A todos los movimientos y organizaciones sociales y civiles de América: Nuestro continente vive una nueva etapa crucial de su historia, con agudas contradicciones entre los progresos y la reafirmación de la soberanía de varios países, y el aumento de las tendencias intervencionistas y agresivas de Estados Unidos. Entre los avances en las luchas de […]
A todos los movimientos y organizaciones sociales y civiles de América:
Nuestro continente vive una nueva etapa crucial de su historia, con agudas contradicciones entre los progresos y la reafirmación de la soberanía de varios países, y el aumento de las tendencias intervencionistas y agresivas de Estados Unidos. Entre los avances en las luchas de los movimientos sociales y la represión y criminalización de la protesta social.
El ALCA representó el intento de apuntalar y volver irreversible la política neoliberal por medio de un tratado internacional, política que se venía implementando en el continente desde la década del 80. A dos años de su derrota se evidencia que su contenido fundamental se sigue implementando en muchas partes del Continente, a través de los Tratados de Libre Comercio y otras políticas como las reformas internas, la privatización, la desregulación estatal, la liberalización comercial, la financiarización, la flexibilización laboral, la militarización, entre otras. A escala mundial las multinacionales siguen promoviendo su agenda y existe el grave peligro de que la OMC, en su cumbre ministerial, profundice la liberalización económica mundial.
En muchos países del continente se mantiene la imposición de este modelo basado en el libre comercio exterior y en la inversión extranjera con todas las garantías y beneficios, afectando el medio ambiente, la soberanía alimentaria, el desarrollo propio y las prioridades sociales y productivas de los países. En particular, se expresa en la profundización de la extracción de recursos naturales para la exportación, y en los agronegocios -especialmente los agrocombustibles- los cuales han sido una importante causa del aumento de los precios y de la escasez de alimentos en el mundo y de la deforestación de la selva amazónica. Otros mecanismos en los que se sustenta son la sobre explotación de la mano de obra y la construcción de infraestructura dirigida exclusivamente al comercio internacional.
De igual forma, Estados Unidos pretende trasladar su crisis económica hacia los demás países de América ocasionando múltiples efectos negativos. En este contexto, la pobreza se profundiza, estimulando procesos migratorios que son tratados por Estados Unidos y otros países desarrollados como una amenaza a su seguridad nacional y, por lo tanto, las y los migrantes son reprimidos como si fueran terroristas.
Pero lo más alarmante en estos momentos es que esta «lógica» de neoliberalismo y libre comercio va acompañada ahora de una creciente militarización, subordinada a las políticas de seguridad de Estados Unidos, como está plasmado claramente en la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte – ASPAN. Con el pretexto del combate al terrorismo y el narcotráfico se promueve el recorte de las garantías ciudadanas, por medio de reformas a las leyes penales; se criminaliza la protesta social y se da un nuevo impulso a instrumentos como el Plan Colombia, ahora claramente conectados a la campaña de la derecha internacional para provocar una situación de conflicto en la región, que le permita a Estados Unidos y sus aliados, las oligarquías privilegiadas de siempre, recuperar por la vía de la violencia el espacio que les ha sido arrebatado en el terreno político y de las luchas sociales.
El neoliberalismo y la persecución amenazan particularmente a los pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes, quienes sufren los efectos de las disputas sobre sus tierras y riquezas naturales, por parte de las multinacionales con la complicidad de los gobiernos locales. En el mismo sentido, se aplica una tendencia regresiva en derechos sexuales y reproductivos que las mujeres conquistaron con esfuerzos años atrás y la persistencia en el aprovechamiento de la división sexual del trabajo en desmedro de los derechos y la calidad de vida de las mujeres y fortaleciendo el patriarcalismo neoliberal.
Estados Unidos no se resigna a perder el control del continente y a permitir que países soberanos desafíen su hegemonía y entorpezcan su saqueo, y está peligrosamente intentando revertir los avances habidos en el sur del continente, por medio de desestabilizar la región -como es su campaña contra Venezuela y el «populismo», con la ayuda de la derecha internacional-, alentar los conflictos internos y la reacción de las oligarquías -como está haciendo al auspiciar el separatismo oligárquico en Bolivia- e incluso promover provocaciones armadas para incendiar la región y facilitar su intervención -como ha sucedido recientemente con el ataque del gobierno colombiano en territorio de Ecuador. Denunciamos que como parte de la agresividad imperial cinco patriotas cubanos permanecen encarcelados ya por diez años en las prisiones de Estados Unidos por el crimen que ha cometido Cuba de ser ejemplo de autodeterminación y justicia social para el resto de América Latina y exigimos su inmediata e incondicional liberación.
