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Colonialismo del software y corruptela de los políticos

Del Software Sumerio, Ugarita y Árabe al de Microsoft -«Vivan las caenas»

Fuentes: Rebelión

Los sumerios -que habitaban lo que ahora es Iraq- llegaron a la escritura cuneiforme, en el milenio IV, hace 5.300 años, después de cinco mil años de evolución de lo que habían sido unas simples muescas en unas diminutas tablillas, que les servían probablemente, como anotaciones comerciales. Dos milenios después se simplifica esta ingeniosa escritura, […]

Los sumerios -que habitaban lo que ahora es Iraq- llegaron a la escritura cuneiforme, en el milenio IV, hace 5.300 años, después de cinco mil años de evolución de lo que habían sido unas simples muescas en unas diminutas tablillas, que les servían probablemente, como anotaciones comerciales. Dos milenios después se simplifica esta ingeniosa escritura, dando origen al primer alfabeto en Ugarit (Siria) y recientemente los árabes, en el siglo XII, introducen en España y en Occidente, sus números, los que tan «nuestros» creemos, el 0, 1, 2, …. 9, junto con  el sistema decimal y que constituyó una revolución respecto a los números romanos, que operaban con letras-palitos I, V, X,… y que hacía difícil cualquier operación aritmética. Los árabes, se quedaron con los números de la India -los que utilizan ahora- seguramente por razones comerciales.

Todo ello nació y evolucionó en un ambiente de universalización del conocimiento, la cultura y el comercio, con sus trifulcas a lo largo de siglos, pero no tan a diario, ni con tanta violencia, aunque lo llamemos progreso. Este legado progresó por no tener claves secretas, como el «software libre o abierto».

Las claves gramaticales -o aritméticas en los números- de cómo escribir y leer, habían y han de atenerse, a unas normas y claves conocidas por todos sin las cuales ni los alfabetos ni los números serían legibles, serían textos cifrados, como el actual «software no libre» de Microsoft con su Windows, Word, Excel y demás programas cuyas claves -códigos fuente- son secretos.

Si los sumerios, ugaritas y árabes hubieran cifrado y puesto claves secretas a la lógica y funcionamiento de sus letras y números, el desarrollo y conocimiento se habría estancado y el progreso que tantos siglos y milenios ha costado, no hubiera sido posible con el modelo Microsoft y la humanidad hubiera quedado estancada por su insolidario principio de privatización de las claves de funcionamiento.

Miles de programadores en todo el mundo, conscientes de esta usurpación del conocimiento, compartieron e hicieron público sus progresos en el desarrollo de los programas lo que ha dado lugar a la universalización de los conocimientos conseguidos. Esto es el software libre o abierto cuyas claves de funcionamiento están al alcance de quién quiera y sepa programar.

Ante esta generosa universalización del conocimiento, nos enfrentamos ahora con su privatización a la que nuestros políticos, los que forman esta nueva nobleza, y que jugando con el dinero público lo despilfarran pagando licencias de software, cuando ya hace años, están a disposición de cualquier ciudadano gratuitamente en la red, accediendo a internet, en la Junta extremeña, andaluza, Debian GNU/Linux y en tantos otros sitios.

El pasado 12 de Mayo, el Boletín Oficial asturiano, BOPA nº 108, sacaba a subasta la actualización de 3.000 licencias «Microsoft Office Profesional» y 800 «Microsoft Office Standard» llamándoles «suministro» a lo que sencillamente es una «actualización». Esta broma se licita por 1.088.520 euros (181 millones de ptas) en medio de la parafernalia legal de «tramitación ordinaria, procedimiento abierto y  en forma de subasta» como si hubiera otra alternativa que no fuera la autoimpuesta por el Gobierno de adquirir Microsoft. Cuando se trate de comprar o renovar el resto las miles de  licencias, las cantidades se multiplicarán, y así cada año.

Sólo cabe añadir «vivan las caenas»en homenaje a tal servidumbre y que todo sea a mayor gloria del subdesarrollo regional a la espera de los fondos europeos tan necesarios para mantener este clan de nobles políticos.

La oposición ni está ni se la espera, pero ¿será posible que ningún político comience a ser más fiel a su ética y a sus electores, que a las aberraciones de su partido? De momento no, ni una sola crítica. El negocio les va.