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Desafíos de la Venezuela ‘saudita’: anotaciones sobre economía, industrialización y dependencia

Fuentes: El Correo

Al menos cien años de conflictos por el oro negro «La planta insolente del extranjero ha profanado el suelo sagrado de la Patria», afirmó el presidente y General Cipriano Castro, en 1903, cuando Venezuela fue invadida por embarcaciones anglo-alemanas, debido a la soberana posición gubernamental frente a los desacatos e intransigencias foráneos en busca de […]

Al menos cien años de conflictos por el oro negro

«La planta insolente del extranjero ha profanado el suelo sagrado de la Patria», afirmó el presidente y General Cipriano Castro, en 1903, cuando Venezuela fue invadida por embarcaciones anglo-alemanas, debido a la soberana posición gubernamental frente a los desacatos e intransigencias foráneos en busca de petróleo. En 1908, fue depuesto de la Presidencia por el General Juan Vicente Gómez, el «Patriarca» eternizado por García Márquez, que gobernó a nombre de las compañías extranjeras hasta morir, en 1935. A seguir, habitaron el Palacio de Miraflores los Generales Eleazar López Contreras (1935-41) e Isaías Medina Angarita (1941-45), que aumentaron el poder planificador del Estado sobre la economía, asumiendo posturas democráticas, progresistas y nacionalistas en temas tan delicados como reforma agraria, recaudación de tributos y control estatal sobre los hidrocarburos. Por este motivo, Angarita fue destituido con apoyo del imperialismo norte-americano, a través de un golpe promocionado por sectores conservadores de las fuerzas armadas, la Iglesia, las compañías petroleras y la famosa Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras). Se instaló una Junta «Revolucionaria» de Gobierno (1945-1948).

En 1948, el escritor Rómulo Gallegos, creador de «Doña Bárbara» y «Mr. Danger», se tornó el primer presidente venezolano electo a través del voto popular. Gobernó solamente 280 días : nuevo golpe emplazó una Junta Militar de Gobierno (1948-1950), presidida por el Comandante Carlos Delgado Chalbaud y compuesta por Marcos Pérez Jiménez. En 1950, Chalbaud fue asesinado a balazos. Se instaló una nueva Junta de Gobierno (1950-1952), presidida por Germán Suárez Flamerich y nuevamente integrada por Pérez Jiménez. En diciembre de 1952 el partido Unión Republicana Democrática (URD) venció las elecciones, pero el resultado del sufragio fue desconocido y Pérez Jiménez asumió la Presidencia de forma provisional. En 1953, fue designado presidente de Venezuela por la Asamblea Nacional Constituyente. Vinieron años de desenfrenadas concesiones petroleras a las transnacionales y de brutal represión a los movimientos populares.

Evidentemente, continuó la batalla, teoría y práctica, por el control del oro negro, en los campos petroleros, en los nacientes latifundios, en las universidades, en los partidos políticos clandestinos, en las nuevas fábricas, en los cerros que empezaban a llenarse. El 23 de enero de 1958 las fuerzas populares derrocaron a Pérez Jiménez, pero a seguir fueron traicionadas : empezó el llamado pacto de Punto Fijo, que marcó el inicio de la IV República y sus cuarenta años de intercambio en el poder de dos partidos -el socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano COPEI. En estas cuatro décadas pasaron doce hombres por la Presidencia ; casi todos asumieron posiciones sumisas a las petroleras transnacionales, alejadas del pueblo y demoledoras de la soberanía nacional. Así se fortaleció e instituyó en la vida política venezolana la cultura de la corrupción, del despilfarro, la improvisación, el oportunismo, es decir, el rentismo económico y mental -anti-valores que, naturalmente, todavía continúan vivos. (Para esto ha sido fundamental la contribución político-ideológica de los grandes medios de comunicación y su permanente trabajo en contra la consciencia nacional, con el objetivo de quebrantar la auto-estima patria y perpetuar las distorsiones y privilegios). Como respuesta al acumulo de insatisfacciones, ya en 1989, el bravo pueblo promovió el primer movimiento continental de resistencia al neoliberalismo, el Caracazo. Sin embargo, el gran torbellino estalló en la madrugada del martes 4 de febrero de 1992, con el levantamiento cívico-militar liderado por el Teniente Coronel Hugo Chávez. Ya hace 15 años, pero nadie se olvidó del joven rostro asumiendo completa responsabilidad por sus hechos en cadena nacional de radio y televisión, y yendo a la cárcel. Poco tiempo después, en diciembre de 1998, ávida por superar la aguda crisis financiera y moral del país, la mayoría eligió a Chávez presidente. A partir de allí la novela es conocida por todos.

