Vaya paradoja: en la Venezuela bolivariana, despachada como una vulgar dictadura por la prensa internacional, acaba de reafirmarse la democracia con la convocatoria a elecciones presidenciales para el 7 de octubre de 2012, fecha aceptada tanto por el Gobierno como por la oposición, mientras en el Primer Mundo avanzan la dictadura y el pensamiento único. […]
Vaya paradoja: en la Venezuela bolivariana, despachada como una vulgar dictadura por la prensa internacional, acaba de reafirmarse la democracia con la convocatoria a elecciones presidenciales para el 7 de octubre de 2012, fecha aceptada tanto por el Gobierno como por la oposición, mientras en el Primer Mundo avanzan la dictadura y el pensamiento único.
Los que aquí se dicen enemigos de ambas cosas deberían leer un artículo de Alberto Rabilotta, publicado desde Francia el 8 de septiembre por la Agencia Latinoamericana de Información, que no tiene desperdicio.
El autor advierte que «una acelerada contrarrevolución política está teniendo lugar en los principales centros del capitalismo afectados por una grave crisis del sistema capitalista, y se manifiesta en el ya público deseo de enterrar sin ceremonias la democracia».
Rabilotta cita una propuesta del primer ministro holandés Mark Rutte y su ministro de Hacienda Jan Kees de Jager, divulgada por el Financial Times, que supone el nombramiento de un «zar» con poderes para dictar la política fiscal y de gastos de la UE, con facultades para expulsar de la zona euro a los Estados que no cumplan con sus dictados económicos.
El portal de economistas de Eurointelligence interpreta la propuesta como «el nombramiento de un dictador para la zona euro».
La iniciativa va en la misma dirección de la reforma constitucional recientemente aprobada por el PSOE y el PP en el Parlamento español, sin consulta popular, para imponer un tope a la capacidad de endeudamiento del Estado.
Explica Rabilotta: «De lo que se trata es de limitar constitucionalmente la política del gasto estatal para asegurar el pago a los acreedores de una deuda estatal, formada en lo esencial por las deudas privadas del sistema financiero y asumidas por los Estados para salvar de la insolvencia a los bancos y especuladores financieros. Y para pagarle a los acreedores hay que cortar los programas sociales que alivian la situación de los desempleados, los pobres y desclasados por la crisis, las pensiones y el acceso a la educación y los cuidados médicos, por ejemplo».
Jean-Luc Mélenchon, candidato del Frente de Izquierda para las elecciones presidenciales del 2012 en Francia, ha advertido al respecto: «Una nueva etapa de la tentación autoritaria fabricada por los dirigentes liberales comienza en Europa con la imposición de la ‘regla de oro’. Esta es la consecuencia de su visión política de cuál es ‘la única política posible'».
Mélenchon es, al decir de Rabilotta, uno de los pocos políticos europeos que analiza y denuncia claramente la peligrosa coyuntura socioeconómica en la cual se pretende imponer la idea de sólo hay una política posible, es decir, la del poder financiero. «Estamos viviendo el momento político del divorcio entre el capitalismo mundializado y la democracia», razona el candidato francés.
Entre ese capitalismo mundializado, divorciado de la democracia, y el derecho de los pueblos a rebelarse contra el pensamiento único que intenta imponerlo como inevitable, será la confrontación convocada aquí en Venezuela para el 7 de octubre de 2012. ¿Alguien lo duda?