Al mismo tiempo alertamos sobre la ofensiva de la Unión Europea que presiona la suscripción de nuevos tratados de libre comercio en Centroamérica, la región andina, y a reanudar las negociaciones hace años paralizadas con MERCOSUR, e incorporar a todo el Caribe a su agenda neoliberal. La Cumbre Social Birregional Enlazando Alternativas 3, ha realizarse del 13 al 16 de mayo de 2008 en Lima, en forma simultánea a la Cumbre presidencial Unión Europea – América Latina y el Caribe, debe ser una ocasión para denunciar estos propósitos, develar el papel de las multinacionales europeas y avanzar en la construcción de procesos de resistencia social.
Aquellos países en los cuales han asumido gobiernos progresistas, los pueblos enfrentan conflictos relativos al alcance de las transformaciones del modelo y las oportunidades y limitaciones para garantizar caminos alternativos en búsqueda de la integración de los pueblos. En este escenario, las alternativas de integración como el Tratado de Comercio de los Pueblos – TCP y el ALBA sufren los embates del imperialismo que intenta desactivar su potencial renovador. Incluso la UNASUR está siendo boicoteada para que no se materialice. Procesos innovadores en el terreno financiero, como la auditoría de la deuda adelantada por el gobierno ecuatoriano, deben ser apoyados. Estaremos vigilantes para que la propuesta del Banco del Sur garantice la financiación de un desarrollo alternativo distinto al neoliberal.
El movimiento social continental debe, en estas circunstancias, reforzar sus vínculos, estimular la solidaridad y cooperación entre sus diferentes sectores, reforzar su capacidad de lucha, integrar activamente a los nuevos protagonistas sociales y a los sectores más dinámicos de la lucha social, y resistir los intentos de reversar las conquistas realizadas. Pero también debe mantener la capacidad crítica y movilizadora ante la permanencia a nivel continental de numerosas políticas que quieren apuntalar un modelo que ha demostrado su incapacidad de solucionar los problemas del pueblo.
Frente a todo lo señalado, desde este Encuentro hacemos un llamamiento a:
1. Renovar el pacto de unidad de los movimientos sociales y revitalizar la coordinación de nuestras luchas a escala continental, a lo que contribuye el Plan de Acción que acompaña a este llamamiento.
2. Fortalecer la resistencia contra los tratados de libre comercio ahí donde ya existen, impedir el paso de estos tratados en donde está pendiente su definición y prevenir su firma en aquellos países donde se están negociando actualmente, incluyendo aquellos con la Unión Europea y Canadá.
3. Multiplicar y fortalecer nuestras luchas en defensa de las conquistas alcanzadas por nuestros pueblos, que buscan proteger los derechos sociales, los recursos estratégicos y la soberanía, contra la globalización neoliberal.
4. Oponernos y condenar las acciones de militarización del continente que provocan conflictos en la región, a la anulación de las libertades democráticas y a las políticas reaccionarias contra los derechos integrales de las mujeres.
5. Consolidar los procesos de integración alternativa e influir en ellos para que verdaderamente representen la superación de la política neoliberal y un camino de desarrollo sustentable para los pueblos.
6. Estar alerta frente a la estrategia de separatismo oligárquico alimentado por Estados Unidos contra el proceso de recuperación de soberanía, democracia y dignidad del pueblo boliviano. Estar listos para movilizarnos a defender el derecho del pueblo boliviano de conducir su destino sin la amenaza y la violencia de las oligarquías que buscan preservar sus ilegítimos privilegios.
7. Debatir y rechazar el Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de America del Norte – ASPAN, que pretende llevar a un nuevo nivel el Nafta, incorporándole los temas energéticos y el agua como parte la agenda de seguridad estadounidense, convirtiéndose en el referente para aplicar en todo el Continente.
8. Desarrollar acciones de solidaridad con los cincos patriotas cubanos presos en Estados Unidos.
9. Mantenernos vigilantes sobre la amenaza de fraude electoral en Paraguay, ante la posibilidad del triunfo de un candidato progresista.
10. Exigir la retirada de las tropas extranjeras de Haití, el cierre de la Base de Manta y la desmilitarización del continente.
«Los 200 millones de pobres, 53 millones de hambrientos y 43 millones de analfabetos de América necesitan alimentos, trabajo, educación y salud, no libre comercio ni nuevas recetas neoliberales, y mucho menos la militarización y la violencia»
¡Alto a la recolonización de América!
¡No al neoliberalismo, el «libre comercio» y la guerra!