Detengámonos en el análisis de la economía que, en aquel momento, estaba en muy malas condiciones, resultado de las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) aplicadas en casi todo el llamado Tercer Mundo, ampliando la pobreza, el subdesarrollado y la dependencia. El esfuerzo del primer año del gobierno fue dedicado a la recuperación de los precios del petróleo, a través de la visita personal de Chávez a todos los países miembros de la OPEP y del rescate de esta organización al escenario internacional. Además de eso, se puso en práctica el compromiso electoral de presentar al país una nueva Constitución y fundar la V República, por medio de nuevas leyes, que permitieran realizar las profundas transformaciones estructurales. Como demostramos en trabajos anteriores, según datos oficiales nacionales e internacionales, si en 1999 fue un año negativo para la economía venezolana, en 2000 y 2001 el país obtuvo uno de los mayores promedios de crecimiento en la región, superior al 3,5%, con ligeras mejoras en el nivel de vida de la población, caídas en el desempleo, la inflación y las tasas de interés.

La investida imperial contra Venezuela llegó justamente cuando el gobierno bolivariano presentó, por vía de una Ley Habilitante, un paquete de 49 normas legales vitales para la implementación del proceso de cambios : leyes de tierras, hidrocarburos, impuesto sobre la renta, reforma agraria, sistema financiero… Todos recuerdan los terribles acontecimientos de abril de 2002 -golpe de Estado promocionado por la CIA- y del sabotaje petrolero, entre noviembre de 2002 y enero de 2003, insuflado por la misma Fedecámaras, la seudo-Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la nómina mayor de PDVSA, los partidos opositores, los conglomerados de comunicación (prensa escrita, radio y televisión) y la asociación civil Súmate, financiada por la Fundación Nacional para la Democracia (NED) del Departamento de Estado estadounidense. Hoy, pocos años después, ya existe una abundante y seria literatura respecto a las conspiraciones. La paralización derribó la producción de petróleo de 3 millones de barriles diarios para 125 mil. Las tiendas cerraron sus puertas, los productos básicos desaparecieron, los precios saltaron barreras inimaginables. Para el pueblo la situación era equivalente a una economía de guerra. Los golpistas, a su vez, se atrincheraron en sus barrios nobles o casas en el exterior. Los números del Banco Central de Venezuela (BCV) demuestran que en el primer trimestre de 2003 la economía cayó un 26,7%, el desempleo tocó los 20,7%, la inflación ultrapasó los 27,5% y la tasa de inversión como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) bajó a exiguos 14,7%. El Ministerio de Finanzas calcula que estas acciones generaron una pérdida financiera de unos 15 mil millones de dólares al país. Pero el paro fue patronal, sin el pueblo, y el gobierno no solamente resistió como ganó fuerzas.

La economía venezolana hoy ; petrodólares financian transformaciones estructurales

Según reporte del Ministerio de Energía y Petróleo, en enero de 2007 el precio promedio del barril, 159 litros, estuvo cercano a los 55 dólares, tanto el tipo Brent como el West Texas Intermediate (WTI) ; llegó a superar el 74 dólares en julio de 2006. En 2003 el precio promedio había sido de 30 dólares y en 1999, cuando empezó el gobierno de Chávez, estaba por debajo de los 9 dólares. La cesta venezolana de petróleo es siempre un 15% más barata que las dos referencias mundiales, debido al alto espesor de su crudo. Pese a esto, si tomamos en cuenta que los hidrocarburos representan históricamente un alto porcentaje de las exportaciones de Venezuela -en los últimos diez años, un promedio de 77,8%- evidentemente la tendencia es que los altos precios actuales se traduzcan en fuerte activación de la economía. Entre el cuarto trimestre de 2003 y el cuarto de 2006, el país acumuló 13 trimestres de alzas, es decir, más de tres años continuos de crecimiento. Mejor aun, a un promedio de 13%. Hace más de un año y medio que el PIB crece por arriba de los 10% y acaso el país mantuviese este ritmo dentro de ocho años la economía sería más que el doble de la actual.

