El presidente Hugo Chávez nunca negoció con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuando recibió el gobierno, en 1999, al Ministerio de Finanzas apenas le alcanzaban los recursos para pagar la nómina de los empleados públicos, pero a pesar de las enormes presiones, siempre defendió la soberanía del país. En 1998, la cotización del barril petrolero […]
El presidente Hugo Chávez nunca negoció con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuando recibió el gobierno, en 1999, al Ministerio de Finanzas apenas le alcanzaban los recursos para pagar la nómina de los empleados públicos, pero a pesar de las enormes presiones, siempre defendió la soberanía del país.
En 1998, la cotización del barril petrolero llegó al sótano, cuando se derrumbó a ocho dólares; había un déficit de cuenta corriente de 4,9%, las reservas internacionales estaban en franco descenso. Los trabajadores habían pagado con empobrecimiento, durante toda la década de los noventa, el costo del ensayo neoliberal.
De hecho, se venía del más reciente ajuste, el de Teodoro Petkoff, en virtud del cual la inflación venía de romper récord histórico al superar el 100% en 1996. Más sin embargo, en este desierto, el demonio no pudo tentar a Chávez. El FMI lo intentó, trató de seducir, ejerció presión, pero Chávez era coherente con su discurso anti-neoliberal y nacionalista.
La concepción y el accionar de este organismo están en frontal oposición con las ideas que impulsó Chávez en Venezuela, en América Latina y en el mundo. La política económica de Chávez, siempre se basó en la soberanía. Todo lo contrario de lo que representan el FMI y sus políticas económicas criminales.
De ser cierta la información que se difundió el pasado fin de semana, acerca de posibles negociaciones del Gobierno Venezolano con el FMI, estaríamos frente a una ruptura con el núcleo fundamental del legado de Chávez. Estaríamos frente a un Golpe de Timón…pero hacia la derecha.
Las instituciones financieras multilaterales como el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, actúan como una familia mafiosa y ellos tienen una gran coordinación. Mientras el FMI se encarga de condicionar la política económica de los países que caen en sus manos, tanto el Banco Mundial y como el BID se encargan de suministrar un financiamiento en proyectos que se convertirán en un candado para el desarrollo soberano de los países periféricos.
Los tres tienen otra forma tan (o más) letal que los empréstitos: se encargan de imponer su ideología en la mente de los que toman las decisiones o tienen influencia sobre la «opinión pública». Es así como logra que, desde Ministros, universitarios y Academia de Ciencias Económicas, se conviertan en feligreses (o sacerdotes) de una religión que tiene una tabla de Moisés: los 10 mandamientos del Consenso de Washington.
¿Es un globo de ensayo?
Otra posibilidad es que esta información sea una filtración «dirigida» por algunos interesados. Ciertamente, la fuente que dispara la información (Miami Herald y Gustavo Coronil)[1] debe ser tomada con cautela. Especialmente porque entramos en otro período electoral, y esto puede ser una estrategia de contra-información mediática.
En este sentido, caben tres posibilidades:
a) La primera es que, se corrió este rumor por aquellos interesados que Venezuela se someta al FMI, y de esta forma se empiece a ablandar el camino. Basándose en la teoría del «Capitalismo del Desastre», la situación de «crisis catastrófica», de inflación, de devaluación, de desabastecimiento, genere las condiciones para justificar la intervención del Fondo;
De esta forma se presenta al FMI como «una tabla de salvación» para aquellos países que se portan mal. Tal como lo sugiere el artículo de Carlos Carpio en un «ingenuo» artículo titulado «¿El Fondo Monetario en Venezuela?» (ver http://www.aporrea.org/imprime/a173572.html)[2];
b) La segunda, es que la banca de inversión internacional necesite que se inicie una campaña de opinión contra el FMI, y de esta forma ellos -junto con sus aliados locales- puedan justificar, o pasar por la puerta trasera, una negociación con el Ministerio de Finanzas o con el Banco Central, que no genere mucho ruido mediático y político;
c) Que en realidad estén en marcha conversaciones con el FMI, con una avanzada de negociadores de alto nivel que se reunieron (o se reunirán) próximamente en Washington. De esta operación de amancebamiento (llamada eufemísticamente «acuerdo con el FMI») sería posible aplicar los dos escenarios anteriores a la vez.
Cuando el río suena…
El golpe económico avisa. Estemos alerta. La matriz de opinión que tratarán de impulsar los sectores conservadores y sus infiltrados, es que «es inevitable, con esta inflación y este desabastecimiento, con esta política económica, caer en las manos del FMI». No sólo dirán que es inevitable, sino que es recomendable. Dirán que «hay políticas económicas equivocadas», metiendo en un solo saco las políticas económicas de Chávez con las que se vienen aplicando desde Febrero de este año. Se aprovecharán del desorden, y de la anarquía que han producido los diferentes grupos de poder que conviven en el Gobierno.
En todo caso, como lo hemos denunciado en artículos anteriores, reafirmamos que ya está en marcha un proceso de desmontaje del proceso político chavista a través de la implantación de un modelo de crecimiento basado en las exportaciones y en la inversión extranjera (Ver http://www.aporrea.org/ideologia/a172946.html). Esta «tercera vía» se está construyendo desde operadores bien ubicados en el Ministerio de Finanzas y en el Banco Central de Venezuela. Plan de ataque que cuenta con el apoyo de la artillería pesada del Capital Financiero Internacional y, por supuesto, con el respaldo de algunos sectores de la banca nacional.
Las organizaciones populares y revolucionarias, constituyen el reservorio moral de esta revolución. De ellas depende si este sueño se «va a bolina» con una capitulación o, por el contrario, continuamos siendo una de las experiencias rebeldes más importantes para la historia de nuestro país y para el mundo. Esa tremenda responsabilidad que llevamos sobre nuestras espaldas nos exige denunciar y evitar esta capitulación. Mientras tanto, por si acaso, vamos pintando las pancartas que digan: ¡NO al FMI!¡No a la entrega al capital financiero internacional! ¡Que renuncie el Ministro de Finanzas y demás negociantes!
Notas
[1] Ver en http://www.noticierodigital.com/author/gustavocoronel/. Artículo titulado «Venezuela quebrada va de rodillas ante el FMI».
[2] Lo curioso de la aparición de este artículo, de Carlos Carpio, son las ideas que trata de posicionar detrás del discurso que desarrolla. Dos párrafos de este artículo, de gran interés para un análisis de contrainformación, nos permitimos citar: «Como es fácil apreciar de esta definición, el FMI en el contexto mundial, se ha convertido en la tabla de salvación de muchos países que han enfrentado severas crisis financieras a lo largo de las últimas décadas (…) En realidad el FMI no es sino un prestamista que impone sus condiciones, eso sí un prestamista que cobra bajos intereses y concede largos plazos para pagar. Es una receta amarga la que impone esta Institución Financiera, pero es una especie de castigo por los errores cometidos por los gobiernos en materia económica y financiera». De acuerdo a este artículo, el FMI no tiene la culpa que las políticas equivocadas…y por eso, c el autor con esta sentencia: «A menos que nos decidamos por una política económica más moderna y con menos trabas los tendremos por estos lados más temprano que tarde». Ver http://www.aporrea.org/ideologia/a172946.html).
* Economista venezolano miembro de la Sociedad de Economía Política Radical (SER)
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