Es un hecho que la deforestación en la Amazonia viene reduciéndose, pero, para las organizaciones ambientalistas, es preciso estar conciente de que las áreas deforestadas continúan bastante elevadas. El gobierno federal divulgó, recientemente, una estimación de la reducción de la deforestación de un 11%. Sin embargo, en la evaluación de la ONG WWF Brasil, todavía […]
Es un hecho que la deforestación en la Amazonia viene reduciéndose, pero, para las organizaciones ambientalistas, es preciso estar conciente de que las áreas deforestadas continúan bastante elevadas. El gobierno federal divulgó, recientemente, una estimación de la reducción de la deforestación de un 11%. Sin embargo, en la evaluación de la ONG WWF Brasil, todavía no es posible celebrar, pues un área de 16.700 kilómetros cuadrados es un número bastante alto.
Los datos revelados se refieren al período del 1º de agosto de 2005 al 1º de agosto de 2006. El combate de las actividades ilegales y el comienzo del incentivo de políticas para crear una economía regional de base forestal son ejemplos de buenas acciones por parte del gobierno federal que deben ser llevadas adelante.
«Lamentablemente, esas acciones son puntuales y es necesario que haya más agilidad y armonía al integrar las políticas ambientales y de desarrollo del gobierno. Un claro ejemplo de ello es la demora en el ordenamiento territorial en el Área bajo Limitación Administrativa Provisoria (ALAP) de la carretera BR-319, que une Manaus (Estado de Amazonas) a Porto Velho (Rondonia). Es preciso definir el destino de las tierras en la región de influencia de la carretera, reservando áreas suficientes para la protección y el uso sustentable de los recursos naturales, pues es un área de gran conflicto», afirma Denise Hamú, Secretaria General de WWF-Brasil.
El gobierno anunció ayer que, en este período, Brasil habría perdido 10.930 kilómetros cuadrados de florestas, una caída del 11% en relación al período anterior. Para Greenpeace, este dato no es confiable por estar basado solamente en datos del sistema Deter (Detección de Deforestación en Tiempo Real), del Inpe (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales), que identifica sólo deforestaciones mayores que 25 hectáreas. El sistema Deter no fue creado para señalar índices de área deforestada y sin mostrar en tiempo real dónde estarían ocurriendo deforestaciones para subsidiar operaciones de fiscalización.
«Hasta mediados de agosto, los datos del Deter mostraban una tasa de 13.973 mil km2 para el período 2005-2006, mayor que la tasa del período anterior. Los datos usados por nosotros estuvieron basados en tres índices proporcionados por el propio Inpe: área de deforestación consolidada, de floresta quemada y con indicios de perturbación, generalmente inicio de deforestación. El gobierno publicó un número menor porque consideró solamente el valor de deforestación consolidado y no consideró los otros dos índices, de ahí la diferencia», dijo Andrew Murchie, coordinador del Laboratorio de Geoprocesamiento de Greenpeace.
La entidad afirma que la reducción en la deforestación entre 2004-2005 es promisoria, pero que el problema está lejos de estar resuelto. En este período, la economía no fue favorable a dos productos que tienen un papel importante en el avance de la destrucción de la floresta: el ganado y la soja. Por ello, hubo una retracción en la apertura de nuevas áreas para establecimiento de las haciendas. Un índice de entre 16 a 18 mil km² por año es muy alto, no es motivo para celebraciones y mucho menos aceptable para cualquier país comprometido con su patrimonio natural.
Un hecho que llama la atención es que algunos municipios famosos por ser campeones de la deforestación como Porto Velho, São Félix do Xingú y Altamira (Pará) continúan apareciendo en el podio, indicando que los vectores de la deforestación en estas regiones continúan activos sin sufrir por las medidas gubernamentales.
Traducción: Daniel Barrantes – [email protected]