Todos los datos utilizados son públicos, divulgados por el BCV, por el Banco Mundial o la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL). No resta dudas que el PIB venezolano está creciendo bastante. Ahora verifiquemos la primera segregación posible del PIB : economía petrolera y economía no petrolera. La participación de la economía no petrolera en el PIB sigue creciendo substancialmente mientras ha caído la participación relativa de la economía petrolera. Esto es bastante significativo si tomamos en cuenta los elevados precios del barril de petróleo. Es decir, la tendencia natural sería el aumento de la participación relativa de la economía petrolera, no su caída. Veamos los datos : la economía petrolera, que en 1999 representaba un 20,1% del PIB, hoy significa un 14,3%. Ya la economía no petrolera, que en 1999 significaba un 70,5% del PIB, hoy representa un 74,7%. Aun cuando el precio del petróleo ha crecido bastante, en los últimos dos años y medio la economía no petrolera creció un promedio de 12,2% mientras la economía petrolera, solamente un 1,9%.

No se puede negar que el factor más poderoso y dinámico de la economía venezolana es el petróleo, desde los años veinte del siglo pasado, pero se verifica que el país está destinando como nunca antes los recursos petroleros a los sectores productivos : agricultura, industria, construcción, telecomunicaciones, así como al progresivo pago de la elevada deuda social en educación, salud y vivienda. A seguir, algunas declaraciones del presidente del BCV, Gastón Parra Luzardo : «No sólo crece la economía debido a circunstancias favorables, sino que se transforma la estructura de la sociedad al alcanzar estadios superiores de progreso. Prueba de las apreciaciones anteriores son el crecimiento del PIB en cifras en torno al 10% durante trece trimestres consecutivos ; la expansión más acelerada de la producción del sector no petrolero sobre el sector petrolero ; el fortalecimiento de la inversión pública y privada ; el mejoramiento de la educación, salud, vivienda, distribución del ingreso e incremento en las remuneraciones promedio reales de los trabajadores. En el ámbito nacional, han continuado las políticas y las acciones dirigidas a combatir la pobreza, mejorar la salud, la educación y la alimentación, con los cuales se han obtenido éxitos significativos que le han ganado a Venezuela el reconocimiento internacional». Se refiere, entre otros logros, al continuo aumento en todos los componentes del Índice de Desarrollo Humano (IDH), la reducción de la mortalidad infantil y a la declaración por la ONU (todavía sirve para esto la desmoralizada institución) como el único país latinoamericano -además de la heroica Cuba- libre del analfabetismo.

Ahora disgreguemos la economía no petrolera. Como es natural prever, crecen aceleradamente los sectores comercio, servicios e instituciones financieras. También se activaron los sectores de comunicaciones, transportes y construcción civil, debido a las grandes obras de infraestructura llevadas a cabo : puentes, ferrocarriles, carreteras, metros, liceos, universidades, refinerías, siderúrgicas. Acumulan más de dos años de crecimiento elevado y permanente. Sin embargo, la industria manufacturera es uno de los sectores que más se ha fortalecido, especialmente a partir del 2003, cuando empezó el control de cambio. En los últimos dos años, la industria ha crecido un promedio de 10% e ya representa un 16,8% del PIB. En medio del sabotaje petrolero, por ejemplo, la participación de la industria manufacturera en el PIB fue reducida a un 14,7%. El actual incremento se verifica en el aumento de la generación y consumo de electricidad y en la producción de insumos como cemento, mineral de hierro, cabillas, acero y aluminio.

