente dividida por las diferencias entre sus miembros y por la reciente incursión militar del gobierno colombiano en territorio ecuatoriano, que ha sido rechazada por la Comunidad Internacional. A pesar de la retórica de la UE sobre el fomento a la integración, el TLC, que se ha denominado como ADA, se contrapone al proyecto de unidad de los pueblos de la CAN.
Mientras gobiernos como el de Colombia y Perú se alinean incondicionalmente con el libre comercio y las trasnacionales, Ecuador y Bolivia están adelantando procesos constituyentes de defensa de su soberanía, su mercado interno, su producción y su trabajo, alejándose de la agenda neoliberal. ¿Cómo puede haber integración de esta forma? ¿Cómo pueden llegar a consensos frente a la UE?. Los gobiernos peruano y colombiano mantienen la misma conducta que tuvieron ante el TLC con Estados Unidos y aceptan incondicionalmente las exigencias de UE que expresan que esta negociación debe ir «más allá de las obligaciones presentes y futuras de las partes con respecto a la OMC» y debe confluir en la conformación de una «Zona Euro-Latinoamericana de Libre Comercio, contrapunto al ALCA».
Por ello, las organizaciones sociales y movimientos populares, presentes durante este Encuentro, expresamos nuestra determinación de permanecer vigilantes y fiscalizadores frente a las actuaciones de los negociadores, para que los intereses nacionales no sean entregados durante este proceso.
Se han realizado tres rondas de negociación y la participación de la sociedad civil no ha pasado de simples informes y discursos superficiales sobre la lucha contra la pobreza, sin abordar la desigualdad agravada por el modelo de desarrollo. La participación de las organizaciones de la sociedad civil colombiana y peruana contrasta con la de la boliviana, que debería ser el referente para construir un mecanismo en el cual la participación no se mida sólo por el número de reuniones y de informes, sino que nuestras exigencias y preocupaciones sean tenidas en cuenta efectivamente por los negociadores, como por ejemplo, la exclusión de la Agenda de Singapur (Inversión, Servicios, Propiedad Intelectual, Compras Estatales) propuesta por Bolivia. Hasta el momento, excepto lo realizado por este país, la sociedad no cuenta con informes oportunos y de calidad; sigue primando el criterio de la confidencialidad impuesto por EE.UU. durante las negociaciones del TLC. Los gobiernos no han adelantado ningún proceso de diálogo y debate con sus poblaciones sobre este tema. El desconocimiento sobre lo que están negociando nuestros gobiernos es total. Los intereses y derechos de las mujeres, pueblos indígenas, campesinos y otros sectores sociales han sido desconocidos por completo en esta negociación.
Por otra parte, consideramos muy grave que a estas alturas no existen estudios de impacto sobre los sectores afectados con este TLC. No se sabe qué se va a exportar, qué se va a importar, cuáles son los costos para los países, ni cuál será el balance neto. ¿Cómo es posible que se estén tomando definiciones sin estos estudios?
Por todas las razones expuestas, consideramos que no hay condiciones adecuadas para que estas negociaciones sigan su marcha al ritmo en que vienen ocurriendo. Es necesario que se realicen previamente los estudios necesarios para medir el impacto que tendrá este Tratado, que se creen inmediatamente los mecanismos de participación, consulta e información oportuna y de calidad, y que se neutralicen las maniobras y presiones de los gobiernos de Colombia y Perú para mellar la unidad de la CAN durante las negociaciones.
Las organizaciones que suscribimos esta declaración hacemos un llamado a la movilización para vigilar que estas negociaciones no deriven en un TLC que profundice la crisis social e impida la consolidación de una agenda propia de integración de los pueblos.
Quito – Ecuador, 23 de abril de 2008.
Suscriben:
Ecuador Decide.
Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio, RECALCA.
Alianza Social Continental, capítulo Perú.
Coordinadora Andina Organizaciones Indígenas, CAOI.
Movimiento boliviano por la soberanía y la integración solidaria de los pueblos.
Campaña Comercio con Justicia, Mis Derechos No Se Negocian, Colombia.
Confeunass-CNC, Confederación Nacional del Seguro Campesino-Coordinadora Nacional Campesina, Ecuador.
CONAIE, Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador.
CCP, Confederación Campesina del Perú.