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¿Deporte? No, gracias

Fuentes: Gara

Todo acabó cuando el juego se tornó deporte e inexorablemente se profesionalizó. Del disfrute al sufrimiento. Obrero neurotizado, productor de records con su cuerpo-herramienta, esclavo por vocación, el hombre convertido en máquina al servicio de su «entrenador-patrono». La actividad humana pierde su carácter de cualidad concreta para volverse un factor de la producción. Y ésta […]

Todo acabó cuando el juego se tornó deporte e inexorablemente se profesionalizó. Del disfrute al sufrimiento.

Obrero neurotizado, productor de records con su cuerpo-herramienta, esclavo por vocación, el hombre convertido en máquina al servicio de su «entrenador-patrono». La actividad humana pierde su carácter de cualidad concreta para volverse un factor de la producción. Y ésta en el capitalismo exige el máximo rendimiento.

Al principio de los tiempos fue el Verbo, es decir, la acción. El ser humano, cuerpo en acción desarrollada en un tiempo y espacios determinados. Lo que en un inicio fue algo creativo se torna en algo alienante

La acción se vuelve abstracta, los gestos son repetición de sí mismos. No se disfruta sorteando las dificultades del terreno, se esquía entre palos de slalom. Del placer de descubrir una montaña hemos llegado a hacer «el gamba» en una pared de hormigón que llaman rocódromo, compitiendo gentes venidas desde lejos para ver quién asciende antes los 23 metros de encofrado.

El tiempo. Sometidos en un mundo mecanizado al rey-cronómetro. Años enteros de la vida dedicados a reducir una décima de segundo en recorrer cien metros. ¡Aterrador!

El espacio creado artificialmente. Alejados de la naturaleza orgánica, en polideportivos, piscinas y gimnasios. Rodeados de sujetos que quieren «superarse» bajo la batuta de un geyperman. «Superarse a sí mismo». ¿Alguien ha pensado en el significado de semejante expresión? Si uno deja atrás a sí mismo está para que lo encierren en un frenopático.

Pero lo bonito de la democracia es que la sinrazón está al alcance de cualquiera, todos podemos ser deportistas. «Eneko, la semana pasada hice 20 series de repetición con 40 kilos y ésta las he realizado con 45». ¡Qué gran paso para la humanidad el del amigo de Eneko!

Y del spinning, ¿qué me dicen? un tipo vestido en ridículo mallot, con una imaginación propia de un americano medio, nos describe el puerto que nos quiere hacer creer que subimos en una bicicleta que no se mueve, acompañado por una música infernalmente repetitiva. Machacarse el cuerpo. ¡Y encima pagando! Si quieren sufrir, es más económico pillarse los testículos con la tapa del inodoro mientras te depilas para no presentar resistencia al aire en la próxima carrera.

¿Selección nacional propia? Miedo me da.