Otra variable muy significativa que se ha fortalecido desde 2003 es la formación bruta de capital fijo -la tasa de inversión en la economía- que engloba los gastos para construcción, adquisición y puesta en funcionamiento de bienes de capital orientados a la formación de activos fijos, nuevas construcciones, instalación de maquinarias y equipos. Según la CEPAL, la tasa de inversión promedio en América Latina es de un 20% del PIB, insuficiente para producir crecimiento económico y mejoras en las condiciones de vida de la población. Durante el paro petrolero, llegó a menos del 15% del PIB ; hoy está por arriba de los 32%. En este momento, muy pocos países están invirtiendo en infraestructura, industrias y educación con la magnitud que lo hace Venezuela.

Siglo nuevo, bonanza nueva ; antiguas preocupaciones de Alberto Adriani y Uslar Pietri

Como resultado del crecimiento económico se verifica un enérgico incremento de la demanda interna : un 19,7% en los últimos dos años. Sin embargo mucho más importante es el esfuerzo para impulsar la oferta doméstica (el PIB menos las exportaciones) y para disminuir la oferta externa (demanda interna satisfecha a través de importaciones). El crecimiento de la oferta doméstica en los últimos dos años acumula un 14,1%, impacto directo de la reactivación del aparato industrial y del aumento de las inversiones en nuevas unidades productivas. Respecto a esto, existe una justa y antigua preocupación frente al siguiente hecho : como se demuestra en cualquier país primario-exportador en un momento de alza, la demanda interna tiende a crecer a un ritmo mucho más intenso que la capacidad de respuesta de la oferta doméstica, forzando el aumento de las importaciones y presionando el incremento de los precios.

En 1999 las compras del exterior constituían un 22,4% de la oferta total- han crecido más de un 70% en los últimos dos años. Hoy día, un 33,3% de la oferta total es garantizado a través de importaciones -es decir, 66,6% es asegurado por la producción nacional. Brasil, por ejemplo, importa mucho menos : solamente un 13,9%, mientras produce un 86,1%. Entre enero y septiembre de 2006, las importaciones venezolanas totalizaron 22,6 mil millones de dólares, casi un 50% de los ingresos obtenidos con las exportaciones petroleras. A su vez, en el mismo período, las exportaciones no petroleras (mineral de hierro, aluminio, metanol, urea, pescados, plásticos, maderas) alcanzaron solamente 4,5 mil millones de dólares. Tratase de un clásico problema de las economías subdesarrolladas y mono-exportadoras de petróleo u otros productos primarios : es natural que un país relativamente poco industrializado aumente sus importaciones en un momento de fuerte entrada de divisas, como el actual. Uno de los grandes desafíos es sustituir importaciones de forma eficiente, aunque exista una permanente facilidad para obtener divisas y para importar bastante.

A pesar de esto, se verifica algo muy interesante : las importaciones venezolanas de bienes terminados (para consumo final), que en 2000 llegaron a un 38% del total importado, hoy representan un 23,6%. El promedio entre 1997 y 2002 fue de 27,4%. La compra de insumos o productos intermediarios también viene sufriendo importantes reducciones : de un 64,4% del total importado en 1997 para un 43,7% hoy. El promedio entre 1997 y 2002 fue de 55,3%. Pero lo más significativo es verificar que las importaciones que más crecen son para la adquisición de maquinarias y equipos (bienes de capital) : representaban un 11,1% del total importado en 2000 y hoy suman un 32,7%. El promedio entre 1997 y 2002 fue de 17,3%. Utilizamos el año 2002 como marco divisorio debido a la aplicación del control de cambio en el principio del 2003. El que tenga ojos, que vea.

