Los órganos de inteligencia del estado venezolano desarticularon un plan desestabilizador, que sería ejecutado por paramilitares colombianos a fin de entorpecer las elecciones presidenciales del 3 de diciembre próximo, según trascendió hoy. El coronel venezolano retirado Carlos González fue detenido tras salir de una reunión en la que se planificaban acciones golpistas, reveló el diario […]
Los órganos de inteligencia del estado venezolano desarticularon un plan desestabilizador, que sería ejecutado por paramilitares colombianos a fin de entorpecer las elecciones presidenciales del 3 de diciembre próximo, según trascendió hoy. El coronel venezolano retirado Carlos González fue detenido tras salir de una reunión en la que se planificaban acciones golpistas, reveló el diario Vea, que cita como fuente al diputado Darío Vivas. De acuerdo con el parlamentario, González -prófugo de la justicia- fue sorprendido por las autoridades locales, mientras salía de dicho encuentro en el que se planeaba el uso de paramilitares colombianos para crear caos durante los comicios. Vivas declaró que el militar fue denunciado por oficiales leales de la Fuerza Armada Nacional, a quienes contactó para que se sumaran a un nuevo complot contra el presidente Hugo Chávez. El diputado precisó que los irregulares colombianos fueron detectados en diversos puntos de la capital venezolana, haciéndose pasar por vendedores de llamadas telefónicas. Estos paramilitares, dijo, han sostenido encuentros con sectores golpistas de la oposición. Al ser consultado sobre la posición de Bogotá sobre el desplazamiento de estos irregulares, Vivas refirió que desconoce si el gobierno de la nación vecina está enterado, aunque aseguró que alguien de las altas esferas debe saberlo. González es solicitado por la justicia venezolana por los sucesos de Plaza Altamira, bastión de la oposición, donde perdieron la vida dos soldados y otros resultaron heridos. Por otra parte, importar paramilitares colombianos para sembrar el caos en Venezuela ha sido un recurso empleado reiteradamente por la oposición radical venezolana. En tanto, la derecha nuevamente juega simultáneamente con dos barajas, una de apariencia legal y democrática y otra ilegal y subversiva.