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Venezuela y el G-3

Desatando acuerdos neoliberales

Fuentes: Rebelión

Como la contradicción entre el agua y el aceite, ha calificado el presidente venezolano Hugo Chávez la permanencia de su país dentro del Grupo de los Tres (G-3), integrado además por Colombia y México. Chávez durante el programa radiotelevisivo Aló Presidente, transmitido el sábado 20 de mayo desde el estado de Bolívar aseguró que el […]

Como la contradicción entre el agua y el aceite, ha calificado el presidente venezolano Hugo Chávez la permanencia de su país dentro del Grupo de los Tres (G-3), integrado además por Colombia y México.

Chávez durante el programa radiotelevisivo Aló Presidente, transmitido el sábado 20 de mayo desde el estado de Bolívar aseguró que el Tratado aparece conformado bajo el esquema del más puro neoliberalismo y no favorece a Venezuela, ni a la integración sudamericana.

Con anterioridad, el 11 de mayo en Roma, durante una gira internacional, había anunciado que Caracas estaba tomando las medidas para salirse del llamado G-3 para salvaguardar los intereses nacionales y apuntalar el ingreso de Caracas como miembro pleno al MERCOSUR.

Venezuela se retiró recientemente de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), integrada por Ecuador, Bolivia, Perú y Colombia, luego de que estos dos últimos suscribieran unilateralmente Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.

Caracas argumentó que los TLC firmados por Colombia y Perú derribarán los aranceles comunes externos previstos en la CAN y los productos norteamericanos subsidiados se introducirán en los países andinos para ser vendidos a costos bajísimos.

Las políticas neoliberales implantadas en los últimos años en América Latina como fueron los casos de Argentina, México, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua y otros, lejos de beneficiar a las grandes mayorías lo que provocaron fue el enriquecimiento de las minorías nacionales, aumentaron los niveles de pobreza y permitieron la privatización de muchas empresas y servicios públicos.

La firma por parte de Colombia y Perú de TLC con Estados Unidos va en dirección opuesta con la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), pues los primeros abren sus mercados, empresas y servicios al capital extranjero lo cual también afecta hasta a los sectores de la pequeña y mediana empresa privada que no podrán competir en estatus de igualdad con las corporaciones.

Por su parte, el ALBA que propugna Venezuela para toda Latinoamérica se sostiene sobre una base de solidaridad y ayuda entre las naciones que promueven el desarrollo social entre los pueblos con avances en los programas económicos, educacionales y de salud y combaten el hambre que ha afectado a la región durante siglos de explotación colonial y neocolonial.

Como explicó el canciller Alí Rodríguez, el principio fundamental del G-3 es la complementariedad entre los procesos sociales y económicos entre los países integrantes, lo cual desaparece con la firma del TLC por parte de Colombia y del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) que suscribió México con Estados Unidos».

La decisión de abandonar el G-3 ha exacerbado la ira de los gobiernos mexicano y colombiano que insisten en llevar adelante acuerdos de libre comercio bajo las condiciones impuestas por Estados Unidos y los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El acuerdo sobre el G-3 se firmó el 13 de junio de 1994 y entró en vigor el 1 de enero de 1995. Entre sus compromisos aparece la eliminación total de los aranceles aduaneros a lo largo de un período de 10 años y las excepciones son especialmente importantes en el sector agrícola.

A diferencia de la mayoría de los convenios comerciales entre países de América Latina este no sólo contiene disposiciones sobre aranceles, sino que se refiere a asuntos tales como derechos de propiedad intelectual, servicios, compras gubernamentales e inversiones.

También contiene un mecanismo para la solución de las controversias que puedan suscitarse en la relación comercial entre los países.

En el documento se plasma la idea de fomentar la participación dinámica de los distintos agentes económicos, en particular del sector privado, en los esfuerzos orientados a profundizar las relaciones económicas entre las partes.

Desde sus inicios, los analistas insistían en la desventaja que traería para las nuevas producciones de Venezuela y Colombia como consecuencia de la competencia mexicana.

Un simple examen del documento indica las contradicciones existentes con la política económica llevada a cabo por Venezuela en los últimos cinco años, donde el sector estatal ha tenido un papel relevante encabezado por Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) que impulsa numerosos programas sociales en favor de una población que en el año 2000 se estimaba con un índice de pobreza del 70%.

Al promover el G-3 la profusión del sector privado, muchas empresas públicas nacionales pasarían al control de esos capitales, muchas veces extranjeros, como ha ocurrido con México que desde la firma el TLCAN hasta la fecha, el 55% de sus empresas ha pasado a ser propiedad de compañías norteamericanas, según datos oficiales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Con la exención de aranceles entre los miembros del G-3, Venezuela se vería inundada de mercancías de todo tipo, muchas de ellas producidas en México y Colombia con capital y materias primas estadounidenses o de otras naciones y la competencia sería, a la par que desigual, catastrófica para sus producciones industriales y agrícolas.

Una de las perspectivas que tenía México, según su secretario de Economía, Sergio García del Alba, era la de introducir a Colombia y Venezuela 4 000 vehículos al año con bajos aranceles. Como era de esperar, el negocio para la nación azteca y las transnacionales que operan en su territorio resultaría beneficioso en grado sumo.

Contrario a un supuesto aislamiento por las medidas tomadas al que hacen referencia sus detractores, Venezuela cuenta en la región con suficientes mercados donde colocar sus mercancías como el MERCOSUR, Bolivia, Ecuador y toda la región del caribe, sin contar Europa, Asia y África.

Parafraseando un adagio que se utiliza mucho en las peleas de boxeo: la defensa también es permitida.