Sobre la inflación, en 1999, año que empezó el gobierno de Chávez, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de un 14,5%. En 2000 y 2001, años en que la economía creció, fue reducido para un 11% y un 10%, respectivamente. En el 2002, como resultado de las conspiraciones contra la economía nacional, disparó para un 25%. En el 2003, a pesar de los complots y del paro petrolero, fue de un 20,5%. Los medios de desinformación, cuando les conviene, hacen un malabarismo para no relacionar los resultados socio-económicos con los acontecimientos políticos. En el 2004, pese al elevado crecimiento de la economía, la inflación cayó para un 14% y en el 2005 bajó a menos del 13%, contrariando la teoría monetarista. Lo que genera aumento persistente de los precios no es obligatoriamente el aumento de la cantidad de dinero circulante, sino la política de los monopolios privados. La caída de los años 2004 y 2005 está asociada al aumento de la producción industrial, al apoyo a pequeños y medianos productores agrícolas -a través de créditos, instalaciones de almacenamiento, transporte-, a la supresión de mercaderes oportunistas, al combate a monopolios privados, al control de precios sobre más de 100 productos básicos a partir del 2003 y el establecimiento de más de 14 mil Mercados de Alimentos (Mercal) en todo el país. El programa, que vende hasta un 30% más barato, alcanzó casi 15 millones de consumidores, ganando adeptos de la clase media.

El año pasado, frente a la evidencia de otra victoria electoral de Chávez y su permanencia en el poder por lo menos durante seis años más, la situación política volvió a calentarse. El gobierno, trabajando para la construcción paulatina de un socialismo a la venezolana, trata de aumentar el papel del Estado en la economía, con mayor poder para planificar e implementar políticas, buscando intervenir -con creciente participación popular- en los principales medios de producción. Hay un sector privado productivo conciente y nacionalista que se ha sumado a los esfuerzos de construir una Venezuela independiente y desarrollada. Pero indudablemente hay otro sector privado, beneficiado por las políticas inflacionarias del pasado, que hoy se alza contra las acciones gubernamentales y el control de precios. En el 2006 la inflación acumulada alcanzó un 17% ; nada escandaloso para un país en acelerado crecimiento. En enero del 2007 el IPC acumuló un 2% y según «analistas» internacionales finalizaría el año por arriba de los 25%. El gobierno se está preparando para enfrentar debidamente a este problema, que aun tendrá muchos desdoblamientos. La palabra de orden es aumentar la producción nacional, combatir la especulación y el acaparamiento, y garantizar la mayor variedad posible de productos básicos nacionales o importados en los anaqueles.

Analizando el mercado laboral es posible verificar que entre junio de 1999 y junio del 2006, en siete años, fueron creados más de 2 millones 100 mil empleos -un 60% de ellos en los sectores servicios, comercio y establecimientos financieros, un 15% en construcción civil (más de 300 mil puestos de trabajo) y un 5% en la industria (100 mil empleos generados, un promedio de 13 mil por año). En el 2002, hasta el momento de las conspiraciones, el número de desempleados estaba cayendo. Las medidas golpistas para tumbar el gobierno elevaron el desempleo a un 21% de la Población Económicamente Activa (PEA), unos 2 millones 300 mil venezolanos. Para tener una idea del colmo de la situación, en diciembre del 2002 y enero del 2003 siquiera fue medido el índice de desempleo (por esto los gráficos que tratan del tema tienen dos espacios vacíos). En diciembre del 2006 existían cerca de 1 millón de desempleados, que suman un 8,4% de la PEA. En Venezuela el sueldo mínimo es de 238 dólares, bastante arriba del promedio latinoamericano, y son comparativamente pequeños los gastos con servicios de electricidad, gas, agua, combustible y transporte. Otro dato importante : en los últimos tres años el sector formal de la economía ha crecido de forma considerable, representando un 55,5% de los ocupados (6 millones 257 mil 642 personas) ; a fines de 2005, sumaba un 52%. Los datos señalados son del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y del Ministerio de Planificación y Desarrollo (MPD).

Es necesario relacionar las mejoras de los indicadores con la decisión de instituir el control del cambio en el inicio del 2003. Las reservas internacionales ya suman 36 mil millones de dólares -con el golpe de Estado y el paro petrolero, la fuga de capitales derribó las reservas para 14,9 mil millones, 47% abajo del nivel actual. Ignorando la teoría neoliberal -que pregona el estancamiento de las reservas internacionales en el Banco Central bajo riesgo de generar inflación y desequilibrios en el sistema, en julio de 2005 se aprobó una reforma de la Ley del BCV, determinando el establecimiento anual de un techo para las reservas internacionales ; todo lo que esté por encima de ese monto pasa al Fondo de Desarrollo de la Nación (Fonden), que ya acumula 18 mil millones de dólares. A través del Fonden, los ingresos petroleros han servido para dar inicio a un nuevo proceso de industrialización, especialmente en las áreas de la agricultura, petroquímica, industrias básicas e industrias ligeras, de transformación. Permanentemente los grandes medios de comunicación, estrechamente asociados con los monopolios industriales y financieros, intentan tachar las políticas independientes y soberanas como irresponsables o populistas. Pronto dirán que la inflación es fruto de las «incertidumbres y preocupaciones del mercado» frente a la propuesta de construir un país justo, libre y soberano. Sobre esto, el Ministerio de Comunicación e Información (Minci) notificó oficialmente que uno de los canales involucrados con el golpe del 2002 -que recibe dinero de los Estados Unidos y permanece desde aquel entonces agrediendo a la democracia en Venezuela a nombre de la libertad de expresión- no tendrá su concesión renovada en el próximo mes de mayo. Ciertamente no faltarán quienes afirmen que se trata de otra «acción autoritaria del régimen chavista».

Al contrario de lo que sugieren algunos murmuradores a servicio de Washington, el gobierno de Chávez cuenta con un proyecto nacional con líneas generales definidas. La idea de una economía artificial y miserablemente asistencialista -tan propagada por los grandes medios de desinformación con el objetivo de esconder la realidad y de ridiculizar la política económica soberana- se trata de una quimera. Existe una visión de desarrollo de mediano y largo plazo, hasta ahora plasmada en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007. Basado en estas orientaciones se impulsaron los sectores productivos de la economía, sobre todo con el dinero obtenido de las exportaciones de petróleo, sin necesidad de endeudarse ni someterse a paquetes de organismos financieros internacionales -de hecho, hace algunas semanas el FMI cerró las puertas de su oficina en Caracas. Vale decir que las deudas externa e interna han sido colosalmente reducidas : representan un 17,5% y un 9,6% del PIB, respectivamente. La deuda total significa un 27,1% del PIB, el nivel más bajo de los últimos 30 años y actualmente uno de los menores de la región.

Venezuela tiene la audacia de buscar romper la dependencia externa -económica, tecnológica y cultural- a través del desarrollo integral de las potencialidades del país y de su pueblo. Pero es bastante complicado salir del laberinto neoliberal, desprenderse de las ataduras de las transnacionales y destrabar los infernales mecanismos de endeudamiento -elaborados durantes siglos para perpetuar la subordinación y el despojo de los países periféricos en beneficio del centro capitalista. Súmese a esto toda la carga de ser un país petrolero, la Venezuela Saudita, mono-exportadora, importadora de alimentos y productos terminados, con todas sus contradicciones estructurales, económicas, sociales, políticas y culturales. Para el período 2007-2013, el gobierno ya está trabajando con las líneas estratégicas del Proyecto Nacional Simón Bolívar. ¿Qué país posee un proyecto de desarrollo bien definido para los próximos seis años ? ¿De estos países, cuantos cuentan con recursos financieros suficientes para ejecutar plenamente sus planes ? Lo más importante es cumplir efectivamente con estos proyectos : mejorar los resultados de los gastos, romper las amarras del Estado aun retrógrado -transformarlo radicalmente- y neutralizar a los enemigos internos. A pesar de las inmensas inversiones realizadas para impulsar el sector industrial y agrícola, las dos piernas de la nueva Venezuela, las empresas básicas no terminan de arrancar y la producción en el campo desmoronó un 7% en el 2006.

Los conservadores han tratado de denominar «populistas» a los gobiernos populares, pero ¿qué pasó con los ingresos petroleros de los años setenta, cuando el chorro era igual o superior al de hoy y la población era de solamente 12 millones, menos de la mitad de la actual ? Los gobiernos anteriores desaparecieron con centenas de miles de millones de dólares obtenidos con los dos shocks petroleros de 1973 y 1979. Actualmente, a pesar de todos los errores y dificultades, que son muchos, los petrodólares han sido depositados en la transformación de la realidad social y de la economía venezolana -de rentista e importadora a productiva y generadora de mercado interno. También ha servido para ayudar a los países de América Latina. Según Chávez, Venezuela incluso «estaría dispuesta a depositar en el futuro Banco del Sur al menos un 10% de sus reservas internacionales, para iniciar así uno de los proyectos que forman parte de la integración latinoamericana». La idea es crear una alternativa, propia y solidaria, para el financiamiento de proyectos de desarrollo productivo e infraestructura en los países de la región, sobre todo en los más necesitados. Igualmente han avanzado las conversaciones y los acuerdos en el marco del ALBA, de la Comunidad Sudamericana de Naciones y del Mercosur.

Desesperados los señores imperialistas

La energía generada por la elección de Chávez hasta el 2013 ha impuesto un nuevo ritmo a la agitada dinámica política de Venezuela. El líder bolivariano ganó los comicios presidenciales defendiendo públicamente el avance rumbo al socialismo ; la mayoría de los electores decidió que el país debe avanzar por este camino. Ahora, «todo lo sólido se desvanece en el aire». La radicalización propone acelerar aun más la corrección de la distorsionada estructura económica : estatizar empresas estratégicas que fueron privatizadas y concentradas en manos de grupos extranjeros ; nacionalizar efectivamente las principales riquezas del país ; crear unidades productivas bajo control estatal y comunal ; profundizar la reforma agraria y aumentar la producción agrícola ; concretar el nuevo proceso de industrialización pesada ; aumentar la participación popular en la elaboración, control e implementación de políticas públicas ; exorcizar las corruptas y ineficientes estructuras del Estado.

En este sentido, recientemente los diputados de la Asamblea Nacional aprobaron en acto público, en la Plaza Bolívar de Caracas, una Ley Habilitante, que autoriza al presidente de la República para dictar, por un lapso de 18 meses, Decretos con rango, valor y fuerza de Ley en diversos ámbitos : económico, social, financiero, tributario, ciencia y tecnología, ordenación territorial, seguridad y defensa, infraestructura, energético. Según el artículo 203 de la Constitución de Venezuela, «Son leyes habilitantes las sancionadas por la Asamblea Nacional por las tres quintas partes de sus integrantes, a fin de establecer las directrices, propósitos y el marco de las materias que se delegan al Presidente o Presidenta de la República, con rango y valor de ley». Esta es la séptima vez en la historia del país que se otorga este mecanismo a un presidente ; la segunda vez para Chávez. Como todo cambio estructural que afecta intereses de los sectores históricamente privilegiados, tiende a generar una correspondiente reacción. El portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Sean McCormack, afirmó en tono de espantajo : «Veremos cómo ejerce esos poderes el señor Chávez». La Asamblea venezolana emitió comunicado declarando que «muy rara es la fuente de legitimidad democrática en la que se basan los EstadosUnidosparainterveniren los asuntos internos de Venezuela, para decidir invadir países, para imponer políticas económicas destructivas a las naciones del Sur y para creerse con el derecho de someter al mundo a su extraña dictadura».

A pesar de todo, parece distante una intervención directa de los estadounidenses. Son bastante agudas las actuales coyunturas latinoamericana y mundial. En el Nuevo Mundo se fortalece la ascensión de líderes nacionalistas, respaldados por históricos movimientos populares y sectores progresistas. La ola de dictaduras sangrientas y reaccionarias de los años sesenta y setenta, sucedida por las no menos criminales aperturas neoliberales de los años ochenta y noventa, cedió espacio a estallidos sociales emancipadores. Quienes previeron el «fin de la Historia» se equivocaron tremendamente. El siglo XXI empezó bastante mal para los señores imperialistas. En Venezuela, el planteamiento de avanzar rumbo al socialismo gana creciente apoyo popular y cuenta con respaldo financiero. Se unen la idea y la posibilidad, el dinero y la ideología – aunque aquel genere muchos daños y esta todavía deba perfeccionarse mucho. Aun así, es difícil que las tropas gringas aventúrense por aquí. Posiblemente depositarán sus arrojos en destruir la Revolución por dentro, en el mediano plazo, a través de la contribución de la oligarquía criolla y de «neo-chavistas» y «neo-bolivarianos» infiltrados o sin consistencia ideológica. Ejemplos de esto son el desabastecimiento de algunos productos básicos, el aumento de la inflación y la ineficiencia en la aplicación de las políticas gubernamentales. Estos problemas, si no fuesen atacados inmediatamente, podrían generar insatisfacción popular.

Sin embargo, por otro lado, los imperialistas saben que cuanto más tarden, más difícil será la tarea de desplazar a Chávez : los números demuestran la progresiva conversión del crecimiento económico en desarrollo social. Según el INE, la pobreza continúa siendo reducida en Venezuela. Si en 1999 la pobreza general era de un 44% de la población, hoy es del 32%. La pobreza extrema, en el mismo período, cayó de un 16,6% para un 10,6%. Además de esto, el gasto público en educación durante el gobierno de Chávez es un 35% más elevado que el promedio de los años noventa. En el 2005, por ejemplo, fue un 91% mayor que en 1996, sin contabilizar las masivas inversiones en los programas sociales del área educacional : Misión Robinson (1,4 millón de alfabetizados a través del método cubano Yo sí puedo), Misión Ribas (760 mil concluyendo el bachillerato), Misión Sucre (240 mil nuevos universitarios). Otro ejemplo : el gasto público en salud igualmente es un 13% más elevado que el promedio de la década neoliberal y un 115% superior al de 1996, también sin contar los proyectos sociales en el área (Barrio Adentro y Misión Milagro, también con desprendido apoyo de Cuba), que acumulan millones de beneficiados en Venezuela y miles en otros países de Latinoamérica.

Las noticias que llegan del otro lado del mundo son al mismo tiempo terribles y alentadoras. Amenazas de guerra preventiva a Irán, Siria, Corea Popular ; el diablo está suelto, buscando petróleo. Nadie se olvidará de las mentiras sobre armas químicas y el tribunal-farsa contra Saddam Hussein. Bombardearon e invadieron al país, secuestraron su presidente, ministros, diputados, alcaldes, concejales, militares. Atropellaron al pueblo, su voluntad, su Constitución. Más que antes, inspirados por el grosero asesinato de su presidente Saddam, los patriotas seguirán sacrificándose a borbotones hasta expulsar al ejército imperial. Para las corporaciones petroleras -sobre todo Texaco y Exxon- y la antigua elite iraquí, la revolución dirigida por el partido Baath Árabe Socialista de Irak -democrática, nacionalista y laica- cometió el «pecado imperdonable» de nacionalizar el petróleo, impulsar la unidad pueblo-Fuerza Armada, diversificar la economía -agricultura y petroquímica, distribuir la riqueza y el poder, universalizar la educación a todos los niveles y alcanzar, en los años ochenta, el reconocimiento como el país de mejor nivel de vida en Medio Oriente. Mientras unos gobernantes se arrodillan, el máximo líder de Irak murió de pie, sereno y comandando la victoriosa resistencia. Es positivo creer que un día la Humanidad vivirá definitivamente libre de la casta que hoy controla las riquezas de la Tierra. Si esto ocurre, alguien podrá sugerir que se irgan gigantescos monumentos en memoria de los pueblos que depositaron todas sus energías para superar la dominación imperialista. A lo largo de los tiempos habrá muchos pueblos valientes y dignos ; pero los hombres, mujeres y niños iraquíes -por su inmensurable contribución en este momento tan determinante de la Historia- tendrán su puesto garantizado. Hace 1425 días, con sus noches, que exponen al mundo toda la podredumbre, la impotencia y la degeneración de los chacales estadounidenses. Más que esto, explicitan que el imperio empezó a desmoronar.

* Economista brasileño, graduado por la Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP).